Mi crush quiere una poción de amor – Vol. 2 – Capítulo 7: La poción de amor de la bruja

Traducido por Beemiracle

Editado por Lucy


Una torre se alzaba contra el cielo azul. Aquí se dice que es donde una bruja una vez encarceló a una princesa, y ella fue encerrada en su lugar.

El cabello rosa claro ondeaba con la brisa que entraba por la ventana abierta.

La Bruja miró al cielo a través de la pequeña ventana en la parte superior de la torre. Debieron haber asumido que nunca podría salir sola desde tal altura, no había barrotes en la ventana.

En su mano hizo rodar la manzana que le habían proporcionado para el almuerzo. El olor un poco agrio pero dulce ofreció un leve consuelo a la Bruja.

El bosque dominaba su vista desde la ventana, pero por desgracia, no podía ver el lago. Si no podía volver de nuevo, entonces no había necesidad de preocuparse más por el mantenimiento de la propiedad, pero todavía estaba preocupada por el campo. Se sentía miserable por no haber cumplido los últimos deseos de su abuela.

Esta torre construida en la esquina de los jardines de la familia real parecía haber sido una ermita de brujas.

No había nada para evitar el aburrimiento en la habitación, pero había descubierto una gran mancha de hollín donde una vez se había sentado el caldero de una bruja en el suelo.

La puerta se abrió detrás de Rose mientras ella miraba al cielo. Esta cámara solo tenía una puerta.

—¿Te estás comportando?

—Sí. No tengo nada mejor que hacer.

La bruja encarcelada mantuvo su respuesta breve. Su mirada nunca abandonó el paisaje fuera de la ventana.

Dos hombres habían entrado en la habitación: el segundo príncipe de Marjan, Yašm, y los Caballeros Reales Geones. Yašm cerró la puerta desde adentro y enganchó la llave a su cinturón.

—¿Por qué no confiesas ya?

—Ya te dije que no lo hice.

Rose le lanzó una mirada molesta. Reconoció la botella que sostenía.

Poseía el mismo artículo que el público llamaba “la poción de amor de la bruja”.

♦ ♦ ♦

Rose estaba en la ermita cuando la arrestaron.

En ese momento, estaba sentada en el suelo preparando una poción para quitar las manchas rebeldes de las ollas cuando escuchó la campana anunciar un visitante. No había visto a Harij en un tiempo, así que se detuvo en medio de su trabajo y corrió a buscarlo con el bote, pensando que había venido a visitarlo de nuevo después del trabajo.

No era él esperándola en el muelle, sino Yašm escoltado por Geones, luciendo bastante más civilizado de lo que nunca lo había visto antes.

—Bruja, necesito preguntarte algo.

—Por favor, pague el precio equivalente si busca el conocimiento de las brujas.

—Por desgracia para ti, no es la sabiduría de las brujas lo que busco. Quiero preguntar sobre otra cosa .

Habló como si ella no tuviera elección en el asunto. El aura de presagio hizo que detuviera su bote justo antes del muelle. Respondió a su consulta desde allí, remos en mano.

—¿Qué podría ser eso?

—¿Reconoces esta poción? —preguntó Yašm, sacando la poción de amor de bruja falsificada de su bolsillo.

Rose se puso rígida por una fracción de segundo después de ver la misma botella de hace tres días, y al instante se dio cuenta de que se estaba deshaciendo.

No vino con la capucha que usaba para ocultar sus expresiones y reacciones, porque esperaba que su invitado fuera Harij.

Yašm no se perdió la tensión en sus mejillas, incluso si solo estuvo allí por un segundo pasajero.

—No soy yo quien hizo esa poción de amor.

—Tengo que dudar sobre eso. ¿Por qué estarías tan tenso si no tiene nada que ver contigo, hmm?

La tenía allí. Rose se maldijo a sí misma por su negligencia.

No había visto a Harij tan cerca de nadie como lo estaba con Yašm. Y por eso, en el fondo, había llegado a confiar en él. Lo creía un aliado entre los humanos.

—También…

Un fuerte viento azotó el lago, provocando que las olas golpearan el barco. Rose apretó con más fuerza los remos para estabilizar el bote que se balanceaba.

La voz baja de Yašm se curvó hacia ella en el aire como un susurro.

—¿Cuándo mencioné que era una poción de amor?…

Su mirada se volvió afilada y su aura se volvió muy intimidante.

—Iba a dejarlo ir si no lo reconocías, pero… no me has dejado otra opción. Vienes conmigo, bruja.

Geones ya había dejado su puesto detrás de Yašm y estaba corriendo hacia Rose cuando la frase “Arréstenla” llegó a sus oídos. Él saltó con agilidad a su bote, le arrebató los remos de las manos mientras ella todavía estaba aturdida y le clavó el puño en el estómago. Perdió el conocimiento por el golpe.

Para cuando recuperó la conciencia, ya estaba aprisionada dentro de esa torre. No tenía nada mejor que hacer en esa alta torre de la que era imposible escapar.

—No debería ser posible detener a una bruja.

Era diferente a una persona normal, era diferente a un país y era diferente a la ley. Habían sido seres autónomos e independientes desde la antigüedad. Vivían de acuerdo con un conjunto de reglas diferente al de la humanidad. Los humanos no podían castigarlos con sus leyes incluso cuando habían lastimado a alguien, tal era el acuerdo vinculante que tenían desde hace milenios.

—Eso es cierto. Pero por muy molesto que sea, atribuir esto a que estoy enamorado de ti no correrá el riesgo de romper nuestra promesa con las brujas. Solo puedo decirle al mundo que te encerré porque me había enamorado tanto de ti que no podía soportar dejarte casarte con mi propio caballero. Eso debería funcionar bien.

Los ojos de Rose casi se salieron de sus órbitas después de escuchar su escandaloso escenario. Nunca había escuchado un chiste peor en toda su vida.

—Parece que vendiste esta tintura repugnante en masa a la nobleza con el pretexto de que es una poción de amor. Bruja, solo admítelo, ¿qué tipo de veneno es este? ¿Cuál es tu motivo? ¿Por qué dañarías a las personas? Nunca dejarás este lugar hasta que te confieses.

—¿Cuántas veces debo decirte que no fui yo para que lo creyeras?

—Entonces, ¿por qué solo apuntas a la nobleza? ¿Es el amor lo que te llevó a olvidar tu orgullo de bruja? —resopló ante la expresión de desconcierto en el rostro de Rose—. Algunas de las personas que se enfermaron alguna vez fueron las posibles candidatas al matrimonio de Harij.

Ya veo. Puede que no me vea como humana, pero está feliz de señalarme como una mujer celosa. Quería reírse en su cara. Si alguna vez estuviera borracha de celos, sus métodos no implicarían imitaciones tan baratas. Prepararía su mejor poción de amor hasta el momento, la llenaría con los fluidos corporales de otro hombre y se la serviría a todas y cada una de esas chicas.

