¡No quiero ser Princesa! – Extra 3: Su secreto (2)

Traducido por Lucy

Editado por Nemoné


—Encantada de conocerte, soy Lidiana.

—Hola…

Habían pasado diez días desde entonces.

Quizá gracias a la desesperada persuasión de Thomas pude reunirme sin problemas con el tendero. Por eso vine de incógnito, pero su actitud fue tan distante que sólo pude sonreír con amargura.

Su actitud mostraba con claridad la falta de voluntad.

—Oi, Thomas. ¿Es esta bonita princesa de verdad la creadora del daifuku?

El tendero le preguntó a Thomas en voz baja y titubeante.

—¿No te lo he dicho? No te vayas de la lengua con la maestra. ¿Entiendes tu posición?

—Sí que lo entiendo. La situación es tan horrible que tengo que ser ayudado por una princesa así.

Es tan insolente que quiero preguntar si de verdad lo entiende. Siendo honesta, me quedé asombrada, pero Thomas levantó la voz.

—¡Entonces!

—Sea como sea, no puedo creer lo que no puedo creer. ¿No eres en realidad el creador del daifuku?

—¡No digas groserías a la Maestra! Que la maestra sea la creadora del daifuku es algo que todo el mundo sabe en la cocina de la mansión. Tuve la suerte de que me impartieran el proceso de preparación.

Cuando Thomas golpeó con fuerza la mesa de la cocina, como era de esperar, la actitud del comerciante cambió.

—Mi error… Sólo nos reunimos porque creo en sus palabras.

El hombre presentado como el tendero era un hombre moreno unos años más joven que Thomas. Llevaba el cabello corto y un gorro de cocinero. Las arrugas grabadas en su frente y en el entrecejo parecían hablar de la facticidad de este hombre.

Sí… Parece problemático en extremo.

Puedo captar que su relación se remonta a mucho tiempo atrás por lo poco reservados que son el uno con el otro. Lo entiendo, pero tengo un problema con que la conversación continúe dejando de lado a la persona en cuestión. Solté un pequeño suspiro y me dirigí a Thomas.

—Parece que se llevan muy bien, ¿son amigos por casualidad?

—Así es. Fueron contratados gracias a esa conexión.

—Así es.

En un instante aplacaron su discusión y Thomas respondió con honestidad a mi pregunta. Cuando dijo “ellos”, señaló a cinco jóvenes de unos veinte años que estaban en la parte de atrás.

Hablando de los cinco, desde hace un rato estaban mirando hacia aquí, solidificados como piedras. Uno de ellos sacudió despacio la cabeza con incredulidad. Como si le siguieran, los otros cuatro empezaron a hablar como si se les hubiera encendido el interruptor.

—Es la primera vez que veo a una joven de una casa ducal…

—El lugar de trabajo del señor Thomas es la residencia de la casa ducal de Vivoir, ¿verdad…? Esa preeminente casa ducal.

—He oído que es la principal candidata a novia de Su Alteza el Príncipe Heredero.

—También he oído eso. O más bien… Woah, es una verdadera princesa…

—Belleza suprema, tez clara, parece una muñeca vestida que camina.

Los cinco dijeron lo que se les ocurrió. Pero, es un rumor inesperado que se extendía por todo el pueblo. No tengo la menor intención de hacer algo como casarme con el Príncipe Heredero. Una vez más juré en mi corazón que seguiría evadiéndolo con todo mi poder.

Cada uno de los cinco hablaba a su antojo, pero en cuanto el tendero les miró con las cejas fruncidas, se encogieron y callaron.

—Sean un poco más silenciosos… Lo siento, princesa. Son unos tipos así. Si tienes miedo, puedes volver a casa, ¿está bien?

—La cocina de la mansión es similar. Estoy acostumbrada, así que no te preocupes… Más bien, vayamos ya a la charla. Me presenté hace un rato, como sea que estés… Solo porque te desagradan los nobles, no puedes pretender cometer una falta de modales como no devolver una presentación cuando alguien se ha presentado, ¿no?

Me dieron ganas de suspirar por lo desagradable que era solo porque pensaba que no había nada que pueda hacer una joven con educación de alta clase.

Thomas, tsk. Qué consentimiento es ese… ¿No era eso una mentira?

Mientras le miraba a Thomas que era diferente de lo que prometió, junto sus manos y se inclinó hacia mí.

Ya veo, yo misma debería hacer algo con él, así que así es.

Es tu amigo, así que convéncelo de manera adecuada. Cuando le devolví las palabras desagradables mientras pensaba así, el tendero me miró con cara de haber sido atacado con la guardia baja, y al momento siguiente se echó a reír.

