El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 32: Torneo de Espada (2)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


¿Qué quieres decir con “qué voy a hacer”?

Riley miró a Ian con una fuerte determinación en la mirada. No tenía ningún deseo de seguir lidiando con el pobre chico, por no decir que era molesto.

¿Nos escapamos? —Indicó Riley con la mirada.

Ian asintió, por lo que Riley se dio la vuelta rápidamente.

Al mismo tiempo…El primer hijo de la familia Erenjium, Aploc y su seguidor lo persiguieron rápidamente, gritando —¡¿Cómo te atreves?!

No parecía que les fueran a permitir escapar.

—Disculpen. Pero no puedo dejarlos pasar…

Ian extendió los brazos para evitar que los dos alcanzaran a Riley, y luego frunció el ceño.

—¿Sus movimientos no son tan malos?

El seguidor no tenía ningún movimiento destacable… pero el chico que se hacía llamar Aploc, como el primer hijo de Erenjium, sus movimientos eran bastante especiales.

—No está mal para un anciano, pero… lamentablemente son dos contra uno.

La mano de Ian que intentó agarrar su ropa, sólo agarró el aire detrás de Aploc. La cara de Ian se arrugó por haber dejado pasar a Aploc.

—¡Joven Maestro! —Ian giró la cabeza. Aploc se acercaba a Riley con una sonrisa.

Estaba a un brazo de distancia.

—¡Cómo te atreves a darme la espalda!

Era un acto deshonroso para un noble. Por su tono agresivo, parecía que no le gustaban las acciones de Riley, y pretendía castigarlo con dureza por ello.

—Para alguien que no tiene una pizca de nobleza en sí… —Aploc agarró la ropa de Riley.

Y…

Miró a la cara de Riley, quien se molestó por el hecho de que sus ropas fueron jaladas.

La cara de amenaza que ponía Riley no tenía nada que la respaldara, ni siquiera maná. Pero fue suficiente para que Aploc contuviera la respiración.

—¿Qué es esto? ¿Esta sensación?

El ambiente tranquilo que rodeaba a Riley cuando se disculpaba había desaparecido. En su lugar había un aura escalofriante que hizo que Aploc jadeara.

—Estaba tratando de salir adelante sin causar problemas. Por qué sucede esto otra vez. —Riley abrió la boca.

En el momento en que los sentidos de Aploc volvieron, su muñeca ya había sido tomada por Riley.

—¡Tú! —Aploc luchó por liberarse del agarre. Más bien, era su instinto lo que le indicaba que debía escapar de esta escalofriante situación.

Debía huir rápidamente. Eso es lo que le decía su cuerpo.

¿Qué? Su fuerza es… —Aploc comenzó a utilizar su maná.

El maná azul se desplazó desde su corazón hasta su hombro, desde su hombro hasta su antebrazo y hasta su muñeca. Ahora, todo lo que quedaba era balancear su muñeca.

La cual debería haberse liberado… después del balanceo, pero, extrañamente, la mano de Riley seguía agarrando la muñeca de Aploc con fuerza.

De hecho, se hacía cada vez más fuerte hasta el punto de que su muñeca parecía a punto de ser aplastada.

¿Qué? ¿Qué es esto? ¡No parece que esté usando maná!

Él no tiene ningún problema en los concursos de fuerza, incluso cuando estoy usando maná. En realidad, parecía que estaba por encima, muy por encima de él.

—¿Joven maestro? —Ian y el sirviente de Aploc detuvieron su escaramuza y miraron lo que estaba pasando.

Mirando a Riley que nunca había tenido este aspecto. Ian se quedó parado, incapaz de decir una palabra.

—¿Por qué tienes que molestarme así? ¿Eh?

—¡Uuh! Mi muñeca… mi muñeca…

—¡Maestro Aploc!

Pasando por delante de Ian, el sirviente de Aploc extendió su brazo para salvarlo.

Al darse cuenta de que Riley no era un simple bufón, la mano del caballero ya estaba impregnada de maná.

—Déjame… —Riley habló mientras movía el brazo que sujetaba la muñeca de Aploc. El cuerpo de Aploc se movió como una muñeca de trapo. —Vivir en paz.

Mientras continuaba con sus palabras, Riley giró su brazo una vez más en dirección contraria, desviando la mano del sirviente, liberando la muñeca de Aploc de su agarre.

