La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 32: Anillo de la Llama Roja

Traducido por Shroedinger

Editado por Sakuya


—¿Qué?

—Creo que debe ser algún tipo de plan. ¿Qué es?

El Príncipe Heinley pareció sorprendido. No respondió, cerró la boca y miró hacia abajo. Cuando vi su rostro tranquilo, recordé mi primera impresión del Príncipe Heinley.

Es correcto. Solo sonrió después de que nos conocimos. Antes, pensaba que parecía ser frío.

Incluso si solo estaba pensando, el estado de ánimo era escalofriante.

—Yo…

No pasó mucho tiempo antes de que el Príncipe Heinley me mirara y hablara, su expresión se suavizó.

—Reina, no quiero mentirte.

Su respuesta tuvo muchas implicaciones. Buenas y malas.

—Sí.

En el lado bueno, estaba demostrando lo seria que era su amistad. No puso excusas cuando la otra opción era más arriesgada.

En el lado malo… estaba tramando algo y no podía decirme. Se me pasó por la cabeza que podría ser personal o contener información confidencial de su país. Pero era probable que el plan implicara llevar al Duque Elgy al Imperio de Oriente…

—No tienes que responder si no puedes.

Sonreí y hablé en un tono casual, y el Príncipe Heinley me miró con ojos nerviosos y suspiró.

♦ ♦ ♦

McKenna se apoyó contra la pared del salón mientras esperaba que el Príncipe regresara. Tenía la intención de quejarse con él por llamarlo pájaro tonto frente a la emperatriz extranjera. Definitivamente no era un pájaro tonto. Se enfurruño aún más al recordar cómo el Príncipe Heinley le dijo que hiciera de pájaro mascota.

Sin embargo, el estado de ánimo de McKenna cambió cuando el Príncipe entró en la habitación y se derrumbó en el sofá.

—¿Su Alteza? ¿Estás bien?

McKenna no estaba preocupado, no inicialmente. Sabía lo fuerte que era y no era frecuente que tuviera que preocuparse por él. Sin embargo, el Príncipe Heinley apartó inesperadamente la mano.

—¿Su Alteza?

McKenna se inclinó para mirarlo con atención. Era el que se había visto obligado a jugar como pájaro mascota frente a la Emperatriz, pero era el Príncipe Heinley quien tenía un aspecto de derrota.

¿No salió como pensaba?

—Su Alteza… ¿La Emperatriz dijo algo malo?

McKenna puso su mano sobre el hombro del Príncipe Heinley, pero el Príncipe se encogió de hombros. No había enojo en su rostro por lo que había sucedido. Estaba empezando a preocuparse un poco.

—¿Escuchaste algo malo?

—Bueno, McKenna. —Duda se reflejaba en su rostro—. Yo-

—¡Sí! Estoy escuchando. Hable.

—Creo que me gusta más de lo que pensaba.

La respuesta del Príncipe Heinley, sin embargo, fue una completa tontería. McKenna frunció el ceño.

—¿Qué?

El Príncipe Heinley hundió la cara entre las manos y soltó un suspiro tembloroso.

—Creo que cometí un desliz de lengua.

—¿Desliz de lengua? ¿Frente a la Emperatriz?

—Sí.

McKenna estaba más desconcertado por su respuesta.

—¿Qué dijo que te entristeció?

—¿Qué pasa si ella desconfía de mí ahora?

—¿Desconfiar?

—Estudiarme con esos ojos agudos… aah.

El Príncipe se levantó del sofá y cayó en su cama con un gemido. Había divagado incoherentemente sobre todas las preguntas de McKenna, y el caballero lo miró con sorpresa.

—¿Descubrió que puedes convertirte en un pájaro?

—Eso no.

—¿Entonces?

—Algo más.

♦ ♦ ♦

Aunque consideraba al Príncipe Heinley una buena persona y un buen amigo, incluso las diferencias podían hacer que las buenas personas se convirtieran en enemigos. Sin embargo, ser un enemigo no significaba necesariamente ser una mala persona, solo significaba que estaban en mi contra.

Tan pronto como regresé a mi habitación, llamé a Sir Artina para entregarle una misión.