—Ja, ja, ja. Ahí me has atrapado. De verdad, es mi culpa. Soy Lars.

—Ya veo, saludos, Lars. Como no tenemos mucho tiempo, empecemos ya. De todos modos, quieres decir que no hay nada que una adolescente como yo pueda hacer, ¿verdad?

Ahora que por fin me he enterado del nombre del tendero, con estas palabras me arremangué. Hoy he ido a la ciudad, así que llevo un vestido de punto de manga larga. Lars asintió con fuerza a mis palabras.

—Así es, lo entiendes muy bien… Oye, princesa. ¿Qué demonios estás haciendo?

Al verme arreglar mi cabello suelto y ponerme el delantal preparado de antemano, los ojos de Lars se convirtieron en círculos. Qué pregunta… Por supuesto, estoy haciendo lo que había decidido.

Tales hombres son más fáciles de callar con habilidad.

—¿Eh? La prueba del pudín está en el comer. La gente como tú prefiere confiar en lo que ve antes que en lo que se le explica, ¿no? Puede que no te guste, sin embargo, usaré la cocina por un tiempo.

—No hay problema, pero… Lo siento, pero no tenemos ingredientes satisfactorios.

Aunque Lars me dio el permiso cuando de repente se me ocurrió usar la cocina, su boca se deformó en señal de disgusto. Tener que confesar que no había ingredientes en la cocina, qué humillante debía ser. Para ser así, reconozco que es un profesional después de todo. Daba una impresión favorable.

—Le pido disculpas, sin embargo, me he anticipado a esto. No te preocupes, me he preparado… ¡Thomas!

Cuando le llamé, Thomas trajo el equipaje preparado con habilidad.

Entre otras cosas, dentro está mi cuchillo de cocina favorito. He preparado la mayoría de las cosas, para que no me moleste tener que pedir nada.

Cuando me animé a empezar los preparativos, me dirigí a Lars.

—Ahora bien, ¿qué debo preparar para convencerte?

Mientras sonreía de manera provocativa diciendo que podía hacer cualquier cosa que él dijera, Lars parpadeó sorprendido.

—¿Eh? No… Si es comestible, cualquier cosa está bien…

Seguro que nunca pensó que se lo pediría. Entonces le sugerí a Lars, que sacudió la cabeza preocupado.

—Entonces, como es una rara oportunidad, te dejaré comer mi receta original, daifuku. Por muy obstinado que seas, no tendrás más remedio que creerme entonces.

—Eh… No, decir daifuku…

Lars miró a Thomas y luego una vez más a mí. Tenía una expresión de estupefacción.

—¿No es una receta para no ser llevada afuera…?

—No pasa nada. No hay nada que diga que no pueda hacerla en persona, así que tranquilízate.

Cuando contesté encogiéndome de hombros, Thomas también asintió con fuerza.

—Lo he dicho muchas veces. La maestra es la dueña de la receta original del daifuku. No se me permite tal libertad.

Poco después de desarrollar el daifuku, lo discutí con mi padre. El resultado fue que se decidió que la receta del daifuku fuera que la poseyera nuestra casa ducal.

Por supuesto, como soy la propietaria de la receta original, no estoy limitada a la hora de elaborarla. Sin embargo, se me hizo prometer que no enseñaría la receta a nadie fuera de la casa ducal. Por eso sólo se la enseñé a Thomas, y por eso no se le permite hacerla fuera de la casa ducal. Está establecido de forma estricta de varias maneras.

Cuando escuché por primera vez la propuesta de mi padre, me lo pregunté con sinceridad, pero después de pensarlo un rato asentí que no había problema si iba a ser útil para la casa. Además, tengo planes de reproducir muchas otras recetas. Concluí que no había razón para aferrarse al daifuku.

Si papá dice que lo quiere y que será útil para la casa ducal, creo que está bien que lo use a su antojo.

Habiendo aceptado la propuesta de mi padre, recibí una gran cantidad de dinero como recompensa. Era la cantidad adecuada que se debía pagar a un cocinero que entregó la receta original a una casa.

Padre nunca me engañaría sólo porque soy su hija. Como esto estaba declarado con  claridad en el contrato, podría estar aliviada. Odiaba que la gente me muestre favoritismo.

—Tú eres de verdad la dueña de la receta…

Mientras hacía daifuku con habilidad, y diciendo “Aquí, siéntete libre”, se lo presenté. Lars se solidificó con una expresión de sorpresa. Aun así, recogió de manera torpe el daifuku que tenía delante.

—¡Esto es…!

—¡Increíble, esta textura es la primera para mí!

—¡Qué, cómo sabe!

En lugar de Lars, los aprendices de atrás hacían ruido. Lars comió daifuku solo en silencio, pero cuando lo terminó, inclinó la cabeza hacia mí.

