La Tierra está en línea – Capítulo 29: Hámster negro~

Traducido por Shisai

Editado por Shiro


Tang Mo puso el frasco rosa sobre la mesa e intentó ver lo que había dentro.

De pronto, escuchó el fuerte sonido de la puerta abriéndose detrás de él, lo que hizo que colocara una mano sobre el tatuaje de fósforo antes de volverse a mirar.

La Abuela Lobo entró en la casa, tomó una bolsa rosa del sofá y notó a Tang Mo mirándola.

—Recuerda el tiempo —dijo con crueldad. —Si no veo al hámster dorado cuando regrese en siete días, ¡serás mi cena!

La puerta se cerró con un fuerte golpe y toda la casa tembló como si hubiera un terremoto.

El cuerpo de Tang Mo también tembló mientras caminaba hacia la ventana. A continuación, vio a la Abuela Lobo desaparecer en la colina y entrecerró los ojos, volviéndose hacia el frasco.

Miró el despertador rosa al lado del sofá.

—Son las 12:30 del primer día.

Contaba con siete días para cumplir la misión principal que le fue asignada y el flujo del tiempo en el Valle de los Monstruos se calculaba de la misma manera que en la Tierra.

—En este caso, entré al juego a las 5 pm del 30 de noviembre y de acuerdo al tiempo que ha pasado, debería ser 1 de diciembre en este momento…

Volvió a repasar con detenimiento las reglas que la torre negra le dio.

Tenía siete días para atrapar al hámster dorado. Para ello, debía colocar comida en el hoyo a las seis en punto todas las noches para atraerlo. Si no la hacía a esa hora, la comida no serviría. Por lo tanto, solo tenía siete oportunidades.

La probabilidad de que apareciera el hámster dorado el primer día era del 40% y durante el resto de los días se duplicaba al 80%.

Si seguía las reglas correctamente durante los siguientes siete días y ponía comida en un agujero a las seis en punto, la probabilidad de que el hámster dorado no apareciera en esos siete días era de 0,000192. Por el contrario, la probabilidad de atrapar al hámster en siete días era de 99,99980.

Era una gran probabilidad.

Tang Mo sintió que su suerte no era abundante pero debería ser suficiente para atrapar al hámster si la probabilidad era tan alta.

A menos que el juego en sí tuviera algunas trampas entre líneas.

Sin embargo, a pesar de ponderar al respecto durante largo tiempo, no pudo encontrar una respuesta. Finalmente, decidió mirar los accesorios que tenía ahora. La Abuela Lobo no estaba presente, así que se sentó en el sofá y puso el frasco en la mesa de café.

—Cualquier cosa que pertenezca al reino subterráneo puede convertirse en una batata. Cualquier cosa… —La mirada de Tang Mo se movió y encontró el cabello de una persona en un espacio en el sofá.

Sacó el cabello viscoso y lo puso en el frasco, el cual, por un momento, no mostró movimiento alguno.

Tang Mo lo miró. El cabello seguía en el fondo del frasco sin convertirse en una batata.

—¿No es suficiente? —Frunció el ceño y puso una gran cantidad de cabello dentro.

Esperó alrededor de un minuto y el frasco rosa comenzó a brillar con una luz colorida; como las luces de neón de los lugares de karaoke antiguos. Con manchas de color, iluminó todos los rincones de la casa.

Tang Mo no parpadeó, su mirada fija en el frasco durante tres minutos. Entonces las luces finalmente se apagaron. A lo que le siguió el sonido de golpes y un hedor nauseabundo.

A pesar de que ya había sido sometido a la pestilencia del sombrero de Mario, casi se desmayó cuando lo olió.

Resistió y miró dentro del frasco. Había una línea invisible dibujada alrededor de la boca del frasco, detrás de la cual el frasco rosa se veía de un negro espeso.

—¿La tarea es tan difícil? ¿Es difícil conseguir comida? —se preguntó.

No tuvo la oportunidad de pensar cuando algo negro emergió y se estrelló contra sus piernas, tras lo que el color negro del frasco se disipó lentamente, regresando a su color original.

