—¡Afuea! (¡Afuera!)
Para recopilar información de forma eficaz, necesitaba salir y escuchar lo que decía la gente, en lugar de quedarme encerrada en mi habitación todo el día. Lalima era una charlatana, pero como la niñera vigilaba 24/7 los cotilleos, era difícil enterarme de casi nada desde aquí.
Por eso había empezado a exigir activamente los paseos. Al principio la niñera me sacaba gustosa, pero ahora que quería salir varias veces al día, estaba preocupada. Seguí leyendo “Bebé tirana – Capítulo 18: ¿Acaba de ignorarme?”