Reina Villana – Capítulo 25: Recuerdos

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Una vez que el cielo se oscureció, Kasser regresó al castillo. Nunca antes, había estado tan ansioso por llegar a casa, a excepción de hoy. Todo el día, había querido irse, pero sus deberes le impedían hacerlo.

Era muy tarde, sin embargo, convocó a un asistente y le preguntó si la Reina ya había cenado. Su respuesta fue bastante decepcionante.

— Su Alteza cenó temprano y, ahora, está descansando, Su Majestad…

En el fondo, había esperado que su esposa aguardara su regreso. Buscando un informe más contundente, convocó a la general Sarah.

— ¿Está bien la reina? Tomó una larga siesta, pero, ahora ya está en la cama.

Sarah se sorprendió por el hecho de que el Rey sabía que la Reina había renunciado a salir de su cámara durante todo el día. Sin embargo, su respuesta fue profesional, ocultando hábilmente su asombro.

—Envié a una criada a la cámara de la Reina para preguntarle si deseaba ver a un médico, pero Su Alteza dijo que está bien. Si todavía está en cama por la mañana, convocaré a un médico.

—Entiendo.

Con eso, la general se despidió y el Jefe de Estado Mayor anunció que alguien deseaba una audiencia con el Rey.

Desde la tarde, el doctor había estado esperando por la convocatoria del Rey. Kasser quería saber más acerca de la pérdida de memoria, así que cuando salió por la mañana, le encargó a un chico de los recados que le entregara una carta al médico, exigiendo que lo visitara ese día.

Actualmente, solo unos pocos, incluido el Rey, conocen la amnesia de la Reina. Pero Anika aún no ha consultado a un médico.

A su regreso, la Reina se había sometido a un chequeo de salud primero y le dijeron que no había nada malo. Kasser no tenía la intención de aumentar el número de personas que conocen su condición, a menos que surgieran problemas con la salud de la Reina.

La pérdida de memoria es un territorio desconocido y una dolencia grave. Si se hiciera público, podría causar un gran revuelo entre los servidores. La salud de un monarca es la piedra angular que sustenta el reino. Un ligero temblor y hay muchas posibilidades de un colapso.

—Uno de los caballeros, que me acompañó al desierto, ha perdido la memoria. ¿Qué me puedes decir de ese tipo de condición?

Kasser modificó la verdad.

— ¿El paciente sufrió un fuerte golpe en la cabeza?

—No puedo dar más detalles, pero parece que así es.

—La pérdida de memoria es una condición que ocurre a menudo. Después de un fuerte golpe en la cabeza, los síntomas pueden continuar durante algunas horas o días, como mínimo.

— ¿Qué pasa con la condición de no tener memoria de quién eres?

—Eso es muy serio y, bastante raro. Creo que alguien que padece esa condición no recuperará la memoria durante días o incluso años.

— ¿Quieres decir que existe la posibilidad de que la persona recupere sus recuerdos?

—No puedo darle una respuesta definitiva, Su Alteza.

—Recuerdos…

— ¿Qué pasa si no quiero que vuelvan sus recuerdos? —Casi lo dijo en voz alta. Rápidamente, Kasser reformuló sus pensamientos.

— ¿Cómo recuperan los pacientes sus recuerdos?

—Puede ayudar si los pacientes reciben una terapia de choque, esto actúa como un estímulo para activar la memoria. Por ejemplo, es una buena idea mostrarles algo a lo que están apegados o dejarlos aventurarse a un lugar que frecuentan.

Kasser estaba perdido en sus pensamientos. Después de unos minutos más de “consulta”, el médico abandonó el castillo.

Apegada a algo… lugar…

Lo primero que le vino a la mente fue la casa del tesoro. A la reina le encantaba tanto que había estado entrando y saliendo de ella durante los últimos tres años.

Fue este mismo “amor” lo que, cuando el tesoro nacional fue robado, la catapultó a la posición de la principal sospechosa. No está claro si escondió el tesoro nacional en un lugar apartado o si lo llevó al desierto y lo perdió.

Lanzando un profundo suspiro, Kasser se levantó de su escritorio y se acercó. Se detuvo junto a la puerta que da al balcón, simplemente, de pie allí, mirando hacia la oscuridad. En esta noche negra, una luna roja adorna el cielo. Durante la estación seca, la luna amarillenta, es de color blanco marrón y se vuelve roja cuando entra en su fase activa.

Durante la última estación seca, sufrió una sensación de inseguridad desconocida. Por lo tanto, había ordenado que bajaran la puerta de piedra 10 días antes de lo habitual. Él, junto con sus caballeros, estuvo en el desierto durante un mes.

Todo ese tiempo, había estado ansioso. Tenía el presentimiento de que algo grande sucedería en el desierto. Sin embargo, sus dudas demostraron ser infundadas, ya que nada fuera de lo normal sucedió durante su reconocimiento. Por el contrario, un incidente, bastante peculiar, tuvo lugar en su castillo.

La desaparición de la reina, el regresó y su pérdida memoria, el robo del tesoro nacional, todo fue un gran problema.

Su desaparición fue, naturalmente, enmascarada por su regreso. No importa dónde esté el tesoro nacional robado. Prefiere perder el tesoro nacional que hacer que recupere sus recuerdos. La perdería de nuevo si eso sucede.

Por un lado, Kasser siente pena por la Reina que perdió la memoria, pero, una parte de él, espera que se quede como está ahora. No quiere que ella vuelva a ser ella misma.

Su antiguo hombre, ¿dónde está ahora?

Pero, en verdad, no debe preocuparse por tales cosas. Lo que él puede obtener del contrato es un heredero, no a ella.

Ante un misterio sin resolver, parece estar lleno de preguntas sin respuesta.

La noche anterior sigue viva en su mente, porque no era sólo una intensa indulgencia carnal. Las palabras que había intercambiado con ella, flotaron en su cabeza durante todo el día.

— ¡Sé amable o de lo contrario!

Sus palabras pasaron por su mente, su plácida cara estalló en una sonrisa. Ella habló con acento y un tono del que nunca había oído hablar en ningún lado.

Fue una experiencia extraña. Nunca había tenido una conversación tan casual como si fueran semejantes.

 —Su Majestad.

El Jefe de Estado Mayor lo trajo de vuelta de sus reflexiones.

—Alguien solicita una audiencia con Su Alteza.

—Tráelo

Pronto, entró Marianne.

—Saludos, Su Majestad.

En cuanto Marianne entró, vio la espalda del Rey, de pie, ante la puerta del balcón. Le lanzó una mirada fugaz y se acercó lentamente. Antes de entrar, tenía la intención de fastidiarlo para que suavizará su acercamiento a la reina, pero Marianne se sintió débil cuando el rey parecía algo desconcertado.

Kasser volvió la cabeza.

—Visitaste a la Reina.

—Sí, alteza, busco su permiso. Por el momento, me gustaría servir a Su Majestad.

— ¿Y de quién surgió esta idea?

— La reina dijo que quiere mi ayuda.

— ¿Qué quiere ella que hagas? No tienes que obedecerla si no quieres —dijo despectivamente.

—No es así. Con la condición de la Reina, alguien debe estar a su lado como su guía.

Kasser dejó escapar una risa suave. 

—Esta vez, quieres llevarte bien con ella ¿verdad?

Marianne sonrió torpemente. 

—Si me lo permites, seré la nana de la Reina, mientras estoy en el palacio —agregó Marianne —informaré al Rey lo que he visto y oído, mientras estoy sirviendo a Su Majestad. Además, no debo faltarle el respeto al rechazar su orden.

Él confía en ella más que en nadie, por lo que su respuesta llegó sin una pizca de disgusto.

—Haz lo que quieras.

Marianne sonrió e inclinó la cabeza. 

—Gracias, alteza.

—Pero recuerda…dicen que podría ser una condición temporal. 

Al instante, la expresión de Marianne se entristeció. 

—Sí, pero me preocuparé por eso cuando llegue el momento. No creo que haya cambiado porque perdió la memoria. Además, independientemente de su condición, ella sigue siendo la Reina.

Kasser no podía estar de acuerdo con Marianne, en esencia, es la misma persona. Aunque viven en circunstancias precarias, han estado casados ​​por tres años. Marianne, quien se había ido de la ciudad, tan pronto como se casaron, hay muchas cosas que desconoce.

—Entonces, ¿quiere decir que te vas a quedar en el castillo?

—Parece que sí, su alteza.

Kasser asintió con la cabeza. 

— ¿Cuándo vas a empezar?

—Esperaré la llamada de Su Majestad…

—No menciones el tesoro nacional… —cuando descubrió, por primera vez, que faltaba el tesoro, él, en un ataque de ira, acusó a la reina con fiereza. Y cuando Eugene le preguntó de que la estaba acusando, él se negó a decirle. 

— ¿Perdón?

—No le menciones el tesoro nacional perdido a la Reina, a menos que ella pregunte al respecto. Emitiré una orden masiva de mordaza[1] si es necesario.

Marianne casi preguntó por qué, pero contuvo la curiosidad y cerró la boca. La voluntad del soberano es absoluta, lo que el rey había decidido debía obedecerse.

—Será como lo órdenes, alteza.

♦ ♦ ♦

A la mañana siguiente, Marianne se sentó ante Eugene. Después de pensarlo mucho, Eugene había decidido aprender los entresijos de ser una Reina. Para conocer los detalles cotidianos y las responsabilidades reales de Anika, necesita un enfoque paso a paso. Entonces, comenzó con iniciar la rutina de la Reina, es decir, su forma de vida, antes de perder la memoria.