—No sabía eso.

—Deja de mentir.

Era una bruja. No mentían. Pero este hombre no tenía forma de saberlo. A ellas les encantaba hablar con acertijos vagos para ocultar el hecho de que solo decían la verdad. Para un humano, parecían sombrías. Los humanos solo confiaban en otros humanos.

Quizás fue una tontería pensar que podía coexistir con ellos. La apatía se formó en su corazón, un corazón que había sido apuñalado demasiadas veces.

—Parece que ya has tomado la decisión de dudar de cualquier cosa que diga una bruja.

—Siempre, siempre he creído que las brujas son criaturas sospechosas.

¿Me encerraste por tus creencias personales? Quiso estallar en carcajadas. Hablando de manera objetiva, ¿no era un hombre con la autoridad para encarcelar con facilidad a una persona con una sola palabra mucho más aterrador que una bruja que necesitaba seguir pasos tediosos solo para lanzar un simple hechizo? Los humanos eran criaturas tan contrarias, soltando lo asustados que estaban de las brujas cuando no temían a la familia real.

—Seis nobles se han enfermado con los síntomas causados ​​por la llamada poción de amor de bruja hasta ahora. No puedo mantenerte aquí de forma legal, pero no hay forma de que te deje en libertad en estas circunstancias. Y no esperes que Harij te salve.

Rose resopló. No necesitaba decirle eso.

No pensó ni por un segundo que vendría a rescatarla. En todo caso, sintió que era obvio que él no lo haría.

No era otro que Yašm quien había encarcelado a Rose. Harij era un Caballero Real y él era su príncipe y maestro actual. Le había jurado lealtad a su amo; no hizo tal voto de proteger a su prometida.

Por eso solo miró hacia el cielo y no hacia abajo. Si veía a alguien entre el destacamento de guardia afuera, si el mismo Harij la mantenía encerrada en esta torre, sabía que no podría vivir ni un segundo más.

—¡Oye…! ¡Oye, bruja! ¿Me estás escuchando?

Yašm estaba preocupado por algo u otro junto a la puerta, pero ella lo había excluido por completo. Su odio por las brujas debe haber sido profundo, o tal vez solo tenía miedo de ser maldecido, porque no daría un paso más cerca de ella. Mantuvo su dolor de estómago en su lugar justo al lado de la única salida.

Sentada junto a la ventana, limpió la manzana con su bata y le dio un mordisco. Un agujero amarillo se abrió en la manzana carmesí.

¿Y si Harij está ahí abajo?

Solo pensar en eso le dio escalofríos. Tenía mil veces más miedo ahora que cuando ese ladrón estuvo a punto de matarla. ¿También creía que era capaz de herir sin pensar a muchos nobles con pociones publicitadas de forma falsa?

Fue más doloroso decepcionarlo. Harij seguro la tenía en alta estima. Se esforzó por confiar en la persona que se hacía llamar la Bruja Buena y en la propia Rose.

Volvió a morder la manzana. Se concentró en masticar para fingir que no estaba afectada por todo esto.

No tienes por qué temer que te maldigan, muchacho. Rose se burló en su interior de Yašm, quien estaba parloteando una y otra vez sobre algo desde la seguridad de la puerta. No tengo ni una sola poción secreta para maldecirlos.

No era tan tonta como para pensar que podría escapar de la torre sola, o que podría derribarlos con las manos desnudas. Era obvio que no dejaría esta torre hasta que su nombre fuera aclarado.

Era difícil demostrar que no había hecho lo que él la culpaba. Y le marcó mucho seguir insistiendo en un punto que él se negaba a creer, sin importar lo que ella dijera.

Seguro nadie me creerá jamás. No empezó a pensar de esa manera desde que la arrojaron a la torre. Ese pensamiento negativo había estado con ella desde el día en que escuchó a esos hombres celebrando la muerte de su abuela. “¡Es mejor si la bruja está muerta!” Esas palabras desaparecían y volvían, se desvanecían en el fondo de su mente y volvían a aparecer, atormentándola en silencio. Como alguien que estaba a la deriva por este mundo, no podía cambiar nada. La gente del pueblo y los sirvientes de la mansión decidieron confiar en la Bruja por lo que les dijo Harij.

Nadie estaba dispuesto a escuchar lo que una bruja, lo que ella, tenía que decir.

—Tenía muchas ganas de casarme —murmuró Rose en voz baja mientras miraba hacia el cielo sin nubes.

—¿Qué fue eso? ¿Por fin me respondiste, bruja?

—No, no estaba hablando contigo.

—¡¿Qué acabas de decir?! —gritó con ira. Pero Rose ya lo había apartado de nuevo. Trazó sus labios con la yema del dedo.

Sus propias palabras la sobresaltaron. No era como si hubiera estado muy ansiosa por la ceremonia de la boda. Solo pensó que era un evento que tenía que ser autorizado para casarse con Harij. Tener que llevar un vestido deslumbrante no tenía sentido para ella, y los tacones altos eran una tortura.

Pero fue solo ahora que se dio cuenta de que en realidad lo estaba esperando todo.

Una lágrima se deslizó por su barbilla y le salpicó las manos. Una vez que las lágrimas comenzaron, no paraban. Arrancó mordisco tras mordisco de la manzana. No importa lo mucho que se concentrara en masticar para no tener arcadas, las gotas de agua no cesarían.

Por fin soltó la manzana. Cayó por la ventana abierta. Con frenesí secó la cascada de lágrimas interminables con las palmas.

Entonces lo escuchó, un leve jadeo que sonó como si alguien estuviera sofocando su dolor. Se quedó quieta.

Reconoció esa voz, era la que más le gustaba escuchar a sus oídos.

Conteniendo la respiración, miró con nerviosismo desde la ventana abierta.

—Shh.

Un hombre estaba allí mismo, aferrado a la pared de la torre más escarpado que cualquier acantilado.

Fue Harij quien le indicó a Rose que se callara con esa voz entrecortada.

Olvidando incluso cómo respirar, parpadeó con incredulidad. Su mente tuvo dificultades para procesar el hecho de que el mismo hombre al que acababa de resignarse a no volver a ver estaba justo ante sus ojos.

Harij parecía haber escalado la torre clavando algo como una estaca de hierro en los huecos de los ladrillos como base. Las lágrimas se derramaron de los ojos de Rose cuando parpadeó. Las gotas aterrizaron en las mejillas de Harij.

Como impulsado por esas lágrimas, golpeó con las manos el alféizar de la ventana y se subió al marco. Saltó desde el alféizar hasta la torre.

—Cariño, ya llegué. Lamento que me haya tomado tanto tiempo volver a ti, amor.

La abrazó con fuerza antes de que terminara de hablar.

Ella movió los labios, pero no salió ninguna palabra. ¿Por qué tenía que hacer una broma ahora de todos los tiempos? Por su vida, no pudo entender su comedia.

No fue la única persona sorprendida por la repentina llegada de Harij. Yašm y Geones, que tenía la mano en la espada, lo miraron con los ojos muy abiertos.

—¡¿Qué?! ¡Harij! ¡¿Eres un lagarto?!

—¿De qué estás hablando? Soy humano de la cabeza a los pies —replicó a secas con una mirada exasperada.

—Sí claro. Tú lo dices —murmuró Yašm, agarrándose la cabeza—. Ni siquiera se supone que estés en la capital ahora mismo.

—No lo estaba. Me apresuré a regresar porque no sentí la misma emergencia allí que me enviaste a manejar. Más allá de eso, entregué mi aviso de permiso de ausencia a mi regreso, por lo que en este momento estoy fuera de servicio. Entonces, hablemos, Yašm. Estoy bastante enojado contigo.

El príncipe tragó saliva como si tuviera experiencia de primera mano con la ira de Harij.

—¿Hablar acerca de qué?

—¿Por qué confinaste a mi prometida en este lugar?

—Tenía buenas razones para hacerlo.

—Y te pregunto qué es eso con exactitud.

—Lo hice porque me enteré de que la poción de amor de la bruja estaba detrás del caso que te hice investigar por mí.

—Ya veo, Rose.

—Er, eh, ¿sí?

Ella había estado escuchando la conversación de Harij con Yašm en un estupor mientras la abrazaba, así que saltó cuando de repente él la metió en ella.

—Cinco personas…

—Ha habido uno más desde que te fuiste, así que seis.

—Seis personas se han derrumbado. ¿Es cierto que la poción de amor de la bruja es responsable?

Rose abrió la boca y se dio cuenta de que estaba a punto de envolver su respuesta con palabras vagas de nuevo. Este no era el momento ni el lugar para que ella diera vueltas a sus palabras como una bruja. Intentó ser lo más clara y concisa posible.

—No sé. Lo único que puedo decir con certeza es que no estoy involucrado en este caso de Poción de amor de bruja.

—Okey.

Sus fuertes brazos la rodearon con más fuerza.

Ella pensó que podría romper a llorar en cualquier momento.

Esa fue la respuesta y el abrazo más reconfortante que jamás había recibido. Harij la creyó. Él escuchó, cuando hacía mucho tiempo que había perdido la esperanza de que alguien la creyera o de que sus palabras llegaran a alguien.

Rose era una bruja. Las brujas no mentían.

Y era justo por eso que Harij podía creerle sin la menor duda. Transformó su mayor debilidad en su mayor ventaja.

Nunca se le ocurrió que su debilidad podía llevar a que las personas que más le importaban confiaran en ella cuando importaba.

La voz de Rose le había llegado.

—Sé que esta es una pregunta tonta, pero ¿qué pasó con los guardias?

—Son todos mis colegas. Decidieron dar un pequeño paseo después de escucharme.

—De verdad eres algo, ¿lo sabías?

Yašm se pasó la mano por el pelo. Bastante estaba exasperado con Harij por traer sus sentimientos personales a esto y con los caballeros que lo acompañaban.

—De verdad eres algo, ¿lo sabías? —le devolvió sus propias palabras. Lo dijo justo en el mismo tono y manera. Sonaban tan parecidos, atestiguaba cuánto tiempo habían pasado juntos como hermanos y mejores amigos.

—Alguien que elegiste como tu caballero sin duda no se detendría ante nada para proteger a la mujer que ama. ¿Me equivoco?

Yašm no tenía forma de refutar eso.

Los caballeros se apegaron a los mismos principios nobles que él. Se rodeó de personas de ideas afines. En otras palabras, por más difícil que Rose creyera, él haría lo mismo por alguien a quien amaba.

—¡Puaj! ¡Deja de intentar superarme! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!

—Uno de mis sirvientes me notificó de inmediato cuando Rose no regresó a casa. Dejé instrucciones claras sobre lo que deberían hacer si algo le pasaba a ella.

Ella miró el rostro de Harij desde el espacio entre los brazos envueltos con firmeza alrededor de ella. Se veía muy demacrado desde la última vez que lo vio. No solo desperdició energía en la salvaje persecución que Yašm le envió, sino que también estaba haciendo todo lo que estaba en su poder para proteger a Rose.

—Harij, ¿comprendes la gravedad de la situación? Seis personas se han enfermado, ¡por la poción de la bruja!

—Rose dijo que no era culpa suya. Por tanto, sus acusaciones no tienen ningún mérito. Ella es inocente.

—¡Esto es ridículo! ¿Te tomas en serio su palabra?

—No tengo ninguna razón para no creerle.

—¿Por qué no?

—Porque la amo.

La voz de Harij rebosaba de sinceridad inquebrantable, dejándola sin más remedio que cubrirse la cara con ambas manos.

Yašm se congeló con torpeza, como si su cabeza acabara de ser bombardeada en picado por un pájaro que volaba fuera de la maleza. Balanceándose, se subió las mangas y le mostró los brazos a Harij.

—¿Ves lo que me has hecho, Harij? ¡Tengo la piel de gallina!

—Oh, ¿qué, te hizo sentir excluido? Siento no haberme dado cuenta antes. Por supuesto que también te amo.

Fue el turno de Rose de tener la piel de gallina, de esas que hacen que todo el vello de tu cuerpo se erice.

—¡Cállate! ¡Deja de hacer payasadas! ¡¿Por quién crees que pasé por todos estos problemas para arreglar las cosas en silencio antes de la ceremonia?!

—Ahh, ¿es por eso que elegiste este lugar? Este bosque está bajo el control directo de la reina y se ha transmitido de reina en reina a lo largo de las generaciones.

La reina actual era la madre de Yašm. Este era el lugar perfecto para que la familia real resolviera asuntos a puerta cerrada.

Pero ahora la situación era aún más grave si Harij se había infiltrado en el dominio privado de la reina en contra de los deseos del príncipe.

Era inevitable que sus acciones fueran interpretadas como antipatrióticas, desleales y un abandono del deber. Incluso ella pudo predecir esto en tan poco tiempo. No había forma de que Harij no hubiera considerado ya los riesgos.

Dio el “amor” como su razón para cruzar este puente precario.

¿Era el amor tan poderoso? ¿Tan poderoso que hizo que el obediente y resuelto Harij emprendiera un curso de acción egoísta e ilógico?

—¡Basta de esto! Tu confianza en ella no deshace el daño causado por las pociones que hizo esta bruja. —despotricó mientras sacaba la pequeña botella de su bolsillo, como si solo quisiera poner fin a la conversación.

