Al borde de lo impresionante – Capítulo 79

Traducido por Sharon

Editado por Sakuya


Los picos que estaban por atravesar a Claire giraron de repente. El sonido del aire siendo golpeado a la fuerza era aterrador.

Todas las espinas de tierra se dirigían en una dirección: el sanguinario hombre.

Él se congeló, completamente sorprendido. A pesar de haberla convocado, la tierra ahora le atacaba.

¿Algo como eso era posible? Aunque el encantador tenga el mismo elemento, sólo podrían conjurar el mismo elemento y atacarle. ¿Cómo podría ser influenciada una magia que ya fue conjurada? ¡Era como si los picos hubieran sido creados por la chica de cabello dorado!

El hombre miró completamente incrédulo. Había descubierto que todo el elemento tierra que los rodeaba rechazaba su petición, su llamada, y en su lugar se reunía furiosamente alrededor de la chica.

¿Cómo podía suceder algo como eso? En una pelea de magia, cada uno reunía su propio elemento, convocándolos para pedirles usar la magia. Cuánto podían convocar dependía de la habilidad del mago, pero nadie podía impedir que los elementos mágicos respondan o rechacen a alguien.

Sólo un Brujo podía hacer algo como eso, ordenarles a los elementos mágicos que obedezcan sus palabras y rechacen otras peticiones. Pero, actualmente, sólo había un Brujo en cada continente, y hace tiempo que se habían perdido. ¡Era claro que esta chica no podía ser una Bruja!

Y, sin embargo, ella les ordenó a los elementos mágicos que rechazaran su convocatoria. Las espinas atacándole se volvían cada vez más grandes a sus ojos.

Finalmente volvió a sus sentidos y rodó por el suelo, evadiéndolos. El aire zumbó, y el sonido de los objetos atravesando el suelo resonó.

El lugar donde antes se encontraba estaba perforado, lleno de picos afilados. Estaba tan aterrado que una fina capa de sudor cubrió su espalda.

Alice observó la escena, atónita, incapaz de volver a sus sentidos después de mucho tiempo.

¿Una alucinación…? No, no lo es.

—¡¿Claire?! —Lingyn Leng se acercó rápidamente. Viendo a Claire hundida en el suelo, se apresuró a extender su mano sin pensarlo, para sacarla.

Claire miró al par de brazos delgados y pálidos que aparecieron de repente y se congeló.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó con su profunda voz en lugar de quitar su mano. Claire no notó el tono de preocupación; Lingyn Leng mismo no se dio cuenta.

—E-Estoy bien. —Claire vaciló por un momento, pero extendió su mano. El príncipe la agarró y la sacó.

En ese momento, Linxue Qing y Xuanxuan Leng llegaron y vieron la escena.

La mirada de la princesa se fijó en sus manos agarradas. Un brillo pasó por sus ojos, pero desapareció al instante.

Lingyn Leng ayudó a Claire, pero no la soltó.

—Príncipe Divino, gracias. E-Estoy bien ahora —dijo Claire con voz baja, retirando sus manos.

—Oh. —Lingyn Leng lo comprendió, y quitó sus manos, apretando su puño con fuerza. No sabía por qué, pero cuando Claire se retiró, sintió algo parecido a pérdida—. ¿Cómo te…?

Sin embargo, en el instante en que iba a hablar, la voz furiosa de Liuxue Qing resonó.

—¡¿A dónde piensan que están yendo?! —gritó con fuerza, atrayendo la mirada de ambos.

El rostro pálido de Alice se puso más blanco, y la expresión del hombre cerca se volvió compleja. Alice estaba jalando a su primo para retirarse en silencio, pero el grito de la princesa la detuvo.

—¿Alice Roman? —Lingyn Leng tenía muy buena memoria; recordaba cada uno de los nombres de los nobles que había encontrado. Actualmente, su voz tenía un trazo de ira. Acababa de ver cómo esos dos estaban por matar a Claire.

Al instante, la complexión de Alice empeoró.

Sabía que esta vez la situación no se resolvería con facilidad. Cubrió su cabeza por la vergüenza, pero la expresión del hombre a su lado no cambió. Una vez Claire y Lingyn Leng se acercaron, se giró hacia ella, mirándola fijamente sin desviarse.

—Alice Roman, yo y la princesa divina vimos este incidente con claridad. Fuiste tú quien tenía intenciones oscuras hacia Claire. Creo que sólo podemos pedirle al emperador que decida qué hacer sobre este incidente. —La voz de Lingyn Leng estaba congelada, sin muestra de calidez.

—No, Su Alteza… —Alice levantó aterrada la mirada con una expresión de pánico y llena de pavor. Sabía que esta vez había cometido una grave equivocación.

—No es necesario que digas más. Veremos al emperador de inmediato.

La expresión del príncipe era completamente fría, sin dejarla desperdiciar más tiempo. 

Una sombra pasó por los ojos de Liuxue Qing. Era la primera vez que le veía tan preocupado por el asunto de alguien más. En su mente, Lingyn Leng nunca había mirado a otros dos veces, sin mencionar situaciones personales. Pero ahora estaba pasando por todo ese problema por una pequeña e insignificante mujer, preocupado hasta el punto de involucrar al emperador. ¿Era sólo porque a Xuanxuan le gustaba esa chica de cabello dorado? ¿O había otra razón?

En ese momento, una figura bajó flotando. Era un somnoliento Cliff.

Fue despertado por el sonido del rayo y los truenos, cuando recordó dónde lo había visto antes. Dudó que estuviera relacionado con Claire, pero se apresuró al lugar de todas maneras. Detrás de él había un cardinal con túnica roja perteneciente al Templo de Luz, Lawrence. También había personas acercándose a las puertas de la ciudad, todos atraídos por el anterior rayo.

Con la multitud creciendo, el rostro de Alice ya no recuperó su color. Sabía que esta vez todo estaba terminado.

Cliff aterrizó, mirando a Lawrence que había bajado detrás suyo, y habló sin cortesía.

—¿Por qué estás aquí?

—Misma razón que tú. —Lawrence se encogió de hombros. Viendo a Leng Lingyun y Claire de pie, se acercó con una sonrisa—. Ah, Claire, ¿por qué estás aquí? —le preguntó, actuando increíblemente cercano y acariciando su cabeza.

Viéndolo, Cliff comenzó a enfurecerse. Ese sucio anciano, ¿seguía intentando reclutar a Claire tercamente?

—Señor Lawrence, saludos. Salí a caminar con mi bestia mágica y vi esa extraña escena en el cielo, por lo que me acerqué a observar. No esperaba que Alice lanzara un ataque sorpresa. Por suerte, Su Alteza estaba pasando y me salvó —respondió Claire, frunciendo el ceño mientras su tono se volvía inocente.

—¡¿Qué?! —Lawrence frunció el ceño y comenzó a gritar enojado—. Lingyun, ¿es así?

—Sí, maestro. Cuando me acerqué los vi atacando —respondió él con calma.

—¡Ustedes en verdad se atrevieron a atacar a mi discípulo! ¡Mueran! —llegó un rugido detrás de Lawrence. Todos se volvieron y se encontraron a Cliff con una expresión feroz a punto de atacar.

—A pesar de ya ser viejo, sigues actuando como un joven. —La expresión de Lawrence se volvió fea. Ese tipo era muy protector, sin prestar atención a quiénes eran o la situación antes de atacar. Ya había un gran grupo de personas acercándose, si mataba a alguien, ¿no crearía problemas para sí mismo?

Sólo Leng Lingyun había visto a Claire ser tratada injustamente, y a pesar de ello, ella se encontraba bien. Si Cliff hacía un movimiento, las personas lo verían. Entonces cuando se enfrentaran al emperador, no podría explicarlo.

—¿Quieres proteger a esos dos? —preguntó Cliff con una expresión enfurecida.

—Son parientes del ministro, lo mejor es que el emperador lo maneje. Él será imparcial. Lingyun y Liuxue Qing saben que deberán decirle la verdad al emperador.

Después de todo, Lawrence había pasado muchos años en medio de la mala relación entre el Templo de la Luz y la familia real, y era un excepcional viejo zorro. Cliff le observó con el ceño fruncido, sin hacer ruido.

—Maestro, las palabras del señor Lawrence tienen mucho sentido. Creo que el emperador dará un juicio justo —le consoló Claire.

—Muy bien —concordó él contra su voluntad. Miró a Alice con odio una vez más, asustándola tanto que bajó la cabeza de inmediato.

Muchas personas se habían reunido. Algunos vieron a Claire, Lawrence y los príncipes divinos y exclamaron en sorpresa. Si ellos estaban presentes, entonces no era extraño suponer que algo había sucedido. Definitivamente eran la causa.

Claire vio sus miradas y se sintió aliviada. Todo saldría bien si dejaba que lo malentendieran.

Entre la multitud, un hombre y una mujer observaban. Ambos tenían cabello dorado y ojos azules. Actualmente, sus hermosas apariencias no fueron notadas porque todos observaban a Cliff y Lawrence, al igual que a los príncipes divinos. Esas influyentes presencias atraían la atención.

—¿Qué piensas? —preguntó el hombre a la mujer en tono bajo.

—No sé si hay algo raro cuando miro a esa chica, pero sigo sintiendo que la situación está relacionada a ella —le respondió en el mismo tono.

—Me gustaría creer que es sólo un mal sentimiento, pero sé que tu intuición es aterradoramente aguda —se burló un poco el hombre. La mujer permaneció en silencio. Entrecerró los ojos, observando a Claire, cuando su compañero volvió a hablar—. No te dejes atraer por algo más, nos iremos cuando encontremos eso.

—El problema es que no tenemos pistas. Alguien se movió antes que nosotros. En realidad todavía no sé en qué manos está —dijo ella con algo de resentimiento.

—No estés tan ansiosa, ya estamos atrayendo eso. Siempre y cuando el otro objeto se acerque, obtendremos una respuesta —la consoló en silencio. Luego agregó—: No te preocupes, definitivamente está en esta ciudad.

—Sí, eso espero. —La voz de la mujer mostraba que estaba algo deprimida. Una vez que encontraran eso, podrían revitalizar a su clan. ¡Por su objetivo, no podían fallar!

—Vamos.

El hombre se giró, apartando la multitud, y desapareció. La mujer le siguió de cerca.

—Bueno, vamos con el emperador ahora. —Cliff miró a Alice y el hombre a su lado con frialdad.

Claire llamó al Leopardo de Viento y levantó a Emperador Blanco. En ese momento, la mirada de Liuxue Qing aterrizó en la bola de pelos entre sus brazos, y confusión apareció en sus ojos. ¿Por qué sentía que le resultaba conocida?

Claire no notó que la princesa le dirigía una mirada confundida cada tanto.

La mañana estaba destinada a ser tormentosa.

La generación más joven del clan Roman fue injusta con Claire Hill, que había ganado fama hace poco. Pronto, el asunto se había extendido por la capital, y todos prestaron mucha atención al desarrollo del caso.

Actualmente, el emperador estaba sentado en su trono, sintiendo un dolor de cabeza al ver a los dos ancianos de pie frente a él. Uno estaba brillando con vitalidad, el otro encogiéndose. Cerca se encontraba Cliff, con rostro pálido, y el tranquilo Lawrence. Incluso el príncipe y la princesa divina, Leng Lingyun y Liuxue Qing, estaban presentes. Finalmente, detrás de todos, estaban Claire, Alice y el primo de esta última.

Por supuesto, el anciano energético era el duque Hill, mientras que el otro era el duque Roman, cuyo corazón rugía con tristeza. Odiaba que su nieta hubiera fallado en cumplir sus expectativas y no le hubiera escuchado. Ya le había advertido que no provocara al clan Hill. Y ahora, no sólo les provocó, sino que fue vista por varias personas con influencia que servirían de testigos. Aunque no dijera nada, habrían graves problemas.

—Este incidente rompe mi corazón. Todos apoyamos a la ciudad, y dos de ustedes son los futuros pilares del mismo. Pero, ahora, esto sucedió… —comentó el emperador. Sabía que no podía dejar pasar el asunto. 

Esto ya no eran dos personas en un duelo justo, ni dos niños peleando, ¡sino asesinato!

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