La Tierra está en línea – Capítulo 56: ¿Te llamas Bruce Wayne?

Traducido por Shisai

Editado por Shiro


Tang Mo miró sobre la cabeza de la mujer vestida de oficinista y luego la del joven con cara aniñada. Retiró la mirada y no habló, sin negar ni afirmar.

La mujer asumió que Tang Mo estaba de acuerdo y miró al otro joven. Este era alto y delgado y había permanecido apoyado contra la ventana desde el principio. Entonces, se incorporó, sonriendoles. Su aspecto desaliñado hizo que la mujer frunciera el ceño y dijera:

—Todos tenemos un símbolo sobre nuestras cabezas. Eso no es un accidente; deberíamos ser compañeros de equipo. ¿Lo sabían?

Tang Mo se limitó a mirarla, y ella tomó la iniciativa de decir:

—Mi apellido es Wang. —Terminó y lo miró de vuelta.

En todas las partidas multijugador que Tang Mo había experimentado después de que la tierra se conectara, los compañeros de equipo se presentaban al principio para llegar a un entendimiento mutuo. Los juegos multijugador, por lo general, requerían cooperación, lo que implicaba que debía desarrollarse una relación más estrecha.

Por esta razón, al inicio, los jugadores se presentaban seriamente sin mucho preámbulo. Con el paso del tiempo, los jugadores que Tang Mo conoció se fueron volviendo más y más sospechosos. Nunca revelando demasiada información. Por ello no esperaba que esta mujer dijese su nombre, aunque solo fuera su apellido y nada más.

Se trataba de un jugador que había el alcanzado el nivel suficiente para atacar la torr.

Tang Mo se lo pensó. En principio, quiso decir que su apellido era Mo, pero luego recordó que Fu Wenduo dijo una vez que los jugadores que habían superado el primer piso de la torre negra sabían que una persona llamada «Momo» había superado el juego en modo difícil.

—Mi apellido es Zhao —dijo, después de un momento; tomó casualmente el apellido del gordito para hacerse pasar por él.

La mujer vestida de oficinista asintió y miró al joven con cara aniñada.

En el pasillo vacío, las tres personas formaban un triángulo equilátero. Tang Mo estaba en el centro del pasillo mientras que la mujer le daba la espalda a los cuadros. El otro joven, apoyado de nuevo en la vidriera, vio que las dos personas le miraban y levantó ligeramente los ojos.

—Bruce —dijo con una sonrisa.

—¿Eres extranjero? —preguntó, sorprendida, la mujer.

En ese momento, había muchos jugadores extranjeros en China. Nada más en la organización Ataque había dos —Jack y Liz—.  Muchos extranjeros ya estaban en China al principio del juego. El incidente ocurrió de manera demasiado repentina y era poco probable que hubiesen logrado regresar a sus hogares en el poco tiempo que había pasado, quedándoles como única opción llevar a cabo los juegos en China.

Lo que llamaba la atención con el joven de cara aniñada era que no parecía extranjero; su mandarín era muy puro. Este le sonrió extrañamente a la mujer vestida de oficinista, sin responder a su pregunta. Tang Mo siguió su línea de visión, notando, entonces, que había un relieve tridimensional exquisito hecho a mano sobre la pared llena de famosas pinturas al óleo. Los finos patrones y las técnicas de tallado tenían la forma de un diminuto murciélago negro, cuyas delgadas alas estaban abiertas, dando la sensación de estar volando en la parte superior de la pared.

El murciélago, del tamaño de la palma de la mano, permanecía allí en silencio. Tang Mo, mientras lo miraba, sintió un escalofrío recordarle desde la cabeza hasta los pies. En ese instante, los pequeños ojos del murciélago parecieron moverse de repente hacia él, pero cuando volvió a mirar en esa dirección, descubrió que parecía haber sido su propia ilusión. La escultura seguía inerte e inmóvil.

Después de observar durante un rato, Tang Mo desplazó su mirada hacia el joven con cara aniñada.

—¿Te llamas Bruce Wayne? —preguntó casualmente.

—¿Me conoces? —preguntó con fingida sorpresa. Su actuación era aún peor que la del Zapatero de Hierro. Bien podría tener escrito en la cara: «Estoy actuando».

La mujer vestida de oficinista no reaccionó ante el familiar nombre. Sus ojos estaban fijos en los dos jóvenes, analizando si eran o no conocidos.

—¿Ustedes se conocen?

En un equipo de tres personas, sería necesario para ella estar más atenta si sus otros dos compañeros se conocían. Esto se debía a que ellos podían aliarse contra ella en cualquier momento.

Tang Mo miró la expresión frívola del otro y preguntó con frialdad:

—¿Batman?

El joven se rio y dijo:

—Tú también conoces mi apodo, ah.

Aunque no dijera su nombre real, usar directamente el nombre de Batman para burlarse de la gente era demasiado descarado y loco.

La mujer vestida de oficinista finalmente cayó en cuenta de que la habían engañada, sintiéndose descontenta. Miró fríamente al joven con cara aniñada.

—No necesitamos ser amigos, pero actualmente somos compañeros de equipo —dijo, señalando las cabezas de todos.

Había un pequeño patrón verde suspendido tres centímetros por encima de las cabezas de las tres personas. Era la figura de una persona pequeña con ambas manos abiertas en un gesto de abrazo. Se trataba de un emoji amistoso común antes de que la tierra se conectara, el cual Tang Mo también había utilizado muchas veces. Las tres personas tenían este símbolo sobre sus cabezas. Además, antes de entrar en el juego, la torre negra indicó que se estaba cargando la información de los compañeros de equipo. Por lo que, con toda probabilidad, las tres personas eran compañeros de equipo.

La mujer vestida de oficinista bajó la mano y continuó:

—Ya que ninguno tiene ganas de conocerse, juguemos directamente.

Tang Mo no rechazó esta sugerencia. El joven con cara aniñada llamado «Bruce» se limitó a observarlos con una sonrisa; nunca dando sugerencias.

Tal vez el «Mira mis ojos grandes y puros» jugó un papel importante. La mujer miró a Tang Mo y no pensó que tuviera ningún punto destacado. Las tres personas no querían perder el tiempo. La de apellido Wang dio directamente una orden:

—De momento, no hemos obtenido una misión de la torre negra, pero no podemos quedarnos quietos. Salgamos primero de este corredor. Hay tres maneras de salir. —Señaló a la izquierda—. Esa puerta. —Luego, señaló a la derecha—. Y otra puerta aquí. —Finalmente, miró detrás del joven con cara aniñada—. O podemos salir por la ventana. Por supuesto, si podemos romper la pared, también es posible. Pero sugeriré que comprobemos si estas dos puertas pueden abrirse y luego tomemos una decisión. ¿Qué les parece?

No importaba desde qué ángulo lo pensara, salir del pasillo era la solución correcta. Romper la ventana y salir al exterior o romper la pared podría causar algunos malos resultados. Tang Mo asintió:

—Entonces, revisaremos las dos puertas juntos.

En el peligroso juego de ataque a la torre, ningún jugador quería actuar solo. Actuar por separado representaba una bandera de muerte en las películas de terror. Quizás al llegar a la puerta, el jugador se encontraría con un horrible monstruo y sería engullido.

La mujer miró al joven con cara aniñada.

—No estoy en contra —dijo este.

La mujer asintió con la cabeza ligeramente, caminó hacia el lado izquierdo y dijo:

—Entonces, miremos primero la puerta de la izquierda…

Un repentino estruendo se escuchó y todo el pasillo se estremeció. La mujer se sobresaltó y no terminó sus palabras. Sus ojos muy abiertos miraban a su alrededor. Tang Mo también se sobresaltó mientras miraba al otro joven. Esta vez no estaba preparado y se asustó por la repentina acción de este.

A la luz de la luna roja, el joven con cara aniñada retiró el puño que había estrellado contra la ventana. Una sonrisa desagradable adornaba su rostro mientras decía:

—Bueno, parece que la ventana no se rompió. Podemos pasar por las puertas.

La mujer vestida de oficinista le miró fijamente y no pudo decir nada durante mucho tiempo.

Tang Mo frunció lentamente los labios y lo miró con una expresión complicada.

—¡Salir por la ventana es la peor opción!  ¡Deberíamos ver primero si podemos pasar por las puertas antes de intentar por la ventana! —No tardó en gritar enfadada la mujer—. ¿Asumirás la responsabilidad si rompes la ventana y provocas un mal resultado?

—¿Hubo un mal resultado? —preguntó el joven.

—¡Tú…!

