Ya no te amo – Capítulo 24

Traducido por Melin Ithil

Editado por Sakuya

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Snif… Se limpió un poco antes de poder decir algo.

—Gracias.

—No fue nada, eres demasiado cortés, es vergonzoso responderte todo el tiempo.

Era ella quien se consideraba vergonzosa. Lo miró fijamente por un momento para después desviar la mirada. Su rostro se sentía arder después de todo lo sucedido. Era la primera vez que lloraba frente a otros o que era consolada, para cualquier persona eso podría ser normal, pero no para ella.

Él la esperó en silencio y sujetó sus mejillas hasta que dejó de llorar, no tenía palabras para consolarla, así que solo la trató con amabilidad. Era un consuelo dulce, estético y amable. Le sonrió en silencio, mirándola a los ojos en cuanto dejó de llorar.

—Simplemente, ya no lo hagas. —Le dio unos golpecitos en la punta de la nariz con el dedo índice.

No estaba segura de que diablos le dijo que no hiciera, pero la reprimenda fue tan dulce que ella tragó un poco de saliva.

Ahora debían ir a la propiedad del Marqués de Solen, juntos en el mismo carruaje. Todo esto debido a que él había insistido en acompañarla. Ella apenas si podía ocultar su vergüenza.

—Te dije que podía ir sola.

—Es porque quiero despedirte. Te dije que yo quería eso, pero tu comentario no es un agradecimiento.

—¿No estás muy ocupado con los planes de boda? ¿Cómo puedo quitarte el tiempo de esta forma?

—Puedes, porque tu futuro marido trabaja 48 horas al día.

—O sea que envejeces el doble de rápido.

Se echó a reír ante su respuesta y el sonido de su risa llenó el silencioso carruaje como un refrescante viento, se sentía bien escucharlo.

—Está bien, tenía un tiempo libre, significa que puedo andar con un poco de libertad.

—No tengo corazón para molestarte. —Dijo esto con algo de molestia.

Parpadeo lentamente sus grandes ojos para mirar un momento al hombre que estaba con ella. Era lo suficientemente alto para hacer lucir este carruaje como uno pequeño, aun así, lucía atractivo y seguro. Incluso si no fuera un emperador, ese hombre era lo suficientemente atractivo para vivir de su belleza. Físicamente era similar a Valor, que es amado por todos, pero su espíritu era tan distinto.

Dijo que su prometida se suicidó debido a que lo amaba demasiado. Él es demasiado amable, ¿por qué haría eso?

Sólo conocía parte de la historia debido a los rumores y a lo que ella misma escuchó, quería preguntarle, pero no es algo que pudiera hacer.

Él le sonrió mientras la miraba.

—Debes cuidarte tanto como puedas.

Bueno, aunque ella no lo hiciera, él se encargaría de ello…

Sin saber el significado de esa sonrisa reluciente, ella hizo lo mismo al sonreírle. Pensó de repente en la nueva responsabilidad que ahora tenía, debía velar por el emperador. Con el emperador de su lado, no habría nada que no pudiera hacer. Las poco realistas ideas de ser enterrado con monedas de oro o matar a todas las personas que odiaba, pasaban a ser acciones posibles con él.

No es un trato unilateral.

Ambos ganaban con esto. Mientras ella menos lo quisiera, él sería más feliz. Eso era lo que ganaba él.

¿Qué podría ser razonable y realista, pero imposible de realizar?

Estiró su cuerpo elegantemente como un gato al sol. Después inclinó su cabeza antes de abrir sus labios.

—¿Podrías asegurarte que no haya personas a mi alrededor?

—¿Disculpa? —La miró y parpadeó, vio que hablaba con una intención seria, pero con un rostro inexpresivo.

—Ya que estemos en Vinfriet, desearía que no hubiera gente a mi alrededor.

—Quisiera saber por qué.

—No me gusta la gente —Hablaba en serio, realmente le parecían terribles las personas reunidas en grandes grupos. Le parecían mezquinos y egoístas, un monstruo de muchas cabezas. Había estado rodeada de ese tipo de personas durante más de veinte años y ya estaba cansada. Frunció el ceño sin darse cuenta.

—¿Qué hay conmigo?

Él abrió la boca para preguntar, pero antes de tener respuesta el carruaje pasó encima de una roca y el carruaje entero traqueteo sacudiendo el vagón con algo de fuerza. Esto cortó la conversación, pero cuando volvieron a andar con tranquilidad, ella ya estaba en brazos ajenos.

—…

Había caído encima de él, así que, le recogió el vestido como si estuviera atrapándolo. Ella solo sintió sus brazos firmes sujetándola sin esfuerzo. Estaba sorprendida por el movimiento tan brusco, pero su expresión se mantuvo sin ningún cambio.

Con su cabeza en los hombros de Arendt y su cuerpo envuelto en sus brazos, trató de romper el momento.

—Tú estás bien.

Esperó su respuesta, pero por extraño que fuera, él permaneció en silencio.

¿Qué pasó? ¿Soy muy pesada?

Trató de levantarse, pero el agarre con el que la tenía era demasiado fuerte, así que se dio por vencida rápidamente después de un par de intentos. Entonces decidió acomodarse en sus brazos, como cuando uno se acurruca en un sofá.

¿Por qué no me deja ir?

Al no haber respuesta, miro hacia arriba. Desafortunadamente, en su posición, lo único que podía ver era su mandíbula.

—¿Te has desmayado?

—No…

—¿Me dejarías ir?

—Bueno.

Él tardó otros tres segundos antes de por fin soltarla y durante ese tiempo, ella se quedó pegada a él con paciencia antes de poder volver a su asiento.

Supongo que odia el contacto físico.

Ella concluyó que por eso se había comportado tan extraño. Pensó que ahora debería tener cuidado.

—Como emperatriz, será parte de tu trabajo conocer a mucha gente. —Dijo después de vacilar un poco.

—Lo sé.

—Así que no podré complacerte con esa solicitud, lo lamento.

—Es sorprendente que realmente lo hayas pensado.

—¿Qué?

—Ya lo sabía, era algo lógico.

—Eso es un poco… vergonzoso. —Lo admitió, a diferencia de antes, ahora ya no reía.

Habría querido ver su expresión, pero ahora su mirada estaba en la ventana. Aun así, pensó profundamente en sus palabras, se alegró.

—Me alegra saber que en tu mente trataste de encontrar una solución.

—Creí que hablabas en serio. —Satisfecho de saber que no lo trataría de meter en problemas, sus palabras fueron genuinas.

—Sé que no mientes.

Su risa volvió a sonar, le pareció fascinante que pudiera diferenciar palabras vacías de aquellas con buena intención.

—Es buen momento para admitir que se reconocer palabras vacías.

—Se dice que se necesitan diez hojas de información para poder decir que se conoce a una persona.

—Trabajaré duro. —Pudo ver por el reflejo del vidrio como él sonreía. Era realmente amable, en silencio pudo empezar a llenar la primera hoja sobre él, era como un bosque a la media noche, apacible.

♦ ♦ ♦

Tras bajar del carruaje fue despedida por Joachim XII y entró a la propiedad Solen. Realmente quería llegar a su anexo, pero las luces estaban encendidas y había criadas en la dependencia. Entonces, tan pronto como entró al lugar, el marqués la recibió.

—Explícate. —Su voz era fría, estaba sentado en un sofá de la sala de estar con una expresión de claro enojo que era visible incluso con solo un vistazo.

Era obvio que la había estado esperando, dado que todas las demás luces parecían estar apagadas. Además, esta teoría se reforzaba dado que apenas ella entró en la habitación, el marqués empezó a cuestionarla.

—¿Rompiste con Wistash por esto? ¿Cómo pudiste hacerlo sin consultarme? ¿Sabes lo que se está hablando de Solen ahora mismo gracias a ti?

Apenas escuchó sus palabras, sintió un balde de agua helado. Claro, este es el lugar donde vivía, su “amado” Solen. Toda esa dulzura y tranquilidad que había tenido con su prometido, ahora se hundía. Pronto se iría de aquí, pero por ahora, todavía debía tolerar a todo Thierry.