La Tierra está en línea – Capítulo 58: La rosa blanca empezó a llorar

Traducido por Shisai

Editado por Shiro


La primera misión secundaria se completó de manera muy sencilla. Al final del plazo, Tang Mo y los otros dos entraron en el invernadero de cristal a la mayor velocidad posible. Ya que la tarea estaba completa, los tres estaban un poco cansados. Descansaron y respiraron, esperando a que sus cuerpos se calmaran.

Entonces Tang Mo levantó la cabeza y miró a su alrededor. Se trataba de un invernadero de cristal de doce lados. La cúpula transparente lo cubría; lucía espacioso y limpio. La luz dorada del sol brillaba a través del cristal, iluminando las flores que allí crecían.

No había nadie más en el silencioso invernadero, pero parecía que podían oírse los trinos de los pájaros.

Era un lugar tranquilo y hermoso. Después de descansar, discutió con los otros acerca de cómo proceder. Los tres decidieron separarse para investigar por separado el invernadero.

La habitación no era demasiado grande, pero estaba densamente repleta de flores, innumerables y muy grandes. Una rosa roja era del tamaño de la cara de Tang Mo, mientras que una gloria de la mañana era del tamaño de la palma de su mano.

El trío se separó para investigar el invernadero de cristal.

—No he encontrado nada extraño —dijo la mujer vestida de oficinista—. Parece un invernadero normal y corriente. Además, he buscado deliberadamente la flor de la luna a la que le gusta mentir. En este momento, no sabemos cómo es la flor de la luna; pero en este invernadero, todas las flores son de tierra y no hay flores de luna. Por supuesto, tal vez la flor de la luna sea un apodo para una flor de la torre negra. No es seguro.

—Tampoco he encontrado nada relacionado con la flor de la luna —asintió Tang Mo.

La de apellido Wang miró al joven con cara aniñada. Este sonreía mientras los miraba. Una vez que notó que esperaban que dijese algo, comentó:

—No he encontrado la flor de la luna.

—¿La buscabas en serio? —preguntó la mujer.

El aludido pareció aturdido por un momento. Luego sonrió.

—La buscaba seriamente.

Ella lo miró con desconfianza, pero no preguntó nada más. «Bruce» la miró antes de desplazar su mirada hacia Tang Mo, donde permaneció. Entonces, como si hubiera visto algo, su sonrisa se tornó más radiante. Otras personas podrían sentirse incómodas a causa de la extraña mirada, pero el exbibliotecario se limitó a mirarlo de vuelta, inexpresivo, antes de mirar a la mujer.

—Solo tenemos dos pistas. En primer lugar, a la flor de la luna le gusta mentir. Segundo, es la flor de la luna. —Este era el juego de ataque a la torre. Tang Mo no dejó que solo fuera la mujer la que diera ideas—. La pista de que a la flor le gusta mentir no nos es útil en este momento. La segunda pista, en cambio, podría servirnos. Tanto si el nombre es un apodo como si es real, deberíamos adivinar por qué se llama la flor de la luna.

La mujer pensó por un momento.

—Es probable que se parezca a una luna.

El joven con cara aniñada intervino:

—¿Le gusta crecer bajo la luna?

Tang Mo le echó un vistazo cuando vio que el chico también participaba en la discusión.

—Es posible. En general, hay tres formas de nombrar las flores en el mundo. La primera está relacionada con el hábito de crecimiento de las flores, como la rosa «Old Blush». La rosa «Old Blush» florece todos los meses durante todo el año y también se la llama «Old China Monthly».

—Me parece haber leído esto en alguna parte —dijo la mujer.

—La segunda forma de nombrarla está relacionada con la forma de la flor —continuó Tang Mo—, como la estrella egipcia. Tiene cinco pétalos puntiagudos, como una estrella de cinco puntas, lo que la convierte en la flor estrella egipcia. Si la flor de la luna recibe el nombre de acuerdo a las dos primeras razones, será muy fácil encontrarla. Al menos, habrá rastros que podemos seguir. Si se nombra según la tercera manera, entonces tenemos muy pocas pistas. Algunas flores se nombran según leyendas, como la nomeolvides. Temporalmente, no las mencionaré ya que la torre negra no nos dio más pistas sobre las flores. El nombre de la flor de la luna no debería ser la tercera razón, de lo contrario difícilmente podremos encontrarla.