Su expresión se transformó en una de sorpresa mientras recogía el objeto negro no identificado que parecía estar quemado. Luego miró el frasco en la mesa de café.

Pequeñas líneas de palabras emergieron despacio sobre la superficie.

【El pelo podrido de una persona clandestina, ¡bah!】

El cabello que Tang Mo arrojó al frasco había sido escupido como un objeto oscuro no identificado con un hedor terrible. Se pellizcó la nariz mientras lo cortaba con un cuchillo para examinarlo. Una vez que el objeto negro quedó abierto, lo examinó por largo rato.

—¿Una batata quemada que luce como caca? —concluyó inexpresivo.

Como si hubiera escuchado sus palabras, el frasco rosa volvió a brillar.

Tang Mo no necesitaba poner lo que había obtenido en uno de los agujeros para experimentar. Ya sabía que era absolutamente imposible atraer al hámster dorado con eso.

Tomó el frasco y tocó las pequeñas palabras.

—El cabello podrido de una persona clandestina… Significa que el cabello es demasiado viejo y cuenta como algo del reino subterráneo. ¿Por eso no se puede transformar en comida?

Si ese fuera el caso, esta tarea será un poco más difícil.

Tang Mo se acercó a la chimenea y miró la cabeza humana que colgaba de la pared. Luego de un momento, sacó un cuchillo y cortó algo de cabello con cuidado. Después de hacer todo esto, volvió al sofá y puso el cabello en el frasco.

Cinco minutos después…

【El pelo de un moribundo, ¡puaj!】

¿Ni siquiera esto?

Tang Mo no intentó cortar ninguna otra parte de la cabeza para poner en el frasco. Los requisitos del frasco parecían muy altos. Si realmente fuera Caperucita Roja, sería una persona clandestina y podría usar con facilidad sus pertenencias para transformarlas en comida.

Pero él no era Caperucita Roja.

—El sombrero de Mario debe considerarse como algo del reino subterráneo. El huevo de pavo que obtuve del gran topo y las lágrimas de la lombriz de tierra pertenecen a monstruos.

Estas tres cosas fueron las recompensas que Tang Mo obtuvo de los juegos de la torre negra. El único que podía ser útil era el sombrero de Mario, pero era absolutamente imposible para él poner un accesorio de tan excelente calidad en el frasco a cambio de una batata.

En ese momento, se le ocurrió una solución. Sacó el rubí de su bolsillo y se lo llevó a la cabeza, lo que se convirtió en el sombrero de Mario.

El hedor no era inferior al de la batata ennegrecida y Tang Mo inmediatamente contuvo la respiración. Entonces contempló la chimenea de la casa de la Abuela Lobo. Después de tres segundos, gritó y golpeó su cabeza contra la pared de la chimenea.

A continuación, se escuchó un golpe sordo y luego el sonido de algo cayendo al suelo.

—¡Esta pared es demasiado dura! —Se frotó la cabeza y se quitó el sombrero de Mario.

Se inclinó y recogió la dentadura postiza del suelo.

La dentadura postiza era vieja y amarillenta, con un poco de chocolate adherido. Tang Mo se preguntó si esto se convertiría en una batata ennegrecida como antes. Entonces, sudando, arrojó la dentadura postiza al frasco rosa.

Un minuto después, un brillo colorido irradió de nuevo, los colores desaparecieron y se trazó una línea invisible alrededor de la boca del frasco, tras la cual todo se tornó amarillo palido. A continuación, algo amarillo saltó a las piernas de Tang Mo. Esto no no fue lo que sucedió antes, lo que hizo que su corazón diera un salto.

【Dentadura postiza sucia usada por un zapatero durante 70 años.】

La línea de palabras apareció en el frasco y el amarillo pronto se desvaneció, regresando al tono rosa.

La batata a sus pies era gruesa y larga, aproximadamente del tamaño del brazo de un adulto. La apariencia no era distinta a las de la Tierra, pero el olor era un poco más ligero. Tang Mo no había comido en un día, pero no sintió hambre al verla.

A continuación, fue a la cocina a buscar un plato sobre el que colocó la batata.

