Un lirio que florece en otro mundo – Día 3, en la mañana: sopa de leche y raciones

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


¿Qué hago, qué hago, qué hago? pensó Miyako, mirando al techo. Estaba en la cama que casi bloqueaba la entrada al único dormitorio de la modesta casa y el único sonido de la habitación era la respiración de Fuuka.

Ohh. Ohh, ¿qué hago? ¡No puedo sacar a Fuuka de mi cabeza!

♦ ♦ ♦

Para resumir. O mejor dicho, para decir lo obvio. ¡No puedo dejar de pensar en ella porque fui e hice algo estúpido como compartir un baño con ella!

La fuente termal natural al aire libre con sus ridículos efectos terapéuticos. Por eso Miyako había ido allí con ella, pero había sido descuidada. El pelo negro brillante de Fuuka, su piel blanca y lechosa, y sus piernas estiradas desde su delgada pero curvilínea cintura ocupaban la mente de Miyako. El sonido de ella durmiendo en la cama del lado opuesto de la habitación llenaba los oídos de Miyako.

No es bueno. Estoy un poco excitada. Miyako cerró los ojos con fuerza. Es muy trabajadora, y se sacrifica por los demás; una villana trágica. Sabía que me gustaba, y sabía que quería hacerla feliz, pero…¡Pero nunca pensé ni por un segundo que la amaba de una forma romántica!

—Bien, vamos a dormir un poco por ahora —se susurró Miyako a sí misma, y se cubrió con la manta.

A la mañana siguiente.

—¡Dios mío! ¿Qué te ha pasado, Miyako?

—Buenos… días.

—También te he dado los buenos días a ti. Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué tienes tantas ojeras?

—Bueno, no pude dormir nada —dijo Miyako y Fuuka la miro esperando la razón—. Verás, um… Tenía algunas cosas en mi mente.

—Apenas tocaste tu cena anoche.

 —Mi corazón estaba lleno, así que…

—Por el amor de Dios y tú eres quien dijo que no deberíamos hacer nada.

Ugh, no tengo que volver a mi plan original, Miyako gimió. Estaba tratando de llevar una vida divertida y lenta con Fuuka. ¿Qué hago enfermándome? ¡¡Debo acostumbrarme ya a la belleza de Fuuka!!

—Por ahora, prepararé el desayuno —dijo Miyako.

♦ ♦ ♦

Miyako preparó el desayuno con los ingredientes adecuados que tomó del  paquete de oferta de Shan Li, comprado a la hermosa niña, o mejor dicho, a la joven.

Privada de sueño, todo lo que Miyako podía hacer era tocino y huevos, una sopa de leche vegetal, pan tostado… cosas que pudieran hacerse rápidamente.

Aún así, he hecho un buen trabajo. O al menos, eso creía, pero…

—¿Qué pasa, Fuuka? Estás poniendo una cara extraña —pregunto Miyako inclinando la cabeza.

Fuuka había tomado un bocado de sopa, tocino y huevos. Luego cerró los ojos y se quedó en silencio como si estuviera pensando profundamente.

—Miyako, ¿alguna vez fuiste aprendiz de un famoso cocinero, o algo así?

—¿Eh? De ninguna manera, nunca he hecho nada de eso. Si tuviera que decirlo, lo más que he hecho es cocinar para mí misma cuando trabajaba en una empresa y no tenía dinero.

—¿Una empresa?

—No te preocupes, no importa.

—Hmph. Pero aún así… —refunfuñó Fuuka— aún así, esto sabe demasiado bien.

—¿Eh? Si me felicitas demasiado, yo… —Miyako dejó escapar un grito.

—¡¿Qué está pasando?! —gritó Fuuka.

Nuevamente la nariz de Miyako estaba sangrando.

Esto me pasa cuando me miras con tu hermoso rostro y dices qué mi comida es deliciosa. Miyako borró desesperadamente el cuerpo desnudo de Fuuka de su mente mientras se pellizcaba la nariz. No es bueno. Nada bueno.

—Hagamos nuestro propio baño —dijo Miyako —¿qué?

—Quiero decir, el baño al aire libre de ayer se sintió genial, pero no creo que mi cuerpo pueda soportar ir allí contigo todos los días.

—¿Qué? ¡¿Qué le pasa a mi cuerpo?! Nunca me he saltado ni un solo día mis ejercicios… excepto cuando me quedé dormida hace dos días.

—No, no es eso… —murmuró Miyako.

—¿Entonces qué sucede?

—Um, verás… Eres demasiado bonita, Fuuka.

—Esta sopa es magnífica, ¿verdad? —dijo Fuuka, sin comentar lo que Miyako había dicho. Se dio la vuelta cuando sus orejas se enrojecieron.

Hacer pucheros cuando se avergüenza es una de sus rarezas, pensó Miyako.

—Sí, preparé mucha, así que pensé que podríamos tomar un poco para el almuerzo también.

—No está mal. No está nada mal. Si alguna vez caes en desgracia, podría contratarte como cocinera en la familia Hamilton.

—Gracias. Me hace feliz oírte decir eso —expresó sonriendo con alegría, Miyako inclinó su cabeza y miró a Fuuka.

—No tienes que agradecerme por eso.

Ah, ella es realmente un hueso duro de roer. Terminaron su desayuno en paz.

—Realmente, no soy…

—¿Cuánto tiempo hace que no tomo un desayuno caliente mientras hablo con otra persona? —pensó Fuuka—. En la mansión Hamilton, siempre estaba tan apurada por el tiempo, que ni siquiera consideré tomar un desayuno caliente. Nunca tuve la oportunidad.

Y la sopa que hizo Miyako era tan cálida.

Una respuesta en “Un lirio que florece en otro mundo – Día 3, en la mañana: sopa de leche y raciones”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido