Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 114: Una escena en la alta sociedad, parte 2

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


El primero en nuestra lista era el duque Maurice Grindal.

—Buenas noches, duque Grindal. Espero que la fiesta esté siendo de su agrado.

Como Louis ya había saludado al duque Grindal cuando llegó a la capital, se abstuvo de presentarse de nuevo. Al escuchar su saludo, el señor Maurice hizo una sonrisa refrescante. Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 114: Una escena en la alta sociedad, parte 2”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 113: Una escena en la alta sociedad

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Por fin, ha llegado el día en que los archiduques del Principado de Rinmel vendrán a visitar el reino de Tasmeria.

Mientras que todo el reino se sentía listo para darles la bienvenida, el interior del palacio se sentía más tenso que nunca.

Como se esperaba de una academia para la nobleza, también daban vacaciones para ocasiones especiales como esta. Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 113: Una escena en la alta sociedad”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 112: Batalla entre señoritas

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—Señorita Mellice, ¿le gustaría participar en mi fiesta de té durante las próximas vacaciones?

—No, no, por favor, debe venir a la fiesta de té que organizaré.

Cuando llego a la sala común después de clases, varias estudiantes comenzaron a rodearme. Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 112: Batalla entre señoritas”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 111: El encuentro entre él y yo

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No mucho después de mi conversación con el joven Druna, Louis llegó al jardín.

—Perdón, te hice esperar.

—No, está bien. El joven Druna estuvo aquí hasta no hace un momento. Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 111: El encuentro entre él y yo”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 110: Una escena en la Academia

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Después de eso, trabajé duro para establecer mi posición en la alta sociedad.

Acepté casi todas las invitaciones que recibí de las casas nobles con las que me había hecho amiga antes de inscribirme en la Academia, y también organicé mis propias fiestas de té para profundizar nuestras relaciones.

También empecé a aceptar invitaciones de casas nobles con las que, hasta ahora, no había estado socializando. De esa manera, construí relaciones con ellos. Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 110: Una escena en la Academia”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 109: Mi determinación

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Después de despedirme de Sharia, me monté en el carruaje hacia mi casa, pero me bajé a mitad de camino.

Anna inclinó su cabeza ante mi repentina acción, pero, un momento después, me siguió.

Caminar por la ciudad era lo mejor para organizar los pensamientos dentro de mi cabeza. Mientras lo hacía, por una calle un poco más ancha y empedrada, me perdí en mi ola de pensamientos. Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 109: Mi determinación”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 108: Mis largas vacaciones

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Habiendo terminado mis exámenes y regresado a la casa del marqués Anderson, aproveché al máximo mis vacaciones.

Me reuní con aquellos que me habían tratado bien antes de mi admisión en la Academia, y caminé por la ciudad para verificar cómo iban los negocios de la comunidad.

A veces, me alejaba un poco, y recorría los lugares más famosos del país.

Desde luego, también participé en el entrenamiento como Mel, y asistí a las lecciones para damas de la señora Aurelia.

—Bueno, hoy vamos a empezar desde aquí…

A lo que ando dedicando todo mi tiempo es a los preparativos para la fiesta de bienvenida a los invitados del Principado de Rinmel.

La fiesta en sí estaba programada para el final de mis vacaciones, así que podrías pensar que había tiempo suficiente; sin embargo, cuando notas todos los preparativos que se deben hacer, cada segundo contaba.

Por eso, estaba muy agradecida de estar de vacaciones y poder usar mi tiempo libremente.

El lenguaje del Principado de Rinmel era similar al del reino de Tasmeria, y fue algo que aprendí durante mis lecciones con la señora Aurelia, así que no había ningún problema con eso… Pero, de igual forma, estaba haciendo algunas revisiones de momento.

Y luego, estaban los arreglos para el vestido que iba a usar en la fiesta.

Me había reunido previamente con Louis para decidir el color y la forma. Con eso, parece que él llevará una corbata del mismo color que mi vestido.

El resto de mi día lo usaba para estudiar el Principado de Rinmel.

Como uno de los anfitriones, era natural que tuviera información sobre ellos de antemano.

Por lo tanto, ahora mismo estaba leyendo un libro sobre su historia y cultura, aprendiendo todo lo que podía.

Había seleccionado los libros recomendados por Louis y su madre, abriéndome camino a través de ellos.

Cada vez que Louis tenía algo de tiempo libre, me ayudaba a entender los intercambios entre este país y el Principado de Rinmel, así como las situaciones y asuntos con otros países en el mundo.

—Por favor, disculpe mi intromisión, señorita…

—Oh, Anna, ¿qué sucede?

—Es casi la hora de su encuentro con la señorita Sharia.

—Oh, ¿ya es tan tarde? Gracias, Anna. Comencemos nuestros preparativos entonces.

Anna hizo una reverencia y me ayudó a prepararme. Después de eso, nos dirigimos a la casa del conde Telrose.

Para mí, Sharia era mi primera amiga de mi misma edad y género.