—Sir Artina. Hay algo que quiero que investigues. Se discreto.

—Sí, su Majestad. ¿Qué es?

—Se trata del Príncipe Heinley y el Duque Elgy.

—¿Qué?

Sir Artina, que sabía que el Príncipe Heinley era el dueño de Queen, me miró sorprendido. Parecía pensar que era extraño que yo quisiera investigar a alguien a quien ya le estaba enviando cartas.

—El Duque Elgy es comprensible… ¿pero el Príncipe Heinley también?

—Sí. Quiero que te concentres en sus actividades antes de Año Nuevo, antes de que llegasen aquí al Palacio Imperial.

Sir Artina tenía sus sospechas, pero era un caballero modelo. En lugar de interrogarme, dio un breve “sí” y salió de la habitación. Luego, caminé hacia la ventana y apoyé la cabeza contra el marco.

El Reino Occidental era el rival más poderoso del Imperio Oriental, pero no estaban ni demasiado lejos ni demasiado cerca. Mientras tanto, ¿qué podría hacer el Príncipe Heinley al traer al Duque Elgy?

♦ ♦ ♦

Permanecí ocupada durante los siguientes cinco días. El baile público iba a celebrarse un mes antes que el del año pasado a cambio de una generosa suma pagada por el Gran Duque Lilteang, y los documentos pertinentes habían sido aprobados y distribuidos.

También hubo buenas noticias. Por primera vez, un niño de un orfanato patrocinado por el estado obtuvo una beca para asistir a la academia de magia. Era imperativo cultivar el talento mágico. No importa cuánto se gastara, la magia era un talento invaluable.

Como gesto simbólico, los funcionarios recomendaron que alguien de la Familia Imperial presentara la beca y yo estaba dispuesta a asumir el papel. No recordaba a todos los niños criados en el orfanato, pero conocía a un buen número de ellos, especialmente al niño que fue elegido. Me alegró tener el honor de felicitarlos. No obstante, el viaje duraría más de un día, así que visité la oficina de Sovieshu para consultarlo. Lo encontré sentado en su escritorio, girando un pequeño anillo en sus manos.

—Pensé que lo habías perdido.

El anillo de la Llama Roja, el cual Sovieshu dijo que había desaparecido, estaba justo ante sus ojos. Lo miré con perplejidad y él sonrió.

—Sí. Es asombroso.

—¿Lo encontraste?

—Yo no diría que lo encontré.

Lo observé interrogante.

Sovieshu dejó el anillo en su escritorio.

—Le di este anillo a Rashta, pero ella dijo que sentía lástima por una pobre doncella y se lo dio.

—¿El anillo de la Llama Roja…?

—Supongo que ella no sabía sobre el hechizo. Cuando se lo conté, se molestó. —La voz de Sovieshu se volvió cariñosa y continuó—. Le pedí al Conde Pirnu que buscara un anillo que tuviera una propiedad similar. Lo recuerdas de hace unos días, ¿verdad?

—Lo recuerdo.

—Y el Conde Pirnu me lo dio hoy. Lo compró en una subasta anoche, sin darse cuenta de que era el mío… —Él sonrió levemente—. ¿No es asombroso?

—Ya veo.

No me impresionó en absoluto, pero, aun así, me vi obligada a responder. Sovieshu se guardó el anillo en el bolsillo del pecho. Pensé que mi respuesta era demasiado breve, así que hablé más.

—Si la doncella era pobre, probablemente necesitaba el dinero y lo vendió.

—Estoy de acuerdo. Pero la información sobre joyas, especialmente sobre artículos mágicos, es difícil de encontrar. La persona promedio no sabría venderlo por su precio completo. Le dije al Conde Pirnu que averiguara cuánto recibió la mujer que vendió el anillo.

Las comisuras de la boca de Sovieshu se levantaron con orgullo.

—Rashta es de buen corazón. Quiero asegurarme de que su buena acción se hizo correctamente.

♦ ♦ ♦

Ocho días después de que Rashta le pidiera al Vizconde Roteschu que descubriera la debilidad de la Duquesa Tuania, el Vizconde hizo una visita.

—Llegas antes de lo esperado.

Rashta le habló con voz aguda y le ordenó a la Vizcondesa Verdi que se llevara el té.

—Oh querida. ¿Ni siquiera me servirás té?

—No. Y no la despedí por tu culpa.

—¿Entontes?

Rashta no respondió. No quería decirle al Vizconde Roteschu que no confiaba en la Vizcondesa Verdi.

—Hm. No quieres decirlo.

El Vizconde Roteschu se sentó cómodamente en una silla y sonrió.

—Habla rápido. ¿Has encontrado algo útil?

—En efecto. No fue tan silencioso, por lo que la información no fue difícil de encontrar.

—¿Qué información?

Rashta esperó con anticipación su respuesta. El Vizconde Roteschu sonrió y sacó una revista de chismes de su bolso.

—¿Qué es esto?

Rashta sacó la revista de chismes y la desdobló. Su fecha data de hace veinte años.

—Léelo.

La revista incluía temas sobre diseñadores de moda, sombrererías de moda, actores populares, bodas de ese mes y restaurantes. Aunque la moda era de dos décadas atrás, Rashta todavía estaba deslumbrada por las imágenes.

¿Por qué estaba mirando esto? Pasó las páginas con el ceño fruncido. Con su limitada capacidad de lectura, solo podía obtener información a través de imágenes o palabras simples, pero no podía decir de qué estaba hablando el Vizconde Roteschu. Molesta, dejó la revista y miró fijamente al Vizconde, quien dio un “Oh” y se llevó la revista.

—Pensé que el Emperador te había enseñado todo. —Él sonrió como para asegurarle que no se estaba burlando de ella y señaló una sección de la revista—.  Nian, una hermosa joven; El marqués Tuania, que se dedicó a la Iglesia; y Lord René, el prometido de Nian. Esta es la historia de la que más se habla aquí.

Rashta frunció el ceño.

—Te dije que buscaras información sobre la Duquesa, ¿no es así?

—Aquí, Lady Nian es ahora la Duquesa Tuania. —El Vizconde Roteschu explicó con un chasquido de la lengua—. ¿Crees que fue Duquesa de nacimiento?

—¿Entonces el Marqués Tuania es el Duque Tuania ahora?

—El hombre al que llamamos el Marqués Tuania, era el hijo mayor del Duque Tuania en ese momento. Ahora todo el mundo lo llama ‘Lord Marian’.

Rashta lo miró sin entender.

—En ese momento, el sucesor era este hombre. Pero ahora el prometido de Nian, René, es Duque Tuania.

Rashta se mantuvo en silencio, escuchando.

—Hablaré de ellos con sus títulos actuales, ya que es confuso. Lord Marian se enamoró de la prometida de su hermano menor, la Duquesa Tuania.

—¿De verdad?

—Está en las páginas de chismes, pero es verdad. Incluso la persiguió y tuvieron una buena relación. Pero cuando la Duquesa Tuania finalmente se casó con el Duque Tuania, Lord Marian se sorprendió por completo, renunció a su herencia y se fue a la Iglesia.

Rashta abrió mucho los ojos.

—¿Por qué renunciar a todo?

—No lo sé. El problema era que Lord Marian se suicidó una semana después de ingresar a la Iglesia. Desde entonces, la Duquesa ha tenido fama de mujer fatal. Los chismes estaban en llamas.

Rashta miró la revista con gran interés.

—Ésta es la debilidad de la Duquesa, ¿no? La gente se preguntaba si ella lo mató.

—Hubo más rumores después de eso, pero no hay más información porque la revista cerró.

—¿Más rumores…?

—La Duquesa Tuania tuvo un bebé siete meses después de casarse con el Duque. La Duquesa afirmó que el bebé nació prematuramente, pero la gente dijo que el bebé se parecía a Lord Marian. —La sorpresa se mostró en su rostro—. En ese momento, su suegro, el Duque Tuania, estaba tan enojado que sacó no solo a los periodistas del negocio, sino también al editor.

Rashta tragó saliva. Eso era.

El rumor podría reavivarse y el papel de comidilla de la sociedad pasaría a la Duquesa Tuania.

