Al borde de lo impresionante – Capítulo 78

Traducido por Sharon

Editado por Sakuya


—Primo, ¿qué…? ¿Qué es eso? —preguntó Alice con voz temblorosa.

—No lo sé. —Su voz también tenía una pizca de duda—. Pero la persona que queremos encontrar se encuentra ahí. Vamos.

—Primo, v-vamos a olvidarlo por hoy —dijo Alice preocupada, mirando el cielo.

—¡No cambiaré mi decisión una vez decidido! ¡Vamos! —Su voz antes indiferente, ahora mostraba claro enojo, tomando el liderazgo.

Alice miró a su primo y un sentimiento de inseguridad se apoderó de ella. Vaciló por largo rato, pero al final lo siguió.

Mientras tanto, Liuxue Qing, que estaba en las puertas de la ciudad, frunció el ceño y miró con sospecha la extraña escena en las afueras.

—Hermana mayor Qing, ¿qué es eso? ¿Por qué no ha llegado mi hermano mayor? —preguntó Xuanxuan Leng, jalando de las ropas de la princesa ligeramente.

Las dos se habían acercado a las puertas de la ciudad temprano porque esperaban a Lingyn Leng, que estaba por regresar. Como no había encontrado nada, sólo podía volver. Un escuadrón sería demasiado excesivo. El Templo de la Luz no podía comenzar nada a menos que la situación fuera urgente. Naturalmente, como no vieron nada, Lingyn Leng tuvo que regresar en carruaje.

—Debería volver pronto, Xuanxuan, no seas impaciente —la consoló Liuxue Qing, pero sus ojos no se despegaron del cielo. ¿Qué diablos estaba sucediendo?

Un carruaje se acercaba rápidamente a la capital; no pertenecía a nadie más que Lingyn Leng. Él también notó la extraña anomalía del cielo con confusión.

Por otro lado, Alice y su primo se acercaban a Claire, que estaba preparándose para recibir el castigo divino.

—Oh, Ma, dos hormigas llegaron —le advirtió Golden Lotus.

Escuchándolo, Claire cerró los ojos y extendió su conciencia. Al hacerlo, una sonrisa extraña apareció en su boca. En verdad era un golpe inevitable: se trataba de Alice, la mujer que había perdido el duelo contra ella.

El sonido tronador se volvió más fuerte, y las nubes negras parecían ebullir.

Con un gran estruendo, un brillante rayo descendió del vasto cielo, golpeando. La luz de gran poder golpeó a Golden Lotus desde el cielo y desapareció sin dejar rastros. Claire no se movió porque estaba por llegar el segundo.

Al siguiente instante, los rayos, parte del castigo divino, fueron absorbidos con facilidad por Golden Lotus.

—Estoy lleno ahora, Ma, el resto depende de ti. Mirar a esos dos me hace sentir incómodo.

Así, Golden Lotus que envolvía a Claire desapareció. Ella se puso de pie y miró al cielo. Las nubes oscuras se estaban dispersando al igual que la última vez. Caminó hacia donde estaban el Leopardo de Viento y Emperador Blanco, extendiendo una mano para acariciar al primero.

—Pequeño Leopardo en verdad es obediente —dijo con una sonrisa.

—¿Tú eres Claire Hill? —preguntó una voz indiferente en la distancia.

Ella levantó la mirada y se encontró con un hombre vestido de manera extraña mirándola con frialdad. A su lado estaba Alice. Claire levantó una ceja ligeramente. Ese hombre le daba un sentimiento de incomodidad y sed de sangre. Sólo una persona inmersa en batallas de vida o muerte podían tener ese tipo de aura.

Esta persona es peligrosa.

—Es Claire Hill —se apresuró a aclarar Alice. Su primo debía deshacerse de esa perra rápidamente. La extraña escena del cielo sería notada por la gente de la ciudad. En algún momento, más y más personas se acercarían a verificar. Entonces les sería difícil actuar.

—Muy bien. Entonces muere —bufó el hombre. Ondeó su mano ligeramente, sin ningún encantamiento. Al instante, numerosas espinas agudas y largas salieron de las rocas rodeando a Claire, encerrándola al instante.

Era un mago con atributo de tierra que podía conjurar al instante.

—Ahora, ven y divirtámonos —rió él. Una sonrisa siniestra y brutal apareció en lo profundo de los ojos de Alice.

—Primo, rápido, rápido, deshazte de esa perra. La gente comenzará a llegar en cualquier momento. Cuando eso suceda, será muy molesto —le urgió ella con impaciencia.

Naturalmente, él sabía a qué se refería. La escena extraña en el cielo atraería a varias personas. En ese momento, sería difícil encargarse de la situación.

—Entonces ella debe ser muy afortunada —bufó con frialdad, ondeando su mano para convocar el elemento de la tierra y preparando espinas para que atacaran viciosamente el cuerpo de Claire.

Pero lo que pasó a continuación no era la imagen de un cuerpo sangriento y órganos rasgados como había imaginado.

Claire bufó con frialdad, emitiendo Dou Qi cian que destruyó las espinas de tierra rodeándola. Fragmentos volaron por todas partes y el polvo se elevó, creando una vista aterradora.

—¡¿Gran Guerrera?! ¡¿Cómo es posible?! —gritó Alice alarmada, incapaz de creer lo que había visto.

¡Esa perra podía emitir Dou Qi de color cian! ¿Cómo era posible? ¡Eso era algo que sólo los grandes guerreros podían hacer! ¡Había sido un corto tiempo desde la última vez que se vieron, y ya había avanzado hasta este nivel! ¡Imposible, era imposible!

Alice estaba sorprendida. Su Dou Xi ya había avanzado tanto, ¿entonces qué sucedería con su magia? ¿Cómo diablos era la magia de esa perra?

—En verdad eres una guerrera mágica de doble clase, pero hoy no te dejaré seguir cultivando —rió el hombre, aplaudiendo de repente. Una gran fuerza salió de su aplauso, y afilados picos salieron de repente, atacando a Claire. Había levantado un campo de espinas al instante, una imagen espectacular y aterradora.

Claire saltó, evitando el ataque. Pero cuando aterrizó, el suelo a sus pies comenzó a hundirse y la tierra bajo ella se convirtió en arenas movedizas.

Cerca, el Leopardo de Viento la miró preocupado. Se apresuró a acercarse, pero fue bloqueado por la pared de picos. La tierra también le atacó, y aunque logró evitarlos, se alejó cada vez más de Claire, que seguía hundiéndose. Por otro lado, Emperador Blanco no se había movido en todo el tiempo. Permaneció acostado en la piedra, esperando tranquilo.

—Sólo deja que este lugar se convierta en tu tumba —dijo el hombre con voz fría, una sonrisa cruel emergiendo en su rostro.

Alice también la miró con crueldad oculta. Enterrar viva a la perra no era una mala idea. Suprimió la urgencia por reír incontrolablemente, observando a Claire hundirse más y más en las arenas movedizas. Sin embargo, comenzó a sentirse resentida porque a pesar de estar ahogándose, el rostro de Claire seguía tranquilo, sin mostrar miedo.

Alice corrió a un lado de las arenas y la observó hundirse.

—¡Tú, maldita perra! —la maldijo—. ¿Pensaste ese día que tomaste mi arma que esto sucedería? ¿Que mi arma es algo que podías tomar? Necesitas pagar con tu vida. Enterrarte viva ahora mismo es un acto de piedad.

—¿Sólo tienes este tipo de habilidad? —bufó Claire, ondeando su mano ligeramente. Estaba a punto de utilizar magia, pero de repente la voz de Golden Lotus sonó en su cabeza.

—¡Ma! ¡Concéntrate y siente el elemento tierra a tu alrededor! ¡Ordénales, recuerda, es una orden! ¡No una petición! —dijo irritado.

Claire se congeló. ¿Una orden? ¿No una petición? Todo tipo de magia requería que los elementos mágicos se reunieran alrededor del conjurador para realizar el hechizo. Sólo entonces podían mostrar su poder, y, sin embargo, Golden Lotus quería que sintiera los elementos de tierra y les diera una orden? ¿Pero no era mejor en magia de fuego?

Aunque tenía dudas, cerró sus ojos de inmediato y se concentró en sentir el elemento tierra que la rodeaba. Se sorprendió al descubrir que, cuando antes sólo podía sentir el brillo rojo moviéndose como si estuviera vivo, ahora además sentía el amarillo. ¿Ese era el elemento tierra?

Ahora mismo tenía los ojos cerrados, pero podía ver los picos si se concentraba en el elemento tierra a sus pies. Esa era la magia del sanguinario hombre.

—¡Ordena a los elementos terrestres! ¡Ordena, no pidas!

—¡Primo, mátala rápido! ¡Mata rápido a esa perra! —Cuando Alice vio que Claire estaba a punto de hacer un movimiento, pero que se detuvo, un fuerte sentimiento de inseguridad se elevó en su corazón. Se giró hacia su primo y le gritó frenéticamente—. ¡Primo, rápido, rápido!

Él frunció el ceño y se giró hacia Alice para mirarla con frialdad. Ante su aterradora mirada, Alice retrocedió un paso por miedo. Sus ojos estaban dando una presión inconmensurable.

—Primo, no, no te estaba ordenando. En serio, no era mi intención. ¿Cómo podría hacerlo? —se apresuró a explicar. Conocía a la perfección la personalidad de su primo. Salvaje, cruel, insensible… pero lo que más odiaba era que alguien usara un tono comandante con él. Por esa razón había herido a dos de los ancianos del clan, sin recibir un duro castigo porque era muy fuerte y mostraba gran potencial. Por supuesto que el clan no le haría nada—. Primo, sólo tenía miedo porque esa perra podría utilizar algún truco sucio —continuó rápidamente.

Vio que Claire había cerrado los ojos y no se había movido, dejándose hundir. Era demasiado anormal, esa pequeña perra definitivamente estaba pensando en algo.

—¡Hmph! ¿Qué daño puede hacer? —bufó. Con un movimiento de su dedo, incontables picos se elevaron de la tierra. A continuación, como si pudieran ver, se lanzaron hacia Claire. No era difícil imaginar que si estos impactaran, ella terminaría agujereada.

El hombre reveló una expresión indiferente, listo para retirarse. Para él, la situación ya estaba controlada.

—¡¡Claire!! —De repente, una voz gritó enfurecida, llena de miedo y sorpresa.

Alice se giró, sorprendida, y palideció al instante.

Cabello plateado y ojos violeta.

¡El príncipe divino del Templo de la Luz Sagrada!

Lo que sucedió al instante siguiente, provocó que cayera al suelo.

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