Querida “amiga” – Capítulo 46: Incluso un amigo digno puede ser suficiente

Traducido por Lugiia

Editado por Ayanami


La primera persona que me dio la bienvenida a casa fue Florinda.

—¿Ha llegado, mi lady?

—Sí, Florinda —dije con una agradable sonrisa en los labios mientras entraba por la puerta principal. Florinda me miró y vio el paquete de hojas de té en mi mano.

—¿Qué es eso? —Preguntó.

—Oh —respondí con torpeza—. Es “esa cosa” que me pidió Dorothea.

—Ah… —dijo Florinda, asintiendo—. Por suerte, Su Alteza le dio más hojas de té.

—Me las dio gratis. Debería haberle dado algo más.

—Le dio un pañuelo, pero no creo que Su Alteza sea de los que quieren algo a cambio.

—Yo también lo creo —dije, pero, aun así, me sentí culpable—. Envía estas hojas de té a la mansión Cornohen, Florinda.

—Es un desperdicio —se quejó ella, también tuve la misma sensación. Sin embargo, mantener mi promesa era lo correcto. De lo contrario, mi tobillo podría quedar atrapado de nuevo en cualquier momento.

—Ya que estoy de regreso, tomaré un baño. ¿Me preparas uno, Florinda? —Pregunté.

—Por supuesto, mi lady. Se lo diré a las doncellas.

—Gracias.

Fui a mi dormitorio y me quité el vestido con la ayuda de las doncellas. Usé un atuendo demasiado formal para mi visita a palacio, por lo que había mucho trabajo que deshacer.

Pronto, la bañera estuvo lista, y me dirigí al cuarto de baño. Remolinos de vapor surgían del agua, demostrando su tentadora calidez.

Ah…, qué bien.

Cerré los ojos ante aquella satisfacción mientras me sumergía en el agua. Entonces, recordé lo que le dije a Xavier antes.

—¿Debería decirle el lugar de encuentro?

Xavier y Odeletta tenían una relación en la novela original, así que no era que su encuentro no tuviera ningún fundamento. Xavier no perseguía específicamente ni era malo con Odeletta en la historia. Aunque no la amara, al menos la eligió para ser su emperatriz.

Si yo fuera Xavier, no creo poder negarme, pero eso es solo mi opinión. No conocía la verdadera forma de ser de Xavier. Si no estaba especialmente enamorado de nadie, ¿había alguna razón para rechazar un encuentro?

—Argh, no lo sé.

Esto era demasiado confuso. De cualquier manera, todo esto era una especulación. Decidí esperar y ver su respuesta.

No obstante, mientras me hundía lentamente hacia el extremo profundo de la bañera, pensé que prefería obtener los mejores resultados.

♦ ♦ ♦

En cuanto salí de la bañera, vi que había una carta esperándome. Las doncellas me secaron el cabello mientras Florinda me extendía un sobre, el cual acepté. Le di la vuelta y un ceño fruncido cruzó mi rostro.

—¿Qué es esto?

—Es de la mansión Trakos —respondió Florinda, entonces supe que la carta era de Odeletta. Ahora que lo pienso, el sello de cera tenía el escudo de la familia Trakos. Abrí el sobre con anticipación y leí la carta. El contenido estaba redactado en un lenguaje florido[1], pero el mensaje era sencillo.

—Quiere saber si me gustaría tomar una taza de té en la mansión Trakos dentro de dos días.

Florinda me miró con una leve sorpresa.

—Debe haberse acercado a lady Trakos.

—Creo que es sí.

—Me alegra que tenga otros amigos además de lady Cornohen. Estaba preocupada porque parecía estar solo con ella…

—También me alegro, Florinda. Odeletta es una persona muy agradable —coincidí y, al pensar en ella, una pequeña sonrisa curvó mis labios.

—No puede ir a la mansión con las manos vacías, ¿verdad? —Preguntó Florinda.

