Príncipe Cautivador – Capítulo 75

Traducido por Akatsuki

Editado por Sakuya


—¿Dónde están?

Los enmascarados, al ver que sus objetivos habían desaparecido, se llenaron de ansiedad.

—¡Divídanse, dispérsense y encuéntrenlos!

Luego de la orden se dividieron en grupos de tres y comenzaron a buscarlos. Nangong Qian y Shang Wu Xin estaban ocultos sin moverse, viendo como sus perseguidores se retiraban hacia otros lugares del bosque.

Al ver que estaban lejos entre sí, incluso si hubiera una pelea ahora, los demás no se darían cuenta de ello. Nangong Qian y Shang Wu Xin se movieron hacia las raíces de un árbol cercano. Mirando al Príncipe Heredero, Nangong Qian no quería que se viera involucrado. Sin embargo, sería difícil para él solo tratar con todos ellos.

Al ver la extraña mirada cariñosa de Nangong Qian, Shang Wu Xin no se molestó. Solo tomó una rama rota y atacó a uno de los asesinos que iban tras ellos. Era rápida y feroz, y sus artes marciales eran muy altas además de conocer movimientos que otros no podían comprender. Por lo tanto, sus posibilidades de ganar aumentaban un poco más.

En cuanto a Nangong Qian, no se avergonzó cuando se enfrentó a los dos asesinos restantes. Empuñando ágilmente su espada corta como si fuera una extensión de su mano, solo le tomó un momento dejarlos gravemente heridos en la confusión. Incluso cuando trataba con ambos asesinos se mantenía al tanto de las acciones del Príncipe Heredero, pero quedó sorprendido por sus artes marciales. No era extraño que alguien como él supiera artes marciales, lo inusual era la cantidad de intención asesina que emanaba su cuerpo, no solo eso, sus artes marciales eran muy buenas y eficaces contra las personas.

Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue los latidos de su corazón. Conocer a alguien con tales habilidades e intención asesina, significaba que esa persona había experimentado una vida que no era humana.

Luego de acabar con este grupo, ambos se miraron al mismo tiempo, admirándose entre sí. Nangong Qian al ver la rama en la mano del Príncipe Heredero, comenzó a idear un plan.

—Faltan siete. —Comentó Shang Wu Xin mientras observaba la rama que sujetaba en su mano, de repente comenzó a reírse. Pero esta risa se volvía cada vez más cruel y siniestra, como si de un demonio se tratase.

Nangong Qian sintió un dolor en su corazón y desapareció antes de que se diera cuenta. Limpiando la sangre de las manos del Príncipe Heredero, tomó la rama que aún sostenía y dijo: —Los mataré.

Ambos eran veloces y no resultarían heridos si iban juntos, pero él no quería ver al Príncipe Heredero cubierto de sangre. Aunque podía sentir un aura oscura salir del cuerpo del Príncipe Heredero, era tan espesa que no podía distinguirlo claramente.

Rompiendo una rama de un árbol cercano dijo: —No deseo que el Príncipe Qian resulte herido en un país ajeno al suyo, y mucho menos que haya un enfrentamiento entre ambos países. —Esto significaba que ella nunca intervendría si no fuera por su debilidad.

Nangong Qian estaba enojado y feliz al mismo tiempo. Feliz de que el Príncipe Shang lo ayudará y enojado porque lo hacía para el beneficio de ambos países, además parecía haber un significado oculto en sus palabras.

La noche comenzaba a caer tranquilamente, y en ese momento, tanto Shang Wu Xin como Nangong Qian ya no estaban tan limpios como en la tarde. Aunque no tenían heridas considerables, aún estaban levemente heridos, y además sus ropas estaban en un estado lamentable después de haber sido rasgadas por las ramas de los árboles.

Nangong Qian miró una herida en el rostro del Príncipe Heredero causado por la rama de un árbol. Justo cuando estaba a punto tocar su piel, Shang Wu Xin evitó sus ásperos dedos. Aunque no lo rechazó particularmente, sus acciones no hicieron que el corazón de Shang Wu Xin se agitara.

Nangong Qian retiró su mano como si nada hubiera pasado, pero cuando Shang Wu Xin se relajó, levantó su mano y limpió la sangre que había sobre su mejilla. Quería ayudarlo pero, aun así, retiró su mano y dijo: —Estar cubierto de sangre es feo.

Incluso si lo fuera no era necesario que lo toques. La expresión de Shang Wu Xin se volvió oscura mientras veía a Nangong Qian alejarse. Ella creía que sin su presencia, su residencia entraría en un caos interminable. Pero por suerte sus subordinados se dirigieron rápidamente a su residencia.

La suposición de Shang Wu Xin no estaba mal. Aunque la residencia del Príncipe Heredero no podía ser invadida por extraños, en momentos así está entraba fácilmente en un estado de pánico. Eso incluía al General Leng y al joven maestro Huan, que podían movilizar a cientos de personas solo para buscarla. No olvidemos también a los miembros del Pabellón de la Estrella Fría que la buscarían desde las sobras de todo el país.

Gradualmente la noche llegó. Después de una tarde de intensos combates, ambos no pudieron mantener su fuerza física. Nangong Qian, que era un hombre, se sentía cansado, en cambio Shang Wu Xin que tenía una mala salud y un secreto, parecía estar más cansada de lo normal.

Nangong Qian pensó por un momento antes de ponerse en cuclillas y dijo: —Ven.

Shang Wu Xin ni siquiera se molestó en mirarlo. Nangong Qian, que estaba parado detrás suyo, apretó los puños para reprimir la ira que brotaba de su pecho. Temía no poder controlarse y acabar estrangulando al Príncipe Shang por no distinguir lo bueno que era para él.

De repente, un frío viento comenzó a correr por el bosque y a la distancia, que originalmente ya era opaca, se volvía cada vez más oscuro. Todo el bosque estaba desprovisto de luz. Si no fuera por su buena visión nocturna, ¿quién sabe si podrían sobrevivir esta noche?

—Va a llover. —Nangong Qian miró el cambio repentino del clima con algo de emoción. No planeaba nada, pero estaba preocupado por la salud del Príncipe Shang. Sin un refugio o una cueva cerca. Ambos podrían intentar volver a la residencia del Príncipe Heredero, pero les tomaría mucho tiempo. Además, si usaban su fuerza restante podrían tener graves consecuencias si llegaban a cruzarse con uno de los asesinos restantes.

Justo cuando Shang Wu Xin estaba a punto de decir algo, un fuerte sonido se escuchó en el cielo nocturno. De repente, un rayo iluminó el cielo, rompiendo su línea de visión. Era un largo rayo de luz que atravesaba el horizonte, acompañado de un trueno retumbante y una tormenta de viento.

¡Bang! El trueno ensordeció sus oídos.

Justo cuando Nangong Qian estuvo a punto de cubrir los oídos de Shang Wu Xin, vio una escena que lo sorprendió. El joven frente a él, independientemente de si estaba en una pelea o no, tenía un rostro pálido. Incluso sus ojos parecían neutros tanto así que parecía no tener un alma.

En este momento, Shang Wu Xin estaba completamente inmerso en su propio mundo. A la edad de ocho años, en una noche de tormenta, vio como sus padres la abandonaron mientras era llevaba a la cama de ese hombre. Experimentando un dolor que nunca antes sintió, siendo víctima de la única tortura más dolorosa del mundo. Aquella sensación de querer cortarse con un cuchillo comenzó con una tormenta eléctrica.

—¡Príncipe Shang! —Nangong Qian sostuvo suavemente los hombros de Shang Wu Xin, solo para descubrir que no se movía en absoluto, como si en cualquier momento fuera a desvanecerse. Por cada segundo que pasaba, se sentía más nervioso. Solo podía usar su voz para poder traerlo de regreso: —Wu Xin. Despierta. No tengas miedo…

Nangong Qian descubrió el por qué el Príncipe Heredero estaba actuando así, era el trueno. Aislando al joven del mundo exterior con lo que le quedaba de su abrigo, insistió en traerlo de regreso. —Wu Xin…

Sin saber qué más hacer, solo atino a continuar moviendo su hombro para que de alguna manera lograse salir de su pesadilla.

Quizás porque el trueno desapareció de su mente, o porque era llamado por su nombre, o incluso tal vez porque la persona frente a ella, era muy cálido, los ojos de Shang Wu Xin comenzaron a moverse lentamente, pero antes de que Nangong Qian pudiera sentirse feliz de haberlo traído de regreso, sintió una bofetada proveniente de la mano de Shang Wu Xin.

Pu.” Nangong escupió una bocanada de sangre, pero antes de que pudiera enojarse, vio los ojos de aquel joven. Sus ojos que eran tan oscuros como el cielo estrellado, no estaban presentes en este momento.

—Muere. Muere. Muere… —Shang Wu Xin se fijó en Nangong Qian que se puso de pie a unos metros de distancia. —No me toques. No me toques. ¡No me toques!

Nangong Qian sintió que su corazón estaba sufriendo. Como si algo lo estuviera desgarrando desde adentro, algo que le hacía desear arrancarse su corazón. Pero comparado con el dolor que había sufrido durante tantos años, solo en este momento entendió el significado de dolor.

No quería hacerle daño, pero si él continuaba lastimándose a sí mismo, no podría seguir lidiando con él. Lo único que podía hacer por ahora era continuar llamándolo por su nombre.

Finalmente, Nangong Qian pudo contener la ira de Shang Wu Xin. Tal vez fue porque el trueno desapareció completamente de su mente, o tal vez fue por las gotas de lluvia que cayeron sobre ella que logró despertarse.

Viendo a Nangong Qian realmente herido, Shang Wu Xin supo lo que hizo. Cada vez que escuchaba o sentía que iba a llover, ella se encerraba en su habitación para no escuchar el sonido del trueno, pero ahora no pudo evitarlo.

Retirando sus manos del agarre de Nangong Qian. Sintió que su cuerpo aún temblaba, pero al menos tenía nuevamente el control sobre sí misma.

Al ver que el delgado y tembloroso cuerpo del Príncipe Heredero se movía lentamente a través de la lluvia, Nangong Qian preguntó preocupado: —¿Estás bien?

Antes de que Shang Wu Xin pudiera responder, vio que su mirada estaba perdida. Había demasiadas cosas que no podía entender sobre él. Todo el ser de Shang Wu Xin se volvió aterrador, y justo cuando Nangong Qian quiso decir algo más, una voz repentina lo interrumpió.

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