Reina Villana – Capítulo 56: Las dudas del Canciller

Traducido por Dimah

Editado por Ayanami


¿Un paseo corto, dijo? Kasser pensó en lo que había dicho el médico en jefe y decidió volver a consultar a Eugene más tarde. Cuando llegó a su oficina, fue recibido por el Gran Chambelán, quien lo esperaba ansioso.

—Su Majestad, el canciller solicita verlo.

Kasser frunció el ceño. Había dejado claro, a través de Sven, que el canciller no debía regresar a menos que se lo ordenara.

—¿Estás diciendo que el canciller está parado al otro lado de esta puerta?

—No, Su Majestad. Está esperando su permiso fuera del palacio.

Al imaginar a Verus de pie solo, fuera de la compuerta, su temperamento se calmó un poco. Admitió que fue un impulso del momento cuando le dio la orden a Sven en medio de la noche. Si la reina no hubiera perdido la memoria, habría pasado por alto las acciones de Verus.

El Gran Chambelán esperó, en silencio, la respuesta del rey. No había un precedente de que el canciller no pudiera poner un pie en el palacio, esto podría ser un golpe devastador para él.

Si bien el hombre sentado en el trono no podía ser reemplazado, el canciller puede ser expulsado de su puesto y sustituido. Dado que el respeto del rey hacia Verus era inmenso, nadie podía atreverse a dar un paso al frente. Pese a eso, numerosos hombres esperaban atentamente la oportunidad de tomar la posición de Verus.

Aun cuando parecía que la autoridad del reino podría ser entregada a otra persona, el Gran Chambelán no mostró ningún interés. Sabía más que nadie que Kasser odiaba los comportamientos intrusivos.

—Déjalo entrar.

—Sí, su Majestad.

Un momento después, Verus entró en la oficina. Mantuvo la cabeza gacha y se arrodilló frenéticamente en el suelo, frente al escritorio de Kasser.

—Ruego por su misericordia, Su Majestad.

Kasser miró a Verus, quien parecía estar besando el suelo con las manos y la frente contra el frío piso de su estudio. De hecho, fue una visión degradante y humillante del orgulloso Canciller.

Dada su posición, a lo largo de los años, Verus siempre ha estado sobre los soldados y plebeyos. Kasser sabía que no le resultó fácil arrodillarse así en el suelo. Pero lo hizo, independientemente de su orgullo.

Qué pequeño hijo de puta astuto, pensó Kasser para sí mismo. No había malas intenciones en lo que pensaba de él.

Una gran parte de la razón por la que Kasser comisionó a Verus fue por cómo entendía cuándo arrodillarse ante su líder y cuándo debía asumir la forma de un cachorro suplicante.

Verus era un hombre sobresaliente, pero había suficientes personas como él. Sin embargo, no había nadie con calificaciones tan perfectas.

Cuando Kasser estaba buscando al individuo adecuado para el puesto de canciller, había preguntado por la persona perfecta. Necesitaba a alguien que pudiera retener la carga de trabajo que estaba a punto de asignar.

Era probable que cualquier joven se quejara. Pero Verus era diferente.

Pertenecía a una familia noble adinerada, por lo que no buscaba su dinero. Además, es el tercer hijo de su casa, lo que significaba que era poco probable que se convirtiera en el heredero y no tenía responsabilidades sobre sus padres y hermanos.

Un hombre que persigue el logro, en lugar del poder, y además de eso, uno que nunca se avergonzaba de doblegar su orgullo. Era él a quien Kasser buscaba.

Lo que necesitaba de un Canciller era que pudiera fungir como árbitro. Requería de alguien que forzara sus órdenes a los soldados, y Verus había sido la elección perfecta.

—Puedes ponerte de pie.

—Gracias, Su Majestad.

Kasser le hizo un gesto al Gran Chambelán que estaba detrás de él. Cuando el éste salió de la habitación con los demás sirvientes, solo quedaron Kasser y Verus en el estudio.

—Su Majestad, fui extremadamente tonto, pero me arrodillo ante usted. No tenía ningún otro motivo.

Verus asumió que el rey estaba furioso con él porque sacó a un par de soldados de la batalla y les dio otras tareas para completar.

