Contrato con un vampiro – Capítulo 17: Malentendido

Traducido por Herijo

Editado por Ayanami


¿Por qué Kyouya es tratado como un monstruo? ¿Es verdad que no bebe sangre? ¿Qué es todo eso de que mató a su hermano mayor? ¿Es Kyouya realmente el monstruo conocido como Demonio rojo?

Muchas dudas, junto a las palabras del encargado de la frutería, giraban en la cabeza de Azuza. Pero ninguna, parecía un tema sencillo del cual hablar, haciéndole difícil preguntarle. Los ojos de Kyouya estaban enfocados en ella, mientras esperaba la pregunta que quería hacerle.

— ¿Por qué no comen esto antes de comenzar con los temas serios? —Ofreció Takeru, interrumpiendo el ambiente sombrío. Traía una bandeja con sándwiches y sopa de maíz para dos. Los puso elegantemente sobre la mesa en forma de bellota.

—No parecía que estuvieras con el ánimo para ordenar, Azuza, así que preparé nuestro plato especial para ti. Te traje lo mismo que a Kyou junto a esto…

Ichygo salió de atrás de Takeru cargando dos helados gigantes. Takeru los tomó de sus manos y los colocó frente a Kyouya.

—Aquí tienes. Lo de siempre. ¿Quieres que les ponga jarabe de chocolate?

—No es necesario

Un muro de helados se formó entre Azuza y Kyouya. Azuza tenía una expresión en blanco después de verlo. Kyouya y helados de chocolate, de alguna manera, esas dos cosas no parecían quedar bien juntas.

—Kyouya… ¿será que te gustan los dulces?

—No los odio

—Entonces, te gustan.

El rostro de Kyouya mostró desaprobación, pero no lo negó mientras levantaba su cuchara. Tomó una gran porción de helado y la llevó a su boca sin hacer ninguna expresión. Había algo gracioso en todo lo que estaba presenciando. Un hombre adulto estaba devorando un helado gigante, sin ninguna expresión en su cara, lo que daba la sensación de que no estaba bueno.

— ¡Pft! ¡Jajajaja!

Kyouya bajó su cuchara y miró a Azuza, quien había estallado en risas. Era la expresión que más daba a notar su incomodidad hasta la fecha, aunque el estar acompañado por dos helados gigantes le quitaba todo lo aterrador.

— ¡Lo siento! ¡No me estaba riendo de ti!

—No tienes nada de credibilidad si lo dices mientras te ríes

— ¡Realmente, lo siento! ¡Es que fue demasiado gracioso! ¡Además, estas comiendo dos a la vez!

—Después de todo, no tomo sangre, por lo que, como más que la mayoría de las personas —Respondió Kyouya, tocando uno de los puntos importantes de los que quería preguntar.

—Entonces, ¿es cierto que no bebes sangre, Kyouya?

—Sí. Todo lo que dijo el encargado de la frutería es verdad

— ¡Entonces…!

¿Incluso la parte de que mataste a tu hermano mayor? Azuza se tragó sus palabras antes de preguntar. Quería creer que no era cierto, e incluso si lo fuera, no quería herirlo con esa pregunta.

Tal vez, consciente de sus pensamientos o tal vez no, Kyouya comenzó a hablar, —El demonio rojo del que hablo soy yo y también es cierto que maté a mi hermano mayor.

Kyouya regresó a comer su helado en silencio, como si quisiera dar a entender que no tenía nada más que decir sobre ese asunto. La vista de él comiendo el helado ya no generaba ganas de reír. Ella, cuidadosamente, tomó su café frío y comió sus sándwiches en silencio.

♦ ♦ ♦

La pequeña campana encima de la puerta sonó. Kyouya y Azuza dejaron el café Sumida una vez llegada la tarde. La puesta de sol iluminaba el camino a casa. Ninguno de los dos dijo una palabra desde la confesión de Kyouya.

Fue él, el primero en romper el silencio interminable —Hablare con el Patriarca acerca de dejar el trabajo de guardia a partir de mañana.

— ¿Qué?

—Las cosas, simplemente, regresaran a como eran hace una semana. Ichy será tu guardaespaldas principal. Bueno, el Patriarca, probablemente, me ordenara permanecer en el mismo edificio incluso si no soy tu guardia principal, tendrás que soportarlo.

— ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

—Estoy tratando de decir que a partir de mañana Ichy será tu guardaespaldas principal, no yo —Kyouya se quejó. Ella estaba completamente confundida.

— ¿Por qué?

— ¿No estás feliz con eso? ¿Preferirías a Tsubaru?

—Ese no es el problema. ¿Por qué ya no serás mi guardaespaldas? —preguntó Azuza.

En ese momento lo entendió. Su impresión inicial era que Kyouya la odiaba. La mujer que odiaba al punto de no querer caminar a su lado se rió de su gusto por lo dulce y escarbó en su doloroso pasado. Honestamente, nadie sería feliz con alguien después de eso. En otras palabras, le habían entregado los papeles de divorcio. No estaban casados, pero así era como se sentía.

—Lo siento.

— ¿Por qué te disculpas? Es la reacción normal. Es mi culpa por creer, descuidadamente, que estarías bien por la forma en que te comportaste hasta ahora.

— ¿Qué?

Siento como si estuviéramos hablando de cosas distintas.

Kyouya continuo indiferente, únicamente, observando a Azuza ladear su cabeza en confusión. —Haré lo posible para no cruzarme contigo en los terrenos de la mansión. Bueno, es la misma mansión, así que estoy seguro de que habrá momentos en los que crucemos caminos, pero estaría agradecido si pudieras soportarlo.

— ¿Tanto me odias? ¿Al punto en el que ni siquiera quieres verme dentro de la mansión?

— ¿Qué? — Era el turno de Kyouya de estar confundido— ¿Cómo es que llegaste a esa conclusión? ¿No eres tú quien tiene miedo de mí?

— ¿Disculpa? ¿No estamos discutiendo el hecho de que ya no quieres ser mi guardaespaldas?

Un silencio corto cayó entre ellos. Estaban parados, congelados, viendo los ojos del otro.

—Aclaremos las cosas. No estoy equivocado en que me tienes miedo ¿Cierto?

— ¡Estás demasiado equivocado! ¡¿Por qué estaría asustada de ti?! ¿Qué parte tuya se supone que da miedo? ¿Es algo que alguien que se come dos helados gigantes con una cara seria debería estar preguntando? —Gritó Azuza sin hacer pausa. Su intensidad lo abrumó.

— ¿No te importa que mis ojos sean rojos?

— ¿En serio le preguntas eso a la persona que piensa que son bonitos?

— ¿A pesar de que soy el infame demonio rojo en este pueblo?

— ¡Eres tan saludable como para no necesitar tomar sangre!

—Yo maté a mi herma…

— ¡Pensé en preguntarte sobre eso poco a poco!

— ¿Trajiste el tema de hacer a Ichy mi guardaespaldas principal porque creíste que estaba asustada de ti?

—Eso fue lo que dije al principio de la conversación

Azuza estaba boquiabierta ante la actitud de Kyouya, queriendo decir No digas cosas tan confusas. Al mismo tiempo, sintió que él era hábil alejando a las personas. Él era alguien que podía decir, te dejaré para siempre si me tienes miedo, con su cara sin expresión que se estaba convirtiendo en su marca personal. Era demasiado triste pensar que había alejado a las personas de esa forma hasta ahora.

—No estoy ni un poco asustada de ti —Declaró Azuza.

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