El juego debía tener una forma de ganar.

A falta de pistas, las palabras «flor de la luna» era lo único que tenían. La razón por la que se llamaba la flor de la luna debía estar relacionada con la flor en sí, no con historias extrañas.

La mujer asintió con la cabeza.

En ese momento, sonó una carcajada.

—Sabes mucho de flores. ¿Solías trabajar en una floristería?

Tang Mo miró al joven con cara aniñada y respondió con ligereza:

—Me gusta leer libros.

En el pasado, podía leer libros tranquilamente cuando trabajaba en la biblioteca. Leía muchos libros, y sus reservas de conocimiento eran un poco más altas que las de la gente común. Pero ciertamente no podía compararse con Luo Fengcheng.

El joven con cara aniñada dejó escapar un «Oh» antes de preguntar:

—Has leído tantos libros. ¿Qué hacías antes?

—¡Ya basta! —exclamó la mujer sin poder ya soportarlo—. Sigue con tu tarea y deja esas tonterías inútiles para después del juego. Ahora nuestra primera prioridad es encontrar la flor de la luna. ¿Tienes alguna pista?

—No lo sé —respondió «Bruce», encogiéndose de hombros—. Ha leído muchos libros, quizá la conozca —señaló a Tang Mo.

¿Acaso Tang Mo podría saber lo que era la flor de la luna solo porque había leído muchos libros? ¿Qué clase de lógica era esa?

En ese momento, Tang Mo recordó el juego de búsqueda de libros de Mosaico. En dicho juego, tenían que buscar entre miles de libros en varias estanterías para encontrar uno solo. El juego tenía un límite de tiempo y, al final, él no utilizó el método de «buscar en cada libro». Pero no había límite de tiempo para este juego.

Pretendía proponer que las tres personas recogieran todas las flores de ese invernadero. Siempre y cuando la flor de la luna fuera recogida, podría contarse como la finalización de la búsqueda. Sin embargo, justo cuando se disponía a hablar, el joven con cara aniñada extendió repentinamente la mano frente a la cara de Tang Mo, sorprendiéndolo.

—¿Qué estás haciendo? —inquirió la mujer con el ceño fruncido al ver que el joven pasó de sonreír a reír entre dientes.

Tang Mo no habló. Resultaba obvio que el joven con cara aniñada había realizado ese movimiento para hacer que el exbibliotecario guardara silencio. Luego sacó un teléfono de su bolsillo. Después de que la tierra se conectó, los dispositivos electrónicos no se podían utilizar. Los teléfonos no podían acceder a internet ni hacer llamadas o enviar mensajes de texto. Podía dar la hora, pero no era tan ligero y rápido como un reloj.

Tang Mo ya se había deshecho de su teléfono. No obstante, no esperaba que este joven llevara uno consigo y que, no conforme con eso, abriera la aplicación de notas, escribiera una línea y se la mostrara.

[No te muevas, la flor que está detrás de ti se ha movido un poco.]

Los ojos de Tang Mo se entrecerraron.

La mujer también vio estas palabras y sus ojos se abrieron con sorpresa. Pero inteligentemente cerró la boca y no emitió ningún sonido.

Tang Mo tomó el teléfono y escribió:

[¿Seguro que has visto moverse la flor detrás de mí? Recuerdo un manojo de rosas blancas detrás de mí. Lo he comprobado y no he encontrado nada extraño.]

El joven con cara de niño respondió.

[Se movió. El rizoma se movió unos seis milímetros. Lo vi claramente.]

Seis milímetros… Vio una distancia tan mínima.

Había una sonrisa constante en el rostro del joven con cara aniñada. Era probable que hubiera encontrado la flor de la luna. Tang Mo no podía ver ninguna emoción u orgullo en su cara, pero lo embargaba una sensación extraña.

Tang Mo tecleó con calma:

[No me moveré. Ustedes encuentren la oportunidad de coger la flor que se mueve. Tal vez sea la flor de la luna.]

La mujer miró al joven y los dos asintieron ligeramente. Tang Mo fingió que no se había percatado de nada y dijo con calma:

—Como la tarea es encontrar la flor de la luna, entonces…

En ese momento, la mujer y el chico actuaron juntos. Los dos jugadores habían alcanzado el nivel suficiente para atacar la torre. Por lo tanto, se precipitaron detrás de Tang Mo a una velocidad muy rápida y atraparon a una gran y fuerte rosa blanca en un abrir y cerrar de ojos. Las espinas de los tallos de las rosas no podían perforar la piel. Ambos agarraron la rosa con fuerza y, entonces, se escuchó un grito estridente en el invernadero:

—¡Ahhhhh! ¡Ayuda! ¡¡¡Los apestosos jugadores humanos me han atrapado!!!

Tang Mo sintió de repente que algo iba mal, pero no tuvo oportunidad siquiera de reaccionar cuando una ráfaga de gritos siguió a continuación, como si una avalancha se les echara encima.

—¡Ahhhh! ¿Qué hacer, qué hacer? ¡La atraparon! Entonces, ¿la siguiente soy yo, soy yo?

—¿Qué van a hacer estos jugadores humanos? ¿Intentan agarrarnos para que nos bañemos?

—¡No quiero! ¡Me veo tan bien y aún no he esparcido mi polen! ¡¡¡No quiero que me cojan los humanos y mucho menos que me hagan té!!!

Las miles de flores del pequeño invernadero de cristal gritaban, bombardeando los oídos de los tres jugadores, quienes, a pesar de su estado físico mejorado, se estremecieron a causa del terrible sonido.

La sonrisa del joven con cara aniñada desapareció por primera vez. Apretó sin piedad a la rosa blanca y un chasquido se escuchó en cuanto la larga raíz se rompió.

Los gritos de las flores cesaron abruptamente.

Sin embargo, un segundo después, una serie de gritos aún más miserables le siguieron.

—¡Ahhhh, realmente quiere sacarnos para un baño!

—No es necesariamente un baño. ¡¡¡Tal vez quiere convertirnos en té o en incienso!!!

—¡No quiero! ¡No quiero que él me lleve!

Tang Mo avanzó hasta la rosa blanca, cogiéndola mientras se balanceaba pidiendo ayuda en la mano del joven con cara aniñada. El chico lo miró, pero no dijo nada.

—¿Eres la flor de la luna? —preguntó Tang Mo de forma directa.

El llanto de la rosa blanca se detuvo de repente. No respondió, pero las flores de alrededor la ayudaron.

—¿La flor de la luna? No, esa es la rosa blanca. ¿Cuándo se convirtió en la flor de la luna a la que le gusta mentir?

—No es la flor de la luna. La flor de la luna hace tiempo que fue trasladada a otro lugar por la Reina de Corazones. Es una rosa blanca de cristal especial, una rosa blanca con un corazón de cristal especial.

Las voces asaltaban constantemente los oídos de las tres personas. Tang Mo captó las palabras clave.

—¿La flor de la luna fue desplazada por la Reina de Corazones?

Una peonía gigante se movió delante de Tang Mo, y con sus pétalos rojos temblando suavemente preguntó:

—¿Están los tres buscando la flor de la luna?

La expresión de Tang Mo cambió cuando una enorme flor apareció de repente frente a él, pero pronto se calmó y dijo:

—Sí, queremos encontrar la flor de la luna.

—No está aquí —respondió la gran peonía—. Conozco todas las flores del invernadero. La flor de la luna fue trasladada ayer por la Reina de Corazones. He oído que la trasladó a su dormitorio. También he oído que la trasladó al corredor de las gemas. He oído que la Reina de Corazones la envió lejos. No puedes encontrar la flor de la luna aquí.

Las otras flores dijeron al unísono:

—Sí, la flor de la luna no está aquí.

—¿Cómo podemos encontrar la flor de la luna? —inquirió Tang Mo.

La gran peonía se estremeció y dijo:

—Hemos estado en el invernadero de cristal desde que éramos semillas. No sabemos cómo es el mundo exterior y tampoco sabemos a dónde fue la flor de la luna. Pero ayer, los dos guardias que se llevaron la flor de la luna vinieron de ese lugar. —La flor utilizó sus hojas verdes para señalar un soporte de flores—. Los dos guardias salieron por esa puerta. Tal vez puedas ir allí para encontrar la flor de la luna.

La mujer se dirigió hacia el soporte. La glicina púrpura que allí colgaba cubrió sus pétalos con sus hojas y tímidamente dijo un «Ups» y se apartó. Después de que las ramas retorcidas de vid y hojas se apartaran capa por capa, una pequeña puerta de madera quedó al descubierto.

La mujer se volvió y dijo:

—Realmente hay una puerta aquí.

Tang Mo volvió a mirar la peonía gigante con calma, como si quisiera determinar si estaba mintiendo.

La gran peonía parecía ser la líder del invernadero de cristal y, como si hubiese adivinado los pensamientos del exbibliotecario, dijo:

—En el invernadero de cristal, solo a la flor de la luna le gusta mentir. Todas nosotras somos flores buenas que no mentimos. Ayer de verdad dos guardias se llevaron a la flor de la luna a través de esa puerta.

Muchas flores repitieron las palabras de la peonía.

Tang Mo la miró por un momento.

—No parece que mienta —dijo la mujer.

—Sí, yo también lo creo —asintió Tang Mo.

El joven con cara aniñada volvió a sonreír.

—¿Ahora tenemos que atravesar esa puerta para encontrar la flor de la luna?

Los tres discutieron (básicamente eran Tang Mo y la mujer hablando mientras el joven era un espectador) y decidieron unánimemente salir del invernadero de cristal. Tang Mo miró la rosa blanca rota en su mano y no sabía dónde ponerla.

—¿Podrías… volver a meterme en la tierra…? —preguntó con cautela la rosa blanca.

Tang Mo la introdujo en la tierra justo al lado de su rizoma medio roto.

Tras volver a la tierra, la rosa blanca se balanceó con alegría. Estiró felizmente sus hojas y miró constantemente hacia arriba, como si quisiera más luz solar. Pero como estaba rota, era más corta que las otras rosas blancas que tenía al lado. Las otras rosas blancas bloqueaban la luz del sol, y solo la parte superior de los pétalos eran iluminados.

La rosa blanca empezó a llorar y las otras rosas blancas extendieron sus hojas para consolarla.

Shisai
Pobrecita 🙁

El grupo se volvió hacia la pequeña puerta. El joven con cara aniñada quiso abrir esta también de una patada, pero Tang Mo utilizó la pequeña sombrilla para detener sus piernas, cosa que captó su atención.

—Puede que haya guardias de la Reina de Corazones. No hagas demasiado ruido para no encontrar problemas innecesarios.

La mujer empujó con cuidado la puerta y determinó que no había peligro al otro lado. Entonces las tres personas pasaron por la puerta y salieron del invernadero.

Dos meses atrás, Tang Mo jamás habría creído que hubiese flores tan grandes en el mundo, y mucho menos que hablaran. Sin embargo, después de que la tierra se conectó, había tenido la oportunidad de experimentar una gran variedad de juegos y bosses. En aquel momento, Mario y Pinocho no eran sorprendentes, y mucho menos un grupo de flores que podían hablar y llorar.

Más allá del soporte de flores, había un pasillo estrecho.

Este pasillo era similar al túnel anterior. En ambas paredes había pequeños braseros colgados cada diez metros para iluminar el pasillo, solo que sus llamas ardían con más fuerza, haciendo que el pasillo se viera tan luminoso como el día.

Los ojos de Tang Mo seguían mirando los dibujos de los braseros. Estos patrones eran los mismos que los del túnel anterior. Parecían no tener reglas, como si los artesanos los hubieran dibujado al azar, pero una sensación de familiaridad lo embargaba al mirarlos.

Observó durante un rato antes de descubrir a una persona que lo miraba.

Rápidamente giró la cabeza y miró a la otra persona.

—Señor Bruce, ¿qué está mirando? —preguntó con frialdad.

A pesar de saber que «Bruce Wayne» era un seudónimo, Tang Mo, inexpresivo, siguió llamando así al joven.

El joven sonrió y dijo:

—Estoy mirando algo interesante.

—¿Soy «algo» interesante? —respondió Tang Mo, voz tranquila.

El joven con cara aniñada preguntó a su vez:

—¿Crees que no eres interesante?

Tang Mo desvió la mirada, sin responder a la pregunta.

Los tres siguieron avanzando. La mujer llevaba mucho tiempo disgustada con el chico, permaneciendo junto a Tang Mo y guardando distancia con el joven. Esta vez, incluso el exbibliotecario se alejó de él. Pero el joven con cara aniñada se limitó a meter las manos en el bolsillo, parecía muy feliz, avanzando con una sonrisa.

Los tres atravesaron el pasillo y llegaron a un comedor. La larga mesa que allí se encontraba tenía una vajilla de metal colocada sobre ella. La mujer la revisó cuidadosamente y dijo:

—Hay algunos restos de carne en el plato y los cubiertos están todavía un poco calientes. Deben haber comido hace poco. Tengan cuidado. Puede haber alguien aquí.

El trío observó con cautela sus alrededores, pero no ocurrió nada extraño mientras salían del comedor.

Tang Mo cerró la puerta con fuerza y se dio la vuelta, solo para encontrar al joven mirándole de nuevo. Esto hizo que su expresión se ensombreciera lentamente. Esta vez, la expresión del otro era aún más extraña, como si de verdad estuviera viendo algo interesante. Pero para el exbibliotecario solo una emoción resultaba visible en sus ojos…, una extraña anticipación.

No creía que un desconocido que hubiese conocido por primera vez albergara especiales hacia él. Además que, desde el inicio, cuando los tres se encontraron en el pasillo, el joven le había mirado con esa expresión.

Debía de haber visto algo.

Tang Mo apretó el mango de la pequeña sombrilla.

El Castillo de Joyas de la Reina de Corazones era grande al extremo. Las tres personas caminaron durante diez minutos y no habían llegado a su destino. Tampoco se encontraron con nadie. En ese momento, se encontraban atravesando una sala dorada. La mujer empujó la puerta trasera del salón y exclamó sorprendida:

—¿No hay luz?

Después de salir del invernadero, todos los pasillos y habitaciones que atravesaron estaban brillantemente iluminados. Algunos estaban iluminados con llamas y otros con gemas. Había una gran variedad de herramientas de iluminación, pero sin excepción, el magnífico castillo brillaba con intensidad. No obstante, una vez más, se encontraban a oscuras. La mujer sacó con cuidado su linterna, iluminó la habitación y se aseguró de que no hubiese nada extraño. Luego se volvió hacia ellos y les dijo:

—Es una habitación vacía. No hay ningún problema. —Entró en la habitación mientras decía esto.

El joven con cara aniñada la siguió.

Tang Mo encendió su linterna y fue el último en entrar. Cerró la puerta. En el momento en que lo hizo, una ráfaga sopló por encima de su cabeza. Entonces, reaccionando deprisa, retrocedió dos pasos, pero la cosa fue más rápida y Tang Mo sintió un objeto helado rozar su pecho. Como resultado, desde el hombro izquierdo hasta su abdomen derecho, su ropa terminó cortada por esta cosa afilada.

Era demasiado afilado. Después del rasguño, se podían ver brotar gotas de sangre de la pequeña herida. No era profunda. Solo arañó la epidermis porque se apartó. Pero debido al largo, la ropa de Tang Mo pronto se tiñó de rojo, dándole un aspecto terrible.

En la habitación oscura, la mujer se apresuró a mover su linterna para iluminar lo que había frente al exbibliotecario.

—¡Una pantera! —exclamó la mujer.

Al momento siguiente, el animal que estaba en cuclillas junto a la puerta se abalanzó sobre la persona más cercana: Tang Mo. Sus patas delanteras estaban manchadas de sangre, prueba fehaciente de la reciente herida. El exbibliotecario levantó la pequeña sombrilla, recitó rápidamente el hechizo y esta se abrió, bloqueando la garra.

La fuerza estaba mucho más allá de las expectativas de Tang Mo, quien fue empujado hacia atrás un metro a causa del terrible impacto.

—Es demasiado fuerte, no somos su oponente. La puerta está ahí. ¡Corran! —La mujer gritó ansiosamente al tiempo que encendía su linterna y se apresuraba en dirección a la otra puerta.

El joven con cara aniñada miró al exbibliotecario, sonrió y también se dio la vuelta para escapar con la mujer. Tang Mo estaba en la retaguardia del trío y no tuvo tiempo siquiera de preocuparse, dándose la vuelta para salir de la habitación con sus compañeros. Sin embargo, en ese momento, la pantera rugió y abrió la boca, expulsando deslumbrantes llamas blancas.

Los ojos de Tang Mo se abrieron desmesuradamente.

¡Nadie se imaginaba que ese animal ordinario pudiera rociar fuego!

Todo ocurrió en un instante. La mujer y el joven vieron el fuego, pero ya habían llegado a la puerta. La mano de ella estaba incluso tocando el pomo de la puerta. Tang Mo era el único que estaba en rango, incapaz de escapar del repentino ataque de fuego.

En ese momento, la mujer parpadeó, mientras que el joven con cara aniñada metió las manos en el bolsillo y, con interés, miró cómo la figura de Tang Mo estaba a punto de ser engullida por las llamas.

Al segundo siguiente, la mujer terminó de parpadear y los labios del joven se curvaron hacia arriba.

Una figura había aparecido detrás de la pantera. Acto seguido, Tang Mo levantó la pequeña sombrilla y la clavó sin piedad en la espalda de la criatura. Las llamas blancas desaparecieron de inmediato y el animal gritó de dolor, cayendo al suelo. La sangre se extendió deprisa desde su cuerpo hacia los pies del exbibliotecario.

Tang Mo se ocupó del animal y miró fríamente a la mujer y al joven.

—No sé qué le sucedió a este animal. Ahora que está muerto, deberíamos darnos prisa y salir de aquí.

La mujer le miró sorprendida.

—Tú… ¿cómo has…? —Hizo una pausa y dejó de preguntar.

Tang Mo abrió la puerta.

—Vamos.

La mujer lo miró con expresión complicada y no preguntó más, saliendo de la habitación.

Ese era un accesorio de Tang Mo… o su habilidad. En cualquier caso, solo eran un equipo temporal. No necesitaba decirle cómo hizo para moverse tan rápido y así matar a la pantera; pero ella comenzó a mirarlo con mayor atención.

Cuando Tang Mo y la mujer salieron de la habitación, descubrieron que el joven no los había seguido.

La mujer regresó con él.

—¿Qué pasa?

El rostro del joven estaba envuelto en la oscuridad. Solo podían ver sus pies y no su expresión. Mucho tiempo después, salió de la habitación oscura y sonrió.

—No es nada. Me asusté mucho cuando ese animal apareció de repente. ¿Seguimos adelante?

De la boca de ese joven no salían verdades. La mujer no creía que se hubiese asustado. Con la extrañeza de esta persona, era más probable que él los asustase a ellos. Ella le miró fríamente mientras que el joven seguía sonriendo.

Tang Mo miró su asquerosa sonrisa y entrecerró los ojos mientras pensaba para sí: Algo cambió.

Seguía sonriendo, pero la sensación era diferente a la de antes.

El joven con cara aniñada percibió la mirada de Tang Mo y se volvió para mirarlo. Los dos se observaron sin hablar.

Los tres llegaron pronto a una habitación. Gracias al ataque sorpresa de la pantera, la mujer fue más cautelosa esta vez. Abrió la puerta, saltó hacia atrás rápidamente y se aseguró de que no hubiera situaciones inesperadas antes de observar con atención el interior. Miró en cada rincón antes de que sus ojos finalmente se fijaran hacia el frente.

—¿Es esa la flor de la luna?

Tang Mo y el joven se acercaron.

Vieron que detrás de esta puerta (el trío había pasado por innumerables puertas a estas alturas) había un pasillo largo y oscuro. Allí, había un hermoso mural de ángeles pintado con pigmentos especiales en las paredes de ambos lados del corredor. El techo del pasillo era de cristal y la luz de la luna brillaba a través de este sobre los murales. Los hermosos ángeles, que parecían estar pintados con diamantes, brillaban.

Al final del pasillo había una pequeña plataforma en forma de gema, la cual estaba cubierta con un cristal redondo que contenía una flor de plata en forma de luna creciente.

El pasillo era muy largo y la flor no era muy grande. Tang Mo, haciendo lo mejor que podía, apenas podía ver el capullo en forma de luna.

—¿No se parece a la flor de la luna? —El joven sonrió.

—Debe ser la flor de la luna. —Tang Mo estuvo de acuerdo.

Las tres personas se miraron entre sí. Con la mujer a la cabeza, entraron con cautela al pasillo, tras lo que la puerta se cerró de golpe. Tang Mo y la mujer miraron inmediatamente al joven con cara aniñada.

—Yo no cerré la puerta de golpe. Se cerró sola —El joven dijo de manera inocente.

La credibilidad de esta frase era cuestionable. Tang Mo y la mujer vestida de oficinista le dedicaran una fría mirada.

—Estoy diciendo la verdad, pero no me creen —El joven dijo impotente.

Tang Mo retiró su mirada y continuó caminando hacia la flor de la luna al final del pasillo.

—La tarea es que encontremos la «flor de la luna que le gusta mentir». Si lo tomamos al pie de la letra, entonces ya la hemos «encontrado». Pero la torre negra no ha dicho que la tarea ha sido completada… —comentó la mujer.

—Probablemente tengamos que sostener la flor en nuestras manos para que cuente como «encontrada». —Tang Mo añadió.

Habiendo ya llegado allí, las tres personas se apresuraron por el pasillo hacia la flor de la luna. La mirada de Tang Mo estaba posada en los murales de ángeles a ambos lados del corredor. Estos eran muy parecidos a los de muchos edificios de iglesias, donde había escenas de ángeles jugando. Pero esta pintura era muy especial, brillando como diamantes a la luz de la luna.

Las tres personas llegaron al final del pasillo. Estaban a solo diez metros de la flor de la luna.

A esa distancia, Tang Mo vio claramente que esta hermosa flor de plata se balanceaba suavemente bajo la luz de la luna. Quizás la flor brillaba como la luz de la luna, o quizás era su color particular. El capullo lunar tenía una capa de pétalos de plata, el cual se extendía con gentileza hasta tocar la cúpula de cristal, mientras los pétalos de plata se balanceaban. La luz de la luna brillaba, dándole un aspecto hermoso.

La respiración de la mujer se aceleró, y se apresuró a recoger la flor. Pero apenas habían llegado a diez metros de la flor cuando se oyó una voz suave y llena de tentación:

—¿De verdad quieren venir?

La mujer detuvo sus pasos.

Tang Mo miró la flor con asombro, mientras que el joven mostraba curiosidad.

Separada por una capa de cristal transparente, la flor de la luna plateada dirigió su hermoso capullo hacia el grupo de Tang Mo. Su voz conmovedora era como una pluma que hacía cosquillear suavemente sus corazones.

—Ustedes tres, pobres humanos, ¿han venido aquí sin notar la línea en el suelo?

Tang Mo miró de inmediato hacia abajo. La mujer y el joven también hicieron lo mismo.

Las tres personas miraron con suma atención hasta que la mujer gritó:

—¡Allí!

Tang Mo siguió la dirección en la que su dedo apuntaba.

Era un suelo plano y liso, sin nada especial. Tang Mo se quedó mirando durante un largo rato antes de encontrar por fin una línea plateada muy fina. Esta tenía diez metros de largo y dividía el pasillo en dos mitades. Apareció de repente a los pies de las tres personas, extendiéndose hasta el pie de la plataforma de madera donde se encontraba la flor de la luna.

En ese momento, los tres estaban de pie al principio de esta línea.

—Ahora tienen dos opciones. Pueden venir del lado izquierdo para recogerme o del lado derecho. Pobres humanos, ¿qué camino elegirán? —La flor de la luna dijo suavemente.

La mujer se calmó y preguntó:

—¿Cuál es la diferencia entre estos dos caminos?

—De los dos caminos, solo uno es correcto. —explicó la flor de la luna explicó—. Pobrecitos, pagarán el precio de ir por el camino equivocado. En su corta vida, siempre tienen que tomar decisiones. A veces los obligan a elegir y en otras ocasiones lo hacen por su propia voluntad. Hay veces que no pueden encontrar la elección que determinará su vida. Como ahora… —La flor de la luna agitó sus hermosos pétalos—. Un camino lleno de trampas y un camino tranquilo. Humanos, ¿por qué camino vendrán a buscarme?

Tang Mo levantó la cabeza y miró a la flor que parecía muy gentil y amable.

—¿Acabas de mentir?

La voz de la flor se detuvo bruscamente.

Después de un momento, emitió una extraña risa. Su voz seguía siendo suave, pero la risa llena de regodeo revelaba una insidiosa astucia.

—Humano, ¿por qué no averiguas tú mismo si he mentido hace un momento?

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Tang Tang: emmmmmmm… Es verdad, las ramas de la flor están temblando…

Rosa Blanca: ying, ying, ying, ying… QAQ!


Shiro
«Ying» es una de las onomatopeyas usadas en China para el llanto. xD

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