El protagonista masculino, Diego, parpadeó y prosiguió:
—Es sorprendente verte en persona.
—¿Qué quieres decir?
—¿No lo crees? No tienes ni una cicatriz. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 25: Creciendo (9)”
El protagonista masculino, Diego, parpadeó y prosiguió:
—Es sorprendente verte en persona.
—¿Qué quieres decir?
—¿No lo crees? No tienes ni una cicatriz. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 25: Creciendo (9)”
Pasó el otoño y llegó el invierno. En la región del norte, los veranos y otoños eran cortos, por lo que los largos inviernos empezaban pronto.
Desde el día de Año Nuevo pude sentir el frío en los huesos. La punta de mi nariz se congelaba. Tenía que llevar al menos tres capas de medias bajo la gruesa falda de lana. Era una suerte que pudiera trabajar en la residencia de este duque rico. Porque se aseguraba de que todos sus sirvientes estuviéramos bien atendidos. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 24: Creciendo (8)”
Al día siguiente, fui a la lavandería y me encontré a Federica. Ya había ido a la cocina y tenía una cesta trenzada de madera llena de aperitivos para los caballeros.
—Aún no he terminado el bordado, pero esta es mi oportunidad para ver al caballero. Así que ¡hasta luego! —exclamó con voz cantarina y abandonó la lavandería. Las compañeras doncellas que se quedaron cosiendo se encogieron de hombros como si fuera comprensible. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 23: Creciendo (7)”
Cuando el sol estaba a punto de ponerse, el mundo entero se volvió naranja. Unas sombras largas se acercaron al banco en el que estábamos sentadas.
—J-Joven maestro. ¡Joven maestro, por favor concéntrese en su espada…! —rogó el instructor de esgrima, secándose el sudor de la frente. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 22: Creciendo (6)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
Supongo que Leandro no estaba mintiendo cuando se quejaba de que no se sentía bien. Estaba sentado a mi lado, rogando que le cogiera la mano o le diera una palmadita en la espalda. Cuando le pellizqué entre el pulgar y el índice, soltó un gemido bajo.
—¿Qué estás haciendo?
—Escuché que, si presiono aquí, le aliviará la indigestión. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 21: Creciendo (5)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
Dios mío. Los niños de menos de la mitad de tu edad ni siquiera gritarían pidiendo ayuda para algo así como tú.
Pero, sin decir nada, enderecé el cuello de su camisa y la abotoné con rapidez. Como si fuera incómodo, Liandro ladeó la cabeza hacia aquí y allá.
—Siento que me estoy ahogando. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 20: Creciendo (4)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
Se trataba de un día estupendo. Como si se acercara el otoño, la brisa que rozaba mis mejillas era fresca. El cielo despejado parecía muy amplio sin una sola nube. Me detuve un momento para oler la fresca brisa antes de seguir caminando.
Justo cuando estaba a punto de pasar por el gran árbol viejo en medio del camino hacia la mansión, vi a Lorenzo tumbado bajo la sombra del gran árbol con los ojos cerrados, disfrutando con tranquilidad de una siesta. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 19: Creciendo (3)”
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Liandro se cruzó de brazos y refunfuñó, haciendo un puchero con sus brillantes labios rojos. Cuando volvió la cabeza, su fino cabello negro brilló a la luz del sol.
—Quiero decir que seré tu jefe.
—Estoy segura de que lo será.
—¿Siquiera estás escuchando? Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 18: Creciendo (2)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
Salí corriendo al pasillo y reuní a la gente. Las doncellas se dirigieron con rapidez al vestíbulo principal. Sorprendidos por la noticia de la recuperación de Liandro, la gente que descansaba en el salón se precipitó en el anexo.
Liandro enarcó las cejas y frunció los labios; no estaba familiarizado con la repentina atención.
—¿Qué hay que ver? —comentó con sarcasmo, expresando sin tapujos su disgusto. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 17: Creciendo (1)”
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Editado por Lucy
Y así había transcurrido una semana.
Liandro tenía que vivir cada día como si estuviera al borde de la muerte, no obstante, era el personaje masculino secundario, así que no moriría antes de conocer a Eleonora. Aunque le costaba respirar, estaba vivo.
Cada día era como una tortura, pero quizás lo peor había pasado. La temperatura de la mano que sostenía parecía haber bajado un poco.
—Joven maestro… ¿cuándo se despertará? Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 16: Cambios (8)”
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Editado por Lucy
—Sí, debería despedir a ese bastardo.
Sólo pude guardar silencio.
—¿Por qué me miras así?
—¿Qué le hizo Lorenzo… para que lo despidiera de repente?
—Nada. Pero saber que no tendría que volver a ver su cara de repente me llena de alivio. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 15: Cambios (7)”
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Editado por Lucy
Escuché con mucho gusto su reprimenda. Luego, él asintió con la cabeza como un anciano y trajo un sobre de medicina y un vaso de agua que estaban en la mesita de noche junto a su cama. Al principio se mostró reacio a beberla, pero cuando insistí, se tomó una dosis del medicamento a regañadientes.
—Me hace sentir mejor poner tu mano sobre mi cabeza que esto.
—Eso es porque tengo las manos frías. Se siente bien pero no tiene el mismo efecto que la medicina. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 14: Cambios (6)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
—De verdad que no se puede decir nada contigo… —ladeó la cabeza, desanimado pero al mismo tiempo asombrado.
Desabroche la camisa que cubría su pálido cuello. Lo ayudé con tranquilidad a cambiarse de ropa, pero cuando también traté de desabotonar su pantalón, de repente levantó la parte superior de su cuerpo y retrocedió.
—¡¿D-Dónde estás tocando?! Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 13: Cambios (5)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
Después de un tiempo, me dejó de parecer divertido que ese día Leandro armara un alboroto e ignorara a la doncella porque no era yo. Tras ese incidente, hacía que las demás me trajeran mi parte de la comida. Ni siquiera me permitía ir al comedor.
Como dejé de salir de su habitación, la señora Irene venía a visitarme mientras Leandro dormía.
—¿Te duele alguna parte? ¿El joven maestro te molesta mucho? —preguntó con genuina preocupación. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 12: Cambios (4)”
Traducido por Den
Editado por Lucy
Desde aquel momento, no ocurrió ningún incidente en particular.
En los triviales y tranquilos días, despertaba a Leandro temprano en la mañana, llevaba su desayuno y lo ayudaba con su baño de hierbas medicinales. Cuando se echaba una siesta, me quedaba junto a su cama y después manteníamos conversaciones banales y despreocupadas.
No hace mucho, el médico volvió a examinarlo. En general, estaba claro que su condición había mejorado mucho en comparación con el pasado, pero en comparación con el mes anterior, no había habido ninguna mejora significativa. Seguí leyendo “Sin madurar – Capítulo 11: Cambios (3)”