Eugene tuvo dificultades para mantener una cara seria. ¡No porque hubiera mucho que hacer, sino porque Jin Anika no hacía nada!

—Um…el estudio…te limitaste a estar en tu estudio, excepto por el tiempo que comiste y dormiste.

— ¿Hay algo más…?

—No, en todo caso, te dejaré espacio una vez por trimestre. Té con las mujeres nobles, asistir a un banquete oficial, aproximadamente, dos veces al año, aparte de estos, hay algunos otros pequeños eventos en los que puedes participar dependiendo de la ocasión, aproximadamente, cinco veces al año si decide organizarlo.

Eugene estaba demasiado atónita para hablar. ¿No son los villanos, siempre diligentes?

— ¿Cómo podía ser tan perezosa? No es de extrañar que esté de ociosa. No es que los sirvientes quieran dejarme descansar. ¡Es solo que, Anika no hace nada en absoluto!

Si has estado en fiestas de día y de noche, al menos, podrías decir que has hecho cien concesiones y trabajado duro en actividades sociales. Sin embargo, Jin Anika rara vez veía gente.

— ¿No se supone que la Reina debe hacer algo?

Sin saber las palabras adecuadas, Marianne solo pudo sonreír vagamente.

—No lo creo.

—Pasé la mayor parte del día en mi estudio, ¿realmente, no sabes lo que estaba haciendo allí?

—Nadie más que tú podía entrar en el Estudio de la Reina.

— ¿He estado leyendo todo el día? 

Como un recluso, Eugene imaginó a Jin Anika leyendo libros en su estudio. Estaba muy lejos de la imagen que había pintado vagamente. Marianne recogió su taza de té y se la llevó a la boca, ocultando una sonrisa furtiva. Sentía que estaba hablando con alguien que nunca había estado aquí.

—Tu pasatiempo era coleccionar libros viejos. El equipaje que trajiste al Reino estaba lleno de libros.

—Coleccionar libros viejos…primero tendré que ver el estudio.  

—Sí, mi reina.

Marianne convocó a Zanne y le indicó que llevará a Eugene a la biblioteca. 

Dicho estudio, estaba bastante lejos de la cámara de dormir. Con una sirvienta guiándola, subió y bajó la escalera varias veces, pasó por corredores sinuosos, solo entonces llegó.

Eugene se preguntó si el estudio era un lugar importante para Jin Anika o si solo era: un estudio. 

Esto porque, hasta que Marianne lo mencionó, ese lugar nunca se le había pasado por la cabeza. Efectivamente, el camino hacia el estudio no le resultaba familiar.

Cuando el corredor giró, dos guardias aparecieron a la vista. Se encuentran de pie ante una puerta alta y desalentadora, parecen muy dominantes. Zanne, que guiaba a Eugene, se detuvo e inclinó la cabeza.

—La puerta, al final del pasillo, es el estudio, mi reina. 

El cambio de dirección no pasó desapercibido para Eugene. Esta vez, todos terminan sus palabras con Reina, tal vez, para probar si sufrirían un castigo si no se dirigen a ella de ese modo.

— ¿Por qué hay guardias aquí?

—Guardas muchos libros antiguos dentro, ordenaste que estuvieran resguardados en todo momento.

—Puede tomar mucho tiempo. Se puede ir.

—Sí, mi reina.

De pie, ante el estudio cerrado, Eugene respiró hondo. Cuando Marianne la informó del Estudio de la Reina, le pareció que podría ser la base secreta de Jin Anika. Sin embargo, ella no estaba segura.

Sin embargo, el acceso a su estudio fue demasiado fácil para que fuera un lugar donde practicara sus trucos peligrosos. Nadie más puede entrar, pero, era imposible para alguien, incluso Anika, ignorar a la persona que posee el poder más elevado en el lugar, es decir, el Rey. Kasser podía entrar tantas veces como quisiera.

Lentamente, giró la manija y empujo la pesada puerta, los ojos de Eugene se abrieron, mientras miraba a su alrededor.

Era más ancho de lo que esperaba. Lo primero que la atrapó fue el olor distintivo de los libros flotando en el aire. La habitación, en sí misma, tenía un techo alto y estantes empotrados llenos de libros. Una escalera sólida de madera, está en el centro para ayudar a alcanzar los estantes superiores.

Es un estudio antiguo, del tipo que solo se ve en imágenes, un paraíso para los amantes de los libros.


[1]Una orden de mordaza significa restringir la información que se hará pública o se pasará a un tercero no autorizado.

3 respuestas a “Reina Villana – Capítulo 25: Recuerdos”

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