Harij miró fijo el objeto en sus manos.

—¿Eso todavía tiene la poción?

—¿De qué sirve llevar una botella vacía?

Yašm rechazó la pregunta como si fuera una tontería.

—Dejemos que Rose lo mire. Ella sabe todo sobre pociones.

—Exageras; No lo sé todo…

—¡Idiota! ¡Como si alguna vez le hubiera dado una poción a una bruja! ¡Eso es lo mismo que entregarle una espada a un guerrero!

—Es justo mi punto. Queremos la opinión de un experto. ¿O qué? ¿Quieres quedarte aquí mirando hasta la mañana?

Yašm frunció el ceño con total disgusto y le entregó la botella a Harij. Él le tendió la botella a Rose.

Ella lo aceptó con amabilidad y sacó el tapón. A pesar de todos sus dolores de estómago, Yašm contuvo el aliento. Geones se movió frente a él y, con la mano en la espada, la miró con cautela.

Rose agitó la botella y abanicó el aroma hasta su nariz. Lo miró, atónita.

—Este es…

Ella lo reconoció. Conocía bien el olor de esta poción.

—¿Descubriste algo?

Harij la miró expectante. Pero lo que inundó el corazón de Rose fue un profundo dolor.

—La poción secreta de cada bruja implica diferentes pasos e ingredientes dependiendo de la bruja que la haga. Dado que cada bruja ajusta poco a poco el brebaje transmitido en su familia para conocer el lugar y el tiempo en el que viven…

—¿Entonces? ¿Estás diciendo que esta poción no fue hecha por ti, sino por otra bruja?

Rose frunció el ceño ante la pregunta de Yašm.

Cuando se enteró por primera vez de Tien sobre el incidente de la poción de amor de la bruja, no creyó ni por un minuto que se trataba de una de las pociones secretas. Pero si lo que olía era cierto, entonces…

—Esta poción huele muy similar a la que hice.

—¡Entonces eso prueba que eres el culpable!

Negó con la cabeza hacia Yašm, quien había sacado conclusiones antes de que terminara.

—Al contrario, en realidad. No puedo reproducir una poción que huela justo igual que una anterior, es decir, a menos que intente reproducirla a propósito.

Como no hay dos plantas o animales iguales, cada poción tenía ligeras variaciones a pesar de seguir la misma receta.

Las brujas entendieron cada diferencia, la manipularon, extrajeron la verdad y la transformaron en magia.

—Y yo… —miró de cerca la poción dentro de la botella—. Recuerdo bien a quién le vendí una poción con este mismo aroma.

Rose no quería creerlo. Miró a Harij, pero a pesar de que había estado escuchando con atención, no parecía entender por qué.

Pero una vez que se dio cuenta de que ella no estaba buscando su ayuda con esa mirada, reflexionó hasta que sus ojos se agrandaron.

—¡No puedes decirlo!

Un grito de asombro escapó de sus labios.

—¿Qué? ¿Qué…?

Sintiendo el cambio repentino en Harij, Yašm trató de preguntar al respecto, pero fue interrumpido por un ruido a su espalda.

Las cuatro personas en la habitación saltaron. El golpe repentino provino de la única puerta de la habitación.

Nadie debería tener ningún negocio en el último piso de esta torre.

—¿Quién es? —preguntó Yašm, sin ocultar el recelo de su voz.

—Oh, ¿eres tú, hermano? Soy yo.

Su voz era tan hermosa como la campana de un grillo cantando en una noche de otoño. El shock coloreó en un instante el rostro de Yašm.

—¡¿Lulu?!

Ese era el nombre de la cuarta princesa de Marjan.

Harij arrancó la botella de la mano de Rose. Se movió con rapidez, sin prestar atención a lo confundida que estaba.

Parecía haber llegado a algún tipo de acuerdo con Yašm a través del contacto visual cuando Rose no estaba mirando, ya que no dijo nada mientras actuaba. En todo caso, parecía estar ganándole tiempo mientras hablaba con Lulu a través de la puerta cerrada.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine cuando mamá me dijo que había abierto la torre de la bruja por primera vez en mucho tiempo. No pensé que tendría otra oportunidad de verlo si no lo comprobaba ahora.

Su voz serena no albergaba ni una pizca de vacilación sobre hacer lo que quisiera.

Los caballeros que custodiaban la torre de abajo seguro no pudieron hacer nada para detener a la princesa. Rose de repente sintió que su cuerpo tiraba hacia atrás mientras escuchaba con atención la conversación entre ambos.

Antes de que ella se diera cuenta, Harij se había movido de su posición agachada junto a su silla para envolver su brazo alrededor de su cintura. Lo miró con una pregunta silenciosa en sus ojos. Él la miró y asintió.

—Cubre tu boca. No hagas ningún sonido.

¿Mi boca? Hizo lo que le ordenó y se tapó la boca con ambas manos.

Y fue entonces cuando experimentó una sensación de flotar como nunca antes.

Esto no puede estar sucediendo. No es imposible. Solo las Grandes Brujas de antaño eran capaces de volar por los cielos. Y, sin embargo, su bata se agitó alrededor de sus piernas mientras se llenaba de aire.

Sí, en otras palabras, estaba cayendo en picado del cielo. Dirigiéndose boca abajo, hacia el suelo, había sido arrojada por la ventana de la torre.

El miedo le robó la voz. Un cielo azul profundo se extendió frente a ella mientras caía de espaldas al suelo.

Ahh, mi vida se acabó.

Sintiéndose como si estuviera teniendo una experiencia extracorporal, se había resignado a su final agridulce cuando algo la tiró que detuvo su caída libre. Quedó colgada allí después de ser empujada hacia algo lo tan fuerte como para doler.

—Lo aguantaste bien.

Temblando con sus extremidades aún a disposición de la gravedad, miró de reojo. Ella no se había dado cuenta al principio porque todo lo que vio fue el cielo, pero parecía que no había estado cayendo sola. Ahora que lo pensaba, Harij la había estado abrazando durante todo el camino.

Debió haber saltado por la ventana con ella en sus brazos. Le habían atado una cuerda alrededor de la cintura en caso de que tuviera que escapar rápido de la torre. No se atrevió a mirar hacia arriba, pero él parecía haber atado el otro extremo a las patas de su silla.

El tirón que sintió provino de él que ralentizó su caída apretando su agarre en la cuerda. No quería pensar en cómo se veían sus palmas en este momento.

Harij colocó un pie en la pared de la torre y sostuvo la cuerda en una mano con práctica facilidad mientras miraba hacia la torre.

Rose rezó para que la ayudara a salir pronto de su posición suspendida. La cuerda era bastante larga, pero todavía colgaban en el aire.

Pero sus oraciones de quedaron sin respuesta. La expresión de Harij se volvió sombría.

—Esto es malo. Se va a romper.

Antes de que las siniestras palabras llegaran a sus oídos, pateó la torre, volteándose en el proceso. Al mismo tiempo, soltó la cuerda mientras protegía la cabeza de Rose.

Su vista cambió del cielo al ancho pecho de Harij. Más rápido de lo que podía pensar: Oh, mierda, la cuerda atada a la silla se rompió, y fue enviada a caer en picado una vez más.

Extendió las manos para acomodar la cabeza de Harij.

—¿Qué…? —Su voz aterrorizada llegó a sus oídos. Al segundo siguiente, chocaron contra el suelo juntos.

Ella no sufrió mucho porque no habían caído desde tan alto del suelo, y Harij la había protegido de la mayor parte del impacto.

Pero, a cambio, él se llevó todo el impacto a su espalda. Sus piernas eran más débiles que la gelatina, así que se apartó de él. En el momento en que lo hizo, él la levantó y se escondió detrás de un árbol cercano.

La miró, más furioso que cualquier demonio del bosque, antes de que pudiera pronunciar una palabra.

—¡Eso fue peligroso! —gritó. Aunque su voz se redujo a un grito silencioso, no se podía decir lo mismo de su ira—. ¡¿Por qué pondrías tus manos detrás de mi cabeza?! ¡¿Querías que las aplastara?!

Rose se asustó y empezó a temblar. Solo entendió lo que había hecho después de que él se lo señaló.

Se miró las manos en silencio. eran su herramienta más importante en el oficio, y solo tenía dos. Incluso si lograba escapar de la torre de manera segura, sería difícil continuar haciendo las pociones secretas de la bruja y hacer magia sin esas manos.

Como alguien que había vivido toda su vida como bruja, tenía un significado tremendo para su existencia. Se aferró con obstinación a las costumbres porque no sabía quién era sin esa identidad. Ella se enorgullecía de ser una bruja. Por eso planeaba seguir siendo uno incluso después de casarse con Harij. Y todavía…

—Quería protegerte.

Las lágrimas se derramaron más rápido que las palabras.

—Actué antes de pensar…

Rose se miró las manos con incredulidad. La razón por la que sus brazos seguían intactos era solo porque Harij había invertido sus posiciones en el aire.

—¿Me lanzaste un hechizo?

Él la miró como si le hubiera caído un rayo.

Debió haber sentido su confusión. Con gentileza la apretó más contra él.

—Ya sabes que no puedo lanzar magia.

—Entonces … ¿cómo explicas mi comportamiento?

—Eso es lo que llamamos amor, cariño.

Rose estaba muy convencida por las palabras del hombre que acababa de emprender un curso de acción estúpido y egoísta e ilógico por el amor mismo.

¡Cuán aterrador puede ser!

Se estremeció después de experimentar los horrores del amor ella misma. Hacerme actuar sin lógica ni razón… ¡Vaya, eso es como magia!

Pensó en todas las diferentes historias que Tien solía leerle cuando era niña. El amor verdadero siempre fue arrojado como el único poder capaz de romper hechizos. Quizás eso se debió a que el amor era la única magia de la que eran capaces los humanos.

—Lo siento. Debes estar herido.

Frotó con suavidad los hombros de Harij donde sufrió la peor parte de la caída. Podría haber caído en una peor posición debido a las acciones irreflexivas de Rose.

—El dolor se fue.

—¿Por amor?

—Eso es correcto.

—Supongo que no necesitas la ayuda de una bruja, entonces.

—Pero te necesito.

Harij abrazó a Rose. Ella le devolvió el abrazo con suavidad. Sus brazos se envolvieron aún más alrededor de ella hasta que de repente se puso rígido como una baqueta.

—¿Qué es …?

—Harij, estás ahí, ¿no? —preguntó una voz más tranquila que el propio susurro de Rose.

El orador no había gritado ni había alzado la voz, pero sus palabras atravesaron los árboles cubiertos de maleza hasta donde se escondieron Harij y Rose.

La dueña de esa voz, Lulu, los miró desde la ventana de la torre mientras ignoraba los intentos de su hermano de alejarla. Incluso si la bruja miró hacia arriba, la sombra proyectada por el sol en lo alto oscureció la expresión de la princesa.

—Ven afuera.

Hizo una seña con una voz dulce como la miel, como si estuviera tratando de atraer a un gato perdido. Su tono era el de alguien demasiado acostumbrado a dar órdenes a los demás.

—Ese maldito príncipe con un complejo de hermanas… No pudo detenerla.

Harij chasqueó la lengua. Mientras Rose mantenía su silencio mientras maldecía a su jefe, él guardó en el bolsillo la bolsa de cuero que había cubierto de forma hermética con un paño. Luego la dejó escondida entre los arbustos para salir solo debajo de la torre.

—¿Me llamaste, princesa Lulu?

—¿Por qué, Harij, qué es lo que te estás esforzando tanto por ocultar? —preguntó Lulu con una voz infantil y cursi, parecía insatisfecha de que no hubiera traído a Rose con él.

—Mi prometida. La estaba prodigando con mis interminables afectos en este momento.

—¡Oh mi! ¿No eres la más linda? Debo saludarla.

—Ella es demasiado tímida para eso en este momento, por lo que nos haría un gran servicio si pudiéramos guardar las presentaciones para otro día.

—¡Quédate ahí! ¡Estoy bajando!

Se llevó las manos a la cabeza; Lulu se negó a escuchar su súplica. Ya había desaparecido de la ventana y seguro estaba bajando. Harij le envió a Yašm una sonrisa asesina cuando asomó la cara por la ventana. Sintiendo la furia hirviente de su mejor amigo, también se apartó rápido de la ventana. Tal vez estaba bajando las escaleras corriendo detrás de su hermana.

—¿Sir Harij …?

—Lo siento, Rose. Vas a tener que conocerla después de todo.

—No me importa… De todos modos, ¿por qué escapaste de la torre de una manera tan imprudente?

Conocer a Lulu no supuso ningún problema para Rose. Ella tampoco se sentía muy tímida en este momento. Huir así solo empeoraba su posición cuando no era culpable de nada.

—No habría sido prudente que conocieras a la princesa Lulu en esas circunstancias. Y a Yašm no le habría parecido nada bien encarcelar a una bruja cuando tú no eras responsable de esos casos, Rose. Lamento haberte hecho pasar por algo aterrador por eso.

—Ya veo… Bueno, me molesta la última razón, pero lo dejaré pasar.

Si lo que había dicho era cierto, entonces Yašm los dejó salir de la torre porque creía que Rose era inocente.

—Además, sin el permiso de la reina, ni siquiera puedes acercarte a este bosque, mucho menos entrar. Bajé la guardia porque la mayoría de la gente evita el área debido a su turbia historia, pero debería haber adivinado que a la princesa Lulu no le importaría eso. Olvidé lo mucho que ama cosas como esta.

—Está llena de curiosidad, ¿no?

—Por lo general, es muy amable para su edad y es muy fácil llevarse bien con ella, pero… cuando se trata de brujas, ella…

¿Tiene prejuicios contra las brujas? Llegó a esa conclusión con relativa facilidad. Recordó el desprecio que Yašm le mostró cuando se conocieron.

—Vaya, vaya, vaya… Harij, esto no sirve. Siempre debes echarle la mano a una dama. Un caballero debe ser un caballero en todas las cosas.

Había descendido de la torre demasiado rápido. La princesa sin aliento caminó hacia ellos. Rose se puso de pie con la ayuda de Harij y se quitó la bata.

—Es mejor si le ocultamos el hecho de que soy una bruja, ¿verdad?

—Lamento haberte hecho pasar por esto. Eso es de gran ayuda.

Rose se despojó de su túnica para ayudar a Yašm. Lo escondió debajo de la maleza y salió de detrás de los árboles. La princesa se sorprendió al verla con sus mechones de color rosa claro cayendo en cascada sobre su vestido de todos los días.

—¡¿Qué?!

—¿Oh?

La princesa se quedó quieta cuando vio a Rose, e hizo lo mismo al verla. Las dos chicas se congelaron como estatuas mientras se miraban la una a la otra.

—¿Hay algo mal? —preguntó Harij, preocupado de que Rose ni siquiera pudiera ocultar su sorpresa. La bruja recuperó sus sentidos con un grito ahogado y volvió a mirar el rostro de la princesa.

La apariencia de Lulu parecía mucho más joven de lo que sugería su voz autoritaria. Pensó que sería un poco mayor por cómo hablaba, pero parecía tener unos diez años. Y al igual que Billaura, era una chica muy hermosa. Su cabello blanco lechoso brillaba como una perla, y sus largas pestañas del mismo color enmarcaban sus ojos verde hierba. Su nariz pequeña y redonda acentuaba su encanto juvenil. Sus mejillas color de rosa parecían suaves al tacto.

Entendió por qué Yašm luchaba por mantenerla bajo control. Seguro nadie podría soportar rechazar a Lulu si le pidiera algo con esa sonrisa angelical suya.

Sí, Rose sintió justo lo mismo la última vez que se enfrentó a esta chica.

—Estás…

—¡S-S-Señorita B-Bruja!

La princesa era la niña que había caído en el pozo del cazador. Peina su cabello desordenado, cámbiala de esa ropa embarrada y devuélvele la dignidad, y tendrás la misma chica.

De repente, Lulu pasó de caminar con confianza hacia ellos con una solterona detrás de ella a subirse la falda y correr a la velocidad de la luz en dirección a Rose.

—¡¿Por-por qué… hoy… estás en un lugar como este?! ¿Por qué no lo hice? ¿Ir? ¡Recogerte…?!

Había hablado con tanta elegancia antes, pero ahora tanteaba con sus palabras como una niña que recién empieza a hablar.

—¿Qué está pasando aquí, Rose? ¿Por qué la princesa Lulu sabe que eres una bruja?

La princesa lo supo a primera vista, a pesar de que ella se había quitado la túnica que la identificaba como tal. Lo sabía porque se había presentado a la princesa como una bruja sin su bata antes.

—Um…

No sabía por dónde empezar. En cualquier caso, no necesitaba mencionar esas cartas de amor. Si ella hubiera sido la escritora, nunca, NUNCA querría que salieran.

—¿Tú… las amas… tanto…? —jadeó Yašm después de correr por la torre hacia el lado de Lulu.

—¡Sin duda! ¡Aaah! Es como un sueño volver a estar en tu presencia… No pude dejar el palacio gracias a mi hermano aquí, lo que debe haberme hecho parecer tan ingrata, Señorita Bruja.

—¡De ninguna manera! ¡Por favor dime que no fuiste a ver a esta bruja por tu cuenta!

—No eres de los que hablan cuando parece que la conoces tú mismo, hermano. ¡Gran gordo malvado! ¡Sabías cuánto anhelaba conocer a la dama bruja que me impediste ver!

Rose también sabía bien cuánto anhelaba este encuentro. En la sexta carta de Lulu, había detallado en cuatro páginas cuánto amaba a las brujas y cuánto significaba para ella su encuentro.

En otra carta, explicó que se había enamorado de las brujas porque había leído y releído libros escritos sobre ellas. Habló de los muchos archivos que su familia tenía. Eso tenía mucho más sentido ahora que Rose sabía que era miembro de la familia real. Cualquier reino que viviera junto a una bruja necesitaba saber sobre ellos.

—Puaj. ¡Claro que lo sé! Puedes parar ahora. ¡Ya me lo has contado una y otra y otra y otra vez tantas veces que las ampollas que se formaron en mis oídos las primeras cien veces han aparecido y reformado! ¡Estoy harta de oír hablar de brujas!

Por lo que parecía, el odio de Yašm hacia las brujas podría atribuirse a su hermana Lulu. Hay algo insoportable en verse obligado a escuchar sin cesar algo que no le interesa.*

—¡O-Oh, eso me recuerda! Señorita Bruja, ¿no podría echar un vistazo breve a la poción que no le mostré la última vez? —preguntó Lulu con las mejillas enrojecidas mientras se desabrochaba el cuello del vestido y metía la mano dentro. No parecía importarle que todos la miraran boquiabiertos con abyecto horror. Con las mejillas manchadas de carmesí, sacó un collar y el artículo sujeto a la cadena de su vestido.

Los ojos de Yašm se abrieron de par en par cuando vio lo que había recuperado.

—¡¿Qué ?!

Lulu se lo tendió a Rose antes de que él pudiera detenerla.

—Um… ¿no puedes mirar esto? ¡Es mi intento de replicar tu poción de amor de bruja! —confesó con una voz demasiado inocente.

Lo que sostuvo fue una pequeña botella con una cadena. Era idéntica a la botella que Rose inspeccionó en la torre.

Yašm entró en acción. Agarró la mano de Lulu y la arrastró hacia la torre más rápido que un rayo. Sintiendo la intención de su príncipe, Harij y los otros caballeros lo siguieron adentro, confirmaron que no había nadie más y cerraron la puerta detrás de ellos. Luego cerraron bien para que nadie pudiera entrar.

—¡LULU!

—¡Eek! ¡¿S-si?!

Sus ojos estaban llenos de confusión por el cambio abrupto en su hermano. Seguro Yašm siempre fue el dulce hermano mayor para ella. Debe haberse sorprendido por la impaciencia y la ira que vio en su rostro tenso.

—¿H-Hermano? ¿Cual es el problema? Me estás asustando…

—¡Usted! ¡¿Qué… acabas de decir que hiciste?!

