El emperador y la mujer caballero – Capítulo 66

Traducido por Maru

Editado por Tanuki


Sir Rabi, con expresión sorprendida, le dijo a Pollyanna:

—¡Eres horrible!

—Es todavía un bebé, por lo que su carne debe estar muy tierna.

—Sir Pollyanna, ¿cómo puedes llamarte mujer? ¿No tienes ningún tipo de instinto maternal?

—¡Fuisteis vosotros quienes me enseñaron que un ciervo es comida, Sir Rabi!

Los otros caballeros y soldados escucharon su conversación y comenzaron a criticar a Pollyanna abiertamente.

—¡Eres una salvaje, sir Pol! ¡Una bruja! ¡Eres tan fría! ¡Booo!

Para su sorpresa, parecía que todos en la base estaban enamorados de este cervatillo. Pollyanna se fue torpemente. Sintiéndose frustrada, encontró un árbol y comenzó a golpearlo con exasperación. De repente, después de su patada enfadada, un nido de pájaro se cayó del árbol y los huevos dentro se partieron. Pollyanna lo miró con aire de culpabilidad.

Qué pajaritos tan terribles de madre y padre. ¿Cómo pudieron construir un nido tan débil y frágil? Estúpidos pájaros…

Trató de racionalizar la situación, pero no podía dejar de sentirse culpable. Pollyanna comenzó a rascarse el cabello, que ahora le llegaba a las orejas. No se había cortado desde el día en que Lucius I sugirió que lo dejara crecer.

Hoy, su cabello no estaba anudado porque lo lavó esta mañana. En un buen día, podría llamarse dorado, pero generalmente, su cabello tenía el mismo color que la paja.

De repente, escuchó a los hombres exclamar con entusiasmo. Cuando Pollyanna se dio la vuelta, vio a Sir Rabi dándole leche al cervatillo mojando su pañuelo y goteando la leche en su boca. Los otros caballeros y los soldados lo miraban ansiosos.

Pollyanna frunció el ceño, pero continuó estudiando al cervatillo. Tenía ojos grandes y claros, cabeza pequeña, cuerpo frágil y cola corta. Todavía estaba temblando patéticamente.

—Se ve tan delicioso.

Realmente se veía muy delicioso.

♦ ♦ ♦

En Acreia, quien se ocupaba del reino en lugar de Lucius I era su primo, el duque Luzo. Durante los últimos cinco años, el duque Luzo ha apoyado fielmente a Lucius I. La mayoría de los suministros se reponían a medida que el ejército se movía y conquistaba tierras, pero aún necesitaban ciertas cosas de su tierra natal.

Por ejemplo, los uniformes, las armas y ciertos alimentos de los soldados se entregaban desde Acreia. Los artículos personales de Lucius I también eran enviados desde su casa. Esto significaba que a veces había problemas de retrasos prolongados en la entrega, que incluían correos.

Un día, Lucius I recibió una carta del duque Luzo. En resumen, el duque Luzo estaba pidiendo ayuda porque aparentemente, había algunos nobles de alto rango que intentaban convertirlo en emperador.

[Lucius, están tratando de convertirme en el nuevo emperador. Por favor regresa lo antes posible y sálvame.]

El mensaje explicaba que cada vez que llegaba la noticia de la victoria de Lucius I, su popularidad aumentaba dramáticamente. Todas las nuevas colonias también se estaban estabilizando y adaptándose bien. Pero algunos de los de Acreia querían poner al duque Luzo en el trono, pensando que sería más fácil de controlar que Lucius.

El duque Luzo dijo que estaba haciendo todo lo posible para mantenerlo a raya, pero necesitaba ayuda de inmediato. También agregó que debido a Lucius I, quien se negó a regresar pronto, nunca podría casarse.

Lucius I dobló la carta y se rio. Era muy útil tener un primo poco ambicioso que era un gran administrador. El emperador comenzó a escribir una respuesta. Escribió sobre la situación actual en el frente, los nobles desleales que mencionó el duque Luzo y cómo controlarlos, impuestos y asuntos legales menores, y cómo estabilizar aún más las colonias.

Y al final, agregó que si el duque Luzo quería casarse, era libre de hacerlo.

El duque Luzo estaba preocupado de que si tenía un hijo, recibiría aún más presión para hacerse cargo del trono. Por eso estaba retrasando su matrimonio hasta que Lucius I regresara.

Los miembros reales y los nobles de alto rango se casaban muy jóvenes o muy viejos. El duque Luzo era todavía muy joven, pero pronto lo presionarían para casarse. Debido a que tantos jóvenes nobles se fueron de casa para seguir a Lucius I, el duque Luzo fue considerado uno de los solteros más elegibles que quedaban en Acreia. Muchas familias nobles estaban tratando de que sus hijas se casaran con el duque Luzo, quien potencialmente podría ser el nuevo emperador.

A Lucius I no le importaba que su primo se casara. No estaba preocupado en absoluto, pero ciertamente apreciaba la consideración y el desinterés del Duque Luzo. Lucius sabía que si no fuera por el duque Luzo, no habría podido dejar Acreia para cumplir su sueño.

El padre de Lucius I, el ex emperador, Heogwai II, tenía una relación tensa con algunos de los poderosos nobles de Acreia. Cuando Heogwai II comenzó a prepararse para una conquista similar a la de Lucius, estos nobles se opusieron a la idea. Cuando murió el ex emperador, Lucius I fue presionado para que abandonara este plan de conquistar el mundo.

Por supuesto, Lucius no los escuchó.

Comprendía por qué estos hombres querían que el duque Luzo asumiera el trono. Lucius I sospechaba que estos viejos nobles odiaban escuchar lo exitoso que era en sus batallas.

Aunque se disculpó con el duque Luzo, Lucius I no podía regresar a casa.

En la reunión de estrategia, Sir Baufallo miró el mapa y suspiró.

—Estos bastardos… Simplemente no se van. Son como michelines persistentes —dijo con frustración.

—¿Michelines?

—Ya sabes, la grasa en tu abdomen.

—¿Por qué habría grasa en tu abdomen?

Cuando los jóvenes y delgados caballeros preguntaron, Sir Baufallo se estremeció de ira. Tenía más de cuarenta años y era el mayor de la tienda. A medida que crecía, se hacía más difícil mantenerse delgado a pesar de su mejor esfuerzo.

Supongo que Sir Bau se acerca a su jubilación, pensó Lucius en secreto.

A menudo, los caballeros se retiraban después de una gran herida de batalla. A veces, tenían la suerte de retirarse en la vejez. Más viejo significaba articulaciones rígidas y resistencia reducida. Sus huesos eran más frágiles y algunos también experimentaban enfermedades psicológicas de su época en innumerables batallas.

Lucius I insistió en tener a Sir Bau porque confiaba en este caballero, que había servido a su padre antes que a él. El emperador necesitaba a alguien que pudiera liderar a los jóvenes caballeros ingenuos. Tenía que hacerse, pero Lucius I todavía se sentía culpable por arrastrar a Sir Baufallo a esta conquista.

Y además de eso, los dos hijos de Sir Baufallo también estaban aquí.

Cuando Lucius I anunció su plan para este viaje, muchos jóvenes caballeros y soldados se ofrecieron como voluntarios para seguirlo. Algunos lo hicieron porque admiraban a su joven emperador, mientras que otros querían convertirse en héroes y ganar fama y fortuna.

Sir Rabi lo siguió porque pertenecía a una conocida familia militar. Sir Bentier recibió la orden de los nobles que no confiaban en el juicio de Lucius I.

—¿Algún nuevo rumor sobre mí? —preguntó Lucius.

Uno de los soldados le trajo un informe que incluía todos los rumores recientes que circulaban en los reinos cercanos. Mientras lo leía, el emperador sonrió. Como era de esperar, había muchos chismes sobre Pollyanna. Parecía que todos estaban impactados por el concepto de una mujer caballero.

—Mmmm… Son casi los mismos rumores cada vez… Ya ni siquiera es interesante.

—De hecho, su alteza.

—¿No le molesta esto, Sir Pol?

—En absoluto, alteza, ya que la mujer de la que están hablando no es exacta. Están describiendo a alguien que definitivamente no soy yo.

Los rumores sobre Pollyanna estaban llenos de conspiraciones y obscenidades. Algunas eran lo suficientemente sucias como para hacer sonrojar incluso a una prostituta experimentada, pero Pollyanna mantuvo la calma. No eran ciertas y estaba segura de que nadie las creía. Y si se enojaba, podía patearles las bolas a los soldados enemigos cuando tuviera la oportunidad.

El resto del documento fue aburrido. Lucius I pareció decepcionado.

—Estas personas… no tienen creatividad.

Era una estrategia común y bastante efectiva difundir rumores negativos sobre tus enemigos durante una guerra. También fue similar en la región norte.

Lucius I le preguntó al caballero a cargo de los rumores:

—¿Van las cosas bien por nuestra parte? ¿Se están difundiendo nuestros rumores en consecuencia?

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