Solo eran las tres de la tarde cuando terminó todo esto, pero luego de pensar un momento, volvió a ponerse el sombrero de Mario y se estrelló contra la pared dos veces más. La primera vez, cayó un espejo roto, y la segunda, una pierna de pollo a medio comer.

Este era un accesorio de excelente calidad. Al golpear una superficie sólida con el sombrero puesto, existía la posibilidad de obtener un tesoro mágico y la probabilidad más alta de que eso sucediera era del 10%.

Tang Mo había realizado algunos experimentos después de recibir este artículo.

Mientras llevara puesto el sombrero de Mario, debía golpear con mucha fuerza una superficie sólida (como una pared). Entonces caería un objeto, pero normalmente eran cosas extrañas y azarosas.

Después de que la torre negra le informó que tenía que participar en un juego de ataque a la torre, Tang Mo no desperdició un solo día. Todas las noches se ponía el sombrero y golpeaba su cabeza contra la pared para ver si caía un supuesto tesoro.

La explicación del sombrero no decía cuántas veces se podía usar todos los días. Sin embargo, los experimentos de Tang Mo lo hicieron concluir que el sombrero solo dejaría caer con certeza tres artículos por día.

Tang Mo se sintió mareado e incómodo después de tres impactos con tal fuerza. Si se golpeara la cabeza una cuarta vez estaba seguro de que el sombrero tendría un impacto negativo en su cuerpo, y cuantas más colisiones, mayor será el impacto.

Por lo tanto, este sombrero solo se podía usar tres veces al día y la tasa de obtención era espantosa.

Desde que consiguió el sombrero hasta ahora, Tang Mo se había golpeado la cabeza treinta y cuatro veces, y solo una vez había obtenido un objeto útil.

A veces era un trapo sucio, otras una pequeña piedra que no parecía nada especial. En una oportunidad, había dejado caer un delicado cuchillo con siete piedras preciosas de colores incrustadas. Tang Mo parpadeó sorprendido y lo recogió  deprisa. Entonces, no había tenido siquiera oportunidad de probarlo cuando surgieron líneas de palabras en el mango.

【Objeto: Cuchillo para cortar manzanas de Blancanieves.】

【Propietario: Tang Mo.】

【Calidad: Basura.】

【Nivel: Ninguno.】

【Ataque: Pobre.】

【Función: Muy hermoso.】

【Restricciones: Ninguna.】

【Nota: —¿Quieres comer manzanas peladas? —pregunta Blancanieves.】

¡No quiero pelar manzanas!

Tang Mo no se había rendido.

El cuchillo de Blancanieves podría tener un pequeño papel además de cortar, incluso si la calidad era basura. Luego, sus dedos tocaron la hoja por accidente. El cerebro de Tang Mo ni siquiera había registrado el dolor cuando la hoja se rompió en dos partes.

¡Este cuchillo ni siquiera pudo soportar la durabilidad de un dedo!

El sombrero de Mario tenía muchas desventajas.

A continuación, Tang Mo sostuvo el plato y fue hacia los nueve hoyos en el jardín.

El Valle de los Monstruos estaba en silencio. La Abuela Lobo vivía en la parte más profunda de la ladera de la montaña mientras que los otros monstruos gorilas y monos vivían en la cuenca que quedaba en medio del valle. Estaban lejos de la casa de la Abuela Lobo y casi no se comunicaban.

Tang Mo sintió vagamente que la ubicación de la Abuela Lobo en el Valle de los Monstruos era un poco inusual. Además, su jardín era mucho más grande que el de los otros monstruos.

Antes, había visto un huerto en la puerta de cada hogar cuando ingresó al valle. Los pequeños campos de hortalizas eran muy comunes, similares a los que se encuentran en las áreas rurales donde la gente plantaba cosas al azar para llenar sus estómagos. En cambio, el de la Abuela Lobo ocupaba toda una colina.

La Abuela Lobo era la única que vivía en la montaña, y la parte trasera la usaba como campo de hortalizas.

Tang Mo caminó diez minutos cuesta abajo y encontró nueve hoyos en el campo de verduras.

Cuando se veían desde la cabaña en la montaña, era como si los nueve agujeros hubiesen aparecido de repente en la pared de la montaña. Esto era incompatible con el entorno de todo el Valle de los Monstruos.

Ahora que se encontraba en medio del campo de verduras al pie de la colina, los nueve agujeros de hámster estaban frente a él. Cada uno medía un diámetro de tres metros y se encontraban alineados en línea recta uno junto al otro, incrustados en la pared de la montaña de izquierda a derecha. A continuación miró dentro de un agujero y pudo ver que tan solo tenía unos pocos metros de profundidad, ya que luego la cueva era envuelta por una luz tenue y no se podía ver con claridad.

Una de las reglas decía que antes de sembrar, los hámsteres solo estaban activos en los huecos.

La Abuela Lobo sembraría las semillas después de regresar a casa, por lo que los hámsters no podían salir de los agujeros en ese momento. Tang Mo se acercó con cuidado a los agujeros, colocó la batata fuera en el suelo y caminó desde el primero hasta el noveno para observar cada uno.

Había rastros de garras en el suelo. Cuatro garras, cada una con cinco uñas, cuyo ancho era de cinco centímetros. Estas garras habían dejado profundos rastros en el suelo, donde el más hondo tenía medio metro de profundidad.

—Los monstruosos hámsteres deben medir al menos dos metros de tamaño y sus garras son muy poderosas. —Miró estos rastros y se preguntó—: ¿Son estos rastros causados ​​por el hámster negro o el hámster dorado?

Había algunos agujeros negros y dorados cerca de cada uno de los hoyos, y el pelo que más abundaba era el negro, pero era imposible saber quién causó las marcas.

—La longitud y la forma del pelo es la misma. Si es así, el tamaño del hámster dorado y el hámster negro podría ser el mismo. —No entró en el agujero. Se paró lo más cerca posible y observó lo que había dentro—. Suponiendo que tanto el hámster dorado como el hámster negro pueden causar tales rastros, su poder de ataque podría no ser inferior al de los monstruos monos. Podrían ser incluso más fuertes.

Se tomó un rato para reflexionar antes de regresar y tomar el plato con la batata, para luego caminar hacia los nueve hoyos de hámster.

La probabilidad de que apareciera el hámster dorado el primer día era del 40% y el hámster negro del 60%.

Tang Mo no iba a correr ningún riesgo.

No sabía cómo se veían los hámsteres y qué tan fuertes eran sus ataques. Tenía siete días y podría atrapar al hámster dorado en los seis días siguientes. Por seguridad, no era necesario comenzar la tarea el primer día. Si el hámster negro se sintiera atraído, Tang Mo se encontraría en una posición pasiva.

Conocerse a sí mismo y al enemigo era la clave para ganar la batalla. La información que conocía por los momentos era muy poca.

Entonces eligió al azar el quinto agujero. Se paró junto a este, levantó la muñeca y miró la hora en su reloj.

El segundero siguió haciendo tic-tac.

Tres minutos más tarde, el minutero señaló directamente al 12. Tang Mo se movió deprisa para poner la batata en el agujero antes de girarse y salir corriendo. Una vez que llegó a una gran roca a diez metros de distancia, miró fijamente la batata en el quinto hoyo.

Entonces, cuando dieron las seis, el Valle de los Monstruos, que estuvo soleado un segundo antes, se oscureció de pronto al segundo siguiente.

No había sol en el Valle de los Monstruos y Tang Mo no había podido encontrar una fuente de luz durante el día a pesar de que el lugar estaba iluminado. A las seis de la mañana, el sol apareció a tiempo y a las seis de la tarde, el sol desapareció a tiempo.

Eran las seis de la tarde ahora mismo. La noche había caído y envolvía el tranquilo valle. La luz de la luna era tenue, soplaba la brisa y no había señales de movimiento.

Los ojos de Tang Mo estaban fijos en la batata y su cuerpo estaba tenso, esperando que apareciera el monstruo.

Otra regla decía que si el jugador y la comida no estaban en el mismo hoyo, la probabilidad de que apareciera el hámster dorado era del 0%.

Entonces, ¿sería el hámster negro o nada?