—La poción de amor de la bruja.

Se llevó la botella que le arrebató a Lulu a Rose. Poco a poco se lo tendió mientras ella lo miraba de forma sombría en su mano.

—Bruja, ¿es igual al que te mostré?

—Dejame revisar.

Rose aceptó con cuidado la botella y abrió el corcho de la misma manera que lo había hecho antes. El olor lo confirmó: asintió con firmeza.

—Es justo igual.

La respuesta casi hizo que Yašm se desmayara en el acto. Su rostro era más azul que el cielo y más blanco que las nubes.

—¿C-Cuál es el problema, hermano?

Lulu corrió a su lado, preocupada y enferma.

—¿Por qué… por qué harías algo así…?

—Fue tan fascinante y encantador cuando me mostraron el original… solo tenía que intentar replicarlo yo misma…

“Quiero imitar lo que me gusta”. “Quiero hacer lo que me gusta”. Esos son sentimientos comunes que todo el mundo tiene en algún momento de su vida.

—¿Quién… quién se atrevió a mostrarte algo como las pociones secretas de las brujas?

—¿Quién, preguntas? Debes mantener esto en secreto entre nosotros, ¿de acuerdo? Fue la hermana mayor Billaura.

—¿Dijiste… Billaura?

El nombre inesperado hizo que se arrodillara esta vez. Cayó sobre su trasero y bajó la cabeza.

—La hermana mayor Laura me mostró, diciendo que es su encanto mágico, porque sabe cuánto amo a las brujas. Estaba emocionada… y quería presumir después de que logré hacer una buena imitación… Todos mis amigos dijeron que querían uno cuando lo vieron.

Fue fácil adivinar lo que pasó a partir de ahí. Los parientes de esas chicas que habían recibido la “Poción de amor de bruja” casera de Lulu en secreto seguro confiscaron la botella, confundiéndola con la real, y luego la usaron para doblegar a los demás a sus deseos.

Rose no pensó que era inapropiado que el grupo de niñas mantuviera la adorable botella llena con el intento de su amiga de imitar a la bruja que tanto admiraba. No se puede decir lo mismo de los adultos.

—Esto no está bien. No es bueno. No es bueno. Esto no es bueno, Harij.

Yašm se agarró la cabeza mientras se agachaba en el suelo.

—Sí, está mal.

—Es malo, ¡¿no?! De verdad muy malo, ¿no? Nunca podemos dejar que se corra la voz de que la familia real fue responsable de esto…

—No se le ocurra ninguna idea brillante sobre cómo culpar del crimen a Rose. Nunca te perdonaré si lo haces.

—¡Hariiij! —gimió de forma patética. A partir de eso, era fácil decir que tenía toda la intención de incriminar a Rose. Ella lo miró con ojos entrecerrados.

—¿Qué te preocupa, hermano? —preguntó Lulu, mirando a su hermano como si su comportamiento la desconcertara.

Al escuchar la absoluta inocencia en su voz, el príncipe se mordió la lengua. Pero su silencio duró solo un momento fugaz. Resignado a las consecuencias que se avecinaban, miró a esos ojos verde hierba y le dijo la fría y dura verdad.

—Lulu… la poción que hiciste causó que seis personas se enfermaran.

—¡Oh no! Eso no puede ser verdad…  —jadeó. Una nube oscura cayó sobre su rostro, que había brillado con puro deleite después de reunirse con la Bruja.

—Por fortuna, todos se han recuperado. Tampoco se han observado efectos secundarios hasta la fecha.

—Qué alivio… Pero nunca quise lastimar a nadie…

La solterona que estaba detrás de Lulu frotó la espalda de la princesa. La voz de la princesa se volvió ronca cuando le sorprendió la gravedad de la situación.

—Bruja.

Yašm se puso de pie, sus cejas se fruncieron y sus labios se aplanaron en una línea recta. Luego se paró frente a Rose, con expresión de dolor.

—Pido disculpas por la rudeza que te he mostrado… ¿Pero cómo pudo pasar esto? Es solo una falsificación hecha por un niño que imita la cosa real… Entonces, ¿por qué?

En respuesta al dolor, ella miró la botella de poción.

—En verdad es extraño.

Levantó la botella hacia el rayo de luz que entraba por la ventana. Nada parecía estar mal incluso bajo la luz del sol.

De hecho… esta “Poción de amor de bruja” era casi real.

—Esta poción… fue hecha usando magia.

Si bien la poción que contenía estaba incompleta y sin refinar, era la poción secreta de una bruja de principio a fin. No era solo agua coloreada que imitaba el olor y el color del negocio real.

Lulu, que todavía estaba aplastada por la verdad, levantó la cabeza ante el comentario.

Rose se acercó a la chica, que se apoyaba en su doncella para apoyarse. La bruja agarró las mejillas de Lulu y las tiró de derecha e izquierda.

El centro de los ojos verde hierba de Lulu brillaba.

—Qué vas a…

—Princesa.

Rose miró a los ojos de Lulu y declaró con firmeza:

—Eres una bruja.

El silencio dominó la habitación por un breve momento.

Yašm rompió el silencio primero.

—¡Bruja! ¡¿Has perdido la cabeza?!

—Por favor, no grites.

—¿En qué bases basas tu afirmación de que Lulu es una bruja?

—No puedo verla como otra cosa que una bruja después de que creó con éxito una poción de amor real imitando una de las pociones secretas de las brujas.

Era difícil de creer, pero estaba convencida de que lo era.

Lo que más sorprendió a Rose cuando olió esta poción, que pensó que era falsa, pero resultó ser genuina, fue que tenía con exactitud el mismo aroma que la poción de amor que le dio a Billaura.

Solo un puñado de personas serían capaces de echar un vistazo a la poción secreta de la bruja que Billaura tenía sobre ella. No sería extraño que solo hubiera una persona en todo el mundo a la que se lo mostraría.

—¿Estás seguro de que la princesa Lulu es la hija de la reina?

—¡Te estás saliendo de la línea con esa pregunta, bruja!

—Si no quieres la perspicacia de una bruja, deberías haberlo dicho desde el principio. Me abstendré de hablar más sobre el tema.

Ella era la única persona presente que entendía a las brujas. Si quería saber la verdad sobre Lulu, necesitaba responder a sus preguntas.

—Lulu y yo compartimos la misma madre. Y a menudo escucho que Lulu se ve igual que mi tía a su edad. Sin lugar a dudas, compartimos la misma sangre.

—Entonces debe haber sido un antepasado. No puedo decir cuánto hace que sucedió, pero es seguro decir que la sangre de una bruja se mezcló con el linaje del rey o la reina de Marjan en algún lugar del camino.

Rose se volvió de Yašm a Lulu.

—Princesa, ¿sus libros explicaron cómo hacer esta poción?

