No quiero ser amada – Capítulo 52: El arrepentimiento de Igor

Traducido por Maru

Editado por Sharon

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Rihannan e Igor intercambiaron los documentos que habían escrito y los leyeron antes de firmar. Finalmente, cuando terminó la tormenta, Rihannan se relajó, su fuerza se drenó. La vida de Dimitri se salvó y ella también obtendría total libertad en un año.

Pero de repente, su rostro se oscureció tan pronto como recordó a Dimitri. Ella estaba preocupada por él, y que intentara escapar.

—Su Majestad, ¿puedo pedirle un favor más?

♦ ♦ ♦

Basil observó en silencio el bote que llevaba a Rihannan de regreso al puerto. Luego miró a Igor, que estaba a su lado. Había estado callado últimamente. Basil pensó que estaría feliz de finalmente conocer a su primer amor, pero parecía que explotaría en cualquier momento.

Con este pensamiento persistente en su mente, Basil retrocedió un poco. Aprendió de la experiencia pasada que era mejor evitarlo en todo momento. Quién sabía qué tontería le haría la bestia de pelo negro. Pero en el momento en que se apartó de su vista, Igor rompió el silencio.

—Basil.

—¡S-Sí, Su Majestad! —Basil corrió rápidamente a su lado—. Solo deme sus órdenes. Lo que sea que es…

—Crichton. Encuentra rumores de Crichton. Quiero cualquier fuga o información que pueda encontrar.

—¿Eh? —Basil estaba asustado y sorprendido, dos conjuntos de emociones se mezclaban como una. ¿Fugas de Crichton? ¿Lo estaba enviando en una misión de espionaje al palacio de Crichton?

—Pero Su Majestad… Todavía tengo un bebé esperando…

—Envía a alguien para averiguar exactamente qué historias y eventos están sucediendo en el palacio y sobre el príncipe heredero con respecto al matrimonio nacional estatal.

Basil dio un suspiro de alivio.

—Oh, eso es lo que quería decir. Sí, Su Majestad. Algunos de nuestros hombres ya han sido plantados en el lugar. Haré que alguien me envíe los detalles de inmediato.

Basil se escapó rápidamente de Igor con el pretexto de apresurarse a trabajar. Incluso mucho después de que se fue, los ojos de Igor permanecieron en el pequeño bote flotando en el mar.

—Ja… —Igor estalló en una risa abatida; llena de vergüenza y desgracia.

No tenía intención de aceptar su oferta, pero se encontró aceptando de todos modos. En el momento en que vio su rostro gentil, supo que no podía decir que no. ¿Cómo podría? Si él hacía algo fuera de lugar, ella iría y se arrojaría al mar…

Una muerte fatal…

Su cabeza se derrumbó sobre sus manos, recuerdos llenos de terror corriendo en su cabeza. Estaba grabado en su mente como algo que nunca podría olvidar… en una prisión oscura y húmeda, pedazos de la botella rota esparcidos por todo el suelo… ropa blanca empapada en un charco de sangre… y el cuerpo de una mujer angelical que yacía mortalmente en el suelo…

Cada vez que pensaba en esa figura, un profundo arrepentimiento cruzaba su dolorido corazón y la única forma en que podía contenerlo, era destruyendo y matando cualquier cosa a su paso… Deseó poder retractarse de todas las cosas horribles que había dicho alguna vez. Nunca fueron un reflejo de ella sino de sus demonios internos. En su derecho fuera de lugar, le dio rabia pasiva agresiva. Su culpa era como la gasolina en sus entrañas; su interior muriendo lentamente en la toxicidad y no necesitando más que una chispa para encenderlo. Ese pesar, lo quemó tanto que no quedó nada más que un caparazón, el perfil de una persona… solo la sangre y la muerte podrían llenar ese vacío de perfecto arrepentimiento y culpa.

Le temblaban las manos, cubriéndose la cara para calmar su mente mientras veía que el bote llegaba al puerto. Solo después de confirmar que la mujer de cabello plateado aterrizó con seguridad y fue trasladada al carruaje y al palacio real, regresó a su camarote.