La Legión del Unicornio – Tomo II – Capítulo 5: El sentido común no es aplicable

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Una sombra oscura pasó rápidamente por entre todos, entrando en la habitación.

—Ah, Mewlice —La señora Cavendish sacudió la cabeza—. Este no es tu nuevo territorio.

— ¿Mewlice? —preguntó el caballero, un poco confundido—. ¿Esa gata nos ha estado siguiendo todo este tiempo?

—No —respondió la maga—. Esa es probablemente una de las gemelas, una descendiente de la Mewlice de la maestra Yang. Es difícil distinguirlas, por lo que sólo podemos llamarlas por su apellido. De cualquier manera, si les molesta, vendré a llevármela en un momento.

—No hay problema —Sonrió el elfo—. Si fuera… Yang, probablemente la habría dejado quedarse.

La maga lo miró y asintió, extendió las manos y las apoyó sobre los hombros del sireno y del enano.

—Muy bien, síganme, los niños deberían acostarse temprano.

—Yo ya tengo veintiocho años… —El enano se quejó en voz baja.

El elfo intercambió una mirada con el caballero, sonriendo, no dijo nada.

El caballero suspiró, cerrando la puerta.

— ¿Niños? ¿Mm?

—Mew —como si respondiera la pregunta del caballero, Mewlice dejó escapar un largo maullido y se acercó para rozarse contra la pierna del caballero—. Lo importante es la edad psicológica —el caballero se inclinó y acarició distraídamente a la gata—. ¿Verdad, Mewlice?

— ¿Qué… es esto? —El elfo abrió la otra puerta dentro de la habitación y se sorprendió, adentro había un complejo dispositivo tan alto como una persona—. ¿Un taller de alquimista?

En este momento, se escuchó como llamaban a la puerta.

—Casi se me olvida, no hay agua almacenada en la torre —dijo la voz de la señora Cavendish desde afuera—. El baño instalado en el interior depende de una bola de fuego y de un hechizo de agua para activarse. Si me lo permiten.

—Finalmente me doy cuenta de que vivo trescientos años en el futuro —El elfo miró al caballero, sonriendo—. No había nada como esto en la Era Legendaria.

—No me mires a mí, tampoco hay nada como esto en la Era de la Realidad —El caballero sacudió la cabeza—. Había un dicho muy popular en la orden de los paladines: “Con la protección de Dios, serás invencible en este mundo, pero magos… Lo siento, pero los magos pertenecen a otro mundo”.

El caballero abrió la puerta y la señora Cavendish, una ciudadana de otro mundo, sonrió y levantó el bastón en su mano.

—Mm… no estoy interrumpiendo nada, ¿verdad? —preguntó sorprendida, mientras miraba las expresiones en los rostros del elfo y del caballero.

La señora Cavendish les prestó amablemente algunas de las viejas ropas de dormir de su esposo, pero al final, debido a problemas con el ancho de los hombros, sólo el elfo las aceptó agradecido.

♦ ♦ ♦

— ¿Hay algún tipo de magia agregada a esa cosa? —Una hora después, el elfo salió tambaleante del baño y se tiró sobre la cama—. Si lo hay, debe ser algún tipo de hechizo para dormir… Ahh…

—Oye, oye —El caballero extendió una mano para despeinarlo—. No te duermas sin haberte secado el cabello.

—Fu… No puedo permanecer despierto.

—Entonces juega con la gata.

El caballero colocó a la gata negra sobre el elfo. Pero al final, Mewlice sólo olisqueó el pijama y saltó de nuevo a los brazos del caballero, frotándose suavemente contra la mano del caballero.

— ¿No son las ropas de tu dueño? ¿No las reconoces?

—Dado que tu olor es diferente, ella quiere cubrirlo —dijo el elfo—. Para declararte como su propiedad.

—Ahh —El caballero acarició la barbilla de la gata—. No puedes, ya tengo dueño.

—No me importa… Mewlice, Caín es tuyo.

—Mew —como si entendiera, la gata negra dejó escapar un maullido de satisfacción, recostándose en los brazos del caballero.

Pero después de un rato, se volvió a levantar y comenzó a amasarlo con sus patas delanteras.

— ¿Qué hace? —preguntó el caballero confundido.

—Amasándote en busca de leche —El elfo hojeaba despreocupadamente un libro antiguo y había respondido a la ligera—. Parece que realmente le gustas a Mewlice, debe creer que eres su madre.

