Querida “amiga” – Capítulo 50: No siempre ha sido así

Traducido por Lugiia

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Trabajar en la industria del servicio era una profesión difícil, ya que había que ser lo suficientemente amable como para sonreírle incluso a los peores clientes.

Madame Reavoir se quedó momentáneamente boquiabierta ante lo absurdo de las palabras de Dorothea, pero pronto hizo uso de su experiencia y habló en un tono apaciguador:

—En absoluto, lady Dorothea. Por favor, olvídese del vestido de lady Mariestella. Hay otro que le quedaría de maravilla. Es realmente hermoso. He trabajado mucho en él.

—¿De verdad…? —Dijo Dorothea, desviando repentinamente su interés.

Lugiia
Al principio, pensaba en esta mujer como un perro que va detrás de todo lo que sea llamativo. Pero referirme a ella como un perro me parece que es insultar a los perros :c

—Por supuesto, lady Dorothea. ¿Le mentiría sobre eso? —Dijo madame Reavoir, sonriendo torpemente, pero permaneciendo al lado de Dorothea, como si no pasara nada.

Aplacada, Dorothea pareció relajarse cuando escuchó que había otro hermoso vestido que le quedaría bien. Cada vez que la miraba, no sabía si juzgarla como simple o ingenua.

Observé cómo madame Reavoir se movía con Dorothea hacia otro lugar, y luego noté que la condesa Cornohen me miraba con los ojos bien abiertos. Respiré profundamente. ¿Qué le pasaba a esa vieja bruja?

—Condesa Cornohen —dije con una media sonrisa, ella me miró con arrogancia, como si no tuviera nada de malo que la sorprendiera mirándome—. Supongo que tiene algo que contarme.

—En absoluto, lady Mariestella —respondió ella. De alguna manera, percibí algo oculto bajo su tono—. Ese vestido es precioso. Lo habrá deseado tanto que ni siquiera ha podido cederlo a su mejor amiga.

—Me temo que no le quedaría bien a Dorothea. Su cabello rojo y este vestido blanco no combinarían muy bien.

Ella enarcó una ceja hacia mí ante mi respuesta.

—Me sorprende que actúe de forma diferente a lo que prometió…

—Condesa Cornohen, creo que sigo cumpliendo mi promesa —afirmé.

—Entonces, debería darle ese vestido a mi hija.

—Si Dorothea fuera mi verdadera amiga, no me habría pedido eso en primer lugar. Y aunque lo hubiera hecho, me habría alegrado de entregárselo… Pero solo si es mi “verdadera amiga”.

—¿Qué?

—No obstante, Dorothea ya no es mi “verdadera amiga”, ¿verdad? Con el pago de los intereses como base, soy su doncella, como usted quería —dije en un tono empresarial.

—¡Lady Mariestella, no se atrev…! —Comenzó la condesa Cornohen con dureza.

—No se preocupe, condesa Cornohen. Dorothea no está aquí. Tampoco tengo intención de que se entere de nuestro trato. —Tomé aire y continué—: Por favor, no me exija cosas irrazonables. Eso solo funcionará si se lo dice a alguien que se preocupe sinceramente por su hija. Me temo que llevo demasiado tiempo decepcionada con ella, como para ceder a sus peticiones irrazonables.

Aun con mis palabras, la Condesa seguía siendo despiadada con sus respuestas.

—Si sigue haciendo esto, también me decepcionaré de usted. No toleraré que estropee el humor de Roth.

—Creo que ya he hecho suficiente —dije negando con la cabeza—. Ni siquiera le fruncí el ceño cuando la encontré aquí. Y he sido amable con ella hasta el final. —Miré directamente a los ojos de la condesa Cornohen—. Me pregunto cuánto más me va a exigir. En mi opinión, toda la deuda que mi familia tiene actualmente con la familia Cornohen debería ser completamente borrada si quiere satisfacer sus demandas.

—Eres una desvergonzada —dijo la Condesa Cornohen como una amarga acusación.

