Traducido por Yonile
Editado por Meli
Leah salió de su aturdimiento y vio que Ishakan sonreía con una expresión ligeramente perpleja sus ojos dorados parecían decir: “¿Se lo diste a ella?”
Ella negó sutilmente con la cabeza agachada. Por una fracción de segundo, una oleada de náuseas se apoderó de ella, lo que hizo que se llevarse de inmediato el dorso de la mano a la boca.
Sin duda, dentro de su palacio había un traidor. Uno, con el que tenía una relación muy estrecha. Seguí leyendo “Matrimonio depredador – Capítulo 37: Travesuras y desgracias”
Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
El coche de Ye Ying Zhi todavía estaba esperando junto a la carretera bordeada de árboles fuera de la mansión Chi. La luz cálida del automóvil estaba encendida y la ventana trasera abierta hasta la mitad. Un hombre vistiendo una larga gabardina negra estaba sentado tranquilamente con los ojos cerrados.
Chi Yan se apresuró a abrir la puerta del auto, entrar y abrazar al hombre.
Ye Ying Zhi le devolvió el abrazó, le sostuvo la barbilla y levantó la cabeza para mirarlo. Vio sus ojos rojos y sintió el dolor en su corazón. Se inclinó y lo besó. Seguí leyendo “El Perseguido – Capítulo 114: Despidiendo a los muertos”
Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
Chi Yan recordó de repente que cuando tenía dieciséis años, Chi Yuan Shan lo dejó fuera de la puerta y le dijo desde el interior de la puerta: —Ya no serás mi hijo. Tu madre y tú se irán de aquí, no volverán nunca más.
Luego fue al Bie Yuan de la familia Ye para contarle la noticia a su hermano mayor Ying Zhi. Quería decirle que salía de la casa de la familia Chi con su madre y quería pedirle consejo. Después de llegar, vio a muchos miembros del personal médico con uniforme blanco entrando y saliendo del pequeño edificio. El tío Fu le dijo que el Tercer Joven Maestro había caído en coma y estaban tratando de resucitarlo. Solo pudo pararse fuera de la casa y echarle un vistazo a través de los huecos del ocupado personal médico frente a él. Lo recordaba vistiendo una sencilla camisa blanca, acostado en la cama, con el rostro pálido y silencioso. Seguí leyendo “El Perseguido – Capítulo 113: Chi Rong”