Traducido por Shisai
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Tang Mo puso el frasco rosa sobre la mesa e intentó ver lo que había dentro.
De pronto, escuchó el fuerte sonido de la puerta abriéndose detrás de él, lo que hizo que colocara una mano sobre el tatuaje de fósforo antes de volverse a mirar.
La Abuela Lobo entró en la casa, tomó una bolsa rosa del sofá y notó a Tang Mo mirándola.
—Recuerda el tiempo —dijo con crueldad. —Si no veo al hámster dorado cuando regrese en siete días, ¡serás mi cena! Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 29: Hámster negro~”
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Una vez que la torre negra terminó su anuncio, una luz blanca deslumbrante inundó los ojos de Tang Mo, haciéndolo incapaz de abrirlos.
Cerró los ojos y esperó para ingresar al juego. Pasaron tres segundos, pero no fue la alegre música del juego lo que llegó a sus oídos. No se trataba de una extraña canción infantil, sino del magnífico sonido del canto de los pájaros.
Abrió los ojos con sorpresa. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 28: Abuela Lobo en el Valle de los Monstruos~”
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Tang Mo había descubierto que una vez que el juego se reiniciaba, la torre negra devolvía la ropa a su estado original. Sin embargo, la ropa de Cavis desapareció para siempre. Parecía que la torre negra solo podía devolver a su estado original la información del jugador que ingresó a la instancia, no podía controlar la vida o la muerte de las criaturas que allí se encontraban. Por lo tanto, las lesiones que Tang Mo le infligió a la lombriz de tierra durante el segundo intento de la instancia no se habían curado.
Por supuesto, la gran lombriz de tierra no pudo entender a lo que Tang Mo se refería.
—Pareces ser una buena persona. No me pegarías como ese hombre que bebía alcohol. —Su espalda rozó una punta afilada y la banda lesionada resultó perforada de nuevo. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 27: ¡Bienvenido al mundo de los monstruos!”
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Misión principal: Mata a Bill en veinte minutos.
Tang Mo no dudó. Tomó la lámpara de queroseno y entró deprisa en el túnel oscuro.
Cuanto más se adentraba en él, mayor era la humedad del suelo. El aire del lugar casi se sentía como gotas de agua reales. Entonces se escuchó un extraño silbido procedente de las profundidades del túnel, acompañado de un ruido sordo. Tang Mo intentó controlar cada paso a setenta cm y contó los segundos en su corazón.
No podía ir tan rápido como para no poder defenderse de los ataques furtivos. Pero tampoco podía ir demasiado lento porque la misión tenía un límite de veinte minutos. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 26: Mata a Bill”
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Cuatro días después. Shanghái, parque Jing’an.
Un joven gordito entró rápido como un rayo en una tienda. Otros ya se habían llevado la comida y el agua potable, pero él no se rindió y corrió hacia el almacén. Entrando en la habitación donde dormían los empleados que trabajaban medio día, encontró tres cajas de galletas y agua potable.
Pocas personas fueron las que sobrevivieron, pero los alimentos tenían una vida útil. A medida que los días pasaban, cada vez había menos cosas comestibles.
Después de finalmente encontrar comida y agua, corrió rápidamente hacia un niño alto y delgado. El chico, parecido a una caña de bambú, inmediatamente tomó un gran sorbo. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 25: Las que son mis habilidades, síganme, síganme…”
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La expresión del joven era muy sincera. No se acercó, quedándose a dos metros de distancia. Parecía tener miedo de generar un malentendido y se apresuró a explicar:
—Quiero decir, estas cuatro personas parecen haberse matado entre sí. Sus cuerpos coinciden con las características de la segunda instancia. Hay una segunda instancia cerca. Están justo en la entrada. Por lo tanto, quería preguntarles si acaban de regresar de allí.
Parecía preocuparle que las tres personas fueran humanas o criaturas de la torre negra.
El hombre de barriga cervecera, al que Tang Mo había golpeado, permaneció en el suelo sin hablar. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 24: Una belleza no necesariamente usa un sombrero rojo. También puede ser Mario”
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Hablar con una persona sabia requería un menor esfuerzo. Tang Mo le pidió a Fu Wenduo que abriera el archivo y, tres segundos después, notó que el símbolo «S» que había dibujado en el huevo de pavo blanco comenzó a parpadear.
—Durará una hora. Una vez transcurrido ese tiempo, el contenido del archivo desaparecerá automáticamente. Solo hay una posibilidad de cargar el archivo —murmuró una voz masculina en su cabeza.
—Sí, gracias. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 23: Quiero saltar a…”
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La mujer de mediana edad tembló mientras sostenía el enorme dado con ojos rojos. Se sentó en el suelo y miró a Mario parado en el escenario sin lanzar.
—Mi querida niña, ¿qué te pasa? ¿Por qué no los arrojas? —le preguntó Mario con preocupación.
La mujer de mediana edad lo miró con horror.
—¿No quieres jugar con el tío Mario? ¿Es eso? —Su voz se tornó fría de pronto.
La mujer de mediana edad gritó horrorizada y lanzó el dado, que rodó tres veces en el suelo antes de caer sobre el número 3. Gritó de miedo y se dirigió a la casilla 20, donde estaba Tang Mo, casi a rastras. Mario la vio gatear por el suelo y se rio. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 22: Tío Mario, ¿hay realmente una casilla de despeje?”
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Mientras el sonido fuerte y alegre se reproducía de fondo, la deslumbrante luz blanca desapareció gradualmente, y el grupo por fin vio la escena frente a ellos.
En el medio del amplio mundo blanco, había un pequeño escenario redondo, y alrededor de este había pequeñas bombillas multicolores.
Un Mario gigante de dos metros de altura estaba parado sobre dicho escenario y las bombillas destellaron. Se veía gracioso mientras levantaba el pulgar con orgullo.
Sobre el escenario, un tablero de luz LED estaba suspendido en el aire. Allí, el número «6456» se mostraba en rojo. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 21: Tang Mo: Soy un buen chico después de todo”
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Tang Mo prestó atención y escuchó un leve crujido en su mente.
El sonido era tan ligero que apenas se percató de él. Pero fue extraño. No era el sonido del viento ni de las hojas. Más bien era algo similar al sonido estático que hacían los televisores viejos en blanco y negro de cuando era niño.
Desde el inicio del juego de la torre negra, todos los aparatos eléctricos perdieron la señal. Televisores, ordenadores, teléfonos móviles… Todos se convirtieron en equipos inservibles. Nadie usaría un aparato eléctrico en este momento, y mucho menos una televisión en blanco y negro pasada de moda.
Determinó que había un 80% de posibilidades de que se tratara, en efecto, de este equipo. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 20: ¡Sus corazones están inmundos!”
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Los estudiantes que se escondían en el gimnasio estaban apostados en diferentes puertas.
Entonces, se escuchó el sonido de un disparo y otra bala atravesó la oscuridad, impactando en el piso de concreto.
—El alcance de un arma de policía suele estar entre cincuenta y cien metros —dijo con prisa el chico regordete.
Se dividieron en tres grupos. Li Wen y el profesor Li estaban con los dos estudiantes de reserva que eran más débiles físicamente. Ellos juntos era suficiente para protegerse de un ataque furtivo. Chen Shanshan estaba con Qiao Feifei. Tang Mo sabía que Chen Shanshan tenía una habilidad y que era más fuerte que los jugadores de reserva ordinarios. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 19: Espíritu maligno, ¡devuélveme a mi abuelo!”
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Li Wen caminó detrás del hombre que debía ser un maestro y entró en la sala de guardia. Detrás de él había cuatro estudiantes de secundaria.
Tang Mo soltó al chico gordo, el cual escapó y se escondió detrás del maestro.
—Finalmente llegaste. Después del juego de ataque a la torre de hoy abrí los ojos y me encontré en la calle. Cuando entramos en el juego, acabábamos de llegar al cruce entre los distritos de Putuo y Changning. Pero cuando me desperté, estaba en el distrito de Jing’an. Lo pensé y decidí ir primero a Shibei —dijo Li Wen.
—¿A qué hora llegaste? —le preguntó Tang Mo mientras miraba al maestro y a los estudiantes que aún estaban en guardia. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 18: ¿Qué es exactamente la reserva? ¡Dibujo un círculo y te maldigo!”
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El cerebro de Tang Mo se puso en marcha con rapidez. Casi de inmediato se dio cuenta de que la persona que le hablaba no era el huevo ni el pavo. Podría ser alguna criatura de la torre negra, pero era más probable que fuera…
—¿Eres humano?
La voz masculina se quedó en silencio por un momento.
—Sí, soy humano. ¿Eres humano?
—Lo soy —respondió Tang Mo.
Ambos volvieron a permanecer en silencio. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 17: Momo~”
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El pedo del gran topo olía muy mal, permaneciendo durante mucho tiempo en la cueva subterránea. Las personas presentes no pudieron evitar vomitar. El topo se limitó a sonreír y corrió a una esquina para seguir cavando agujeros.
Ya no le importaban los cinco jugadores restantes y era imposible para ellos provocar a tal monstruo.
Lin Qiao caminó hacia los huesos que quedaban de la niña y suspiró. Se quitó la chaqueta y cubrió el charco de sangre con ella. Li Bin también se acercó al cuerpo del cocinero, lo movió a una esquina y le cubrió la cara con su chaqueta.
Desde la acción repentina de la joven hasta la muerte del cocinero y luego al topo devorándola… Solo tomó cinco minutos. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 16: ¿Qué es Momo? ¿Tienes una maldita idea?”
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—Lo primero que dijiste es: «No soy un polizón». Esta frase es como si hubieses dicho: «No soy un polizón al igual que la persona que me precedió».
La joven lloraba, negaba con la cabeza y decía que no era así.
—En la situación actual —dijo Tang Mo—, no hay duda de que soy quien menos probabilidades tiene de ser un polizón, seguido por él y luego por él. —Señaló a Li Bin y Luo Fengcheng.
»Sin embargo —la miró—, nadie puede estar seguro de quién es el polizón. Yo podría serlo, pero tus primeras palabras admitieron que el chef que habló antes de ti no es el polizón. Sabes que él no es el polizón. Eso significa que eres el polizón. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 15: La recompensa es un pedo”