—N-No. En su mayoría solo cubrieron los ingredientes…

—¿Te las arreglaste para hacer una poción de esta cualidad con solo ese conocimiento?

Rose estaba impresionada. Los detalles que describen cómo aplicar la magia, la parte más crucial de cualquier poción de bruja, seguro no se encuentran en ningún libro.

Las brujas eran criadas por otras. Estaba asombrada, porque había creído que era el orden natural de las cosas. ¿Era de verdad posible que una chica sin conciencia de sí misma de que era una bruja, criada por personas que no sabían nada de sus poderes, se convirtiera en bruja?

Cualquier duda que tuviera fue dejada de lado por el hecho de que la princesa había creado con éxito la poción secreta de una bruja genuina, sin un maestro, una receta completa o un libro de texto confiable.

Rose podía sentir su increíble potencial. Si eligiera vivir como una bruja, se convertiría en una gran bruja con la que ni siquiera ella podría compararse.

Para empezar, la familia real poseía un linaje único. Cada generación estaba compuesta por las personas más elitistas del reino que unían a sus familias. Sin duda, nunca había habido una bruja con un pedigrí superior en todo el país.

—¿Los libros mencionaron algo sobre cómo se supone que debes dar la poción de amor?

—No… la mayoría de los libros sobre brujas en el palacio real son sobre las brujas mismas.

En otras palabras, Lulu ni siquiera sabía cómo administrar las pociones de amor. Los seis nobles seguro colapsaron porque la poción era real. Ese era el mismo síntoma que Harij había experimentado hace casi un año cuando tuvo que ser llevado a su ermita, un síntoma causado por magia incompleta. Era un tipo de envenenamiento mágico resultante de no ingerir los fluidos del usuario. La magia que no tiene adónde ir queda atrapada dentro del cuerpo y los síntomas desaparecen con los efectos de la magia.

—Dudo mucho que la princesa sea juzgada por sus crímenes si usted anuncia de forma oficial que es una bruja.

Una bruja era diferente a una persona normal, era diferente a un país y diferente a la ley.

No estaban protegidas por la ley y, a cambio, no tenían ninguna obligación de acatar la ley del hombre. Era inaudito que una princesa fuera una bruja, pero no sería castigada si profesaba serlo.

Yašm rechazó la idea.

—Nunca podríamos permitir eso. Incluso si Lulu tiene la sangre de la bruja fluyendo por sus venas, también tiene la sangre del rey en ella. ¡El hecho de que es una bruja debe mantenerse en secreto para el futuro del reino!

Luego se volvió hacia su hermana y le dijo con severidad:

—Tienes que ser castigada. Lo entiendes, ¿verdad?

Su voz se convirtió en un susurro ronco, perdiendo su autoridad y fuerza de momentos antes. Seguro no tenía idea de cómo manejar la situación después de enterarse de lo que había hecho su amada hermanita.

—Sí.

La niña reconoció su fechoría y estaba dispuesta a aceptar el castigo que la acompañaba. Después de una pequeña pausa, murmuró:

—Pero …

—¿Qué es?

—Tengo un favor que pedirte.

—Díme.

—Por favor, no se lo digas a la hermana mayor Laura…

Todos los presentes jadearon de sorpresa. La petición de la niña fue así de inocente y lamentable. Las lágrimas brotaron de sus ojos como si la presa que las contenía por fin se hubiera roto. Aunque se las había arreglado para mantenerse unida hasta ahora, su rostro se arrugó y sollozó. No importa cuánto trató de contener las lágrimas, parecía incapaz de controlar sus emociones una vez que las soltaba.

Tal vez estaba llena de un remordimiento interminable por transformar el gesto de buena voluntad de su amada hermana mayor en un crimen imperdonable.

Las lágrimas fluían sin cesar de los ojos verde hierba de Lulu. La chica que tanto admiraba a las brujas, que quería ser como ellas, había estudiado con fervor por su cuenta hasta que produjo la poción de amor de brujas.

No importa cuánto a alguien le guste algo, algunos no pueden dedicar tiempo o trabajo a ello. No importa cuánto lo intente alguien, algunos no tienen el talento suficiente para lograrlo.

Por milagro, tenía ambas cosas a su favor y, sin embargo, nacer en la familia real fue lo que cortó su futuro como bruja. Ahora nunca podría acercarse a lo que amaba con todo su corazón y se había convertido en su único pasatiempo.

Rose apretó la botella de poción de amor de la bruja en su mano y miró a Lulu.

—¿Puedo llamarte Princesa Lulu?

—¡S-sí! Er, no, um, ¡por favor llámame Luu en su lugar!

—Muy bien. Luu, entonces.

La admiración de Lulu por Rose no había cambiado ni un poco a pesar de la situación en la que se encontraba debido a la magia. La bruja se inclinó al nivel de sus ojos y asintió.

—Te rechacé antes, pero te aceptaré como mi aprendiz.

—¿Eh?

—Puede que no sea el mejor maestro, pero espero que me aceptes.

Rose inclinó la cabeza. Como si la hubiera tomado por sorpresa, Lulu miró larga y las cabelleras rosadas en cascada. Un brillo ajeno a sus lágrimas brillaba en esos ojos cubiertos de hierba.

—¡Espera, espera, espera! Alto ahí. ¿Qué diablos pasó en los últimos segundos para que dijeras eso? ¡Nunca le di permiso a Lulu para que se convirtiera en bruja!

—Escuché tu decisión. Esta es mi decisión como bruja mayor.

Rose apretó a Lulu contra su pecho y envolvió sus brazos alrededor de su hombro para protegerla de Yašm.

Lulu dejó escapar un pequeño grito:

—Hyaaaah.

Estaba eufórica. Por supuesto que lo estaría, era la primera vez que veía a otra bruja que no era su abuela.

Esta nueva bruja tenía talento, estaba motivada en todos los sentidos y estaba demasiado aislada. Ganó un deseo de protegerla como anciana como nunca antes había sentido por nada en su vida.

—¿Señor… Yašm?

—Llámame príncipe.

—Pequeño Yašm.

—¡¿Pequeño?!

—Estoy diciendo que dejaré que me eches la culpa de este incidente como esperabas hacer. Se agradecido, chico.

Rose era una bruja. Las brujas guiaban a las brujas más jóvenes e inexpertas.

Yašm la miró con los ojos muy abiertos. Apartó en silencio la mirada del ceño fruncido de Harij y abrazó la cabeza de su aprendiz.

No estoy acostumbrado a este tipo de cosas. No está en mi carácter ayudar a los demás. Pero si esto evita que mi nuevo aprendiz y mi amigo —en realidad más un conocido— que se casó con un reino lejano de llorar, entonces estoy contenta, pensó Rose.

—Sólo por esta vez, ¿me oyes?

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