—¿Te gusta eso?

El Vizconde Roteschu miró con una sonrisa. Rashta asintió con la cabeza y sacó algunas joyas de su joyero y se las entregó al Vizconde Roteschu, quien las aceptó con regocijo.

—¿Bien?

—Hay más que quiero que hagas.

—¿Más?

—Si estás de mi lado, tienes que seguir trabajando.

Rashta colocó otra joya en la mano del Vizconde Roteschu.

—Dijiste que Lord Marian se suicidó en la iglesia, ¿verdad?

—Sí.

—Compra a la gente de la iglesia y difunde esta historia.

—¿Historia?

—Antes de que Lord Marian muriera, una hermosa mujer visitó la iglesia varias veces.

—Hmm. Puede parecer obvio que alguien está tratando de atacar a la Duquesa Tuania. ¿Serán suficientes esos rumores?

Rashta enarcó las cejas y se rió.

—Será suficiente.

Rashta recordó a la Duquesa Tuania en el baile. Había otro hombre a su alrededor que siempre miraba a la Duquesa con expresión sombría.

Ese hombre era el Duque.

Aunque muchos se pondrían del lado de la Duquesa, si alguien con un estatus similar expresara dudas, ciertamente fracturaría las opiniones.

Después de que el Vizconde Roteschu se fuera, Rashta paseó nerviosamente por la habitación con entusiasmo. Ahora podía transmitir su sufrimiento a otra persona. La Duquesa Tuania era muy visible en la alta sociedad, por lo que cuando salieran los chismes, todos hablarían de ello.

Para entonces, desaparecerá el rumor de que yo era una esclava fugitiva. 

Rashta se mordió el labio inferior y se dejó caer en el sofá. Tan pronto como se resolviera esto, necesitaba averiguar sobre el bebé… y eso no era algo en lo que pudiera confiar en el Vizconde Roteschu.

Sería aún más difícil si eligiera a la persona equivocada. ¿No hay nadie en quien pueda confiar?

♦ ♦ ♦

Extraño…

El Conde Pirnu caminó por el pasillo e inclinó la cabeza pensando profundamente. Cuanto más pensaba sobre eso, menos entendía. Luego, en la intersección donde se unían el palacio central y el palacio occidental, casi se topó con el tema de sus pensamientos.

—Vaya. Mis disculpas, Conde.

El Vizconde Roteschu se apresuró a irse con una sonrisa y una disculpa, como si conociera el rostro del conde Pirnu. El Conde Pirnu miró hacia atrás. El paso del Vizconde tenía cierta ligereza.

—Hmm…

El Conde Pirnu miró brevemente la parte de atrás de su cabeza, luego se dirigió directamente a la oficina del Emperador. Como de costumbre, el Emperador estaba trabajando bajo una montaña de papeleo, pero tan pronto como entró el Conde Pirnu, el Emperador miró hacia arriba.

—Ah, Conde. ¿Lo has encontrado? ¿Cuánto se le pagó a la doncella?

Fue hace dos días cuando el Conde Pirnu informó al Emperador de la Estrella de Llama Roja que había comprado en la casa de subastas. El conde había buscado información en la casa de subastas, pero la persona que puso el anillo en el mercado se había ido a otra región y había tardado dos días en localizarlo.

El Conde Pirnu se acercó al Emperador con expresión seria.

—Su Majestad, escuché que el anillo se pagó por el valor adecuado.

—Eso es bueno escuchar.

—Pero hay algo extraño.

—¿Extraño?

—Bueno… el comerciante dijo que la persona que le vendió el anillo no era una sirvienta.

—¿Entonces?

—Fue el Vizconde de Roteschu.

Una respuesta en “La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 32: Anillo de la Llama Roja”

  1. No puede ser ella esta jugando con fuego… Rashta no sabe hasta donde hay límite… Solo falta que por descubrir que fue Rostechu el estupid0 emperador piense que fue nuestra prota… Siento que la bomba no tarda en estallar espero que la emperatriz encuentre consuelo en Reina el ave del amroch jijiji
    Gracias por todo chicos dle scan, los amo :3

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