—Siento haber dudado de ti. Me disculpo por tomar una actitud descortés hacia la dueña de la receta original.

—No pasa nada. Es razonable que no me creas.

Los propietarios de recetas originales son tratados como las más altas existencias entre los cocineros. Parecía que era su forma de mostrar respeto por desarrollar alimentos que aún no existían en el mundo. En cuanto a mí, no es solo que lo haya creado desde cero, así que parece que estoy haciendo trampa. Se me trata así solo por reproducir. Me siento culpable ante los auténticos propietarios de recetas originales.

En cualquier caso, una vez que he conseguido que Lars me reconozca como auténtica propietaria de la receta, su actitud hacia mí parece haber cambiado.

Aunque no baje la cabeza ante los nobles, estaba en la naturaleza del artesano bajar la cabeza ahora que me creía. Al verlo, los cinco que estaban detrás de él se inclinaron con timidez, siguiéndolo.

Me gustaría decirles que se detuvieran, pero así parece ser el mundo de los cocineros. Asentí con la cabeza y dije que quería que actúen con normalidad, ya que no me importaba. Si tomaban esa actitud demasiado, siento que no podré soportarlo, y tendría problemas con Lars para hablar de manera educada hasta tan tarde.

—Estás convencido con eso, ¿no? A partir de ahora yo daré las órdenes, aún así me pregunto si alguien tiene alguna objeción.

—No. Me disculpo por molestarte, pero por favor, ocúpese de nosotros. Seguiremos sus instrucciones.

Sorprendido por el cambio de Lars al hacer una reverencia, me volví hacia Thomas. Él me habló mientras se reía.

—Es un tipo así. No importa que ese tipo odie a los nobles, mientras entienda que puedes cocinar no hay problema. Viendo la habilidad de la Maestra, lo comprendió. Por eso pensé que podrías ganártelo si se reunían. Y es como pensaba.

Me informó Thomas con felicidad. Ya veo, así que este programa de cocina era para lograr eso.

Aunque estoy asombrada, no puedo evitar estar de acuerdo. Porque se siente como un viejo testarudo, creo que no me reconocerían sin hacer al menos un plato. Sería lo mismo pase lo que pase.

—Y, lady Lidiana. Creo que ha escuchado a Thomas, pero como puede ver, mi lugar es así. ¿Qué es lo que piensa hacer? Siéntase libre de preguntar cualquier cosa.

Mientras sonreía con amargura con una actitud muy diferente a la de antes, volví a inspeccionar la cocina. Una tienda desierta. En la no tan espaciosa tienda solo había ocho asientos en el mostrador, y ocho asientos en mesas de cuatro personas. Ocupada por completo, podrían caber cuarenta personas. Tal vez sea porque han tenido que recaudar dinero para resistir la tienda de enfrente. Aparte de eso, apenas queda nada. La cocina era similar. Solo quedaba el mínimo de utensilios de cocina, apenas había productos alimenticios. Quedaban rastros de la lucha de Lars hasta el final.

—Veamos… Déjame ir directo al grano, ¿hay alguna deuda?

Cuando pregunté sin reservas, Lars respondió con una sonrisa amarga.

—No preguntes con tanta franqueza. Bueno, no hay razón para ocultarlo, eh. No hay ninguna deuda. O mejor dicho, la respuesta es que la tienda se cerró porque estuvo a punto de endeudarse.

Exhalé aliviada al escuchar sus palabras. Bien, ya es seguro.

—Ya veo, fue la decisión correcta. Lo has evitado.

—¿Qué quieres decir?

Expliqué cuando Lars asintió para hablar. Uno de los métodos del Barón Wire es hacerse cargo de la deuda a cambio de que alguien haga su voluntad.

—En realidad, su actual y segunda esposa es una niña que se casó como garantía. Si se tratara de una deuda extraña, antes de que se diera cuenta podría obtener el pagaré.

—De ninguna manera…

—Es una historia común. Lo he investigado, así que estoy segura.

Habiendo oído hablar del Barón Wire por Thomas había hecho una investigación básica. Aplastaba la fortuna de la otra parte, y a cambio de hacerse cargo de la deuda hacía que hagan su voluntad. Parece ser su modus operandi habitual.

—Sin embargo, es difícil plantear una queja ya que no se puede decir que se ensucie las manos. Lo mismo ocurrió en su caso, ¿verdad? El Barón Wire solo abrió una nueva tienda frente a la tuya. No hizo nada directo contra ti. Sin embargo, el resultado fue que te acorraló hasta casi endeudarte.

—Sí.

Esperando que la otra parte se arruine. Mi hermano le llama hiena. Cuando se derrumban, muerde. La otra parte ya no puede resistirse entonces.

—Por eso estoy muy feliz de que no estés en deuda.

—Pero… En realidad, no hay nada que podamos hacer si no nos endeudamos.

Lars extendió las manos como para mostrar que no tenía nada, y dijo que estaba acabado. Aunque sonreí con amargura, me hinché de orgullo.

—No pasa nada. No te diré que te endeudes. Tengo el dinero conmigo. Por supuesto, no es el dinero de mi padre, así que alíviate. La fuente de los fondos es la compensación por la receta original del daifuku, por lo tanto puedo usarlos como me plazca.

—No, te he pedido ayuda, pero no hay manera de que reciba dinero de ti. No he caído tan bajo.

Como Lars se resistió a mis fondos, le persuadí con toda mi paciencia. De ninguna manera quiero endeudarlo. Hasta que no le convenza de ello, la charla no avanzará.

—¿Qué estás diciendo? Es natural que proporcione el dinero como yo quiera. Por supuesto, tengo la intención de recuperarlo de manera adecuada después, no te preocupes, Lars. Pero si estás tan preocupado, podría incluso convertirme en la propietaria.

—¿Propietaria?

—Sí. Seré la nueva dueña de esta tienda. Y tú serás el jefe de cocina. Ya que he decidido meter las narices en esto, estoy dispuesta a cargar con todo lo relacionado con los fondos. No tienes que preocuparte por el fracaso. Me haré responsable de todo.

—Maestra… Eres genial.

Thomas parece muy conmovido a mi lado, pero no importa. Al fijar mis ojos en Lars, tal vez porque entendió mi firme determinación, pronto exhaló como si se diera por vencido.

—Es increíble que haya una princesa entre los nobles contemporáneos… Ojalá ese tonto barón siguiera tus pasos… Lo entiendo, lo siento. Te confiaré todo a ti.

—Gracias. Entonces, como no hay tiempo, empezaré de inmediato. ¡¡Thomas!!

Después de llamar a Thomas e intercambiar miradas con él, como si hubiera entendido, trajo una gran olla de caldo. Y la colocó delante de Lars.

—¿Esto es…?

—Lo hice después de decidir venir a tu tienda. Espera un segundo. Voy a calentarla.

Hice que la olla de caldo se pusiera rápido encima de la estufa y la encendí. Mientras removía de forma prudente el contenido, le dije a Thomas.

—Thomas ¿has preparado el arroz blanco que te pedí?

—Sí, lo tengo recién cocido.

—Muy bien, entonces déjame enseñarte cómo se sirve la comida.

—¡Sí!

Bajo mis indicaciones, Thomas comenzó a moverse con rapidez. Mientras tanto, el contenido de la olla de caldo se calentó y comenzó a producir un agradable olor. Sí, está bien. Me las arreglé.

—¿Qué es este olor…?

Lars frunció las cejas ante el olor que tal vez experimentaba por primera vez. Los novatos también crearon una conmoción. En cuanto a Thomas, estaba acostumbrado. Aunque no lo dejé ver cómo lo hacía ni le dejé probarlo, sin importarle, estaba haciendo bien su trabajo. La diferencia de actitud era tan extraña que tuve que preguntar.

—Thomas, ¿no tienes curiosidad?

—Mentiría si dijera que no, pero tengo fe en la Maestra. Estoy deseando que me sorprenda.

—Ya veo. Entonces tengo que estar a la altura de tus expectativas.

Ya había investigado que este plato no existía en este mundo. Fácil y simple, incluso si es, diciéndolo sin rodeos, increíble que no haya tal plato que representa a la gente común aquí, no importaba. Todo lo que tenía que hacer era difundirlo. Este era el punto de apoyo para ello.

Apagué el fuego y, con un cucharón, lo vertí con cuidado sobre el arroz servido en el plato. El olor que estimulaba el apetito recorrió con suavidad la cocina. Sí, completo…

—Estoy pensando en que todos lo hagan. Escucharé sus impresiones y opiniones cuando terminen de comer. Antes que nada, prueben a gusto.

Había preparado la ración de todos y les había instado a comer. Al ver la comida que nunca habían visto, todos (excepto Thomas) se quedaron como una piedra.

—Maestra, ¿qué plato es ese?

Representando las dudas de todos los que se solidificaron, Thomas preguntó, rebosante de curiosidad. Esbocé una sonrisa e informé de su nombre.

—Fu, fu, fu. Verás, esto se llama arroz con curry.


Lucy
De verdad que sonríe con tanto orgullo como si fuera la creadora original de las recetas xd, no tiene verguenza esta Lidi, jeje.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido