Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 86: La estrategia de mi prometido

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Mellice.

—Gracias, Louis.

Después de que ella toma la mano que le extiendo y sube al carruaje, este comienza a moverse.

Quizás porque se ha liberado de la tensión de la fiesta o porque está realmente cansada, se apoya en mí mientras me siento a su lado.

—Buen trabajo… —le digo suavemente.

—Gracias. De igual forma, si no hubiera sido por ti, no podría haber conocido a tantas personas.

—No, solo te los presenté… La conversación y todo fue tu propia habilidad.

Esa era la verdad sin exagerar.

En la fiesta de hoy, mostró una asombrosa habilidad para crear una impresión positiva en un gran número de nobles que ni siquiera yo podría resistir.

Además de los nobles que personalmente le presenté, sus esposas la relacionaron también con otras señoritas, una tras otra.

Me pregunto cuántas personas logró conocer solo el día de hoy…

Además, si lo miraba desde la perspectiva de un extraño, ni siquiera parecía que se hubiera acercado a ellos por su propio impulso. Era como si aquellos que lograron relacionarse con ella antes que otro noble, se sentían orgullosos por haberla conocido primero y continuaron presentándola ante un segundo, tercero o cuarto en el salón. Por otra parte, era como si quisieran ser útiles para Mellice y ayudarla a expandir su red de contactos.

No había nada más sorprendente que verla ganarse los corazones de los demás en tan poco tiempo.

No me parece que sea un talento natural…

Estoy seguro de que sus esfuerzos diarios, desde que se convirtió en mi prometida, jugaron un gran papel en su desarrollo.

No solo completó las tareas que mi madre le impuso, sino que proactivamente leyó libros sobre otros temas para ampliar sus conocimientos y también fue a la región en cuestión para experimentar por sí misma lo que estaba escrito.

Además de eso, obtuvo experiencia al hablar con mi madre todos los días.

Todo eso se acumuló día a día, y terminó floreciendo el día de hoy…

Mientras estaba sumergido en tales pensamientos, sentí que el peso de ella aumentaba un poco más.

Cuando giré la cabeza sin hacer ruido, pude ver que había entrado por completo en el mundo de los sueños.

Hice una sonrisa algo complicada al darme cuenta que ya casi íbamos a llegar a su mansión, pero decidí dejarla tranquila.

Y así, no mucho después de eso, llegamos a la casa del marqués Anderson.

—Melly… —Cuando sacudí suavemente su cuerpo, se despertó de inmediato. Con una sonrisa le dije—: Buenos días, Melly.

—Louis… ¿Eh? ¿Por qué estás aquí…? —pregunta, mientras parpadea varias veces e inclina su cabeza. Sin embargo, poco después, su mente se despierta por completo y mueve rápidamente su cuerpo—. L-Lo siento tanto… Aunque te tomaste la molestia de enviarme a casa, me quedé dormida.

—Está bien. Estoy seguro de que eso solo significa que estabas cansada. Hoy deberías irte a la cama temprano.

—¿Eh? Sí…, lo haré. Gracias, Louis.

Después de eso, la acompañé al interior y, una vez más, subí al carruaje.

Luego, volví a mi propia casa, la casa ducal Armelia.

—Oh, bienvenido de nuevo, Louis —me llamó mi padre, quien aparentemente había vuelto a casa antes que yo, rejalado sobre el sofá del salón.

—Qué inusual. Últimamente no te he visto en ningún lugar excepto en tu estudio… —Al oír mis palabras, él sonríe irónicamente—. ¿Puedo unirme?

Mientras le pregunto eso, sin esperar su respuesta, me siento frente a él.

—Que me solicites eso por tu propia voluntad también es bastante inusual, ¿no es así?

—Sí, bueno —respondí mientras me servía por mí mismo alcohol en una copa.

—Melly estuvo bastante hermosa… Escuché que le hablaste cariñosamente durante toda la velada, ¿sabes? —La sonrisa de mi padre contenía una burla visible. Yo, por otro lado, me quedé inexpresivo mientras bebía el alcohol que vertí—. Eres un gran tipo, incluso fuiste capaz de hablar de esa manera delante de Su Majestad, la reina.

Al verlo asentir de forma divertida, involuntariamente le dirijo una mirada fría.

—¿Cómo te…? No importa. Olvidé que tenías una red de información muy grande.

—¿No es un poco tarde para decir eso…?