El caballero fue golpeado por la espalda de Aploc y voló en un arco, aterrizando en la entrada de la sala de descanso, ambos gritaron del dolor al mismo tiempo.

Aploc continuó volando en la dirección en la que fue balanceado con tanta fuerza, que se quedó clavado en la pared de espaldas.

Ian, que había estado observando a Riley todo este tiempo, movió los ojos para mirar a Aploc, que estaba incrustado en la pared.

Parecía que había conseguido absorber la mayor parte del impacto con su maná, ya que Aploc seguía manteniendo la conciencia a pesar de las grietas presentes en la pared.

Aunque parecía un poco fuera de sí.

La tormenta pasó, y Riley suspiró enormemente.

Riley miró a Ian, y luego dio un paso hacia Aploc.

—Oye —Riley habló mientras acercaba su cara a la de Aploc, éste no pudo responder, y se limitó a mirarlo con la mandíbula entreabierta.

Parece que estaba demasiado sorprendido por lo que acababa de suceder.

—Sólo lo diré una vez, así que escucha con atención. —Riley dejó escapar su intención asesina. La cara del joven noble empezó a ponerse azul.

Ian simplemente contuvo la respiración.

—¿Lo entiendes? —Con un susurro, Riley le habló a Aploc con su boca muy cerca de su oído, Ian no pudo oír lo que se decía.

Sin embargo, pudo notar que la cara de Aploc se estaba poniendo más pálida que antes.

—Si… comprendo —Aploc asintió con furia.

Parecía que Riley había hecho una petición.

—Recuerda. Si hablas de esto, no me importa si eres de Erenjium o del Orangium… te destruiré sin importar el costo.

—Ah… ¡Si! ¡Por supuesto!

Incluso siendo una tercera parte, la intención asesina se sintió abrumadora.

¿Cómo se sentiría ser la persona a la que va dirigida?

—Ian —llamó Riley pero no hubo respuesta —¡Ian!

—Ah… ¡Sí! —La llamada de Riley sacó a nuestro Ian de sus pensamientos.

La clara intención asesina que se podía sentir de Riley, ahora se había ido como si fuera sólo una ilusión.

—Te dejaré la limpieza del desorden a ti. Si alguien pregunta, lo has hecho tú ¿De acuerdo?

—¿Perdón? Por qué…

—Te harás responsable ¿cierto? Es una petición, ¿de acuerdo? ¿Héroe mercenario?

Riley volvió a su asiento. Y así, en el pasillo que llevaba al baño sólo quedaron Aploc, su sirviente e Ian.

♦ ♦ ♦

—Ya he vuelto.

—Has tardado un poco.

—Ah, sí.

—Joven Maestro, ¿dónde está Ian?

—Ha sucedido algo. Parece que va a tardar, así que dejé de esperar y me vine primero.

—Pero… ¿no ha oído antes una especie de explosión?

—¿Explosión? No he oído nada. ¿Tal vez sea Ian? Puede ser bastante intenso cuando se lo propone. Tienes buenos oídos Sera.

Riley, que había abandonado a Ian, empezó a engullir la cerveza negra con azúcar, de un trago. La bebió como si intentara olvidar las frases cursis de antes, y tras unos cuantos tragos, exhaló con satisfacción.

—Ah, ya empieza. Entonces, ¿cuál es el personaje principal que hay que mirar en este combate? —Le preguntó Riley a Sera, mientras veía entrar a ambos concursantes.

A pesar del incidente involuntario en el baño, había conseguido volver antes de que empezara el siguiente encuentro.

—Parece que uno de ellos es el candidato ganador. Mucha gente le está animando. También soy una de ellos —respondió Sera con una sonrisa.

Riley ladeó la cabeza.

—¿Candidato ganador?

—Sí, ¿ves a la persona con dos espadas?

Llevaba una capa color añil que le llegaba hasta la cintura, junto con dos espadas de longitudes desiguales que colgaban a sus lados.

Riley se cruzó de brazos mientras inspeccionaba al hombre que Sera señalaba.

El ambiente que lo rodeaba no parecía demasiado malo.

A juicio de Riley, supuso que Lloyd, el segundo hijo de la casa Iphelleta, sería parecido a él si tenía una edad similar, solo los diferenciaban las dos espadas.

—Es el único concursante que posee dos espadas como yo. Por eso también lo animo.

Sera continuó explicando con un rubor en sus mejillas, como si estuviera avergonzada.

—Es de la familia Jenier… Es el primer torneo en el que va a participar.

—¿Es su primer torneo y es el candidato ganador? Debe ser muy famoso, no creí que sólo por el hecho de que tenga dos armas, fuera a ser así.

—Sí. Bueno… antes de que empezara el torneo, parece que mostró unas habilidades increíbles en el simulacro de batalla que se hizo en privado entre los concursantes. Ah, ¡y una cosa más!

Sera habló con el dedo índice extendido, como si este fuera el punto más importante.

—Dice que también quiere superar a la Casa Iphelleta. Esa fue su razón principal para entrar en este torneo.

—¿La Casa Iphelleta?

—Sí, Iphelleta es considerada la mejor cuando se trata de espadas en la nobleza.

—Entonces, ¿no está mal que lo animemos? —Preguntó Riley confundido.

—¿Qué hay de malo en eso? Es bueno ver que tiene algo de ambición.

Sera se rió mientras agitaba las manos en el aire. Riley se apartó de ella para observar el combate, sin poder entenderlo.

El árbitro de la plaza levantó las manos.

—El combate continuará hasta que uno de los contendientes sea expulsado del escenario, o hasta que ya no pueda moverse. El uso de maná está permitido, pero si lo utilizan con la intención de matar será motivo de descalificación. Este juicio será supervisado por un árbitro. ¿Entendido?

El árbitro explicó las reglas del combate a los dos competidores.

El noble Jenier asintió con un comportamiento tranquilo. Mientras que su oponente estaba sudando frío, y asintió un poco más tarde.

Parecía que estaba bastante nervioso.

—Creo que el partido ya está decidido. —La cuenta atrás comenzó cuando Sera hizo su comentario. Los dos contendientes sacaron sus espadas.

Uno de los bandos parecía confiado mientras que el otro tenía un aspecto bastante sombrío.

—Parece que está listo para ir al baño en cualquier momento.

—No estoy tan seguro de eso.

Aun así. Riley observó con atención el combate.

Parecía bastante interesado.

—Uh, Sera.

—¿Sí?

—¿Cuál es la familia del oponente de Jenier?

—¿Su oponente? Bueno… ¿Quién era?

Quedan dos segundos, un segundo. El combate comenzó.

—Ah, lo recuerdo. Era Erenjium…

Antes de que Sera pudiera terminar sus palabras. Las cuchillas gemelas de Jenier volaron en el aire.

—¿Eh?

Ocurrió lo contrario a la expectativa de Sera. El concursante de Jenier no podía creer lo que había sucedido.

Sus manos estaban en el aire con sus espadas hacia arriba.

Estaba completamente indefenso. Su oponente, Erejium cargó hacia su estómago después del primer golpe.

—¿Erejium?

Era como si hubiera esperado que esto sucediera. Riley ni siquiera comprobó lo que estaba pasando después y recordó lo ocurrido con el chico de la familia Erenjium.

¡Yo, Aploc, primer hijo de la familia Erenjium!

Ah.

La cara de Riley se volvió amarga. La persona que acababa de manejar era también de Erenjium.

—¡¿Lo… lo hice?! —Expreso uno de los contendientes, incapaz de entender lo que pasó.

Poco después, hubo un murmullo de los contendientes. El árbitro gritó.

—¡Víctor! ¡El segundo hijo de Erenjium, Aplion!

—¿He ganado? ¡He ganado!

¿Segundo hijo? ¿Así que es el hermano menor?

Riley se rascó la cabeza al ver al tímido muchacho que no era como su hermano, y luego giró la cabeza. En su cara se notaba que recordaba algo.

Ahora que lo pienso… —Ian aún no ha regresado —¿Habrá pasado algo?

Ha pasado algún tiempo desde que dejó a Ian para que se ocupara de la situación. No sería extraño que ya hubiera regresado.

Algo era extraño.

—No, ¿qué podría pasar?

Era raro.

Pero al no detectar grandes cambios en el maná de Ian, Riley decidió que no había nada de qué preocuparse y empezó a comer los bocadillos que Sera había preparado.

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