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¿Cómo es posible que no haya respuesta? Han Dong comenzó a murmurar de nuevo:
—Dijiste que podías irte, ¿por qué dejaste una cuerda para torturarme?
El restaurante estaba lleno de gente y la música sonaba, así que nadie podía oír lo que Han Dong decía. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 109: Beber té”
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A su regreso, el equipo organizó una fiesta especial de celebración.
Todos los asistentes a la fiesta estaban eufóricos y gritaban de alivio, excepto Yu Ming.
A pesar de que no dejaba de insistir en que él no tenía nada que ver, seguía habiendo un flujo constante de gente que se acercaba a brindar y darle las gracias, lo que lo hacía sentirse bastante incómodo. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 108: Tentativa”
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Han Dong fue a ver a Wang Zhong Ding al día siguiente.
Como resultado, cuando llegó a la puerta, lo rechazaron con el argumento de que “el señor Wang está en junta con alguien y no debe ser molestado”.
Han Dong esperó afuera durante más de una hora, pero no salió nadie. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 107: Gobernar su cuerpo a su manera”
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Han Dong no lo eligió.
Disfrutaba depravadamente del “chantaje amoroso” de Wang Zhong Ding, y siguió fingiendo indiferencia durante el día.
Por la noche, iría a la casa de Wang Zhong Ding con la cámara, después abriría el vídeo de vigilancia, y saboreaba cada pedazo de felicidad. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 106: Ácido”
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Una nube se cernía sobre la cabeza de Wang Zhong Ding, el pincho de carne se mantenía obstinadamente en su mano mientras una sola palabra fuerte escapaba de su boca.
—¡Come!
Han Dong seguía ocupado “mostrando intimidad” con Yu Ming, sin prestar atención a Wang Zhong Ding. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 105: No cabes esos pozos”
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Al escuchar estas palabras, Yu Ming tosió dos veces en dirección a Han Dong con toda su fuerza.
El corazón de Han Dong latía tan rápido que pensó que moriría, y su cara seguía fingiendo coquetería e impasibilidad.
—¿Por qué toses? Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 104: Barbacoa”
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Fang Yun se escondía sola en la gran casa vacía, con todos los periodistas en cuclillas afuera.
Todas las “pruebas incriminatorias” que utilizó para amenazar a Li Shang habían sido robadas, no quedaba ni un pelo, y su propia “intimidad” había sido desenterrada.
Es difícil imaginar que esto haya ocurrido de la noche a la mañana. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 103: De alguna manera, lo extraño”
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Yu Ming oyó un golpe y asomó la cabeza a la puerta para observar a Han Dong entrar furioso.
—¿Qué sucede? —Preguntó Yu Ming.
Han Dong lanzó una frase con un semblante oscuro: Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 102: ¡Vuelve a ti!”
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Wan Li Qing tenía una piel gruesa esta vez, e incluso ignoró a Han Dong.
Como resultado, Han Dong se puso frente a Wan Li Qing de nuevo y preguntó con una sonrisa.
—¿Qué está haciendo aquí la cuñada? Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 101: Han Ye estaba en las nubes”
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Por la tarde, Han Dong estaba lleno de ira y sus ojos estaban cargados.
Yu Ming estaba recogiendo sus cosas en su habitación, y Han Dong entró retorciéndose con pasos exaltados.
Apoyado oblicuamente en el marco de la puerta, sus ojos ardientes miraron a Yu Ming y dijo socarronamente: Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 100: ¡Es un estúpido!”
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En el momento en que Han Dong recibió la revista, supo qué foto eligió Wang para aparecer en la portada.
Efectivamente, era el más conservador de todos los conjuntos.
La foto fue tomada en un cuarto de baño lleno de vapor, con Han Dong sentado sudorosamente contra el borde de la pared con unos ajustados pantalones de cuero negro. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 99: ¡Explota de nuevo!”
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En la sala de conferencias de la sexta planta del edificio del Grupo Zhong Ding se está celebrando una reunión para informar sobre los resultados.
Los participantes eran, principalmente, los principales accionistas del grupo, y la persona del centro era, naturalmente, el presidente, Wang Haizhi.
Sentado a su lado estaba Wang Zhao, secretario del presidente y vicepresidente, que también era su hijo menor. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 98: De osos a panda gigante”
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—¿Una escena con un hombre vestido de mujer?
Mientras que la sorpresa de Li Shang era fingida, la de Han Dong era genuina.
Wang Zhong Ding lo miró de reojo. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 97: La gente no debe menospreciar a otros”
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Estos días, el director Lu ha estado buscando un buen guión, también ha intentado escribirlo, sin tener muchas expectativas en Han Dong.
El resultado lo sorprendió: Han Dong envió el primer borrador del guión en una semana.
—¿Tan rápido? —El director Lu estaba muy preocupado por la calidad del guión.
Han Dong sonrió. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 96: Intereses corruptos”
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Una hora después, Han Dong fue escoltado de vuelta a la oficina de Wang Zhong Ding.
Junto a su escritorio, había una zona de despacho auxiliar, donde Feng Jun solía acudir a ayudar cuando estaba ocupado.
Era un puesto seguro de segundo al mando, y hoy, el pequeño Han Dong, recibió este honor. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 95: Fufu, está hecho”