Al pensar en quiénes eran mis amigos, solo tenía en mente dos grupos: aquellas hermanas mayores de mi mismo género de la tienda de la señora, o los últimos reclutas del ejército que tenían mi misma edad.

En lugar de amigos, los primeros eran más como hermanas a las que podía consultar, mientras que los segundos eran reconocidos más como camaradas que se las arreglaron para pasar el entrenamiento de mi padre junto a mí.

Por eso, estaba muy feliz de poder visitar la casa de una amiga de esta manera.

—¡Bienvenida, Mellice!

—Gracias por invitarme.

Bajo la guía de Sharia, llego a su habitación.

—No, no. Más bien, debo disculparme… Aunque originalmente planeábamos ir al teatro, no pude conseguir el permiso de mis padres.

—No se puede evitar. Sería bastante tarde cuando volviéramos de la obra, así que puedo entender por qué el conde Telrose estaría preocupado.

—Aunque no hay nada de qué preocuparse mientras esté contigo… Como pensé, ese incidente del pasado ha causado que se preocupen excesivamente.

—Ya que el conde no conoce mis logros, estar conmigo no servirá como material para ayudar a disipar su ansiedad. Además, después de ese tipo de incidente, es natural estar preocupado.

—Eso no significa que las cosas tengan que ser de esta manera… Mellice, todavía no tengo un prometido. Ha estado rechazando por completo todo lo que no sean fiestas a excepción de los eventos oficiales, e incluso si recibo alguna propuesta de matrimonio, dice que todavía es demasiado pronto para mí y rechaza todas y cada una de ellas mientras me dice que está preocupado por mí y me pide que me quede con ellos de momento. Además, incluso si encuentro algo que quiero hacer, siempre se opone. Estoy agradecida de que se preocupen por mí y lamento causarles esa emoción… pero, cuando me dicen “no puedes hacer eso, y esto tampoco”, me siento como un pájaro enjaulado. Si me mantienen encerrada de esta manera, eventualmente me volveré frágil. Incluso si puede ser duro o doloroso… quiero volar por el cielo y decidir yo misma mi destino.

No pude evitar sonreír ante sus palabras.

¿Cómo podría aborrecer el barro en el que estás cubierta por nuestro bien?

Si ella fue capaz de decir eso, durante esa terrible situación, con una sonrisa sincera en su rostro…, entonces, ciertamente, no se arrepentiría del camino que decidiera, sin importar lo duro o doloroso que fuera.

Más bien, lo más probable es que lo acepte con gusto e incluso lo use como alimento para su crecimiento.

Mientras que ella no era de ninguna manera físicamente fuerte, su corazón lo era…

Aunque no nos conocíamos desde hace mucho, sus acciones durante ese tiempo fueron muy impactantes para mí.

Y yo respetaba a esta querida amiga que mostraba una fuerza que venía directamente de su corazón.

—¿Qué sucede, Mellice…?

—¿Hm?

—Estabas sonriendo, así que me preguntaba si había dicho algo gracioso.

—No, no lo hiciste… Es solo que sentí que esas palabras eran como tú.

—Oh, Dios… —respondió Sharia con una sonrisa.

—Ahora que lo pienso, Sharia. Asistirás al próximo evento formal, ¿no es así?

—Sí, lo haré. Como pensé, si se trata de una fiesta organizada por el propio país, ni siquiera mi padre podría negarse… Tú también asistirás, ¿verdad? ¿Ya decidiste tu vestido?

—Sí, lo hice. Esta vez, planeo aventurarme y usar un vestido antiguo con pliegues. Además, tendrá escote, por lo que tendré que hacerle un cuidado a mi piel para ese momento.

—Vaya, ¿pliegues? ¿Hay algo especial en ellos para que consideres usarlos?

—Bueno, hace poco obtuve una tela que me gustaba, así que quería mostrarla por completo.

—Oh… Estoy esperando ver tu vestido. Parece que todo el mundo tiene curiosidad por saber qué tipo de vestido vas a llevar, ¿sabes? Varias personas me han preguntado sobre ello.

—Oh, Dios… No puedo decepcionarlos entonces.

Con ese comentario, ambas nos reímos.

—Hablando de compromisos, ¿hay alguien que te interese?

—Ya que la prometida de Su Alteza, el príncipe heredero, aún no se ha decidido, hay un cierto número de damas cuyos prometidos aún no se han decidido. Gracias a eso, hay un número determinado de caballeros cuyas prometidas tampoco se han decidido… Con eso en mente, sería razonable hacer un compromiso con alguno de ellos.

—Eso es cierto…

Aunque me sorprendió un poco la inesperada frialdad de su declaración, después de pensarlo detenidamente, me di cuenta que fue una declaración muy respetable para una noble.

El matrimonio de los nobles estaba ligado a la política, para fortalecer los lazos entre las casas, y permitir que su familia prosperara.

Cuando pienso en eso, probablemente no había mejor unión que la casa del marqués Anderson y la casa ducal Armelia.

Después de todo, la casa ducal Armelia, una casa noble de la que han surgido generaciones de primeros ministros, y una reputada familia militar, la casa del marqués Anderson, cuyo jefe ha sido nombrado héroe, se convertirán en parientes de sangre.

En retrospectiva, parecía una novela.

La relación entre Louis y yo no se hizo porque fuéramos un buen partido político, sino porque coincidimos en la ciudad y nos sentimos atraídos el uno por el otro.

Creo que a menudo se dice que la verdad es más extraña que la ficción.

—Aunque este no es momento para estar preocupándome por los demás, espero que Su Alteza se decida rápidamente por una prometida. Porque, ahora mismo, todas las señoritas de nuestra generación, cuyos compromisos aún no han sido decididos, son vistas como aquellas que aspiran a la posición de prometida del príncipe heredero. Los caballeros no lo verían de esa manera sino fuera por la rivalidad entre muchas mujeres por esa posición.

Mientras decía eso, Sharia dejó escapar un profundo suspiro.

—Oh, ya veo… Si no recuerdo mal, la que está de primera en la lista de candidatas es la hija de la casa del marqués Maelian, ¿verdad?

—Sí, en efecto. La señorita Elia. Es bastante agresiva con las damas que todavía no tienen un prometido. Además, se ha comportado tan bien, que los caballeros y los demás no se han dado cuenta de esa situación, lo que la hace aún más aterradora.

—Como se esperaba de la hija de la vigorosa casa del marqués Maelian.

La casa del marqués Maelian… Aunque originalmente era una casa noble con historia, solo había empezado a mostrar un sentido de existencia en la alta sociedad en las últimas dos generaciones.

Profundizaron sus relaciones con otras casas que tenían aún más historia, aumentando su influencia hasta el punto en que la casa ducal Armelia…, así como la familia real, no podía ignorarlos.

No era de extrañar que fuera la primera candidata para el puesto de prometida del príncipe heredero. Además, parece que la candidata en cuestión…, Elia Maelian, también estaba obsesionada con casarse con él.

Por ello, tanto sus padres como su hermano estaban colocando presión en los demás.

Las preocupaciones de Sharia, cuyo prometido no ha sido decidido, son muy fáciles de adivinar. Además…

Decidí detener mi hilo de pensamientos ya que estaban a punto de ir en una dirección diferente.

Como finalmente tenía tiempo libre para pasar con Sharia, sería un desperdicio gastarlo sumergiéndome en mis pensamientos.

—Ya que será una fiesta oficial, puede que no tengas tiempo para hacerlo, pero rezaré desde el fondo de mi corazón para que conozcas a un buen compañero… Después de todo, eres una mujer encantadora. Creo que encontrarás a alguien pronto, incluso sin que yo me preocupe por ti.

Sharia dejó salir una pequeña risa ante mis palabras.

—Es un gran alivio escucharte decir eso, Mellice.

Después de eso, disfrutamos hablando de las tendencias recientes de dulces y vestidos.

El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos mientras nos divertíamos conversando alegremente.

Y así, después de un tiempo considerable, llegó la hora de dejar la casa de los Telrose.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 107: La batalla del primer ministro, parte 4

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Muchas gracias por su duro trabajo durante este caso.

Después de volver a la posada, tomamos un descanso en mi habitación mientras Alf nos entregaba una taza de té y nos dedicaba palabras de agradecimiento.

—Sí… Esto solo fue posible porque todos ustedes nos apoyaron. Gracias.

—Para nada… Los preparativos para el regreso se completarán pronto, así que, por favor, esperen un poco más.

—Seguro…

Mientras los escoltas salían de la habitación, pensé en el intercambio que tuve antes en la casa ducal Sligar, así que miré distraídamente a mi alrededor.

—¿Algo le molesta, maestro…? —preguntó Alf, notando con sus agudos ojos mi reacción.

—¿Hm…? Estaba un poco preocupado por el hijo mayor de la casa ducal Sligar.

—Cordis Sligar, ¿presumo? —preguntó Alf y asentí con la cabeza ante sus palabras—. Entendido. Lo investigaré un poco más… De casualidad, ¿podría decirme la razón por la que le molesta?

—¿No te molesta? Nos mostró el jardín donde cultiva esas plantas venenosas y luego dijo: “me gustaría enseñarles lo maravilloso que es…”. Es bastante evidente lo que está planeando. Para empezar, pude sentir sus malvados pensamientos internos desde que trató audazmente de probarnos para ver si podíamos distinguir si estaba cultivando plantas venenosas o no.

Incluso cuando pienso en esa sección, donde crecían hierbas venenosas que se parecían mucho a las plantas medicinales no venenosas, me da escalofríos.

Hay una línea muy fina entre veneno y medicina.

Si lo usas bien, entonces el veneno podría convertirse en medicina… Por desgracia, la sociedad aristocrática estaba bastante familiarizada con el veneno, y lo primero que pude pensar al ver eso, eran las luchas internas por la posición a jefe de familia.

—Sí. En ese aspecto, el segundo hijo era tan fácil de entender que era casi adorable, ¿no es así?