—No creo que a lady Trakos le importe, pero quizás a ti te moleste. —Sin duda. Una sonrisa se dibujó en mi rostro—. ¿Qué debo llevar? ¿Otra vez un pañuelo?

—¿Por qué no monta una tienda de pañuelos? —Bromeó Florinda.

—Ja, ja. —Solté una risita tímida ante su broma. Sin embargo, no se me ocurría ningún otro regalo apropiado. ¿Qué le gustaba a Odeletta? Me sentí un poco avergonzada al darme cuenta de que aún no sabía mucho sobre ella.

Bueno, podemos conocernos más a partir de ahora.

¿Por qué se espera que lo sepamos todo del otro desde el principio?

—Bueno, creo que un pañuelo también está bien —concluí. Lo normal era lo mejor. Como Odeletta dijo que le debía un pañuelo a Mariestella la última vez, era un regalo simbólico.

—¿Va a bordar todo de nuevo en dos días? —Dijo Florinda, negando con la cabeza. Parecía pensar que me estaba exigiendo demasiado de nuevo.

—Esta vez no haré nada complicado. No tienes que preocuparte. —La tranquilicé con una sonrisa.

Habría sido más fácil si conociera el tipo de flores que le gustan a Odeletta. Por desgracia, no había tenido la oportunidad de preguntárselo…

Un momento.

Entrecerré los ojos mientras buscaba en mi memoria. Ahora que lo pienso, debo haber recogido un detalle así de la novela. ¿Cuál era la flor favorita de Odeletta…?

¿Era una violeta?

Lugiia
Me parece como simbólico que la violeta tenga como nombre científico «Viola odorata» y se asemeje a Odeletta

Mi memoria era borrosa, pero pensé que tenía que ser esa flor. A Dorothea le gustaban los tulipanes y a Odeletta las violetas. Sin embargo, el hecho de que a Dorothea le gustaran los tulipanes era una información inútil.

¡Perfecto!

Una sonrisa se dibujó en mis labios al recordar ese hecho.

—¿Puedes traerme mi caja de costura, Florinda?

♦ ♦ ♦

—Marie, ¿por qué no vas a la boutique conmigo pasado mañana? —Me dijo la condesa Bellefleur durante la cena.

—¿A qué hora? —Pregunté.

—Después del desayuno. Madame Reavoir ha hecho un vestido nuevo, y he pensado que te quedaría precioso.

—Ah…

Se suponía que debía encontrarme con Odeletta ese día. Una expresión de preocupación cruzó mi rostro, por lo que la condesa Bellefleur me miró desconcertada.

—¿Pasa algo? —Preguntó.

—En realidad, ese día tengo que visitar la mansión Trakos.

—¿La mansión Trakos? —Dijo la condesa Bellefleur con una leve sorpresa—. ¿Qué te lleva a ese lugar?

Lady Trakos me invitó a tomar una taza de té con ella. Como ya le dije que iría. ¿Qué debo hacer? —Pregunté.

—Oh, tu promesa con lady Trakos es más importante, Marie. En su lugar, podemos ir a la boutique mañana.

—Gracias por comprender, pero prefiero que sea después de mi visita a la mansión.

—¿Harás algo antes?

—He estado bordando un pañuelo con las flores favoritas de lady Trakos, las violetas. No puedo ir con las manos vacías…

—Oh, espléndido. Un regalo así debería ser perfecto si está lleno de sinceridad.

¿Soy yo, o la voz de la condesa Bellefleur sonó extrañamente emocionada cuando escuchó que visitaría a lady Trakos? Incluso su estado de ánimo parecía animado.

Martina pareció notarlo antes que yo.

—Madre, ¿crees que es bueno que mi hermana y lady Trakos sean cercanas?

—Sí. Cuantos más amigos, mejor —dijo la condesa Bellefleur con una sonrisa—. Por supuesto, incluso un amigo digno puede ser suficiente.

Ese comentario era lo menos aplicable a Dorothea. Sonreí ligeramente y le dirigí unas palabras de elogio a Odeletta.

Lady Trakos es una buena persona. Es amable y elegante en todos los sentidos.

—No la he visto mucho, pero me parece una joven agradable. Si eres cercana a ella, entonces debe ser una buena persona. Nuestra Marie tiene buen ojo para la gente.

La condesa Bellefleur parecía ignorar la gran laguna que era Dorothea. Esbocé una sonrisa incómoda.

—Entonces, vayamos a la boutique después de mi encuentro, madre —dije.

—Está bien. No hay necesidad de apresurarse, de todas formas, la fiesta se celebrará el mes que viene.

—¿Fiesta?

—¿No lo sabes? —Dijo la Condesa Bellefleur con una expresión de asombro—. El mes que viene es el cumpleaños del duque Escliffe. Pensé que lo sabías, ya que eres cercana al duque…

—Oh. —Sí lo sabía, pero lo había olvidado. Asentí con la cabeza—. Sí. Me enteré por el duque.

—Quería comprarte un vestido nuevo para la ocasión. La invitación la envió el duque y llegó mientras estabas en el palacio imperial.

—Ya veo.

—Es seguro que aún no tiene pareja ya que no ha cortejado a nadie… Me pregunto quién será su pareja de baile ese día.

Voy… Voy a ser yo, madre.

De repente, Martina se mostró observadora.

—¿Qué hay de ti, hermana? Eres amiga del duque. —Martina, la miembro más perspicaz de la familia, adivinó como siempre. Tenía razón. Últimamente me he acercado a Klaude. Lo suficiente como para que me invite a salir como su pareja.

La condesa Bellefleur miró a Martina con una expresión de duda.

—Eso… eso no es realmente cierto, ¿verdad?

—La percepción de Martina está al nivel de un tesoro nacional —respondí hábilmente. La condesa, quien había estado esperando una respuesta, al igual que el conde Bellefleur, quien hasta el momento tenía poco interés en esta conversación, repentinamente se mostraron sorprendidos.

El rostro de Martina se iluminó de orgullo por haber adivinado correctamente.

—Mi hermana mayor es la única a la que el duque podría pedir ese tipo de favor.

—Aun así… ¿Está interesado en ti, quizás? —Preguntó con curiosidad la condesa Bellefleur.

—De ninguna manera —dije, riendo como si la idea fuera ridícula—. Seguro que se debe a que no tenía a nadie más a quien preguntar. No es algo que puedas hacer a menos que seas amigo de alguien.

—Eso es cierto, pero… es interesante que seas tú.

—Hm… ¿De verdad?

Las palabras de la condesa Bellefleur contenían cierta verdad. Sentí un ligero escalofrío en los cimientos de mis creencias. Estaba segura de que Xavier no tenía ningún interés en mí, ya que en la novela había mostrado un gran interés por Dorothea y Odeletta. En el caso de Klaude, era difícil estar segura porque era un personaje secundario.

Tras pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que “si ese es el caso, entonces puedo solo preguntar”.

No era tan difícil, ¿verdad? Podía preguntarle sin más, pero no quería dañar nuestra relación. No era bueno enturbiar el ambiente de forma innecesaria.

—De todos modos, el duque es un buen hombre —dije.

—Sí, es un buen hombre —concordó la condesa Bellefleur con una pequeña sonrisa—. Olvida lo que dije, Marie. Tu madre solo te complica la mente diciendo cosas inútiles.

—Está bien, madre —respondí devolviéndole la sonrisa—. De todas formas, lo tendré en cuenta.


[1] El lenguaje florido se produce cuando se sustituyen palabras elaboradas por otras sencillas y se utilizan frases más largas para tratar de transmitir múltiples ideas. Se trata de un intento de hacer parecer que se sabe más sobre un tema utilizando términos de la jerga y conectando diferentes conceptos.

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