—Sí le fruncí el ceño y le dije cosas duras a Dorothea, es porque se lo merece, pero al menos no hice nada que pudiera convertirse en un problema. Si le pregunta a madame Reavoir en un momento, creo que es un problema que puede reconocer.

—Muy bien. Digamos que el vestido era demasiado exigente. —La condesa Cornohen habló como si decidiera no seguir con el tema—. No obstante, a partir de ahora, quiero que le de lo que quiera. ¿No debería recibir el pago adecuado por el interés?

—Por supuesto que haré lo que usted quiera, condesa Cornohen… A diferencia de hoy, puedo ser lo suficientemente generosa para tolerar las cosas más pequeñas, pero soy yo quien decide la norma.

—Está actuando de forma imprudente. No siempre ha sido así. —La condesa Cornohen continuó, mostrando su disgusto—: Usted es excesivamente atrevida. No, incluso eso es un desperdicio para decirle. Es grosera y arrogante. No es la chica que yo conocía.

No se equivocaba. La Mariestella original no era como yo.

Me mantuve en silencio un rato y luego abrí la boca:

—Es posible.

—¿Qué?

—Estoy decidida a no volver a ser una presa fácil de su hija. Se podría decir que me he convertido en una persona diferente.

—Cuide su lenguaje, lady Mariestella. ¿Cómo puede…?

No obstante, seguí interrumpiendo sus palabras:

—Y sobre el interés. Es mejor que no me amenace con eso. —No tenía sentido ser cortés con esta mujer. Ella era solo una versión adulta de Dorothea.

—¿Qué? —Dijo la condesa, estupefacta.

—Ya nos dijo en nuestra casa que no iba a aceptar el pago de intereses, ¿verdad? —Sonreí y continué hablando—: Pero si de repente diera marcha atrás en sus palabras, quedaría muy mal.

—¡Jovencita! —Exclamó.

—Nuestras familias están muy unidas públicamente. Me atrevería a decir que demasiado. ¿No es obvio cómo nos verán los demás si hay un rumor diciendo que tenemos un problema con el dinero? —Hice una pausa por un momento, y luego continué con una sonrisa—. Aparte de los asuntos públicos, el conflicto interno entre la familia Bellefleur y la familia Cornohen también podría ser expuesto a todo el mundo. ¿Quiere eso, condesa Cornohen?

—¡Qué insolente…!

—Sin embargo, no ha llegado tan lejos. No vayamos hacia ese lugar. Usted quiere que Roth y yo, la familia Bellefleur y la familia Cornohen, nos llevemos bien. Puede hacer eso, o puede dejar que la gente hable. Está bien si no le importa.

La ira hervía en los ojos de la condesa. La miré fijamente durante un momento y luego volví a hablar:

—Lo diré por última vez: He decidido convertirme en una doncella para Dorothea, no en una presa fácil. Si usted continúa actuando así, me será difícil cumplir el contrato, condesa. Espero que tenga cuidado con la educación de su hija.

Ah, qué grosera. Por lo general, nunca sería tan grosera. La condesa Cornohen era mi superior, pero si no señalaba mi lugar, todos los de la familia Cornohen ignorarían, despreciarían y desconocerían a la familia Bellefleur como si estuvieran por debajo de ellos. Decidí que era mejor actuar como una loca.

Aunque me pusiera así, estaba segura de que la condesa Cornohen no nos abandonaría a mí y a mi familia. En cualquier caso, hacía falta mucho valor para cortar la amistad que unía a nuestras familias desde la generación de mi abuelo. Ya fuera por razones internas o externas.

Me mantuve cortés al terminar con nuestra conversación.

—Bueno, tengo que ir a cambiarme de vestido. Espero volver a verla, condesa Cornohen.

La condesa me miró con una expresión llena de desconcierto. Me recordó la cara que puso antes madame Reavoir.

Nunca se sabía lo que la vida te iba a deparar.

Sonreí y me di la vuelta.


Lugiia
Señores, Mariestella se ganó una parte de mi corazón con estas amenazas ♥ Así me gusta

Una respuesta en “Querida “amiga” – Capítulo 50: No siempre ha sido así”

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