—Ciertamente… Sin embargo, me tentaste a decirlo. —Dejé escapar un corto y exasperado suspiro y añadí—: Solo estaba poniendo mis propios sentimientos en palabras, no lo estaba haciendo con la intención de presumir nuestra relación… Excepto cuando estuve frente a Su Majestad, la reina…

—Pareces bastante preocupado.

—En efecto… Mientras que no tengo ninguna evidencia para ello, la reina parecía tener algún tipo de obsesión con Melly. Al menos, eso es lo que sentí durante la audiencia. Por eso, me tomé la libertad de hablar acerca de nuestro amor frente a ella.

—Obsesión dices… No sé lo que es, pero estoy seguro de que debe haber conmovido a la reina Ailea. Al menos hasta el punto en que obligó a su hijo a pedirle a Melly un baile a pesar de que ya te tenía como prometido.

En efecto, el príncipe Edgar todavía no tiene una prometida.

Un baile es un lugar para que los nobles se relacionen… Mientras que no había ninguna necesidad de que el príncipe buscara proactivamente una pareja por sí mismo, era una buena oportunidad para que él compartiera conversaciones y bailes con sus candidatas a prometida.

Por lo tanto, normalmente, en lugar de pedir un baile a alguien como Mellice, quien ya tiene un prometido, le recomendaría que lo hiciera con sus candidatas.

En especial porque el número de canciones estaba predeterminado, limitando también el número de oportunidades para que él bailara.

—Sí. Por eso pienso que mi intuición ante la reina fue la correcta. Me pareció que, si demostraba que yo, el heredero de la casa ducal Armelia, ya estaba atado a mi prometida, entonces eso actuaría como una restricción. Además de eso, pude mostrar nuestro grado de intimidad.

—Bueno, es una acción necesaria si no quieres dejar ir nunca su mano.

—Sí, por supuesto. Incluso si eso es lo que ella desea, ya no soy capaz de dejarla ir.

—No me agradan los tipos que son persistentes, ¿sabes?

—Qué hablador… ¿Debería recordarte lo que me dijo mi madre sobre tus métodos de cortejo en el pasado, padre?

—¡Espera, espera! ¡¡Por favor, no hagas eso!!

—Es cierto… Fue antes de que me inscribiera en la Academia. Yo estaba en…

Sin hacer caso a las súplicas de mi padre, me preparé para decir exactamente lo que había escuchado de mi madre.

—¡Lo siento mucho, fue mi culpa! ¡¡Por eso, por favor, ahórrame esa…!!

Viendo que se disculpaba desesperadamente, no tuve otra opción más que cerrar mi boca. Ya que pude ver la rara expresión en la cara de mi padre, debido al cansancio que le generaba la situación, me sentí satisfecho.

—¿Por qué Aurelia te diría eso de entre toda la gente…? —refunfuñó mientras colgaba la cabeza, como si su alma se hubiera quemado después de una intensa batalla.

—Me imaginé que algún día sería útil, así que cuando hice que mi madre me contara sus historias cuando era más joven, me aseguré de memorizarlas. Es bueno que lo haya hecho…

—Realmente fuiste un mocoso que no actuaba como uno, ¿verdad…?

—Sí. Gracias a cierta persona.

—¡¿Quién demonios fue?! ¡Voy a ir a quejarme con él!

No pude evitar mirar fijamente a mi padre al escuchar sus palabras… La expresión en su rostro me dijo que sintió que era hora de poner fin a las bromas y tosió un poco para cambiar la atmósfera del lugar.

—Pasando a otro tema… En cuanto a la visita al Principado de Rinmel, parece que empezará mañana.

—Oh…, así que ¿finalmente fuiste capaz de ajustar tus planes? Es bastante sorprendente.

—Sí. Originalmente debería haber sido dentro de dos semanas, pero… eso era un inconveniente para ambas partes. La segunda mejor opción era la semana siguiente.

—Esta vez visitarás las dos casas de la facción moderada, ¿verdad?

—Sí. Los resultados de la investigación anterior abrieron una brecha entre ellos. También… los que saben de este asunto, aparte de Su Majestad, la reina, son: el ministro de Asuntos Exteriores, los pocos que trabajan en este caso en un nivel práctico y tú. En otras palabras, no es una operación a gran escala, así que mientras nos las arreglemos para asegurar algunos escoltas y que tú asumas mis deberes apropiadamente, todo estará bien. Has estado ayudándome con ellos desde hace mucho tiempo, ¿verdad? Con tus conocimientos adquiridos, en un momento como este, podrás encargarte de los asuntos de menor importancia, así que estarás bien.

—Sí, bueno. ¿Quiénes serán tus escoltas?

—He asegurado a algunas personas bajo la recomendación de Gazelle… Aunque sería mejor si pudiera llevarlo solo a él, o incluso a Melly.

—Si son lo suficientemente fuertes, podemos reducir el número de escoltas y aun así te sentirías seguro, ¿verdad? Para las operaciones encubiertas, eso nos conviene más.

—En efecto. Bueno, las cosas imposibles son imposibles, así que no se puede evitar… Dejando eso a un lado, te dejo las cosas a partir de mañana.

—Está bien.

Después de eso, vacío mi copa y rechazo la recarga ofrecida por mi padre antes de volver a mi habitación.

Cuando entro, aflojo mi corbata y me siento en una silla, notando que es pasada la medianoche.

Aunque era normal que estuviera despierto a esta hora a diario, como era de esperar, la sensación de fatiga, en los días que había un baile, era especial.

—Maestro Louis…

Mientras me hundo en mi silla y miro distraídamente hacia el techo, Bern aparece detrás de mí sin hacer ningún sonido.

—Bern, ¿verdad? ¿Qué sucede?

—Acompañaré al señor Romeru al Principado de Rinmel y tengo planes de recorrer la zona por un tiempo después de llegar ahí, así que pensé en dar mis saludos.

—Ya veo… ¿Cuánto tiempo piensas quedarte ahí esta vez?

—Dependerá de la situación, pero creo que tomará entre seis meses y un año.

—Últimamente has estado yendo y viniendo, pero esta vez te establecerás ahí, ¿no es así?

—Sí. Eso solo fue posible porque fui seleccionado para ser uno de los miembros del personal para explorar tanto el Principado de Rinmel como el Reino de Tasmeria, pero siempre termino destacando demasiado, así que ahora estoy reflexionando sobre eso.

—Aunque finalmente pudiste participar en el entrenamiento de la casa del marqués Anderson, ¿no es así?

—Gracias a usted, también fui capaz de sobresalir ahí. Aunque fue por un período limitado de tiempo, permitieron que me uniera a la Primera División, y participar además en el entrenamiento de la casa del marqués Anderson.

—La influencia del nombre del general Gazelle es así de grande, supongo.

—En efecto… Estaba pensando esto al participar en el entrenamiento, pero la influencia de su nombre no es para nada superficial. La verdadera capacidad del general… si se incluye a sus subordinados directos también, es comprensible por qué otros países son cautelosos con su fuerza.

—Es precisamente por eso que debemos proteger su casa… porque está conectada a la defensa de nuestro país.

—En efecto.

Mientras Bern asentía, dejé escapar un ligero suspiro.

—Aunque fue castigado con arresto domiciliario permanente, no creo que Wels permanezca dócil, así como así. En el futuro, tendremos que ser aún más cautelosos con sus movimientos y los de aquellos que le rodean… Por eso sería mucho más fácil si estuvieras aquí.

—Mis disculpas. Ninguno de esos trabajos son cosas que pueda completar en mi tiempo libre.

—Eso es cierto. Tendré que pedirle a alguien más que se encargue de ello.

—Ahora que lo pienso, había una persona a la que quería entrenar….

—¿Qué? ¿Quién es? —pregunto inclinándome hacia delante de forma inconsciente.

—Una de las criadas de la señorita Mellice, su nombre es Enerine. Como ya ha sido entrenada personalmente por la señorita, posee gran capacidad de lucha, buena defensa y una personalidad tranquila. Además de eso, su deseo de proteger a su país es fuerte… Hay algunos lugares que son difíciles de infiltrarse a menos que seas mujer, así que en el futuro creo que debemos poner más recursos en el entrenamiento de espías femeninas. Me parece que ella sería adecuada para tal papel.

—Ya veo, hm… La próxima vez que vuelvas, trataré de sugerirlo.

—Está bien. Apreciaría mucho si fuera usted el que hiciera tal sugerencia, las cosas deberían ir más rápido de esa manera.

—Entiendo… Haré algo por mi parte. Rezaré por tu buena fortuna.

—Gracias, maestro.

Bern hizo una respetuosa reverencia, y dejó la habitación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido