¡No seré un enemigo! – Volumen 1 – Historia Extra: Lección de Medianoche

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


En silencio, abrí la puerta de mi habitación. Era más de la una de la mañana, y los salones del castillo Évrard estaban en completo silencio. Había velas encendidas aquí y allá, iluminando tenuemente las paredes y el suelo… esto era para desalentar cualquier actividad criminal.

Desafortunadamente, la luz del fuego de este mundo no era tan brillante como la electricidad que había disfrutado en mi vida pasada. Pero, aunque está casi oscuridad podría haber sido aterradora en mi vida pasada, ya había pasado catorce años en estas condiciones menos avanzadas, así que, para mí, es perfectamente normal.

En la finca del conde Patriciél, el interior siempre estaba bien iluminado con docenas y docenas de velas (nunca sabré cómo el conde podía permitirse tantas), pero el internado no tenía ese lujo, por lo que rápidamente adquirí un sentido de cómo moverme en la oscuridad.

—A la cocina…

Suavemente, cerré la puerta de mi dormitorio detrás de mí, y me fui por el pasillo. No había vivido mucho tiempo en el castillo Évrard, pero, al menos, sabía cómo llegar a la cocina; después de todo, era el lugar donde los sirvientes iban a buscar el té y los bocadillos, así como a tomar las comidas durante los descansos.

Una ola de frío se había instalado ayer, y podía sentir el frío del suelo a través de mis finas zapatillas de tela. Había aplazado la compra de unos zapatos de invierno porque el otoño no había terminado, pero ahora me doy cuenta de que fue un error. No importa el tiempo que haga mañana, iré a comprar unos zapatos adecuados, para estar más cómoda.

Al llegar a la cocina, localicé la jarra de agua y vertí un poco en mi jarra de cristal. Misión completa. Con eso, me dirigí rápidamente a mi habitación.

El castillo estaba misteriosamente tranquilo por la noche. Había guardias patrullando afuera, por supuesto, pero todos los que estaban adentro se dormían más o menos a la misma hora. Esto significaba que cada pequeño sonido se propagaba más allá de lo que hubiera sido de otra manera: el golpeteo de mis pasos, el chapoteo del agua mientras subía las escaleras, el chirrido agudo de una puerta que se abría en algún lugar… Espera, ¿qué fue eso?

Al subir las escaleras, miré por el pasillo en la dirección del sonido… y mis ojos se encontraron con los de Reggie mientras se asomaba desde su habitación. Evidentemente, no soy la única despierta a esta hora.

Aunque es un año mayor que yo, la oscura bata de lana que llevaba le hacía parecer bastante mayor. Debajo de ella, llevaba una camisa blanca lisa con pantalones de color oscuro, probablemente, es su pijama y aunque están visiblemente hechos a medida, podía ver a simple vista que no eran de seda. Es probable que sea para brindar mayor calidez, dado que se acerca el invierno.

Considerando que técnicamente era una invitada aquí, me sentía un poco culpable por andar a escondidas en medio de la noche. En mi vergüenza, solté la primera cosa que se me ocurrió.

—Um… ¿Quieres un poco?

Levanté la jarra. Parpadeando con sorpresa, Reggie sonrió ligeramente y me hizo señas para que me acercara. Personalmente, no estaba segura de que se me permitiera entrar en los aposentos de un príncipe tan tarde en la noche.

—Si estás preocupada por Mabel, no lo estés. Está durmiendo en la habitación de al lado.

Como hacía mucho frío en el pasillo, decidí aceptar su invitación.

Tan pronto como crucé el umbral, fui recibida por el suave calor de la chimenea. ¿Reggie la había encendido él mismo? ¿O Mabel se había quedado despierta hasta tarde cuidándola para que Su Alteza pudiera dormir?

El interior estaba decorado con bonitas pinturas paisajísticas en color pastel y un hermoso tapiz tejido que colgaba cerca de la cama. Esto me tomó por sorpresa. Después de todo, la familia Évrard generalmente no se preocupa por las exhibiciones vanas y ostentosas. Aquí en la frontera, donde Salekhard o Llewyne podían atacar en cualquier momento, se prioriza la función sobre la forma.

En el interior, Reggie me entregó una copa de madera.

—Para tu agua —explicó.

—Gracias —respondí.

Me moría de sed, así que me serví un vaso y lo bebí rápidamente. Mientras el líquido frío se deslizaba por mi garganta, el escalofrío me hizo temblar a pesar del calor del fuego. Cómo anhelaba arrastrarme bajo una agradable y cálida manta.

Pero la única razón por la que vine fue para compartir mi agua, así que llené la taza y se la devolví a Reggie. Él la bebió con gratitud.

—¿Es eso lo que te despertó? —Preguntó. —¿Sólo tenías sed?

 —Eso es parte de ello, sí. ¿Y qué hay de ti? —Tuve otra pesadilla.

De vez en cuando, me despertaba en medio de la noche y tenía problemas para volver a dormir. Aun así, me gusta dormir, ya que había una posibilidad de que soñara con mi vida pasada. Claro que no todo era sol y rosas, a veces mis padres discutían o mis amigos se peleaban, pero aun así era una mejora drástica con respecto a este frío e insensible mundo en el que me encontraba ahora.

—De todos modos, no te preocupes por mí. Volveré a dormirme enseguida. ¿Y tú, Reggie?

—Oh, siempre he tenido el sueño ligero.

Pobrecito.

—¿Deberíamos tratar de encontrar alguna manera de ayudarte a dormir? —Pregunté por compasión.

Ladeó una ceja y sonrió.

—¿Tienes algo en mente?

Me detuve a pensar, pero sólo se me ocurrieron unas pocas cosas, y las canciones de cuna estaban totalmente fuera de discusión. Si el príncipe de nuestra nación escuchara mi terrible voz, probablemente me moriría de vergüenza… así que decidí sugerir algo un poco más razonable.

—¿Has probado a contar ovejas?

— ¿Ovejas? —Preguntó

—Sí.

Me miró, desconcertado; lo eché a la cama y llevé una silla para sentarme a su lado.

—Ahora acuéstese y cierre los ojos…

Con una sonrisa juguetona, hizo lo que le pedí, y lo cubrí con las mantas y los edredones hasta la barbilla. Por primera vez, se parecía a cualquier otro adolescente.

—No tienes que decirlo en voz alta conmigo; sólo cuenta en tu cabeza. Una oveja, dos ovejas, tres ovejas…

Mientras contaba, me encontré mirando la cara de Reggie… sus largas pestañas plateadas. Era tan hermoso que sólo podía imaginarme cómo debían ser sus padres. Su tía Beatrice también era una mujer hermosa. Tal vez, toda la realeza era naturalmente atractiva.

Una vez que llegué a las 34 ovejas, Reggie dejó escapar un suspiro.

—¿Se supone que esto me aburre para dormir, o qué?

—Tal vez —estaba haciendo su magia en mí, al menos. Mi boca se estaba cansando, y empezaba a sentirme somnolienta otra vez —Dicen que tienes garantizado el sueño, las personas se duermen antes de llegar a las cien ovejas.

—Bien, entonces, veamos cómo lo demuestras.

Con eso, Reggie se sentó, se levantó de la cama y se arrodilló a mi lado.

—¡Pero qué…!

—Baja la voz o despertarás a Mabel —siseó Reggie poniendo un dedo sobre sus labios.

En un parpadeo, me levantó en sus brazos, como una novia, me puso a descansar en su cama. Luego, me quitó las zapatillas y yo le devolví un chillido mientras sus dedos me rozaban los pies. Luego, antes de que pudiera protestar, me puso los edredones encima y se sentó en mi silla. Ahora habíamos intercambiado oficialmente los lugares.

Fue un poco incómodo, tener a alguien mirándome mientras estaba en la cama. Aún así… las mantas estaban cálidas por el calor residual de su cuerpo, la sensación me llegó hasta los pies. Claramente, él tenía mejor circulación sanguínea que yo.

Sonriendo, Reggie puso una mano cerca de mi cara.

—Esta vez, haré el recuento.

Evidentemente, quería probar la validez del método que había elegido. ¡Espera, no puedo dormir aquí! Claro, ambos somos técnicamente niños, ¡pero somos adolescentes! ¡No podemos compartir una habitación juntos!

Además, me sentiría muy mal si eso significaba que Reggie se viera obligado a dormir en el sofá. Y si Mabel nos atrapa, probablemente, me acusaría de ser impropia con el príncipe.

Pero antes de que pudiera decirle que había cambiado de opinión, empezó a contar. —Una Kiara, dos Kiaras…

—Espera, ¿qué? ¿Por qué?

—Tres Kiaras, cuatro Kiaras…

—¿Por qué yo? ¡¿Intentas decir que soy una oveja?! —No pude evitar imaginar mi rostro en la cara de una oveja

Reggie se rió.

—Porque es más divertido para mí de esta manera. Cinco Kiaras. Además, no eres tan diferente de una oveja. Seis Kiaras.

—¿Cómo es eso posible? —Pregunté

—Porque eres linda y esponjosa. Siete Kiaras.

—¡Si me vas a comparar con un lindo animal, elige un gato o algo así!

—Bien, entonces eres un gatito esponjoso. Ocho Kiaras.

¿En serio, Reggie? Ugh… ¡Mátame ahora!

—Estoy disfrutando esto. Si hubiera ocho Kiaras, apuesto a que todas ustedes se meterían en algún tipo de travesura juntas, ¿no? Nueve Kiaras.

A juzgar por la sonrisa de su cara, casi parecía que quería más Kiaras. ¿Estás obsesionado conmigo o qué? Si no lo detenía pronto, iba a morirme de vergüenza… pero, al mismo tiempo, no podía pensar en nada que lo hiciera detenerse. Todo lo que podía hacer era resoplar en voz baja.

Afortunadamente, Reggie me oyó resoplar y se apiadó de mí.

—Si no quieres que cuente Kiaras, ¿qué tal si te cuento un cuento para dormir?

—Sí, por favor. Lo prefiero.

En este punto, cualquier cosa sería menos embarazoso que contar Kiaras. Y si eso hace feliz a Reggie, que así sea. Cuando terminara su cuento, le diría que era mi turno y cambiaría de lugar con él. Luego, una vez que se durmiera, volvería a mi habitación. Ese era el plan.

—Había una vez un príncipe real. Conoció a una mujer, se enamoró a primera vista, y se casó con ella.

No había escuchado esta historia antes, pero mi experiencia con los cuentos para dormir se limitaba a empezar en este mundo, por lo menos. Me imaginé que tal vez este era uno de los cuentos más conocidos.

—La pareja pronto fue bendecida con un niño, y el príncipe vivió felizmente con su esposa e hijo. Pero su padre, el rey, no estaba muy contento, ya que la esposa del príncipe era noble sólo de nombre. Aunque no era fea y razonablemente capaz en la mayoría de las áreas, no era excepcionalmente hábil o bella… y Su Majestad no aceptaría nada menos que una diosa omnipotente.

En este punto, esperaba que esto se convirtiera en una historia en la que la esposa del príncipe trabajara duro para hacer cambiar de opinión al rey… pero entonces las cosas dieron un giro hacia la oscuridad.

—El rey sólo quería lo mejor para su guapo y talentoso hijo, cuyo único defecto era su pobre gusto por las mujeres. Luego, cuando su nieto nació aún más apuesto que su padre, el rey se resintió más que nunca con la esposa del príncipe. Y después de que el príncipe cayó enfermo y falleció a una edad temprana, el resentimiento del rey se manifestó en su comportamiento: echó a la viuda del príncipe del palacio real.

Reggie contaba la historia lentamente, pero aun así tenía mucho que decir de una sola vez. Hizo una pausa para respirar un poco, y luego continuó.

—Después de eso, la viuda vivió en una mansión lejos del castillo… pero desapareció después de ser atacada por los bandidos. Para aliviar su conciencia culpable, el rey le dijo a su nieto que su madre había huido por su propia voluntad.

No sabía qué decir a eso. Esta historia era demasiado realista para ser un cuento de hadas y demasiado oscura para contarla a un niño a la hora de dormir. ¿Era una especie de parábola transmitida en la familia real? ¿Era elige a tu esposa sabiamente la moraleja de la historia? Decidí preguntárselo a Reggie de plano; sonreía torpemente.

—No, no hay ninguna lección que aprender de lo que pasó.

—Espera… ¿Estás diciendo que esta es una historia real?

Me sonrió sin decir nada. ¡Oh Dios, no lo niega!

—En realidad, ahora que lo pienso, tal vez, haya una lección: el príncipe debería haber hablado con su padre por su estúpido comportamiento. Y la esposa del príncipe sabía que el rey la odiaba, así que, al menos, debería haber fingido que intentaba ser mejor. Pero estaban tan ocupados estando enamorados el uno del otro, que no prestaron atención a cualquier otra persona. Fueron demasiado confiados. Y como resultado, el príncipe se olvidó de su vida limitada, y su viuda tuvo un final horrible. Se podría decir que es un cuento de precaución sobre el fracaso de un hombre que ni siquiera podía mantener a sus seres queridos a salvo.

—Eso es bastante duro para un cuento de hadas, Reggie.

—Creo que es importante reflexionar sobre los errores del pasado. Así puedes aprender para la próxima vez. Si eres inteligente, no sucedería algo así ¿verdad?

En el fondo, ¿era Reggie siempre tan sarcástico con todo?

—Te quedarás calvo por pensar demasiado, ¿sabes? —Murmuré en voz baja.

Me miró fijamente, con la boca abierta, una reacción que nunca había visto en él antes. En cuanto a mí, sinceramente quise decir lo que dije. El estrés era una causa común de la pérdida del cabello y, como príncipe, Reggie estaba bajo mucho estrés. Pero era un tipo guapo, así que quería que conservara sus florecientes mechones de plata durante décadas. Sin embargo, antes de que pudiera explicarlo, empezó a reírse.

—¡Nadie me ha dicho eso en mi vida!

—Oh… Claro… Supongo que es un poco ofensivo decirle eso a un príncipe. Lo siento.

Estaba tan acostumbrada a pensar en él como un amigo, que era fácil olvidar que estaba en lo más alto de la jerarquía social. Nadie en su sano juicio haría ese tipo de comentarios en presencia de la realeza.

—No hay necesidad de disculparse, Kiara. Quiero que me trates como a un par. ¿No es eso lo que estabas haciendo?

—Sí, tienes razón —respondí

¿Los chicos aristócratas también se burlaban de sus líneas de cabello en este mundo? Tal vez, debería preguntarle a Alan sobre eso alguna vez.

—Bueno, lo que sea. Ahora es tu turno de contar una historia.

—Está bien…

Fue entonces cuando me di cuenta de que había olvidado fingir que tenía sueño, por eso mi plan había fracasado. Como no me quedaba otra opción, decidí lanzar un rápido cuento de hadas, y volver a mi habitación una vez que hubiera terminado… ¿pero cuál? Sólo había escuchado dos o tres de los cuentos de hadas más comunes de los farzianos.

Las chicas de mi internado, sin embargo, parecían conocer bastantes. Siempre eran cuentos con nombres o personajes de los que nunca había oído hablar. La mayoría eran historias románticas de fantasía sobre príncipes o nobles, o cuentos trágicos de caballeros que morían luchando contra dragones para proteger a sus seres queridos. Eso, o parábolas sobre los peligros de casarse con plebeyos. Si el interés amoroso no era un noble o un príncipe, entonces, podías estar seguro de que alguien en la historia iba a morir. En mi opinión, era una prueba de que los padres de este mundo sólo veían a sus hijas como peones para matrimonios políticos. Cínico, lo sé.

Resumiendo: los únicos cuentos de hadas que conocía bien eran los de los libros ilustrados de mi vida pasada.

—¿Le importa si es algo… más oscuro? —Pregunté.

—Adelante —respondió.

Así que decidí contarle la historia de Momotaro el Chico Durazno, ya que era el que me sabía de memoria. Afortunadamente, este mundo ya tenía muchas historias sobre niños nacidos del rocío de las flores y otras cosas, así que el concepto de un niño nacido de un melocotón gigante no era tan descabellado en comparación; Reggie simplemente se preguntaba si era el hijo de la diosa o algo así. Pero como Momotaro era famoso por luchar contra los demonios, me encogí de hombros y lo seguí.

Y así, Momotarou se dirigió a su gran viaje, llevando el almuerzo que la pareja de ancianos le preparó antes de que se fuera… Como las albóndigas de mijo no existían en este mundo, sin embargo, me adelanté y lo cambié por otra cosa.

En el camino, Momotarou hizo algunos amigos animales y luego, por primera vez, Reggie comenzó a hacer preguntas. Primero, quería saber cómo podían hablar los animales. Después de todo, en nuestro mundo, ni siquiera el más mágico de los monstruos era capaz de hablar con los humanos. Personalmente, como esto era sólo un cuento de hadas, me hubiera gustado que lo dejara pasar, pero como no lo hizo, cambié el faisán por una bailarina con plumas, el perro por un cazador con pieles y el mono por un pequeño bribón travieso y trepador de árboles.

Luego quiso saber por qué Momotarou daba su comida a un grupo de animales, pero para entonces yo estaba demasiado cansada para discutir, así que cambié los animales por chicas humanas y le dije que se habían enamorado de Momotarou a primera vista. Tal vez, esa era una razón más creíble de por qué se unían a alguien que acababan de conocer.

Entonces, Reggie se rió de mí, y me di cuenta de que probablemente se estaba metiendo conmigo por diversión. Qué malvado.

Y así, mientras mi somnolencia se intensificaba, Momotarou reunió su harén de chicas animales, y juntos derrotaron a los demonios. Después de todos mis cambios, la historia se había convertido en un desastre total, así que me preocupaba que Reggie no hubiera disfrutado, pero mis párpados están demasiado pesados, y no podía ver su cara.

—Y vivieron felices…  siempre…

El protagonista era ahora un héroe, con chicas y riquezas de sobra. ¿Qué más se puede pedir?

Ahora que había terminado la historia, me sentí atraída por el calor de la cama de Reggie.

♦♦♦

Podía ver su cara inocente y desprotegida justo delante de él, profundamente dormida.

—Debes sentirte realmente segura conmigo —murmuró en voz alta.

Toda su vida, Reggie siempre había tenido un sueño ligero. Afortunadamente, su cuerpo podía funcionar bien con un sueño mínimo. Cada vez que se despertaba, miraba fijamente al techo durante un rato. Normalmente esto le ayudaba a volver a dormirse, pero esta vez no había tenido tanta suerte. Así que decidió vagar por la finca Évrard por un tiempo y fue entonces cuando vio a Kiara subir las escaleras. Llevaba una jarra llena de agua, rápidamente intuyó que volvía de la cocina.

Estaba aburrido, y como ella estaba despierta, decidió invitarla a su habitación para pasar el rato. Pero mientras hablaban, notó que estaba visiblemente fría, sus hombros estaban ligeramente encorvados. Evidentemente, la chimenea no le servía de mucho.

Fue entonces cuando decidió darle la vuelta a las cosas… y cuando la levantó, descubrió que sus piernas estaban muy frías. Pobrecita. Probablemente, se sentiría mucho más caliente bajo las mantas. Por supuesto, el alivio inundó su expresión, tal como él lo había anticipado… y luego se quedó dormida en medio de la conversación.

—Esto es bastante agradable.

Por alguna razón, le calentó el corazón verla dormida en su cama. Por supuesto, si hubiera sido cualquier otra persona, la habría echado… pero en su caso, ella realmente le recordaba a un pequeño gatito, todo acurrucado. Tal vez, fue la pequeña sonrisa en su cara.

Estaba tentado a acariciar su pelo, pero sabía que si la despertaba, ella podría intentar escapar… y eso lo asustó.

Quería que se quedara. Para siempre.

—¿De dónde vienes, gatita?

Por lo que cualquiera de ellos sabía, Kiara fue criada como una aristócrata, y aun así parecía sinceramente olvidar que él era el príncipe heredero de Farzia. Esa era una línea que ni siquiera Alan estaba dispuesto a cruzar, a pesar de las múltiples peticiones de Reggie. ¿Quién sino un plebeyo podría lograr tal hazaña?

De vez en cuando, su comportamiento sugería que había sido criado fuera de la jerarquía social de Farzia. Aun así, ella estaba concediendo su deseo de ser tratado como un igual por una vez, y él no tenía ninguna queja. En cierto modo, ella era más su amiga que su propio primo.

Era extraño, sus puntos de vista eran tan diferentes y, sin embargo, en algunos aspectos, parecía que eran la pareja perfecta. ¿Cómo era posible?

Mientras la miraba, su somnolencia ausente volvió a él, y su mente se volvió confusa. Sabía que no podía dormir sentado en esta silla, para no coger una neumonía. Sin embargo, se sentía como una oportunidad perdida al enviar a Kiara de vuelta a su propia habitación.

Qué raro… Casi nunca tengo tanto sueño cuando hay otras personas alrededor.

Al final, decidió que se acostaría en el lado opuesto de la cama. Mientras se arrastraba, estaba seguro de que los sonidos y las vibraciones la perturbarían, pero no se movió. Esto lo envalentonó para finalmente alcanzar y tocar su cabello, y en respuesta, ella golpeó su rodilla directamente en su espinilla.

—¿Estás despierta…?

Al principio, él pensó que ella lo había hecho a propósito, pero no respondió a su pregunta. Sus ojos permanecieron cerrados, su respiración era lenta y constante. La vista le llenó del impulso de intimidarla.

—¿Sabes qué? Definitivamente, no voy a dejar que vuelvas a tu habitación ahora.

Se alejó, cerró los ojos… y antes de que se diera cuenta, se había dormido más fácilmente de lo que nunca lo había hecho estando solo.

♦♦♦

Cuando desperté, encontré a Reggie durmiendo en el otro lado de la cama y casi grité.

Al inspeccionarlo, noté que estaba en el borde opuesto de la cama, que, por cierto, era lo suficientemente grande para cuatro personas y que había una manta enrollada que servía de separador entre nosotros, así que, probablemente, no había sido un asunto divertido.

Desafortunadamente, todos mis temblores despertaron a Reggie. Me miró, y había algo en su expresión aturdida y somnolienta que hizo que mi corazón se saltara un latido. Era tan… sexy.

Después de un momento, empezó a reírse de mí. ¿Qué? ¡¿Qué es tan gracioso?! ¡¿Hay algo en mi cara?!

A regañadientes, decidí que era mejor que volviera a mi habitación cuando todavía estaba oscuro para que Mabel no se enterara de que estaba aquí. Desafortunadamente, no fue hasta después de estar a salvo en mi propia cama que me di cuenta de que había dejado mi jarra. Al final, eso fue lo que selló mi destino.

A la mañana siguiente, Mabel nos localizó a los dos y nos sermoneó durante horas y horas…


Kiara
Una de las principales diferencias de la novela web con la novela ligera es esta historia paralela, ame traducir esta versión, espero que ustedes hayan disfrutado leerla tanto como yo y bueno mientras Reggie contaba, estuve en un sueño, jajajaja, todas esas Kiaras se involucrarían en una travesura juntas, este Reggie

Una respuesta en “¡No seré un enemigo! – Volumen 1 – Historia Extra: Lección de Medianoche”

  1. Me encantó está parte, gracias por traducir!! Me dio mucha risa la última imagen 😂😂, de ahora en adelante contaré kiaras a la hora de dormir

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