—¿Intentaste romper la ventana con todas tus fuerzas? —preguntó Tang Mo.

El joven con cara aniñada sonreía ante el enfado de la mujer, parecía encontrarla muy interesante. Sin embargo, al escuchar las palabras de Tang Mo, giró la cabeza. Cuando vio que este le miraba inexpresivo y sin mostrar ningún enfado, se quedó mirándolo durante mucho tiempo antes de dirigirse a la puerta roja de la izquierda.

—He utilizado todas mis fuerzas.

El joven caminó al frente y la mujer, queriendo completar el juego, solo pudo seguirlo. Tang Mo, quien caminaba en la retaguardia, miró la cabeza del otro joven desde atrás. Este hombre caminaba de forma frívola y parecía poco fiable, pero cuando su puño chocó con la ventana hizo que todo el pasillo temblara…

Una persona muy poderosa, juzgó en el fondo de su corazón mientras colocaba al joven con cara aniñada en la zona de personas extremadamente peligrosas.

Luo Fengcheng dijo que en los juegos los compañeros inútiles no eran lo peor. Lo más terrible eran los compañeros de equipo inteligentes y poderosos. Cuanto más poderoso fuera el compañero de equipo, más daño podría infligir.

Tang Mo volvió a pensar: Este es el juego de ataque a la torre. Perder significa la muerte. Nadie debería tomárselo a broma.

En cualquier caso, vigilaría de cerca al joven con cara aniñada.

Tang Mo se acercó a la ventana y presionó con fuerza, pero de manera tranquila, una mano contra la vidriera. El cristal era más rígido y resistente de lo que imaginaba. El que el joven lo sacudiera unos momentos atrás hacía que fuese imposible subestimar su fuerza.

Los tres no volvieron a hablar.

El joven con cara aniñada se dirigió a la puerta del lado izquierdo y tiró sin preámbulos del pomo.

Era mejor que alguien estuviera dispuesto a hacer algo tan peligroso. Tang Mo y la mujer vestida de oficinista observaron en silencio. El auto proclamado Batman tironeó, pero la puerta se mantuvo firmemente cerrada.

—Probemos la otra puerta —sugirió la mujer.

Los tres se dirigieron a la puerta de la derecha. Esa vez, se oyó un claro sonido de desbloqueo cuando el joven con cara aniñada giró el pomo. En ese momento, emitió un sonido de sorpresa, pero Tang Mo sintió que el joven no estaba sorprendido en absoluto. Al contrario, en su voz se percibía un rastro de alegría y emoción. Parecía estar esperando lo que sucedería una vez que se abriera la puerta.

—¿Abro la puerta? —preguntó el joven con cara aniñada.

—Espera un momento. Para evitar que nos sorprenda algo malo cuando abramos la puerta, deberíamos alejarnos un poco —respondió la mujer.

Las tres personas aceptaron unánimemente esta sugerencia y, tras alejarse un metro de la puerta, el joven con cara aniñada sonrió.

—Me gusta hacer este tipo de cosas. —Levantó el pie y abrió la puerta roja de una patada.

Entonces, ante ellos apareció un pasillo más largo y adornado. La mujer de cuello blanco se adelantó y observó con atención.

—No hay nada. Podemos pasar.

Tang Mo y el joven atravesaron juntos la puerta, entrando en el pasillo más ancho y alto junto con la mujer.

—¿Qué cosa te gusta hacer? ¿Abrir las puertas a patadas? —Tang Mo, con voz tranquila, pareció preguntar casualmente.

—Por supuesto que es abrir las puertas a patadas. ¿Qué otra cosa podría ser? —El joven con cara aniñada se rio.

Tang Mo no respondió.

El trío acababa de entrar en el pasillo cuando se oyó un golpe; la puerta roja se había cerrado. La mujer vestida de oficinista se apresuró a intentar abrirla de nuevo, pero el pomo no se movía. En ese momento, una fuerte voz infantil se escuchó en el pasillo:

¡Ding, dong! Activada la misión secundaria: Llegar al invernadero de cristal en diez minutos.

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Tang Tang: ¡¡Demente!! ¡Puedo ver cómo este tipo de persona puede ser un polizón! ¡¿Por qué estoy en un equipo con este demente?! ¿Por qué no estoy en un equipo con el Viejo Fu?

Viejo Fu: #Hoy estoy una vez más solo en el pequeño teatro#

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