Emperatriz Abandonada – Capítulo 4: Un nuevo comienzo (2)

Traducido por Lugiia

Editado por Yusuke


♦ ♦ ♦

—Hasta mañana, Aristia.

—Sí, ten cuidado de camino a casa.

Mientras hablaba con Allendis, había perdido la noción del tiempo. La hora de la cena ya se acercaba. Como él había venido sin una invitación, era descortés quedarse para la hora de la cena; por ello, se levantó de su asiento y dejó la mansión.

Cuando estaba tomando un breve descanso después de despedirlo, recibí un mensaje de que mi padre volvería a casa un poco tarde. Dejé escapar un suspiro cuando lo escuché. Si me hubiera informado un poco antes, le habría preguntado a Allendis si le gustaría cenar conmigo.

Me acostumbré tanto a cenar con mi padre, que perdí el apetito cuando me di cuenta que estaría sola para la hora de la cena.

—Lina, dile al personal de la cocina que no tienen que preparar la cena hoy. Mi padre llega tarde, y no tengo apetito.

—¿Qué está diciendo, señorita? Usted sabe que es muy débil para saltarse una comida.

—Aunque me salte una comida, no me desmayaré, así que no te preocupes.

—Pero…

—No te preocupes, Lina. Por cierto, ¿puedes decirle al mayordomo que me traiga una lista de todos los empleados de la mansión?

—Sí, señorita.

Después de que ella se fue con mi petición, me dirigí al estudio de mi padre. Tenía algo que decirle, pero como hoy llegaría tarde, preferí ocuparme primero de otras cosas. Mientras estaba organizando algunos papeles, oí un golpe en la puerta.

—Adelante.

—¿Me necesitaba, señorita?

Un mayordomo bien vestido entró y saludó de forma educada. Nuestro servidor, quien tenía unos treinta años, era el primer hijo del antiguo mayordomo que se había retirado recientemente a su territorio.

Aunque era nuevo en el cargo de su padre, parecía que ya se había acostumbrado debido a que había estado aprendiendo su cargo desde niño.

—Aunque dijo que no la quería, le traje algo de comida. Por favor, coma un poco, señorita.

—Oh, gracias por su consideración.

Cuando corté un pequeño trozo de pastel blanco y lo puse en mi boca, él me entregó un libro grueso y me dijo:

—Esta es una lista del personal de esta casa que usted solicitó.

—Entiendo, tengo algunas preguntas.

—Adelante, señorita.

—¿Es correcta la información personal de cada persona que aparece aquí?

—Por supuesto, la he examinado cuidadosamente.

Cuando escuché su respuesta, comencé a revisar el contenido del libro.

—Nombre, descripción de rasgos y vestimentas, edad, fecha y lugar de nacimiento, relación con nuestra familia, lugar de residencia… Hmm, todo parece estar en orden. Pero ¿puedes investigar una cosa más?

—¿Qué debería investigar?

—Quiero que investigues los detalles personales de sus familias. Mientras estás en ello, revisa la lista existente con cuidado para ver si la información que tenemos es correcta.

—Por supuesto, señorita.

—Sé que es una carga para usted, pero, si no es mucho problema, hágame ese favor.

—Lo investigaré y le informaré lo antes posible.

Después de recibir la lista, el mayordomo estaba a punto de irse.

Sin embargo, de repente recordé algo, así que lo llamé de nuevo.

—Oh, por cierto, el cumpleaños de tu padre es pasado mañana, ¿verdad?

—Sí, así es.

Como si no esperara que recordara el cumpleaños de su padre, se sorprendió.

Conmovido por mi consideración, le dirigí una sonrisa y le dije:

—Al anterior mayordomo le gustaban mucho los bocadillos, ¿verdad? Te daré cinco días libres, a partir de mañana, para que puedas visitarlo. Dile al jefe de cocina que haga algunos pasteles y galletas para tu padre, y que consiga algunas hierbas que sean buenas para la gente mayor.

—Gracias, señorita.

—Por favor, envíale mis saludos. Que tengas un buen viaje.

—Muchas gracias, señorita.

El mayordomo se inclinó profundamente antes de irse. Sentí que tomaría un poco más de tiempo investigar los detalles personales de los empleados, pero como no era urgente, decidí tomarlo con calma y abrir un libro delgado.

—Señorita.

—¿Eh?

—Su padre acaba de regresar.

—Oh, sí. Bajaré a recibirlo. —Quité los ojos del libro ante el llamado de Lina.

Mientras bajaba rápidamente las escaleras de la entrada, lo vi acercarse a mí con pasos disciplinados.

—¿Ya terminaste por hoy tu trabajo?

—Sí, perdón por llegar tarde. Hace bastante frío afuera, así que es mejor entrar.

—Sí. Parece que tuviste mucho trabajo hoy.

—Bueno, tuve que ocuparme de algo.

No parecía haber estado en el palacio hasta hace un momento. Aunque estaba un poco desconcertada, decidí no indagar más.

—Luces muy cansado, padre.

—No, estoy bien. ¿Por qué comentas tanto mi condición?

—Bueno, tengo algo que decirte.

—¿En serio? Sígueme, entonces.

—Sí, padre.

Como si quisiera hablar conmigo primero, se dirigió a la oficina de inmediato en lugar de decirme que fuera primero y lo esperara. Después de quitarse la chaqueta del uniforme azul marino, se sentó.

—Entonces, ¿qué quieres decirme, Tia?

—Bueno, primero tengo que decirte algo más. Le di al mayordomo cinco días libres. Como pasado mañana es el cumpleaños de su padre, le dije que fuera a visitarlo a su territorio.

—Sí, hiciste un buen trabajo.

—Dicho esto, tengo que preguntarte algo. ¿Puedo ocuparme del manejo de la mansión de ahora en adelante?

—¿Estás segura? —preguntó, mirándome con perplejidad.

—Sí. En este momento, te estás encargando de todo por ti mismo. Quiero ayudarte de una forma u otra. Además, se supone que el manejo de la mansión debe realizarlo una mujer, así que quiero que dependas de mí a pesar de ser joven.

—Entiendo, Tia. No digo esto porque no pueda creerte, pero ¿no crees que pueda ser una carga muy grande para ti?

—Si llego a tener dificultades, te pediré ayuda. Como mi madre ya no está con nosotros, algún día tendré que suceder ese trabajo, ¿no es así? Solo piensa que estoy comenzando un poco antes que las demás.

—Está bien, lo entiendo. Te dejaré a cargo del manejo apenas el mayordomo regrese de sus vacaciones. Si tienes dificultades, no dudes en hablar conmigo.

—Está bien. Gracias, padre.

Aunque se suponía que algún día me encargaría del manejo de la propiedad, me sorprendió que aceptara con gusto mi petición.

Ese puesto podría parecer atractivo a simple vista, pero estar a cargo de la mansión de una familia noble era tener un enorme poder en la palma de la mano, principalmente porque se controlaba el dinero que entraba y salía de la propiedad. Era una gran responsabilidad de mi parte.

Cuanto más estatus tenga el noble, mayor será el poder de la familia y mayor responsabilidad recae en los hombros del encargado del manejo. Por lo tanto, aunque la casa no tuviera señora, era poco probable que una niña de diez años se hiciera cargo del manejo del dinero… Imposible tratándose de la familia Monique.

Sin embargo, mi padre no dudó en darme este puesto que venía con gran poder y deber. Él no sabía que yo había sido responsable de los asuntos internos del palacio imperial en mi vida pasada. Por supuesto, por el momento, me vigilará de cerca si hago bien mi trabajo y hará una revisión previa a mis decisiones, pero aun así, mi padre mostró una gran confianza en mí, lo cual me sorprendió bastante.

—¿Por eso querías hablar conmigo, Tia?

—No, hay algo más. Bueno, de verdad espero poder obtener tu permiso.

—Vamos a oír primero tu petición.

—Bueno…

—Dime, por favor.

—Quiero que me enseñes a usar la espada.

—¿De verdad quieres aprender el manejo de la espada? —Al escuchar su pregunta, lo miré nerviosa. Se acarició la barbilla como si estuviera curioso por algo, y añadió—: ¿Puedo preguntarte algo?

—Sí, adelante.

—La última vez, me sentí extraño cuando hablaste con el emperador. ¿Por qué eres tan reacia con el príncipe heredero? ¿Recuerdas algo de él?

De repente, todo mi cuerpo se puso rígido ante sus palabras. No creo que sepa sobre los recuerdos que tengo de mi vida pasada. Al verme tan insegura sobre cómo responder, dijo:

—Los recuerdos de tu infancia.

—¿Cuándo era más pequeña?

Mientras inclinaba la cabeza, tragué aliviada una bola de aire acumulada en mi garganta. ¿Está preguntando si mi renuencia se debe a un recuerdo de mi infancia sobre él? ¿No lo conocí por primera vez cuando tenía diez años?

Me sentí un poco confundida al respecto, pero eso no era importante ahora. ¿Qué sentido tiene pensar en un recuerdo de mi infancia que parezco no recordar en absoluto? De todas formas, no voy a involucrarme con él.

—Oh, parece que ese no es el caso. Hmm, entonces ¿por qué eres tan reacia con él?

—No quiero casarme. Solo quiero vivir felizmente contigo como ahora.

—Ya veo.

Mi padre cerró la boca, aunque obviamente quería decir algo más. Mientras lo miraba con ojos inquietos ante su repentino silencio, me dio una leve sonrisa.

—Entiendo. Hagamos como dices.

—¡Gracias, padre! —exclamé con una gran sonrisa en mi rostro.

Él se levantó de su asiento y extendió la mano para levantarme. Enterré mi cara en la familiaridad de sus brazos y sentí su suave toque cuando me acarició el cabello.

—Pensé que habías crecido, pero sigues siendo un bebé para mí… Bueno, entonces, empecemos tu práctica mañana, pero recuerda esto, soy un profesor muy estricto.

—Por supuesto, padre. Muchas gracias.

—Bien. ¿Hay algo más que quieras decirme?

—No.

—Es tarde. Ve y acuéstate. Empezarás a entrenar mañana, así que necesitas un buen descanso. Déjame llevarte a tu habitación.

Entre sus brazos, me llevó con pasos disciplinados a mi habitación, lo cual sacudió mi cuerpo agradablemente en el camino. Después de acostarme en una cama suave, me dio las buenas noches y me cubrió con una manta antes de irse.

Tal vez porque estaba cansada después de un largo día, caí rápidamente en el mundo de los sueños.

3 respuestas a “Emperatriz Abandonada – Capítulo 4: Un nuevo comienzo (2)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido