Felicidades Emperatriz – Capítulo 26: Encuentro de enemigos


Hua Jin le dio 10  taels de plata a  Jiao Yue, para que lo deje como propina y le notificara a Su Huan de su llegada.

Su Huan envió a un sirviente para que los guiara al jardín trasero.

En el vestíbulo, el público gritaba y animaba a Su Huan para que tocara otra melodía y vistiendo con un vestido verde claro y cubriendo su cara con un velo, salió a agradecer a la audiencia y se fue hacia la habitación privada donde habían unos clientes.

♦ ♦ ♦

En este momento, de la nada un lingote de oro voló y aterrizó justo al lado de las piernas de Su Huan.

—Toca otra canción y ese lingote de oro será tuyo.

Una voz vino desde el segundo piso.

Hua Jin escuchó una molesta y familiar voz, entonces, giró su cabeza para ver. Y efectivamente, esa voz pertenecía al Joven Maestro de la Familia Fei, Fei Ao. Junto a él, habían algunas caras conocidas; Yue Liang, Yue Zhuang y Fei Xian

Esta es una escena realmente desastrosa.

Hua Jin también había reconoció dos caras más quienes estaban sentados en la habitación Premium, Yu Yan y Yu Zhuang.

La última vez durante el Festival del Melocotón, los problemas que les había causado Yu Yan todavía los recordaba claramente. Esta vez, era el momento de la venganza.

Hua Jin salto al floreado balcón, colocándose al lado de Su Huan y levantó su cabeza para mirar de reojo hacia la mesa de Fei Ao.

—¡Su Huan no está libre ahora!

En el momento en que Fei Ao la vio, tenía una incontrolable rabia dentro, golpeó la mesa y se levantó.

Fríamente dijo: —¡Que broma! Le estoy dando dinero por la canción, ¿por qué, de repente, no está libre?

Hua Jin rió y extendió su mano para sujetar la cintura de Su Huan y con una cara llena presunción le respondió.

—Eso es porque la señorita Su Huan tiene que acompañarme.

Todos estaban conmocionados, ya que sabían que Su Huan nunca acompañaba a los clientes.

Su Huan se inclinó.

—Muchas gracias Señor por apreciarme, pero estoy agotada por hoy y no puedo tocar más. Espero que el buen Señor pueda encontrar la benevolencia en su corazón y me perdone.

Dándole la orden a un sirviente para recoger el oro, se lo devolvió a Fei Ao.

No dispuesto a ceder, llamó a la Señora para que viniera. No podía soportar perder contra Hua Jin y tener que ceder ante ella.

Sin embargo, la Señora no podía hacer nada al respecto, ya que Su Huan era una persona libre y por eso, no tenía ningún control sobre ella.

Hua Jin con una mirada provocadora, de vez en cuando aterrizaba sobre Yu Yan.

No pasará mucho tiempo para que las personas la reconozcan y cuando ese momento llegue, con la ayuda de Fei Ao añadirá más leña al fuego. “Luchando en un burdel”, va a hacer que etiqueten a Yu Yan como un cornudo.

—Tercer hermano, el corazón de su princesa de seguro es estrecho —Yu Zhuang dijo bromeando.

Yu Yan con un largo vestido marrón, descansaba en la silla, y en sus brazos se encontraba el gato negro, quien con sus ojos verde esmeralda miraban atentamente a Hua Jin.

Yu Yan simplemente acariciando suavemente su gato y sus labios poco a poco formaban una leve grieta.

Hua Jin jaló de Su Huan para que salieran, pero Fei Ao no pudo soportarlo más y perdió la calma. A pesar de los esfuerzos de Fei Xin para calmarlo, Fei Ao no le hizo caso y saltó hacia abajo por el balcón.

Fue en ese momento que en la Torre Lin Long, las personas de los alrededores reconocieron a Hua Jin y comenzaron a hablar entre ellos en voz baja. Todo iba según el plan de Hua Jin quien sonreía con picardía.

—¡El príncipe errante también está aquí!

Alguien que quería que esto se volviera un gran espectáculo, gritó a todo pulmón.

—¡Ellos están aquí! ¡Todos ellos se han reunido!

Hua Jin en su corazón se estaba riendo como una maniática.

Fei Ao sin siquiera tener ganas de hablar, levantó su puño para pegarle. Pero justo antes de que pudiera hacer algo, dos guardaespaldas surgieron de la nada y lo detuvieron.

Yu Yan sin ningún entusiasmo se puso de pie, y desde lo alto del balcón, miro hacia abajo, menospreciando a Hua Jin.

—Jin-Er, no te enfades con este Príncipe. Te prometo que en el futuro no visitaré más este tipo de lugares.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido