¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 93: El Príncipe Heredero de Sahaja y la princesa del país vecino (2)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


Mi pensamiento se detuvo por un momento. Las palabras de la mujer giraban en mi mente una y otra vez.

«Ocho.» La mujer lo dijo con certeza.

«¿Por qué lo sabe?»

Era un hecho que tenía ocho concubinas, pero esa información no debería haberse filtrado fuera del país. Pero esa mujer lo sabía. Eso solo podía significar una cosa. Ella tiene algún método para obtener los secretos de Sahaja, nada más.

«No debo dejarla ir.»

«Tengo que determinar al menos cuál es ese método»

Eso pensé, pero desafortunadamente, perdí la oportunidad cuando el Príncipe Heredero Friedrich llegó al límite de su paciencia y apareció.

Deseo enormemente llevar a esa mujer a casa, pero no es prudente causar problemas en medio del territorio enemigo.

Es la decisión correcta dejar a la mujer por ahora y esperar una oportunidad favorable. Pensando así, expresé mi falta de voluntad de luchar con mi postura y actitud.

El príncipe heredero Friedrich parecía no estar dispuesto, pero de mala gana, soltó mi mano que había estado agarrando. Pero, la emoción que llenaba sus ojos estaba llena de ira.

«Prefiero aplastarte…» dijo.

Las comisuras de mi boca se levantaron cuando la intensidad de la mirada de este hombre se sintió como si fuera a matarme a golpes.

Al ver a este hombre conflictuado por no poder hacer lo que quería, quise reír con todo mi corazón. Una vez más pensé, después de salir del lugar de la fiesta nocturna.

«Pedigrí, apariencia, conocimiento y habilidad.»

Todo pasa. No tengo ninguna queja. No, si tuviera que encontrar un fallo sería la parte en la que es controlada por las emociones como el “amor”, pero puedo decir que esto no es más que un problema trivial.

Aunque ese aspecto me dejó sin palabras, ella parece entender que es una forma de pensar extraña para un noble, así que no tengo que preocuparme especialmente por ello.

Pero, en definitiva, lo que me ha impresionado es su capacidad para reunir información. No pensé que me dejaría sin palabras de esa manera.

Lo he decidido.

Esa mujer, la princesa Lidiana será mi princesa consorte.

La posición de Princesa Consorte que había estado vacía por mucho tiempo.

Haré que esa mujer asuma esa posición.

¿Ella ya es de alguien? Eso no importa.

Sahaja siempre consigue lo que quiere.

Eso es todo.

Para declarar que la robaría, al salir del salón, le envié una fuerte mirada.

Cuando ese hombre se dio cuenta, me frunció el ceño, como diciendo que no me perdonará.

«Ah…, es cierto.»

Miré al Príncipe Heredero como para dirigirme a él.

Príncipe heredero Friedrich.

Su gusto por las mujeres es correcto. Incluso podría decir que es perfecto.

Como era de esperar, que el Príncipe Heredero eligiera a esa mujer, quería elogiarlo abiertamente por ello.

«Y…, su perspicacia también es perfecta.»

«Tal como temes, estoy interesado en tu prometida.»

«He decidido robarte a tu mujer y hacerla mi Princesa Consorte.»

Me envió una mirada provocativa.

La presión silenciosa era aterradora, pero como me sentía de lo mejor, al haber encontrado a la candidata a princesa consorte, no me afectó.

Salí del lugar con un sentimiento de satisfacción, y así llegamos al presente.

—¿Su Alteza…?

Mientras pensaba en los asuntos de hace un momento, Fabius hizo una pregunta reservada.

—¿Qué? Me siento inusualmente bien. Me gustaría que no me molestaras.

—Disculpe mi descortesía. Sin embargo… no he recibido instrucciones.

—Ah, sobre el Shinigami.

—¡Sí!

Recordando el asunto en el que ya había perdido el interés, lo encontré molesto.

No me importaba si el Shinigami estaba vivo o muerto ahora. Tenía muchas herramientas que podía usar, pero todas esas cosas eran reemplazables, y el Shinigami también.

Era la candidata a princesa consorte a la que no podía reemplazar. Para mí, ahora, no había nada más importante que obtener lo que había encontrado.

—Su Alteza, ¿puedo decir una cosa?

—¿Qué…?

—Había algo extraño en el informe de los enviados. Es bien sabido que el Shinigami solo tiene un ojo, pero según el informe, por alguna razón, ese no era el caso del Shinigami en Wilhelm.

—¿Qué?

Levanté una ceja ante el informe.

Al oír esas palabras, mis sentimientos a medias se tensaron.

—¿Significa que sus dos ojos funcionan?

—Sí, parece que pensaron que era una persona diferente, pero como había alguien que conocía al Shinigami, y ya que esa persona tenía el valor de hablar con el Apóstata normalmente, parece que los convenció de que es el propio Shinigami.

—Hmm.

Es cierto, si podía conversar de manera normal con el Apóstata, cuya fuerza destacaba entre los asesinos, la sospecha de que era una farsa desaparecía.

«Aun así, ¿por qué no tenía un ojo…?»

Chasqueé la lengua.

—Encontró un contratista… Llegamos demasiado tarde.

—¿Su Alteza?

Le expliqué a Fabius, que puso cara de desconcierto.

Padre o yo queríamos a ese Shinigami a toda costa sólo por su clan.

—El Shinigami es del clan Hiyuma. A una edad temprana, los miembros del clan Hiyuma se someten a una ceremonia en la que el arte secreto del clan se pone en su ojo izquierdo. Ese arte secreto sólo puede ser utilizado una vez que se establece un contrato. El hecho de que el Shinigami tenga ambos ojos bien significa que ya ha hecho un contrato.

—¿Era del clan Hiyuma…?

Asentí a Fabius que no había oído hablar de ello.

—Es natural que no los conozcas. En la actualidad sólo un número limitado de personas conoce la existencia de ese clan. Un clan que demuestra su poder por primera vez cuando encuentra un contratista llamado maestro. Su lealtad es absoluta.

Una herramienta superior de la que no hay que temer la traición. Con el talento sobresaliente suficiente para ser desesperadamente deseado por las personas en el poder.

De hecho, padre cometió un grave error al tratar de obtenerlos hace ocho años. Cuando se negaron a ser sus subordinados, padre montó en cólera y destruyó totalmente al clan.

«El único superviviente era el Shinigami.»

Para conseguir al último superviviente, mi padre dejó al Shinigami, que aún era un niño, bajo la custodia del gremio “Aka” y decidió esperar a que creciera.

Hablando de lo que sucedió después, antes de que pudiera ser obtenido, el Shinigami destruyó a “Aka” y huyó, dejando un mal sabor de boca.

Había oído que recibió la Maldición de Sahaja del Maestro del Gremio “Aka” y que murió, así que me sorprendió de todo corazón cuando supe que estaba vivo en Wilhelm.

No esperaba que estuviera vivo en lo más mínimo. La maldición de Sahaja no era tan fácil. Sobrevivió a salvo e incluso encontró un maestro. Era algo más que inesperado.

Había leído en la literatura antigua que cuando los miembros del clan Hiyuma encontraban un maestro, el arte secreto se liberaba, e incluso las habilidades físicas aumentaban.

Desde el principio, el Shinigami se jactó de tener la fuerza suficiente como para ser famoso como el más fuerte de “Aka”.

No tenía dudas de que se había vuelto más problemático.

Y, en ese caso, su maestro estaba por completo en mi mente.

—¿Su maestro es… de la realeza de Wilhelm?

Según la información, la vez anterior que el Apóstata se encontró con el Shinigami fue dentro del Castillo Wilhelm.

Esta vez fue igual.

«Eso significaba que era muy probable que una persona relacionada con ese lugar fuera su maestro… huh.»

Había oído que era de verdad difícil ser reconocido como el maestro de un Hiyuma.

Era poco probable que una persona de media presencia sea reconocida.

Entonces, eso debería excluir a aquellos con posiciones inferiores.

Solo debería limitarse a aquellas personas que son excelentes y de alto rango.

«Los nobles de alto rango de Wilhelm…»

Pensando hasta aquí, se me ocurrió.

«Princesa… ¿eh?»

La mujer que sabía de mi octava concubina.

La información que no se había filtrado en ninguna parte y que solo un número limitado de personas dentro de Sahaja podría saber.

Por supuesto, no sería extraño que el Shinigami lo supiera.

Incluso si no es el Maestro del Gremio, como la persona sentada en la cima de “Aka” no sería extraño que el Shinigami tenga información sobre mis concubinas.

«Pero…»

—Podría… haberlo escuchado del Príncipe Heredero.

El Príncipe Heredero Friedrich. Él también es digno del servicio del Shinigami. Además, el ayudante cercano del Príncipe Heredero, el hermano mayor de esa mujer también es un posible candidato.

—No, eso está mal.

A juzgar por la forma de hablar de esa mujer, me parece correcta la impresión de que lo ha escuchado directamente.

Si no se relaciona con su maestro, el clan Hiyuma no la escucharía.

Puede ser que le haya enseñado a la mujer una información por orden de su maestro, pero no es una información que se daría a propósito.

Eso es porque, aunque sea información altamente clasificada, el número de mis concubinas, aumentando en uno, es sólo eso.

¿Sería necesario enseñarle a la hija de un simple Duque información que no está directamente relacionada con su amo o con la política?

—Ya veo… Después de todo, es la princesa, eh.

Tras ordenar mis pensamientos, sonreí significativamente.

Es probable que tenga razón. El contratista del Shinigami es esa mujer.

No sería capaz de creerlo si fuera una mujer común y lo negaría si no conociera la realidad, pero afortunadamente llegué a conocer a esa mujer directamente.

Si es esa mujer, puedo estar de acuerdo.

Es una mujer que tiene la habilidad de ganarse la lealtad del Shinigami.

—Ku, ku, ku…

—¿Su Alteza?

Inconscientemente, la risa se derramó. La verdad fue tan agradable que no pude contener mis sentimientos. Ya veo, me preguntó si el Shinigami la seguirá cuando la obtenga.

—Tengo que obtenerla más y más.

Una vez más, recordé a la mujer con un valor añadido e indescriptible.

Incluso sin el Shinigami quería obtenerla, pero ahora está más allá de eso. La obtendré cueste lo que cueste.

A partir de ahora, esa mujer es absolutamente necesaria para que pueda conquistar este continente.

Pensando hasta aquí, de repente, recordé el tatuaje de una rosa azul brillante en el pecho de la mujer.

«La Flor Real.»

La prueba de la realeza de la princesa consorte de Wilhelm. Los rumores dicen que es un tatuaje inextinguible que es como una marca de la propiedad de ese hombre de lo que está dentro de su vientre. Tengo que raspar eso también.

Las marcas de propiedad de ese hombre son innecesarias.

«Cuando obtenga a la mujer, ¿debería, en primer lugar, hacerla pasar por el quirófano para quitarla y tallar otra marca en su lugar?»

«Hmm. No es una mala idea.»

«Solo imaginar mi marca tallada en esa mujer satisface mi ansia de conquista.»

«Ahora que me he decidido, tengo que moverme para conseguirla. ¿Qué medidas debo tomar para ello?»

Con una sonrisa en la cara, me sumergí en mis pensamientos durante un rato.

Mi padre aún no sabía que el Shinigami había encontrado una contratista. Y para aplastar a Wilhelm, debería estar desesperado por matar a ese Príncipe Heredero.

«Muy bien…»

Habiendo organizado mis pensamientos, asentí. Cambié y revisé un poco mis planes para el futuro.

«Así es. Primero, debería hacer que padre me muestre lo que tiene. Si parece que va bien, puedo echarle una mano. Si actúa mal… Hmm.»

Con mis ojos le ordené a Fabius que se acercara.

Todavía arrodillado, vino a mi lado.

—Es una orden. ¿Entiendes?

—Lo entiendo, Su Alteza.

Tras recibir mis palabras, Fabius hizo una profunda reverencia.

Después de pasar la instrucción, me apoyé de forma relajada en el respaldo del asiento del carruaje de nuevo.

«Ahora bien, ¿cómo se moverán Wilhelm y ese Príncipe Heredero? ¿Y el plan de mi padre saldrá bien?»

«De cualquier manera, no me importa, como sea me moveré en mi propio beneficio.»

Ya he dado instrucciones para ello.

Lo que queda es esperar el final.

—Ah, resultó divertido…

«Espérame, princesa Lidiana.»

Hablé con la persona de mis recuerdos.

Si está comprometida o incluso casada, eso no importa.

Me decidí. Eso es todo. No tiene derecho a veto.

«Si el príncipe heredero Friedrich es un obstáculo para conseguirte, solo tengo que tratar con él primero. Después, iré de forma relajada a tu encuentro.»

Pensando en el futuro deseado, mi risa brotó de manera espontánea.

Era la primera vez en mi vida que encontraba algo tan divertido.

De nuevo se me aflojó la boca.

Me dirigí a la mujer una vez más.

«Pasando por encima del cadáver del príncipe heredero Friedrich, haz una ceremonia de boda conmigo.»

Un vestido de luto nupcial negro azabache te sentará bien.

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