El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 9: Manipulación de evidencia (2)

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


¿Cuántos minutos habían pasado? ¿Un minuto? ¿Tres minutos? Tal vez, incluso habían pasado 10 minutos.

Sin embargo, el duelo no parecía estar cerca de concluir.

— ¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea!

Las venas comenzaron a aparecer en la frente de Ian, junto con una marca de sudor que cubría todo su rostro. Su viejo cuerpo, había alcanzado su límite físico, debido al prolongado e intenso combate.

— ¡No puedo perder más tiempo! Es por la seguridad de Riley.

Y, teniendo en cuenta su condición, permitir que la lucha se prolongue por más tiempo sería peligroso.

—El próximo golpe…terminaré con el próximo golpe.

Ian apretó más su espada. Se estaba preparando para una peligrosa apuesta. Si perdía, su vida podría estar en riesgo, pero no había otra opción.

— ¡Sin riesgo no hay recompensa!

Ian centró su mirada, y se lanzó hacia adelante con una postura diferente a la anterior. El hombre encapuchado, notó la desesperación de Ian y reaccionó sin dudarlo.

Al final, la decisión de Ian resultó ser un error. El enemigo ya había anticipado ese movimiento. La espada de Ian separó el aire vacío, y el hombre encapuchado logró deslizarse a través de sus defensas y atacar desde atrás.

— ¡Mierda!

¿Será aquí donde termina su vida? El sudor de Ian goteaba en el aire. En ese momento, sintió como si el mundo se hubiera detenido.

¿Tal vez, era un recuerdo?

—Ian

Los días trabajando como mercenario…

El momento de su retiro, para luego trabajar en la Casa Iphelleta. Conociendo al maestro Riley. Era una vida plagada de peligro y emoción.

—Joven maestro, perdóname…

Ian se disculpó, porque moriría antes de cumplir con su deber para con Riley. Él, había renunciado a su vida.

Una daga voló desde un rincón desconocido y se clavó en el hombro del hombre encapuchado.

— ¡¿Kuk?!

El hombre encapuchado se sobresaltó. Esa daga de ahora pertenecía a uno de sus camaradas.

— ¿Hay un traidor? No puede ser…¿Entonces quién?

Incluso antes de eso… ¿Cómo podría un tercero que no podía ser visto ni detectado, lograr golpearlo con una daga? Eso era algo que incluso su superior no podía hacer.

— ¡Una abertura!

Ian no perdió el breve momento, y sus ojos brillaron con esperanza. El factor decisivo, entre un ganador y un perdedor, es ser capaz de detectar la más mínima diferencia, cuando se trata de un duelo entre dos maestros.

Ese momento cambió el flujo del combate.

—¡Uck! —Gimió el hombre

Al instante, la espada de Ian cortó el cuello del hombre encapuchado. Éste llevó sus manos a su garganta. La sangre se derramó entre sus dedos y cayó de rodillas. Entonces, su pecho se estrelló contra el suelo sin vida.

—Huck, Hoo, Hoo… —Ian, que acababa de escapar de una muerte segura, comenzó a contener su respiración salvaje.

No estaba seguro de lo que acababa de ocurrir, pero lo único que importaba era su siguiente objetivo. En este momento, no tenía tiempo para pensar en el duelo que acaba de tener lugar.

— ¡Joven maestro!

Ian corrió por el pasillo, impulsado por su preocupación por su perezoso amo.

♦ ♦ ♦

—Hmmmm…

Se escuchó un murmullo desde el corredor. Riley fue quien inició el discurso.

—Eso es extraño…

Riley miró su mano, con la que acababa de arrojar algo, con toda su fuerza.

El resultado no fue lo que esperaba.

— ¿Por qué se perdió?

Un tiro de cuchillo. Así es como se llamaría en circunstancias normales, pero lo que Riley acababa de realizar fue un error.

—Iba por su corazón…

El lanzamiento de la espada de Riley había rebotado en la pared…dos veces.

Había calculado el ángulo del lanzamiento, para que solo el mango golpeara la pared. Después de eso, de hecho, había aterrizado en su objetivo, pero no donde lo había deseado. Por eso, Riley no estaba satisfecho con el resultado.

— ¿Supongo que era de esperar?

El lanzamiento de cuchillo, era la habilidad que más utilizaba en su vida anterior. Aunque bendecido con la espada, carecía de talento para cualquier habilidad con alcance, como tiro con arco o magia. Por lo tanto, está fue una de las competencias que desarrolló para eliminar tal desventaja.

—Este cuerpo es diferente al anterior, y ha pasado mucho tiempo.

Si una persona promedio lo hubiera escuchado, perdería el conocimiento en el acto. Había una posibilidad de “fuego amigo” si él fallaba, ni siquiera, para mencionar la distancia entre él y el objetivo.

Sin embargo, Riley tenía confianza, de que nunca golpearía a Ian, que estaba en combate, y que solo golpearía al hombre encapuchado. Eso estaba respaldado por una habilidad y experiencia equivalente a su confianza.

Aunque todo fue ganado en su vida anterior.

—Bueno, también era una daga.

Riley miró debajo de él. El dueño anterior de la daga y sus compañeros, estaban en el suelo con la boca abierta.

Muertos.

—Demasiados pensamientos inútiles.

Riley se frotó los zapatos en la alfombra, para quitarles las manchas de sangre, dándose cuenta de que Ian podría entrar en cualquier momento, si permanecía inactivo.

Debía deshacerse de la prueba. Si alguien de la mansión viera a Riley parado sobre los cadáveres de los asesinos, o encontrara alguna prueba de sus acciones, en ese momento, su vida tranquila terminaría.

Eso no es lo que Riley quería.

— ¡Ejem, ejem!

Riley se aclaró la garganta para despejar la atmósfera y, rápidamente, abandonó el área.

♦ ♦ ♦

— ¿Hm? ¿Ian?

— ¡Joven maestro!

En este momento, Ian recordó por qué existe la palabra tranquilidad. Todo fue gracias al chico que estaba doblando la esquina.

— ¿Qué está pasando? Estás sudando un poco.

—Joven maestro…

— ¿Qué? ¿Saliste a correr?

—No, no es nada.

Riley preguntó con una sonrisa e Ian sacudió la cabeza con lágrimas en los ojos. Riley inclinó la cabeza en reacción al rostro de salvación del viejo.

Era como si no supiera nada.

— ¿Dónde has estado? ¿No estabas en los jardines como siempre?

— ¿Hm? Ah, sobre eso…

Riley se estremeció ante la pregunta inesperada, pero Ian no mostró signos de darse cuenta.

—Estaba en el baño, pero ¿por qué? ¿Pasa algo?

Riley preguntó como si estuviera preocupado por el mayordomo cubierto de sudor. Ian respondió con una mirada seria en su rostro.

—Asesinos han invadido la mansión.

— ¿Asesinos?

Cuando Riley actuó sorprendido, Ian asintió con la cabeza.

—Sí. Debe ser sobre el incidente de antes.

Se refería a la situación que había tenido lugar anteriormente. El descubrimiento del cuerpo de un asesino, debe ser la razón por la que han venido a la mansión.

—Ahora, la situación es diferente a la anterior. Esta vez, quedarse solo es realmente peligroso.

— ¿Esto no es una broma? —Preguntó Riley.

—Estoy hablando muy en serio.

Riley comenzó a mirar alrededor del área como si no pudiera creerlo. La mansión parecía demasiado tranquila, pero, ocasionalmente, se producían choques de espadas que se podían escuchar desde lejos. Era la prueba de que Ian decía la verdad.

—En nombre de Dios, que puede estar pasando…

Cuando Riley se tragó su saliva, giró rápidamente la cabeza y le preguntó a Ian.

—Ian, ¿qué hay de mamá? ¿Está bien?

Eso era lo primero que le preocupaba. El rumor sobre su pereza podría ser generalizado, pero su amor por su madre era insuperable. La cara de Ian se relajó, ante la preocupación del niño.

—Sera la está protegiendo. Debería estar bien, ya que ella es bastante fuerte.

— ¿De verdad? Ja, eso es bueno.

Riley suspiró de alivio.

—Deberíamos volver y reunirnos con Sera —Ian habló después de observar los pasillos.

La sed de sangre en la mansión se estaba volviendo más espesa. Es probable que el maestro Stein, finalmente, haya entrado en combate.

—En este momento, somos la parte más vulnerable de toda la mansión.

Riley era el más débil dentro de la Casa Iphelleta y, por eso, tenía que estar protegido. Para proteger la semilla que aún no ha brotado, y para poder ver el momento en que floreciera.

Cuando Ian estabilizó su resolución, miró amablemente a Riley.

—Tomaré la delantera. Asegúrate de quedarte justo detrás de mí, ya que no sabemos lo que va a pasar.

—Ian, espera.

Cuando Ian estaba a punto de moverse, con su espada desenvainada, Riley levantó la mano para detenerlo.

—Ahora que lo pienso…vi algo extraño en el baño.

— ¿Algo raro?

—Tal vez, esto…

Ian se volvió, curioso, después de escuchar las palabras del niño, que había cuidado desde que era un bebé. Tal vez, estaba señalando algo especial, al igual que su anterior escondite.

Ese pensamiento cruzó por su mente.

—Lo traje conmigo por si acaso.

La mano de Riley se movió a su bolsillo derecho. ¿Qué había descubierto el chico? Cuando Ian trató de especular que podría ser, el objeto fue revelado.

— ¿Joven maestro, eso es …?

Las cejas de Ian se fruncieron, después de poner su vista en el objeto en cuestión.

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