La Princesa derriba banderas – Capítulo 115: La investigación del Segundo Príncipe (1)

Traducido por Ichigo

Editado por Sakuya


Me asomé por las sombras, pero no vi a nadie.

Un número de tocones de árboles y madera apilada se dispersaron alrededor de la abertura donde varias herramientas, como hachas y sierras, fueron dejadas abandonadas.

Suspiré tranquilamente y seguí avanzando mientras evitaba los troncos gigantes. Mirando hacia arriba, los árboles no derribados estaban desnudos en el tronco, un contraste con el follaje grueso de la parte superior. Parecía exactamente como un pastel cortado con las ramas aparentemente aserrando las hojas.

—Johan.

Me volví hacia la voz que me llamaba.

—Este lugar fue totalmente despejado, ¿eh?

Nacht se paró junto a mí y exploró el área.

Nuestra ubicación actual, o lo que Nacht se refirió como “este lugar”, no era la entrada al bosque que inspeccionó la última vez. Más bien, estaba un poco más hacia el este.

El camino que lleva a la parte trasera del bosque era estrecho, pero más adelante, se uniría eventualmente con el camino principal. Aunque no lo diré en voz alta ya que fue el conocimiento que se me confió en secreto.

—Me alegro de haber seguido tu consejo.

Al decir esto, Nach miró hacia atrás. El hombre alto que acariciaba a su semental sonrió bajo su capa.

—Me alegro de serle útil.

Con una respuesta humilde, se quitó la capucha y la dejó caer sobre su espalda.

Apareció un rostro familiar. Pelo negro y sólido, ojos largos y afilados del mismo color complementaban su bien formado puente nasal y cejas, estas dos últimas exudando su inquebrantable voluntad.

A medida que crecía, había deseado que se volviera antiestético con el tiempo, pero esa frágil belleza en cambio aumentaba aún más los encantos del hombre.

Un dolor de cabeza se manifestó cuando vislumbre la sofisticada figura. Desearía algún día alcanzarlo y superarlo, pero tenía la sensación de que ahora tardaría aún más.

Me mordí los labios sin pensar.

El hombre, Leonhard, notó mi mirada envidiosa y contestó cortésmente con la cabeza baja y una sonrisa irónica.

Cuando este hombre apareció frente a mí en la ciudad, mientras buscaba una escolta, dudé de mis propios ojos.

¿Por qué el capitán de los Caballeros Reales de nuestro país estaba vagando en tal lugar?

Según su historia, parecía que papá tenía algo que ver con esto.

—Cometí un error tonto al exhalar un suspiro delante de Su Majestad. 

Leonhard dijo con la misma sonrisa irónica que me dio antes.

Es difícil creer que alguien como Leonhard cometa un error tonto como tal, pero tampoco parecía estar bromeando.

Dijo que fue criticado por su error y se vio obligado a hacer una inspección en nombre de la licencia.

—Si estás tan cansado, ve a tomarte unas vacaciones. 

Mi padre reprendió. Probablemente quería saber sobre el bosque que fue talado y la epidemia en curso en Wind a través de Leonhard, quien también se convertiría en mi escolta para el viaje.

Sin embargo, no podía entender el razonamiento detrás de las acciones de mi padre, ya que este papel no requería a Leonhard. ¿Qué sentido tiene enviar al caballero más fuerte de nuestro país a hacer un recado? ¿Había bestias temibles acechando en este bosque?

Si mi hermana estuviera en mi lugar, ella sería la que lo mantendría a raya. Mi hermana siempre se esfuerza al máximo y a menudo se empuja a sí misma hasta el límite, pero si es este hombre, entonces él puede frenar su comportamiento de alguna manera. Desafortunadamente, mirarlo a él tuvo el efecto contrario en mí. Mi espíritu de lucha se eleva en su lugar. Me había encendido hasta el punto de que, cueste lo que cueste, lo haría, especialmente sólo para fastidiarlo. ¿Mi padre tenía la intención de encender un fuego en mí, enviándolo?

Apreté los dientes mientras mis ojos enviaban maldiciones volando hacia él. Para protegerme, Leonhard puso una expresión seria y se volvió hacia nosotros.

—Les preguntaré a los dos una vez más. ¿Realmente tienen la intención de ir al bosque?

Ya estamos aquí, ¿por qué preguntas eso ahora? 

Casi escupí antes de detenerme. Eso es porque me di cuenta de que estaba cuestionando nuestra resolución.

—De aquí en adelante, habrá muchos peligros que nos esperan. Si no quieres ir, entonces procederé por mi cuenta. Puedes dejarme esto a mí.

Ciertamente, dejar esto a Leonhard probablemente daría mejores resultados. Es molesto admitirlo, pero reconozco sus habilidades.

Nacht, que hasta ahora había permanecido en silencio, frunció el ceño, cruzó los brazos y dio un exagerado y largo suspiro.

—Eso es cierto… Si vamos contigo, seremos un peso muerto que te retrasará. Es un buen plan.

—¡Nacht!

Grité su nombre mientras se inclinaba hacia las palabras de Leonhard. Sorprendentemente, poniendo mis expectativas completamente al revés, Nacht continuó.

—Sin embargo, inclinar la cabeza y ceder con, “¡Se lo dejo a usted, señor!” aquí no me convendría en absoluto. Mi gente podría estar sufriendo en este bosque. Sabiendo eso, ¿cómo podría considerar “esperar en un lugar seguro”? ¡Puedes meterte ese supuesto buen plan por el culo! ¡No me llaman el “príncipe excéntrico” porque me doy aires de dandi!

Nacht infló el pecho y levantó la nariz.

Su elección de palabras no convenía en un príncipe, pero eran extrañamente fiables.

—Bueno, puede que estemos ansiosos por proteger, pero al final, solo somos una carga extra. Por favor, cuide este equipaje problemático también. —Luego se adelantó e hizo esa patética broma.

Dejé escapar una pequeña risa. Mis hombros finalmente se relajaron gracias a él.

—¿Qué dice usted, maestro Johan? —Leonhard se volvió hacia mí esta vez.

—Yo quería decir lo mismo.

Todos los puntos que quería decir se me habían escapado de la cabeza. Me había construido un montón de razones para darle, pero ¿cómo podría superar el discurso de Nacht?

Con los ojos cerrados, Leonhard entregó sus siguientes palabras con un suspiro.

—Entendido. —Asintió con la cabeza.

Pensé que se opondría. Estaba tan sorprendido que solo una voz hueca se escapó de mi boca.

—¿Qué…?

—Entonces, ¿nos ponemos en marcha?

Sonreí cuando una vena apareció de repente en mi sien.

—¡¿Eso es todo?!

—Sí.

¡Debe haber más!

Estaba seguro de que me sermonearías con, “Para alguien de la familia real, no tienes conciencia de tu propia posición”, o incluso “¡No dejes que tus emociones te controlen!”

En caso de que me rechazara y dijera algo en ese sentido, estaba dispuesto a dar diez o veinte excusas para quedarme. 

Los dulces ojos de Leonhard nos miraban como un adulto que mira a un niño, y luego se reía con ganas.

—Si vosotros dos han decidido ir sin importar nada, entonces es mi trabajo simplemente protegerlos.

—Oh, tan genial~ —Nacht murmuró en voz baja.

El diminuto orgullo que me quedaba me impidió estar de acuerdo con Nacht. No es que no admire al hombre en sí, pero cada vez que miro a Leonhard, veo las mejillas de mi hermana teñidas de rojo, y no puedo aceptarlo.

Leonhard metió la mano en su bolsillo y sacó algo.

En su amplia palma había dos pequeñas botellas que producían un tintineo satisfactorio cuando hacían contacto.

—¿Puedes aplicarte esto en la piel antes de que salgamos?

—¿En la piel?

Mirando la botella que nos dio, Nacht inclinó la cabeza, confundido.

Tuve una reacción similar al agitar el líquido viscoso que había dentro. Cuando abrí la tapa, un distintivo olor a cítricos me golpeó la nariz.

—Es un extracto de aceite de una planta. Una solución diluida, para ser exactos.

—¿Son aceites de hierbas? ¿Pero por qué ahora?

—Es un repelente de insectos. Puedo protegerte de los humanos y los animales, pero los insectos son otra cosa.

—Ya veo. Eres increíble. Lo has preparado todo.

—Me das demasiado crédito. Estas son sólo las cosas que conozco bien.

Nacht puede estar impresionado, pero yo no lo estaba. Ni su riqueza de conocimientos, ni su tendencia a compartir las cosas a su costa, ni siquiera su humildad. Ninguna de ellas me interesa. Otros dirán que es un complejo de inferioridad, y el hecho de no poder negar esa afirmación me enferma.

Me aplique el ungüento para la piel mientras me quejaba en silencio, y la fragancia de limón nos envolvía de pies a cabeza.

El refrescante aroma me recordó a mi querida hermana.

¿Qué estás haciendo ahora, me pregunto?

Mirando al cielo, me recordó la sonrisa de mi hermana en nuestro país.

Una respuesta en “La Princesa derriba banderas – Capítulo 115: La investigación del Segundo Príncipe (1)”

  1. Cada vez estoy más preocupada con el siscon que tiene Johan por nuestra prota pero saber sobre Leonhard me alegra el corazón. Gracias por el capítulo ♡

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