Tres segundos después, se escuchó un fuerte ruido procedente del quinto agujero. Los ojos de Tang Mo se abrieron y enderezó la parte superior de su cuerpo mientras miraba con atención. Al momento siguiente, una figura oscura se movió con suavidad en las profundidades de la cueva y, de repente, una zarpa oscura se clavó en la batata.

Las garras del monstruo negro agarraron la batata, sus uñas deslizándose sobre el plato, el cual en seguida se hizo añicos. Entonces sostuvo la batata y comenzó a comer.

En el silencio de la noche, el sonido que hacía al masticar era muy áspero. Tang Mo contuvo la respiración mientras observaba con cuidado a la criatura desconocida comer la batata. Una vez que terminó de comer, de repente miró hacia la gran roca donde él se escondía.

Aunque su corazón latía con fuerza, no salió huyendo. Se quedó a diez metros de distancia y lo miró desde allí.

El hámster negro estaba en la cueva, su cuerpo mezclándose con la noche. Entonces, ojos pequeños, verdes y fríos en los que ocultaba una luz sangrienta lo miraron.

Un humano y un hámster cruzaron miradas. Cinco segundos después, el monstruo negro pateó el suelo y se fue corriendo al interior de la cueva. Corrió muy rápido. Al principio, fuertes sonidos de golpes se escucharon hasta que se fueron haciendo cada vez más suaves y finalmente desaparecieron.

Tang Mo se mantuvo inmóvil en la gran roca durante cinco minutos para asegurarse de que el hámster negro no regresaría. Luego caminó con cautela hacia el quinto hoyo.

No había rastros de la batata.

El plato había sido aplastado por el hámster negro, dejando un poco de polvo blanco, el cual se mezcló con la tierra y no se podía ver claramente a menos que se observara con cuidado.

La probabilidad de que apareciera el hámster dorado era del 0%, lo que significaba que debía ser el hámster negro. Este monstruo era más fuerte que los dos monos y podría ser incluso más fuerte que la gran lombriz de tierra en la misión «Mata a Bill».

Llegó a esta conclusión y entró con serenidad en la cabaña de la Abuela Lobo.

Al día siguiente al mediodía, volvió a ponerse el sombrero de Mario y golpeó su cabeza contra la pared. Los tres artículos seguían siendo basura. Tang Mo arrojó casualmente uno en el frasco rosa y consiguió una batata.

A las cinco de la tarde, se comió una galleta para reponer fuerzas y llevó la batata a los nueve hoyos de los hámsteres.

Los agujeros oscuros eran profundos y él se escondió detrás de una gran roca. A continuación, sacó el fósforo gigante y afiló los dos cuchillos antes de atarlos a sus muslos. Una vez que dieron las 5:59, con el plato en mano, se dirigió hacia el quinto hoyo.

La probabilidad de que el hámster apareciera en cualquiera de los nueve hoyos era la misma, sin importar cuál eligiera.

Una vez hechas las seis en punto, Tang Mo se inclinó y colocó la batata en el borde del agujero, levantó los pies y entró. Parecía tranquilo con las manos en los bolsillos pero, en realidad, sostenía con firmeza dos pequeños dardos. Entonces miró intensamente las oscuras profundidades del agujero, su pie izquierdo girado en dirección a la entrada, listo para huir.

Después de diez segundos, Tang Mo escuchó el sonido familiar de algo estrellándose contra el suelo. Sonaba como un animal gigante que venía desde lejos; el sonido de sus extremidades golpeando el suelo reverberaba constantemente en el estrecho agujero, sacudiendo las paredes.

Tang Mo se puso de pie y vio aparecer una sombra oscura a veinte metros de distancia.

Ojos pequeños verdes y cuerpo horrible. Aunque estaba demasiado oscuro para ver si el pelaje era negro o dorado.

Una vez que estuvo a cinco metros de la entrada, la luz de la luna finalmente brilló sobre el pelaje y el color negro llegó a ojos de Tang Mo. En ese instante, no dudó en girarse y correr, pero se escuchó un fuerte silbido detrás de él.

El hámster negro ni siquiera miró la batata en el suelo y, en su lugar, apuntó con entusiasmo una pata hacia él.

La respuesta del hámster negro fue demasiado rápida, mucho más que la de él. Tan solo había dado un paso fuera del agujero cuando se vio bloqueado por unas patas. Tang Mo no dudó. Se puso en cuclillas para evitar el ataque, sacó las manos del bolsillo y apuntó cuatro pequeños dardos a los ojos del hámster.

Aunque no estaba especialmente entrenado para disparar dardos, había practicado después de obtenerlos, pero ahora tenía prisa. Tres fallaron y solo uno alcanzó el ojo derecho del hámster.

El monstruo se volvió hacia los lados, dándole una oportunidad, tras lo que él sacó el fósforo gigante, colisionando con las grandes garras.

Las enormes garras golpearon el fósforo y Tang Mo se sorprendió. El hámster negro no parecía considerarlo un oponente poderoso, apenas retrocediendo un paso cuando su ataque fue interrumpido.

Sangre escarlata manó de las uñas rotas.

El hámster negro rugió furioso y se dirigió hacia él.

Tang Mo agitó el fósforo mientras eludía constantemente.

El hámster era muy inteligente. Con su cuerpo, bloqueó la salida del agujero, y como la iluminación en el túnel era tenue fue conduciendo a Tang Mo hacia las profundidades. Si seguía así, se adentraría más en el agujero y le resultaría imposible escapar.

Tang Mo apretó los dientes. Entonces, cuando el hámster volvió a blandir su garra, no la esquivó. La pata se fue acercando y él apretó el fósforo con fuerza. Acto seguido, en el momento oportuno, golpeó una pequeña grieta entre las uñas del hámster.

Este gritó de rabia y angustia. Pero Tang Mo no solo intentó romperle las uñas, sino que usó la fuerza del fósforo para saltar sobre el cuerpo del hámster, el cual, ignorando su pata adolorida, se apresuró a atraparlo.

Tang Mo corrió tan rápido como pudo fuera del agujero mientras el enojado hámster trataba de atraparlo.

Las afiladas garras rasgaron su ropa, extrayendo sangre superficial, pero esto no lo detuvo; saltó del agujero y todo su cuerpo cayó al suelo.

El hámster negro rugió de rabia desde el gran agujero y se negó a irse durante largo tiempo, permaneciendo de pie en la entrada, mirándolo. Él se sentó en el suelo y jadeó. Examinó la herida y vio que no era muy grave, tan solo un pequeño corte. Sin embargo, su ropa estaba rota y su espalda estaba completamente expuesta.

Después de descansar un rato, usó el fósforo como muleta y se preparó para regresar a la cabaña.

No había pensado que su suerte fuera tan mala. La posibilidad de encontrarse con el hámster negro era solo del 20%, pero lo encontró en lugar del hámster dorado.

El hámster negro era muy fuerte. Aunque su defensa no era tan alta como la de la lombriz de tierra, su poder de ataque era mayor. También tenía un coeficiente intelectual más alto y más medios de ataque.

Detrás de Tang Mo, el hámster gruñó desde el quinto hoyo, y él se quedó sin aliento mientras caminaba.

—La posibilidad de que esto ocurra es de ⅕. La torre negra no me engañaría. Esto significa que mi suerte hoy es realmente muy mala… —Pasó frente al cuarto hoyo—. Durante dos días, la probabilidad de encontrar al hámster negro es de ⅕ parte. Mi suerte mañana no debería ser tan mala.

Pasó frente al tercer hoyo.

De repente, sus pasos se detuvieron. Rígido, se volvió para mirar el tercer agujero detrás de él. Durante un minuto completo, clavó la mirada en el suelo. Luego guardó el fósforo y se inclinó frente al tercer hoyo.

En el valle oscuro, la noche era sombría y los rugidos furiosos del hámster negro eran interminables.

En el suelo del tercer hoyo, un poco de polvo blanco se mezclaba con la tierra, y el brillo de la luz de la luna se reflejaba sobre el color suave de la placa de cerámica.

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Tang Tang: Torre negra, ¡estás jugando sucio!

Mayor Fu: Le arruinaron la ropa a mi esposa. La espalda de mi esposa está llena de belleza, pero no puedo verla. Tengo que seguir sonriendo.

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