La consorte favorita del Príncipe Demonio – Capítulo 98.2: Primo hermano, eres una bestia (3)

Traducido por Selena

Editado por Meli


Murong Qing Lian no sabía que Wanyan Bao Zhu era Murong Xin Lian y menos que la tenía en la  mira.

Solo le preocupaba el sorteo con palillos. Deseaba que el encuentro fuera con Murong Qi Qi. ¡Quería hacerle muchos cortes en la cara orgullosa de su hermana que le dejaran feas cicatrices!

El sorteo de palillos se dividió en dos grupos: en uno se asignaría el orden y en el otro se elegiría el nombre de los oponentes.

El sorteo de Longze Jing Tian fue seleccionar al oponente y el de Murong Qi Qi fue el orden del torneo. 

Longze Jing Tian dejó que Bei Zhou escogiera primero. Su Mei competiría primero, Ruyi segundo, Wanyan Kang tercero y Murong Qi Qi la última.

Ahora, era el turno de Xi Qi para seleccionar a los oponentes. El oponente de Longze Jing Tian era Wanyan Kang. Li Yung Qing contra Su Mei. Bai Yi Yue iría contra Ruyi y por último la oponente de Murong Qing Lian era Murong Qi Qi.

—Tercera hermana mayor, no esperaba que tuviéramos este día como hermanas; convertirnos en oponentes y enfrentarnos en el torneo.

Murong Qing Lian sacudió triunfante el palo con el nombre de Murong Qi Qi. Su deseo se cumplió. No esperaba ser tan afortunada; no obstante, parecía que incluso al cielo no le gustaba su hermana. ¡Por ello, el cielo la envió para defender la virtud y condenar el mal!

—Je, je, ya que es así, ¡entonces le pediré a la cuarta hermana que no se esfuerce demasiado en el torneo! —Murong Qi Qi sonrió. 

Murong Qing Lian se volvió más orgullosa, al creer que ella le expresaba su buena voluntad y le pedía que fuera amable en el torneo. 

—Hermana mayor, también quiero tomar en cuenta nuestra relación de hermanas. Sin embargo, no hay hermandad en una batalla. Soy la concursante de Xi Qi, es natural que le dé gloria a mi país, por favor no me culpes.

¡Actúa, continúa actuando! Murong Qi Qi  evitó discutir, bostezó y sus manos de jade blancas se posaron en el cuello de Feng Cang.

—¡Bien! ¡Haz lo que quieras! ¡Yo, te seguiré! —Murong Qi Qi la empujó a un lado. 

—Tercera hermana mayor, ¿lo que estás diciendo es la verdad?

—¡Por supuesto! No importa cómo luches. ¡No te tengo miedo! —Murong Qi Qi levantó una ceja y provocó a Murong Qing Lian con la mirada—. Sin embargo, por llamarme hermana mayor, te dejaré dar tres golpes primero. Esto en consideración a nuestra hermandad.

Murong Qing Lian se sintió insultada; solo cuando el oponente es muy débil, la gente soltaría tres golpes como expresión de misericordia y simpatía hacia la otra parte. ¿Cómo podría Murong Qing Lian, que siempre ha sido aclamada como genio, aceptarlo?

—¡No hay necesidad de darme los primeros golpes! —Murong Qing Lian se burló—. Si la hermana mayor no me ruega que ceda golpes, entonces estaré satisfecha. ¡¿Cómo dejaría que mi hermana mayor los cediera?! 

—Je, je, no está mal. ¡Tienes agallas! —Murong Qi Qi esbozó una sonrisa poco femenina. Tenía un aura heroica. 

El elegante gesto entre sus cejas, cayó de frente sobre Longze Jing Tian y Li Yun Qing, quienes estaban detrás de Murong Qing Lian, haciéndolos deslumbrar

—¡Entonces hablemos con los puños en el torneo!

—¡Exacto, eso es lo que quiero!

Todos podían sentir los truenos y relámpagos entre las hermanas. Incluso Wanyan Bao Zhu que estaba muy lejos y no escuchó sus palabras podía ver que las dos se enfrentaron. ¡Muy bien! Que sean como perros comiendo perros. ¡La beneficiaría sin hacer nada!

Ambas eran espinas en su corazón. Si pudiera deshacerse de ellas en este torneo, ¿eso no satisfaría a todos? La idea de que en las próximas finales, estas dos personas murieran o resultaran heridas, la feliz desde el fondo de su corazón. Parecía que era la decisión correcta venir a ver el torneo hoy.

⧫⧫⧫

Cuatro competiciones. Tres encuentros ganados significa la victoria. Si hay un empate, deben seleccionar un contendiente para competir una vez más. Todos conocían muy bien las reglas. Ahora solo debían esperar el proceso y los resultados.

La primera competencia es de Su Mei contra Li Yun Qing.

Después de nevar durante unos días, hoy es un día despejado. Debido a que un sol anaranjado flotaba en el horizonte, la nieve comenzó a derretirse. La temperatura era muy baja. 

Su Mei miró a la tierra con una sonrisa. Su cara se puso roja por el aire frío, como una flor de azalea india.

—¡Pequeña Mei er, lucha! ¡Te apoyaré! 

La competencia aún no había comenzado, Wanyan Kang hizo una trompeta de su mano y comenzó a gritar, haciendo que Su Mei se sintiera avergonzada

—¡Pelea! ¡Pequeña Mei er eres la mejor! ¡La pequeña Mei er debe ganar! ¡Golpealo! —Wanyan Kang gritó, sus palabras hicieron eco y resonaron en todo el lugar. 

—¡Suficiente! ¡Cállate! —Su Mei miró a Wanyan Kang enojada—. Bajaré a la plataforma, si haces un ruido más, ¡te coseré la boca! —dijo con una voz dura y agresiva.

—La pequeña Mei er es tan feroz conmigo… —Wanyan Kang se puso en cuclillas en el suelo con una cara llorosa—. ¡La pequeña Mei er es tan feroz! ¡Muy aterradora!

Las acciones de estos dos enemigos hicieron que Murong Qi Qi se riera. Sin embargo, desde su punto de vista, la atención de Su Mei estaba en  su oponente Li Yun Qing. No en las acciones infantiles de Wanyan Kang. 

Antes de venir, Murong Qi Qi dejó que la gente de Moyu trajera toda la información sobre las cuatro personas de Xi Qi. Li Yun Qing es el hijo mayor de la familia Li, maestro de séptimo nivel de color púrpura. Su arma es una flauta de jade. Aunque este parecía elegante como una deidad y parecía ser indiferente a todo, era  alguien fácil de tratar.

Li Yun Qing es poderoso, pero Su Mei no le temía, ella no es alguien con quien jugar. Ella había sido abandonada por sus padres en el momento en que nació. Fue llevada a Moyu por Mozun y aprendió a matar gente con el kungfu. 

—¡Por favor! —Li Yun Qing sonrió y sacó su flauta de jade y le pidió a Su Mei que mostrara su arma.

Su Mei no tenía miedo, pero era muy cuidadosa. Esta era la competencia de apertura. Debía hacer una gran batalla para alentar a las personas que la siguen. Después de decidirse, Su Mei sacó su daga en forma de media luna. 

—¡Joven maestro Li, por favor! 

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