Cuando Sven se acercó a él y le dijo que “el Rey había comenzado a sospechar”, su corazón se hundió. Y cuando Kasser anunció la libertad condicional, se asustó.

Todos en el reino llamaban al Rey del Desierto un rey sabio, generoso y amable. Así parecía al permitir que los funcionarios debatieran libremente en las reuniones. Junto con la imagen de dar siempre el primer paso contra el ejército de Larks, lo que dejó una impresión positiva adicional.

Pero Verus pensó lo contrario. Sabía que el Rey del Desierto tenía ciertos rasgos de un tirano.

Hasta ahora, nunca había visto al rey cambiar de opinión después de llegar a una conclusión. Por lo tanto, cuando Kasser lo puso bajo libertad condicional, Verus se dió cuenta de que no tenía sentido tratar de probar su inocencia. Entendía que eso solo iba a empeorar las cosas.

Como no cometió un gran error, pensó que rogar misericordia era la única forma en la que podría sobrevivir.

—¿Sven te dejó las cosas claras?

—Entendí claramente sus órdenes, Su Majestad.

—¿También acerca de que eliminaras a los espías que colocaste alrededor de la Reina?

¿Qué? Era una pregunta para la que Verus no estaba preparado. Sin embargo, mantuvo la calma y respondió a la vez que su cabeza permanecía inclinada hacia el suelo.

—Su Majestad, ¿espías alrededor de la reina? Nunca he intentado tal ultraje.

—Entonces, ¿cuál fue el propósito de colocar a Sven para vigilar el palacio? ¿Estás diciendo que no fue para espiar a la reina?

Fue descubierto. Verus no intentó usar trucos superficiales y respondió directamente. —Es como lo asumió, Su Majestad. Pero esta es la primera vez que hago un movimiento tonto. Simplemente me preocupaba que un incidente similar al de la última vez pudiera volver a ocurrir.

—Me aseguraré de que no se repita. No pongas ningún interés en asuntos dentro del palacio.

—Sí, su Majestad.

—Pero debo agradecerte por manejar bien los asuntos mientras estaba fuera durante mi batalla con los Larks. —Kasser sabía elogiar cuando se lo merecía.

—Simplemente hice lo que se esperaba de mí, Su Majestad.

—Te daré una recompensa más tarde. Pero primero, ¿hay algún asunto que deba conocer?

—Aunque no hay disputas emergentes inmediatas, tengo algo que requiere su permiso, Su Majestad. Me dijeron que estaba vigilando a los rebeldes.

—Sí, lo estoy, —respondió Kasser sin pensarlo dos veces. Estaba al tanto del grupo de insurgentes dentro del Reino de Hashi.

Pero éstos han existido a lo largo de la historia; durante la dinastía del rey anterior e incluso antes.

Mahar es un nombre para este mundo, pero también es el nombre de un dios. Sin embargo, este grupo que se llamaba a sí mismo como los “hijos de Mara” negó a Mahar. Creían que Mahar era un dios malvado y que Mara era el verdadero y poderoso dios que traerá la salvación.

Aunque era una ideología peligrosa, Kasser nunca había mostrado interés en capturar y matar a todos los miembros cuando actuaban.

La razón principal fue la actitud de Sang-je hacia ellos. Cuando se descubrió su actividad en la Ciudad Santa, el castigo siempre ha sido indulgente como la deportación y nada más.

Sang-je creía en extinguir a los inmorales. No obstante, su respuesta hacia los rebeldes impactó la percepción que el público tenía de ellos.

Además, los humanos ya tenían un enemigo común: los Larks. No era gran cosa si adoraban o no a un dios diferente y tramaban un complot, porque sus acciones nunca fueron consideradas como un peligro serio. Por otro lado, los Larks eran una grave amenaza.

Los insurgentes, sin embargo, no fueron completamente indiferentes a sus abominaciones. Por lo que fueron inmediatamente exiliados de la Ciudad Santa cuando se les descubrió. Cada reino tiene sus propios caminos, pero en ninguno son bienvenidos.

En un reino estaban firmemente excluidos, mientras que en otro eran menos excluidos. El Reino de Hashi pertenecía a este último.

Cuando se detectaban sus reuniones secretas, el Reino de Hashi solo dispersaría al grupo por la fuerza y se apoderaría de sus posesiones, pero los guerreros no llamaban activamente a todas las puertas para cazarlos.

Quizás, por eso, los rebeldes eran más activos en Hashi que en otros reinos. También fue porque Hashi era el más alejado de la Ciudad Santa, y la influencia de Sang-je era menor en este reino.

—He notado que se han vuelto más agresivos últimamente. Estoy planeando crear un grupo de búsqueda por separado para tratar con ellos.

—¿Qué quiere decir con más agresivo?

—Se descubrieron rastros de reuniones organizadas.

—¿Reuniones organizadas, eh? —La expresión de Kasser se puso rígida. La razón por la que los había dejado solos era porque nunca habían formado una sociedad lo suficientemente grande como para considerarlos peligrosos y ser una amenaza para la gente.

Los rebeldes estaban formados por gente pobre, los que estaban hasta abajo en la jerarquía social.

Para convocar, necesitaban dinero. Para convertirse en un grupo organizado, tiene que haber una fuente financiera.

Kasser sintió que le hervía la sangre, quien apoyaba a los rebeldes tenía el motivo de perturbar el orden de Hashi.

—Haz lo que tengas que hacer. Siéntete libre de informarme después de que hayas tratado con eso.

—Sí, Su Majestad, —contestó Verus con una profunda reverencia. Fue debido a este lado del rey que no quería caer de su gracia.

El Rey del Desierto le dio suficiente libertad para gobernar. Dejó la mayoría de los asuntos a su discreción. Nunca trató de encontrar una falla en sus decisiones o hizo un comentario irrelevante.

Verus encontró placer en poder sentar las bases de un reino de una historia de diez mil años. No fue un problema para él asumir las responsabilidades del rey cuando estaba ausente del territorio.

—Puedes irte y descansar por hoy, los documentos que necesito revisar, traelos mañana.

—Sí, su Majestad. —Verus salió de la oficina confundido.

♦ ♦ ♦

¿Está enojado conmigo por vigilar los movimientos de la reina?

Dado que Verus trabajaba desde casa durante el período activo, los funcionarios del gobierno también llegaban con informes a su casa, lo que significaba que menos personas entraban y salían del palacio. Por lo tanto, tenía menos oídos y ojos dentro del castillo.

Y después de lo sucedido, se había vuelto difícil para él averiguar qué estaba ocurriendo al otro lado de los muros del palacio. Hay más trabajo para Verus durante el período activo, por lo que no tenía tiempo para hacer los viajes al palacio él mismo.

¿Qué pasó durante el pasado mes?

Era la primera vez que el rey mencionaba a la reina directamente. Más importante aún, era la primera vez que se le advirtió sobre cuestiones relacionadas con la reina.

¿El rey se ha suavizado… con ella?

Dado que a Verus le apasionaba gobernar el reino, estaba disgustado por cómo la reina nunca ha cumplido con su deber. Pero en todos los aspectos, era sólo su sentir personal. La reina se encontraba fuera de sus intereses.

Pero la desaparición de Jin Anika fue la raíz de un cambio. Apeló a realizar una modificación en su forma de investigar las cosas sospechosas.

Su rencor hacia la reina se convirtió en una corazonada de que ella era dañina para el reino.

Verus estaba investigando personalmente su desaparición. Había planeado escudriñar más a fondo justo después del período activo, cuando tenía menos trabajo que hacer. Por ahora, le ordenó a uno de sus subordinados que rastreara a las personas conectadas con los sirvientes desaparecidos.

Existía una situación sospechosa por lo que había escuchado de los hallazgos. Uno de los sirvientes de la reina trató de contactar a los rebeldes antes de que ella desapareciera. Pero no podía informarle eso al rey.

Estoy bastante seguro de que Su Majestad me dirá que oculte este hecho.

Así que Verus decidió poner su cerebro a trabajar, en secreto. Ahora que tenía el permiso para investigar a los rebeldes, iba a informar que se enteró de la desaparición del sirviente después de haber realizado las averiguaciones.

Si únicamente se tratara de solo un sirviente que intenta unirse a los rebeldes…

Se mostró escéptico sobre la fuente financiera de los rebeldes. ¿Qué pasaría si la fuente fuera la misma reina, quien vive en el mismo palacio que el rey? ¿La mujer que logró arrebatar el favor del rey?

Espero que solo esté pensando demasiado.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido