Mi hermana, la heroína – Capítulo 30

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki

Corregido por Maru


Como el nombre sugería, el Festival de la Fundación celebraba la fundación de este país.

Nobles abrían sus salones en todos lados, y se realizaban fiestas en el patio del palacio donde se invitaban a nobles de rango alto. En cuanto a las personas de mi edad invitadas a esas fiestas, bueno, dependía de nuestros padres. Podías participar si tus padres decidían llevarte, pero si te ordenaban quedarte, ese sería tu destino.

Entonces, ¿qué hacían los plebeyos que no tenían esa clase de conexiones?

La respuesta no era otra que el escenario que se extendía ante nosotros.

—¡Wow!

—Hmm…

La campana en la torre que sonaba periódicamente estaba en la plaza central de la Capital Real. Allí había tiendas coloridas por todo el lugar, donde los comerciantes realizaban sus ventas.

Había puestos en la calle alineados uno junto al otro en la plaza, y continuando a lo largo del camino del mercado. Si mirabas sobre tu cabeza, verías cuerdas colgando entre los edificios con coloridas banderas atadas que ondeaban en el viento.

Todo lo que experimentamos con nuestros cinco sentidos era nuevo.

Había incontables personas de diferentes tamaños y formas moviéndose por el camino.

Los trueques y los gritos hacia los clientes me golpeaban y sacudían mis oídos. A nuestro alrededor había una atmósfera vulgar y odiosa.

Era muy diferente de los eventos sofisticados que solían disfrutar los nobles. Este era un vecindario desbordando con oleadas de personas e intensidad. Esta área quedaba muy fuera de la categoría de ‘nobleza’ de la que nunca había salido hasta ahora.

—Esto es… Increíble…

—Sí, realmente lo es…

Palabras de asombro escapaban de mis labios. Mishuli sólo podía asentir. Era muy raro que ella dejase la mansión, así que este lugar era aún más sorprendente para ella que para mí.

La miré de reojo. Sus ojos se movían por todos lados, atrapando cada cosa inusual mientras observaba sin aliento.

Aquí era donde el Festival se realizaba para las personas de menor clase. los “ciudadanos”, la clase social de mayor cantidad en este país. Y se encontraba frente a nosotras.

Durante la temporada del Festival, varias personas venían de todos lados para reunirse en la Capital Real. Había puestos que vendían comida, ropa, joyas y otros bienes para la casa de varios lugares del país. Se decía que en esta estación la población de la capital aumentaba un treinta por ciento.

La información sobre el mercado que se realizaba durante el Festival de la Fundación no era diferente a la que tenía en mi mente. Pero había una gran diferencia entre saber algo y verlo frente a tus propios ojos.

Incluso esta escena frente a nosotras era sólo una parte de mi conocimiento.

Las voces que apresuraban a los clientes a echar una mirada, el flujo abrumador de personas, el calor que sentía en nuestra piel, todo era demasiado estimulante para mí.

Temblé ante estas cosas que estaba experimentando por primera vez en mi vida.

Como pensé, el mundo es muy grande.

Estaba feliz de que viniéramos. Estaba feliz de haber podido traer a Mishuli conmigo.

En este momento, nuestros mundos se abrieron un poco más.

Y saltando a este mundo que estaba al frente, se abrirá aún más.

No estábamos solas. El mundo no consistía sólo en las dos. Lo mejor era sentirlo por nuestra cuenta que escucharlo.

Así que agarré la mano de Mishuli con fuerza.

—¡Vamos, Mishuli! ¡No te separes de mí!

—¡Sí! ¡Nunca te soltaré.

Hoy será un día maravilloso. Para mí, para Mishuli… Y para la tercera persona que estaba silenciosa sin decir ni una palabra desde hace un rato.

—Oh, es verdad.

Me detuve cuando estaba por correr hacia el mercado, mi mano en la de Mishuli.

Después de todo, la persona más distinguida que nos ayudó a venir aquí estaba de pie a nuestro lado. Debía demostrarle mi aprecio, creo, mientras me giraba para darle una sonrisa.

—¡Vamos a disfrutar este día, Surfania!

—¡Gracias por ayudarnos, señorita Surfania!

—Haah…

Surfania ayudó en nuestro escape de hoy, pero sus ojos estaban pegados en la vista de tantas personas que nunca había visto antes.

—Quiero regresar a casa y leer un libro… —dijo únicamente.

Su tono era sombrío, resaltando contra el fervor de las calles.

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