Felicidades Emperatriz – Capítulo 29: Estrella de la desgracia


Al día siguiente, Hua Jin notó que el ratón sin cola estaba acurrucado junto a su almohada, durmiendo profundamente.

Su corazón se había vuelto suave, era la primera vez que tenía una mascota, la cosa blanca y regordeta… Qué lindo.

¿Porque tenía que ser un ratón y además, un ratón sin cola? Para empeorar las cosas, ¡Yu Yan tiene un gato!

Justo cuando Hua Jin se estaba perdiendo en sus pensamientos, Jiao Yue sin aire entró corriendo a la habitación, abriendo de una vez la puerta. Pero justo cuando estaba a punto de decir algo, se dio cuenta del ratón y gritó a todo pulmón.

—¡¡HAY UN RATÓN AQUÍ!!

—¡Silencio! —Hua Jin frunció el ceño— Esta es mi mascota… ¡Bo Li!

[Nota: Bo Li es vaso en chino]

Jiao Yue se calmó después de que Hua Jin le diera una mirada y recordó lo que le iba a decir antes.

—¡Malas noticias, Joven Ama!. Esta mañana, cuando la Señora fue al Templo Qing Quan, el Gran Abbot le dijo que naciste bajo la estrella de la desgracia, cualquier persona que esté con usted, sufrirá. Y nuevas noticias acaban de llegar de la mansión del Príncipe Errante; en la última noche, una de las concubinas murió de una enfermedad grave.

Todo ese ruido había deportado a Bo Li, quien se metió más adentro de la manta y se ocultó entre los pechos de Hua Jint asomaba su cabeza mirando a Jiao Yue.

*Bostezo*

Hua Jin abrió los ojos y le preguntó

—¿Qué pasa con toda esa prisa? ¿Has oído algo de Su Huan?

—¡Todavía no!

Jiao Yue notó que Hua Jin quería levantarse, entonces, ella le ató rápidamente su vestuario y la ayudó a ponerse sus zapatos.

Al principio Jiao Yue tenía la intención de ayudar a Hua Jin a cambiarse de ropa, pero el ratón estaba descansando en su hombro, por lo tanto, Jiao Yue dócilmente solo le entregó la ropa.

Hua Jin tiró a Bo Li al suelo y con un tono molesto le habló.

—¡Permanece en el suelo! Te has sentado tanto tiempo en mi hombro que me cansé.

Bo Li giró en el aire y aterrizó con seguridad. Se pasó su lengua por sus garras y se sacudió antes de correr hasta la mesa del comedor.

Una vez que todo estaba en orden, Chu Yun trajo un recipiente con agua para que Hua Jin se lavara su cara. Luego, junto a Jiao Yue, fueron a buscar el desayuno para Hua Jin.

Hua Jin amarró su pelo y se sentó delante de la mesa. Empezó a golpear sobre la mesa del comedor con su dedo índice.

Hua Miao y Hua Wan, madre e hija, ya habían pensado en algo de antemano, pero no esperaban que en la mansión del príncipe errante fuera a ocurrir una muerte.

Sin embargo, una mera coincidencia no sería suficiente para romper el compromiso.

Después de estar sentada durante un tiempo, Hua Jin notó que Jiao Yue y Chu Yun todavía no regresaban, entonces, se levantó de la mesa y salió de la habitación.

Hua Jin se encontró con una sirvienta que estaba regando las plantas.

—¡Ve y encuentra a Jiao Yue y Chu Yun!

La sirvienta le respondió rápidamente y salió corriendo, momentos más tarde regresó nerviosa.

No podía recuperar su respiración.

—Joven… Ama…*jadea* Es… No… ¡No está bien! La hermana Jiao Yue y Chu Yun fueron obstaculizados por Hua Wan en el jardín.

Los ojos de Hua Jin se hundieron, una pequeña grieta se formó en sus labios y se echó a reír con frialdad.

A grandes zancadas se dirigió al jardín.

—Los rumores a penas se extendieron y ya no puedes contenerte. ¡MALDITA HUA WAN!

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