Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 87: Mi fiesta de té

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Desde aquel baile, el tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, hasta que, finalmente, solo quedaba un mes para mi inscripción en la Academia.

Mi vida cotidiana se mantuvo bastante ocupada por todas las visitas que tuve que hacer a los nobles con quienes me familiaricé en el banquete.

Empezando por los condes Dorambald, Cardina, Danus; luego, las casas de los marqueses Maelian, Dungley, Philis y Rudolph; siguiendo con las del conde Telrose, etc… El día después del baile, recibí invitaciones de todos ellos y, como no era parcial a ningún grupo en particular, los visité uno por uno.

Fue muy provechoso, para mí, ver en persona sus relaciones de interés y poder. Además de lograr escuchar el cotilleo sobre los negocios familiares de cada casa y su estado financiero.

Por supuesto, como era imposible saber si los chismes eran verdaderos o no, los escuchaba sin prestar mucha atención.

De todas formas, eso me hizo entender lo sensibles que eran las esposas de los nobles a la información.

También aprendí que las fiestas de té y los banquetes eran lugares esenciales para adquirir información como esta.

Para no cortar las conexiones que me había esforzado mucho en adquirir, me planteé encontrarme una vez más con todas las nobles para profundizar nuestra amistad, antes de inscribirme en la Academia.

Por eso, estoy pensando en invitarlas a todas a un evento en mi casa. Sin embargo, organizarlo era un asunto extremadamente delicado.

Los eventos organizados por cada casa individual, eran lugares que hablaban mucho del gusto del anfitrión.

Si realizas una reunión aburrida, corres el riesgo de que tus invitados se vayan temprano y, que después de eso, te cataloguen como “Alguien que tiene mal gusto”. Si eso sucede, terminarás sin poder reunir participantes para tus futuros eventos.

Como tal, me he estado preocupando sobre qué tipo de fiesta organizar.

Un baile… Otra casa ya había organizado uno recientemente.

Una cena… Es una opción que carece de atractivo, pero que puede ser la más segura.

Mientras pienso en estos asuntos, tomo notas cuidadosamente para tener en cuenta qué tipo de preparativos tendría que hacer.

Cuando mi papel de notas se agota, comienzo a preguntarme si hay algo más donde pueda escribir y abro una gaveta de mi escritorio, encontrando un papel en su interior.

Cuando lo alzo, encuentro una dirección de contacto escrita en él…

Era la nota que recibí de la cantante Brittany cuando la salvé en ese pueblo sin nombre.

Cuando me pregunto qué estará haciendo, un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos.

—Adelante —respondo y Anna entra en la habitación.

Con movimientos familiares, prepara una taza de té y la deja en mi escritorio.

—Gracias, Anna… Oh, ¿de casualidad recuerdas a la cantante Brittany?

—Sí, por supuesto… Hablando de eso, señorita Mellice, cuando salí el otro día de compras a la ciudad, resulta que vi su compañía de teatro.

—¿Eh…?

—Si recuerdo bien, se llamaba Étoile…

—¡Étoile! —exclamo, levantándome de golpe. Anna parpadea sorprendida ante mi reacción—. ¡Es una famosa compañía de ópera! Si recuerdo bien, su nueva obra se volvió muy popular, ¿verdad?

Étoile es una famosa compañía de ópera que competía como la mejor con otros grupos en la capital…

He oído que su nueva producción es tan popular que es bastante difícil conseguir asientos.

—¡Eso es! ¡Tengo la solución…! Vamos a intentar escribirle a Brittany para ver si estaría dispuesta a ser parte del entretenimiento del evento. Gracias, Anna.

De hecho, para los eventos celebrados en la propia casa, había casos en los que el organizador invitaba a una compañía de ópera a realizar un solo acto, o a tener una actuación musical.

Todos se han cansado de que los eventos sean similares, por lo que el tipo de evento que tendré es un punto importante.

De verdad quería ver la obra de la compañía Étoile, así que empecé a escribir de inmediato una carta dirigida a Brittany.

Y después de haber hecho los arreglos, envié las invitaciones. Mientras continuaba con los preparativos, el tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos y llegó el día de la fiesta.

Me vestí con un vestido hecho por Madame Créjour y fui a recibir a los invitados.

Como era de esperar, tuve algunas dudas acerca de ser la única anfitriona, pero como se trataba de una reunión de damas, yo era la única que podía participar en la casa del marqués Anderson.

Aunque, de igual forma, arrastré a mi padre para que al menos pudiera ayudar a saludar a las invitadas.

—Bienvenida, condesa Cardina —saludó mi padre de inmediato a la invitada que se presentó.

—Oh…, general Gazelle, buen día. Señorita Mellice, muchas gracias por su invitación el día de hoy. ¿He llegado demasiado pronto? Estaba muy emocionada por la fiesta, así que no pude evitar llegar temprano…

—No, de ninguna manera. No sé si seré capaz de cumplir sus expectativas, pero he trabajado duro para que todas puedan disfrutar.

—Jo, jo, qué humilde… Aun así, es increíble. ¡Pensar que invitarías a Brittany de la compañía Étoile! Como se espera de usted, señorita —dijo la condesa Dorambald, emocionada.

—Fue solo por casualidad. También estoy deseando ver su actuación.

Solo me enteré después de contactarla, pero parece que Brittany era una cantante estrella de la compañía Étoile.

Cuando lo descubrí, pensé que sería imposible invitarla y comencé a rendirme… pero, inesperadamente, Brittany aceptó, diciendo: “Si aceptar la invitación de la casa del marqués Anderson me permitirá ser de utilidad para Mel, lo haré”.

Y así, el día de hoy, ella ya se encontraba a la espera.

Mientras estaba ocupada con el continuo flujo de invitados que tenía que saludar, seguí pensando en lo mucho que esperaba oírla cantar.

Una vez que todos los invitados estaban presentes, la fiesta comenzó.

Después de despedirnos de mi padre, nos sentamos en la sala y fuimos embriagadas con la voz de Brittany.

Tal como decían los rumores, nos dio una apasionada actuación de su obra. Su abrumador y hermoso tono de voz hacía que uno se preguntara cómo era que un cuerpo tan delgado podía producir tal volumen. Era imposible apartar los ojos de ella.

La forma en que cantaba nos sumergió por completo a la obra y nos hizo empatizar con ella, a pesar de ser un solo acto.

Una vez que terminó de cantar, todas nos levantamos de nuestros asientos y comenzamos a aplaudir.

Gracias a su canción me sentí confiada de que el evento de hoy sería un éxito. Todo lo que quedaba dependía de cómo actuara a continuación durante la fiesta de té.

Mientras tenía tales pensamientos, conduje a todas al salón.

—El canto de Brittany podría describirse como una obra maestra, ¿no es así?

Cuando introduje ese tema de conversación, todas comenzaron a dar su opinión acerca de la obra.

—¡Sí, sí, es verdad! No pude evitar conmoverme por su canto y terminé llorando.

—Aparentemente esta es la primera obra con ella como actriz principal… Actuó tan bien, que es difícil de creer.

Y mientras disfrutamos del té, la conversación sobre la canción de Brittany comienza a desvanecerse.

—Ahora que lo pienso, este semestre se inscribirá en la Academia, ¿no es así, señorita Mellice?

—Sí, así es. Debido a eso, puede que no sea capaz de verlas muy seguido.

—Oh… eso es desafortunado.

—Significa mucho para mí que diga eso.

—Hablando de la Academia, este año el príncipe Edgar también se inscribirá, ¿verdad?

—Sí, he oído que es la razón por la que todos están muy interesados en la Academia este año.

—Especialmente porque el príncipe aún no está comprometido… Hay algunas señoritas emocionadas preguntándose si se enamorará o no de una de ellas.

—Vaya, ¿es así? No lo sabía.

Me tomé la libertad de responder de forma agradable, haciéndoles creer que no estaba consciente de ese hecho.

—No se puede evitar. Después de todo, usted ya tiene un prometido de ensueño, señorita Mellice.

—Eso es cierto. Si fuera más joven, no podría evitar envidiar el hecho de que el joven Louis sea su prometido.

—Oh, Dios…

Con eso, todas rieron juntas.

Una conversación tan armoniosa se desarrolló de principio a fin. Cuando se dio por terminada la fiesta y llegó el momento de que todas fueran a casa, tenían sonrisas satisfechas en sus caras.

Así, mi primera fiesta del té, en la que fui la anfitriona, fue un éxito.

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