—Pero soy hombre —El caballero levantó a la gata, mirándola a los ojos—. Mewlice, di papá.

—Mew.

—No, no mew, di papá.

—Mew.

—No, papá.

— ¿Qué sucede, hijo? —dijo el elfo perezosamente.

El caballero soltó al instante a la gata y saltó para atrapar al elfo que se preparaba para escapar.

—Una broma arcaica —Atrapó las muñecas del elfo y lo miró a los ojos—. Pagarás por esa provocación innecesaria, je, je.

— ¿No crees que esto va en contra de la naturaleza de los caballeros? —preguntó el elfo, con los ojos entrecerrados—. Recurrir a la fuerza injustamente.

— ¿Fuerza? —El caballero sonrió, soltando una de las manos del elfo—. ¿Quién dijo que usaría la fuerza?

Seguidamente se llevó la mano a la boca y la sopló para calentarla.

El elfo se dio cuenta inmediatamente de su castigo y luchó para escapar, pero el resultado fue que el caballero lo derrotó rápidamente incluso antes de que siquiera comenzara la batalla.

—Debo decir, qué infantil eres… Oye, ya déjame ir… Wuuu… Esto es trampa…

—Tú eres el único que me desafió primero, así que, ¿quién es el infantil? ¿Mmm?

Mewlice observaba en silencio como el humano y el elfo luchaban por el dominio, determinando que planeaban darle todos los derechos sobre la cama. Bostezó satisfactoriamente y se acostó sobre la almohada del caballero.

— ¿Estás despierto ahora? —preguntó sonriendo el caballero, después de soltarlo repentinamente.

— ¿Eh? —El elfo se levantó de su estado defensivo en posición fetal, mirándolo con curiosidad.

—No eres un desafío en lo más mínimo —El caballero sacudió la cabeza—. Al menos espera hasta que hayas recuperado todas tus fuerzas.

— ¿Ese día llegará…?

Las manos del caballero eran fuertes y cálidas, sus palmas tenían callos en las partes con las que sostenía la empuñadura de su espada, eso sólo se podía lograr con años de constante entrenamiento. Con sólo tocarlas, la gente confiaría en él.

El elfo se sentó, mirando sus propias palmas. Los signos de diez años de continuas batallas ya habían desaparecido después de trescientos años de sueño. E incluso si entrenaba todos los días y la piel de sus dedos se engrosaba, en comparación con antes, la diferencia era demasiado grande.

Si eso podía recuperarlo mediante entrenamiento, ¿qué pasaba con las cosas que no podía recuperar? Disminución de la defensa mágica, efecto de curación reducido a la mitad.

Anna no lo entendería completamente, como una maga sin armadura, evitar lesiones, concentrándose en ataques bajo la protección de sus compañeros de equipo, ese era su deber.

Pero para un arquero era diferente. Podían centrarse en el ataque como un mago, pero aparte de eso había algo más importante. Incluso en un equipo, un arquero era la mejor opción para ataques en solitario. Moverse por los alrededores del grupo, elegir el objetivo más difícil o interferir con el enemigo, atraer el fuego enemigo para darles una oportunidad a sus compañeros y, si era necesario, al menos poder participar en combates cuerpo a cuerpo durante un breve período de tiempo. Por supuesto, esto traería consigo muchas lesiones. Y para la Legión del Unicornio, la posibilidad de luchar contra ataques mágicos era mayor que contra ataques físicos. Eso significaba que un arquero sin defensa mágica…

—Un arquero que sólo puede esconderse detrás de un escudo, no puede considerarse una fuerza de combate.

El elfo no se dio cuenta de que había hablado en voz alta.

—Ellen, Ellen.

El elfo levantó la cabeza, el caballero se sentó a su lado, mirándolo a los ojos.

— ¿Lo has olvidado? No eres sólo un arquero.

—Mm, ahora soy sólo la mitad de uno —El elfo sonrió con desprecio, sus manos apretadas en un puño.

El caballero sacudió la cabeza en desacuerdo, presionando sus manos contra las del elfo.

— ¿Todavía recuerdas la misión contra el ejército rebelde? Cuatro grupos fueron enviados, cada uno con diez miembros, al final sólo tú recibiste el derecho de ver a la reina, ¿por qué crees que fue así?


Kavaalin
Vine por la tierra media y me quedé por la ship~

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