—En efecto… Alf, mantenme al tanto con tus informes. Y, una vez que regresemos a nuestro país, envía instrucciones a Louis para que empiece a organizar un lugar para nuestra reunión con el Principado de Rinmel. Si puedes brindarle apoyo en ese aspecto, te lo agradecería.

—Entendido, maestro… Ya que aún estoy en medio de nuestros preparativos para regresar, por favor, permítame disculparme un momento.

—Oh, por supuesto. Gracias.

Y luego, más tarde ese día, dejé el Principado de Rinmel y volví al reino de Tasmeria.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 106: La batalla del primer ministro, parte 3

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Al igual que antes, fuimos guiados por el mismo mayordomo a través de la mansión.

—Oh, usted es…

En el camino de regreso, nuestro grupo se topó con un hombre delgado.

—Bienvenido de nuevo, maestro Cordis. Esta persona es el invitado del jefe, Romeru Jib Armelia, quien viene con sus acompañantes… Maestro Romeru, este es el hijo mayor del jefe, el maestro Cordis.

—¿Romeru Jib Armelia…? ¿Usted es el famoso primer ministro del reino de Tasmeria?

—Es un placer conocerle, joven Cordis. Soy Romeru Jib Armelia. Hmm, ¿famoso, dice? Usted no se queda atrás, he oído mucho sobre el joven Cordis Sligar, quien se dice que es muy conocedor de las plantas medicinales.

Al oír mi respuesta, Cordis se rió.

—Eso es muy impresionante, señor Romeru… ¿Tiene algo de tiempo?

—Sí, por supuesto.

—Entonces, por favor, venga por aquí.

Cordis nos guió en dirección contraria a la habitación donde nos habíamos reunido con Curtis.

En el camino, pasamos por una sala con retratos alineados de personas que parecían ser las sucesivas cabezas de la familia.

Alf miró con gran interés esas pinturas que estaban adornadas con extravagantes marcos.

Aunque fingía que no ocurría nada particularmente especial, en realidad, trabajaba más que de costumbre para intentar recordar todas las características de los cuadros.

Para él, quien siempre almacenaba la información obtenida por sus ojos y oídos como “Información que puede o no llegar a ser vital”, era natural que no pudiera simplemente ignorar las cosas que solo podían ser vistas en este lugar.

Una vez que terminamos de pasar por la sala, llegamos a un lugar que parecía ser el jardín.

En lugar de parecer que había sido cuidadosamente atendido por un jardinero para que fuera agradable a la vista para las visitas, el jardín daba la imagen de que solo las plantas, que se han vuelto necesarias para crecer, podían hacerlo de manera caótica.

—Aunque puede no parecer muy atractivo a los ojos de mis invitados…, este jardín es mi orgullo y alegría.

—Entonces, ¿usted se está encargando de ello personalmente, joven Cordis…? Es increíble.

Miré con mucho cuidado el jardín. De repente, mis ojos se detuvieron en un solo punto.

Mientras que lo que estaba floreciendo ante mis ojos era una hermosa flor…, también era una planta venenosa capaz de matar a un humano en un instante.

Cuando miré aún más de cerca, a su alrededor había plantas que se parecían mucho a las hierbas que se usan generalmente como alimento, así como a las que no eran particularmente conocidas. Sin el suficiente conocimiento, a simple vista parecerían ser plantas medicinales normales, pero muchas de las plantas que crecían ahí, eran en realidad plantas terriblemente venenosas.

—Realmente ama las plantas medicinales, ¿no es así? Puedo ver que las ha cultivado con mucho cuidado… Sin embargo, si me permite preguntar, ¿por qué me las ha mostrado?

Apartando mi mirada del jardín medicinal, volví mis ojos hacia Cordis.

—Solo quería presumir de algo que me hace sentir orgulloso. Mi familia no lo entendería; no obstante, eventualmente, me gustaría enseñarles lo maravilloso que es…

—¿Se está refiriendo a este jardín medicinal o a usted…?

—Bueno… Digamos que a las dos cosas —respondió Cordis con una ligera sonrisa.

Por un breve momento, esa sonrisa hizo que me diera un escalofrío en la espalda.

—Ya veo… Pero ¿por qué le contarías tal ambición a alguien como yo?

—Me pregunto por qué… ¿Estaría mal decir “porque parecía interesante”? Después de todo, es emocionante hablar con alguien tan perspicaz como usted.

Con un tono de voz suave y relajado, Cordis continuó la conversación.

Si lo juzgo solo por su apariencia, entonces ciertamente tenía un temperamento tranquilo como reportó Alf. Sin embargo, las cosas de las que hablaba y el aire que lo rodeaba negaban esa impresión. No era solo un hombre hermoso y gentil.

—Interesante, ¿verdad? Tomaré eso como que eres mucho más atrevido comparado con el señor Curtis. Rezaré fervientemente para que la utilidad de estas, como plantas medicinales, sea reconocida… Con eso en mente, joven Cordis, mi próxima reunión será en un momento, así que tendré que excusarme aquí.

—Sí, mis disculpas por retenerlo. Estaré esperando nuestro próximo encuentro… Por favor, guía apropiadamente al señor Romeru y a sus acompañantes.

Nos separamos de Cordis y, una vez más, nos dirigimos a la entrada bajo la guía del mayordomo.

—¿Hmm? Esos tipos son…

Al igual que antes, una vez más nos encontramos con un hombre cerca de la entrada.

Su físico era más robusto comparado con el de Cordis, y una espada colgaba de su cadera.

—Este es el invitado del jefe, Romeru Jib Armelia. Maestro Romeru, este es el segundo hijo del jefe, el maestro Miles Sligar.

—Armelia… No he oído hablar de ese apellido…

Por un momento, el mayordomo frunció el ceño.

El hijo de su propio amo había hablado de forma insultante frente a mí, su invitado, diciendo prácticamente: “No sé de dónde es su apellido”. No solo eso, sino que esas palabras fueron dichas a alguien que trabajaba como primer ministro del país vecino, exponiendo claramente la propia falta de conocimiento del joven Miles.

Si no estuviera justo delante de mí, este mayordomo, quien normalmente era tranquilo, habría estado sosteniendo su cabeza en sus manos.

—Esta persona es…

—Lo que sea. En cualquier caso, aunque me lo cuentes, definitivamente no podré recordar algo que no despierta mi interés. Querido invitado, me disculparé con esto.

Miles interrumpió las palabras del mayordomo y se fue rápidamente de la zona.

—Mis más profundas disculpas, maestro Romeru.

Habiendo entendido la profunda descortesía de la actitud del joven Miles, el mayordomo se disculpó conmigo.

—No, no me importa particularmente… Gracias por guiarnos.

De verdad no me importaba… Más bien, pensando en cómo pude observar que era tan egocéntrico como su reputación sugería, casi quise darle las gracias.

Así, la atmósfera incómoda continuó mientras el mayordomo nos despidió en la entrada.

Y así, volvimos a la posada.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 105: La batalla del primer ministro, parte 2

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Verdaderamente, espero que sea así… En cuanto a mí, me gustaría expandir aún más esos intercambios y profundizar la relación.

—Eso sería magnífico… ¿Ya tiene un plan concreto para eso?

—Tengo una idea…, sin embargo, aunque estas discusiones entre nosotros son esenciales para un acuerdo, en última instancia son solo la “base”. Honestamente hablando, aún no hemos decidido si debemos o no hacer un acuerdo con su país como un todo, o si debemos hacerlo individualmente con cada territorio dentro de su país…

—Ya veo, ya veo… ¿Cuándo piensa revelar eso?

—Quiero decir que en cualquier momento, pero… esta visita fue algo apresurada, así que, aunque me avergüenza decirlo, no traje ese documento conmigo. Es por eso que me gustaría ofrecerles a todos una invitación para visitar nuestro país.

Ante mis palabras, Curtis frunció ligeramente sus cejas. Sin embargo, actué como si no me hubiera dado cuenta de ello y continué:

—Como ya casi estamos llegando a la temporada baja de eventos sociales, nuestro país está a punto de tener su Día Nacional de la Fundación, así que habrá todo tipo de exhibiciones disponibles. Es una excelente oportunidad para que todos ustedes vean nuestro país, y sobre todo, será más rápido discutir los asuntos en una conferencia con todos los altos funcionarios del gobierno, bajo el rey de nuestro país, junto con los cinco de ustedes a la vez… Ya he propuesto esto a todos los demás y he obtenido su aceptación. Solo queda usted.

—Hmm… entonces, ¿la casa ducal Baskar y la Crow ya aceptaron?

—No entiendo por qué sólo preguntó por esas dos casas, pero… por “todas” me refiero a las otras cuatro casas a excepción de la suya.

No me había reunido directamente con la casa ducal Baskar, así que la invitación escrita les fue entregada por el conde Talbot.

Si hubiéramos enviado la invitación por correspondencia, sucederían dos cosas: si enviaban una respuesta, significaba que atenderían y, si no lo hacían, se tomaba como que no asistirían; no obstante, ya que se las entregamos en persona, esa restricción no se aplicaba.

Más bien, como fue justo después de que les devolvieran los fondos, el informe decía que había dado su consentimiento alegremente.

Uno de los subordinados de Alf, el cual se las arregló para colarse entre los mensajeros del conde Talbot, había informado lo mismo, por lo que estaba seguro que no era un informe falso.

Al escuchar mi respuesta, Curtis, que estaba delante de mí, apretó ligeramente la mandíbula.

—¿Hay algún problema con invitar a esas dos casas…? —pregunté, con una expresión como si estuviera preocupado.

Viéndome pretender como si fuera un tercero de buena voluntad, la mandíbula de Curtis apretó aún más fuerte.

No debería dejar que tal expresión aparezca en su cara tan fácilmente…, pensé mientras me reía para mis adentros de los cambios que aparecieron en su rostro. Más bien, precisamente en un momento como este, uno no debe permitir que su oponente perciba sus pensamientos internos, en su lugar, debería sonreír para aparentar tener mucha compostura.

—No…, es solo que esas dos casas son reacias a interactuar con otros países, por lo que me sorprendió que lograra convencerlas para esas discusiones.

—¿La casa ducal Baskar es reacia…? Ah, ahora que lo pienso, normalmente lo es… Entonces, mi país tendrá que agradecer a los comerciantes empleados por la casa ducal Baskar. Gracias a ellos, el conde Talbot pudo establecer una conexión con la casa ducal Baskar. Probablemente, como resultado de ello, aceptaron la invitación a esa reunión.

Con esto, la expresión de Curtis finalmente se torció.

—Nos hemos desviado del tema, pero… si usted está dispuesto a visitarnos, lo ideal sería que pudiéramos llegar a un acuerdo en este momento. Hasta entonces, trabajaré en refinar un poco más la base del acuerdo con mi país.

Por un momento Curtis se rió desdeñosamente de esas palabras, como diciendo: “¿Qué clase de estupidez estás diciendo?”.

Lo más probable es que esté pensando que si el duque Grindal y Ferring de las facciones moderadas visitan el reino de Tasmeria y las casas ducales Baskar y Crow no lo hacen… entonces me será imposible llegar a un acuerdo.

Sin embargo, en el siguiente instante, Curtis se puso rígido.

Me pregunto si esa reacción se debe a que se dio cuenta…

Antes, había dicho: “Honestamente hablando, aún no hemos decidido si debemos o no hacer un acuerdo con su país como un todo, o si debemos hacerlo individualmente con cada territorio dentro de su país…”.

En ese momento, lo más probable es que tomó mis palabras al pie de la letra, entendiéndolas como: “Internamente, el reino de Tasmeria todavía no ha decidido si hacer el tratado con el Principado de Rinmel en su conjunto, o con los territorios individuales del Principado de Rinmel” o, “Todavía no sabemos si sería más ventajoso hacer el tratado con todos los territorios individuales del Principado de Rinmel, o si sería mejor hacerlo con el Principado de Rinmel como país”.

Sin embargo, habiendo llegado aquí, esas dos declaraciones podrían pensarse con significados completamente diferentes.

Si fuéramos a hacer un tratado entre nuestros dos países a nivel internacional, entonces naturalmente requeriríamos el consentimiento de todos los jefes de las cinco casas de archiduques o no podría ser ejecutado.

Pero, si hacíamos el tratado de manera que se aplicara solo a las jurisdicciones de los señores en cada uno de sus territorios, entonces las cosas serían diferentes.

En primer lugar, el Principado de Rinmel es un país hecho de una unión de lo que solían ser cinco países diferentes. Naturalmente, la autoridad de cada señor era grande.

Como tal, es posible para el reino de Tasmeria entrar en un tratado con los señores de cada territorio individual.

En otras palabras, significaba que: si hacemos el tratado a nivel nacional, depende totalmente de la actitud del Principado de Rinmel. De cualquier manera, aquellos que vengan al reino de Tasmeria entrarán en un tratado con nosotros… incluso si hay otros territorios que falten en esa reunión.

Si todas las otras casas ducales estuvieran en contra, entonces sería otro asunto completamente distinto. Pero, de las cinco casas de archiduques, cuatro de ellas ya habían declarado su participación, así que, incluso si Curtis se opone, sería difícil para él impedirles hacer un tratado como señores individuales.

Y, por la misma razón, sería difícil para él detener a las otras casas de visitar el reino de Tasmeria.

Mientras fuera rentable, en general, el país no podría poner límites a las acciones de los señores por individual, y Curtis tampoco podría hacerlo. Además de eso, carecía de cualquier base para hacerlo.

Si intentaba detenerlos a la fuerza, sería lo mismo que dar a las casas ducales Grindal y Ferring la oportunidad de aprovecharse de él.

—¿Tiene un asiento para mí, señor?

Por fin, Curtis tomó una decisión.

Probablemente se sintió frustrado al respecto, pero aun así se las arregló para sonreír.

—Sí, por supuesto. Después de todo, esperaba que todos pudieran asistir.

—Ya veo… Entonces, estaré esperando ese momento.

—Vaya… Estoy realmente agradecido por sus palabras. Esperaré con ansias el día en que todos vengan a visitarme.

Después de eso, intercambié unas últimas palabras con Curtis y salí de la habitación.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 104: La batalla del primer ministro

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Dos días después…, en el quinto día desde que empecé a recluirme en la posada, Alf regresó con su amable sonrisa habitual, sin dar ningún signo de fatiga.

—¿Cómo estuvo…?

—Los fondos serán devueltos mañana a la casa ducal Baskar.

—Oh… ¿cómo te las arreglaste para completar esa tarea con una programación tan estricta? ¿Es una pregunta tonta de mi parte?

—Con mucho gusto asumí esa tarea, maestro. Lo más probable es que las finanzas del duque Baskar estaban en un estado bastante precario… ya que aceptó casi de inmediato la solicitud de reunirse con el conde Talbot.

»Uno de nuestros oficiales administrativos está trayendo una carta del conde Talbot y de los fondos, debería llegar para mañana. Por supuesto, he confirmado el contenido de la carta.

»En cuanto a los detalles, deberían ser algo como: “Me he hecho cargo de los fondos de la empresa Nord, con la cual usted, duque Baskar, se ha estado facilitando, como garantía por el peaje de pasar por mi territorio. Como su gente ha pasado por mi dominio sin causar ningún problema en particular, deberíamos haber devuelto los fondos, pero debido a que mi familia está cada vez más ocupada con la toma de posesión del nuevo jefe y la falta de solicitud para su devolución, nos disculpamos terriblemente por su tardío retorno. Con esto, hemos devuelto todos los fondos extras que nos habían sido confiados”.

No era tan común, pero prominentes casas mercantiles y nobles daban dinero extra como depósito, además del peaje que pagaban al entrar en el dominio de otro.

Esa acción tenía dos significados: como una garantía de su identidad, y como cobertura en el caso de que se vieran involucrados en algún tipo de problema dentro de su territorio.

Si no pasaba nada para cuando salieran del territorio, el depósito extra sería devuelto.

Ahora, los fondos que recibió del conde Talbot se tratarán como un depósito.

—Bueno, eso debería estar bien…

—Si me permite, maestro… Su reunión con el duque Sligar está programada para mañana. Una vez más, hay planes con la casa ducal Crow antes de reunirse con el duque Sligar, así que he incluido una reunión con ellos también.

—De acuerdo… Lamento que hayas tenido que pasar por todo esto.

—No es nada por lo que tenga que disculparse, maestro. Ahora bien, eso es todo lo que tengo que informar, así que me retiraré.

—Por supuesto. Descansa y tómalo con calma esta noche.

Y así, al día siguiente, nos dirigimos a la casa ducal Crow durante la mañana.

Al principio, una sensación de nerviosismo fue transmitida por la expresión rígida de la cabeza actual, Chester Crow, pero eso pronto desapareció cuando saqué el tema de un tratado de no agresión mutua entre nuestros países, y me las arreglé para que aceptara encontrarse conmigo en el reino de Tasmeria.

Después de esa discusión, volví temporalmente a la posada para tener un rápido descanso antes de dirigirme a la residencia del duque Sligar.

Después de un corto paseo en el carruaje, llegamos a la mansión. Sin embargo, antes de entrar, me detuve un momento y la miré.

—¿Cuál es el problema, maestro? —me preguntó Alf a mis espaldas, habiendo visto inesperada tal acción de mi parte.

—No, no es nada… Vamos —respondí con una ligera sonrisa en mi rostro y, una vez más, comencé a caminar.

Alf no siguió indagando y simplemente me siguió en silencio.

—Bienvenido, maestro Romeru.

Poco después de pasar por la entrada, un anciano con uniforme de mayordomo nos dio la bienvenida con una hermosa reverencia.

—Mi amo está esperando. Por favor, por aquí.

No obstante, después de ver a ese hombre, solté un suspiro interno mientras lo etiquetaba como “alguien con quien no se puede bajar la guardia”.

No era como si ese mayordomo hubiera hecho movimientos particularmente sospechosos. Más bien, parecía una persona amable con una sonrisa de buen corazón.

Pero, con esa perfecta sonrisa delante de mí, y habiendo percibido de él una atmósfera similar a la de Alf, inconscientemente me sentí cauteloso.

El mayordomo caminó a través de la alfombra roja del pasillo sin hacer ningún sonido.

Tras él íbamos Alf y yo, así como Kuroitsu y el resto de los escoltas.

—Ahora bien, por favor, espere aquí un minuto. Los escoltas pueden quedarse en la habitación contigua.

Me senté en el sofá que él señaló en la habitación a la que nos llevaron. Detrás de mí, estaba Alf, esperando de pie.

No mucho después, el mayordomo apareció una vez más con el sonido de un golpe. Esta vez, una persona que parecía ser su amo lo acompañaba, así que me levanté.

—Es un placer conocerle… Soy Curtis Sligar. Bienvenido, ha recorrido un largo camino… ¿Se siente mejor de salud?

—Lamento mucho mi descortesía durante esta ocasión. No estoy muy acostumbrado a viajar, así que parece que mi fatiga se ha acumulado. Me he recuperado completamente ahora… Gracias por tomarse la molestia de recibirme el día de hoy.

Mientras Curtis se sentaba en el asiento de enfrente, yo también me senté una vez más en el mío.

—Entonces, señor Romeru… ¿Por qué usted, un hombre tan ocupado, se ha esforzado tanto en venir a este país?

Bajo mi fachada sonriente, dejé salir un suspiro interno al ver que sus palabras eran irónicas desde el comienzo.

—¿No es natural como primer ministro tratar de profundizar la relación con el país vecino?

—Hmm… ¿y la razón detrás de eso? —Las comisuras de la boca de Curtis se elevaron ligeramente; sin embargo, sus ojos no sonreían en absoluto—. Usted es un hombre bastante diligente, señor Romeru. Después de todo, en el pasado, su país y el nuestro nunca tuvieron este tipo de interacciones… Ah, ahora que lo pienso, parece que una parte de nuestro país y una parte del suyo sí están teniendo algunas pequeñas interacciones.

Sonreí ante sus palabras, que ya había previsto.

—Sí…, he oído hablar de estos asuntos. El conde Talbot de mi país y el duque Baskar del suyo tuvieron algunas interacciones. Antes de dejar la posada, recibí un informe de que un mensajero del conde Talbot vino hoy a visitar al duque Baskar, así que por ahora puede que ya hayan terminado de hablar.

La expresión de Curtis palideció por primera vez ante mis palabras.

—Ya veo… Sería bueno que se convirtieran en un buen puente entre nuestros países.

No obstante, pronto recuperó su compostura y, una vez más, hizo una sonrisa sarcástica.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 103: La risa del primer ministro

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Aquí tiene, maestro Romeru…

Después de recibir el papel de Kuroitsu, lo escaneé como si lo estuviera devorando.

El contenido era sobre la casa ducal Sligar, con quien tenía planeado reunirme.

La casa ducal Sligar.

Su territorio estaba situado en la parte este del Principado de Rinmel, y su extremo sur era adyacente al reino de Tasmeria.

El actual jefe de la casa era Curtis Sligar.

Tenía más de sesenta años y era el jefe más antiguo de las cinco casas de archiduques. Tenía dos hijos.

Su hijo mayor, Cordis Sligar, poseía un temperamento suave y su pasatiempo era cultivar hierbas medicinales. Como tal, tenía una profunda relación con los comerciantes que manejaban dichas hierbas.

El segundo hijo, Miles Sligar, era egoísta y tenía un fuerte deseo de ser el centro de atención.

En estos momentos, la casa ducal y sus criados estaban divididos en cuanto a la opinión de cuál de los dos hermanos sería más adecuado como el próximo duque Sligar.

Había tres razones para ello: la primera, era que los dos tenían solo dos años de diferencia; la segunda, que el hijo mayor tenía un cuerpo débil, mientras que el cuerpo del segundo hijo estaba sano; y la tercera, que a la cabeza actual, Curtis, le gustaba el temperamento del segundo hijo y como tal era especialmente cariñoso con él.

Por esta razón, el próximo jefe de la casa aún no se había decidido.

—Um, maestro Romeru… —murmura Kuroitsu justo cuando termino de leer la carta.

—¿Qué sucede?

—¿Había algo bueno escrito ahí…? —Al escuchar su pregunta, levanto mi mirada del papel y lo observo—. Desde el momento en que leyó la carta, empezó a sonreír.

Por un momento me puse rígido ante las palabras de Kuroitsu.

¿De verdad estaba sonriendo…? Ahora mismo, en la situación en la que nos encontrábamos, ¿lo estaba haciendo…?

Tal duda pasó accidentalmente por mi cabeza.

—No… Desafortunadamente, esta información no hará que cambie la situación para mejor. Sin embargo, me será de ayuda para mis futuras actividades.

—Um…

Tal vez porque no entendió correctamente el significado de mis palabras, su respuesta fue escasa.

No obstante, después de que Kuroitsu pareciera reflexionar un poco, sonrió.

—Por el momento, supongo que no fue un plato completo y delicioso el que llegó, sino un ingrediente de primera calidad… Entonces, aunque hayamos recibido un ingrediente de primera calidad, si no es cocinado por un chef experto, no se convertirá en una comida deliciosa. Lo contrario también es cierto. Si usted fuera un chef, entonces sin duda sería capaz de convertir ese ingrediente en una comida deliciosa. ¿Eso es lo que quiso decir?

—Kuroitsu, eres bastante bueno en la adulación.

—Me siento honrado por tus elogios.

Al oír el alegre comentario Kuroitsu, sonreí.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 102: Una conversación silenciosa: El trabajo de un escolta

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Señor Kuroitsu, parece que un invitado bastante extraño ha venido, pero… ¿qué debemos hacer?

—¿Qué tipo de invitado? Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 102: Una conversación silenciosa: El trabajo de un escolta”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 101: El desafío del primer ministro (8)

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


La casa ducal Baskar.

Su territorio estaba localizado en la región sur del Principado de Rinmel, entre la casa ducal Sligar y la casa ducal Crow.

El jefe de la casa era Dennis Baskar.

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Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 100: El desafío del primer ministro (7)

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Gracias por su trabajo el día de hoy, maestro Romeru…

Al volver a la posada, lo primero que hizo Alf fue hacerme una taza de té.

Le agradecí en voz baja al recibir la taza y lentamente vacié su contenido en mi boca.

Seguí leyendo “Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 100: El desafío del primer ministro (7)”

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