Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 84: La audiencia junto a mi prometido

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Me pongo el vestido que se diseñó para hoy bajo la supervisión de la señora Aurelia.

Tenía un ajuste fino, hecho para seguir la línea de mi pecho y torso, con una cantidad límite de exposición alrededor del cuello para que no dañara la dignidad de quien lo llevara.

En contraste con eso, el área debajo de la cintura tenía capas de seda azul claro suavemente superpuestas, produciendo una sensación de volumen.

Después de tomar mis medidas, Madame Créjour visitó la casa ducal de Armelia varias veces para consultar a la señora Aurelia y creó esto sin ningún tipo de compromiso… Fue uno de sus trabajos más preciados.

Para mis accesorios, llevo un brazalete que mi madre solía llevar, así como un collar de diamantes azules y pendientes que recibí de mi padre.

Cuando termino con eso, ato mi cabello y me coloco el maquillaje.

—Oh, se ve encantadora, señorita Mellice…

En el momento en que todos los preparativos han sido completados, Anna deja salir un suspiro mientras murmura eso.

No puedo evitar mirarme en el espejo y sorprenderme ante la técnica de maquillaje y vestuario que me fueron transmitidas por Granny.

Después de un momento, Enerine toca la puerta y, cuando le digo que puede pasar, entra en la habitación.

—Por favor, disculpe mi intromisión, señorita. El joven Louis ha llegado.

—Entendido. Estaré ahí en un momento.

Al levantarme, siento que este vestido es más pesado que los demás.

Cada vez que doy un paso siento que el aire es suavemente absorbido por la seda, haciéndolo aún más pesado.

Siguiendo a Enerine, entro en una habitación y encuentro a Louis esperando en el sofá.

También estaba usando una vestimenta formal con una parte de su cabello peinada hacia atrás, como si hubiera sido retocado por un estilista.

Mientras se levantaba del sofá, su mirada se dirigió hacia mí de forma despreocupada y, en ese momento, sus ojos se abrieron de par en par con una expresión de sorpresa en su rostro.

—¿N-No luzco bien? —pregunto, sintiéndome de repente ansiosa… El vestido fue hecho bajo la supervisión de su madre, por lo que no debería haber ningún problema con él, lo que significa que si “hubiera” uno, solo podría ser yo…

Cuanto más tiempo dura el silencio, peor se vuelve mi ansiedad.

—Estás hermosa…

Sin embargo, a diferencia de mí, que tenía mis dudas, él fue muy directo con sus palabras.

—¿Eh…?

Durante un tiempo fui incapaz de procesar lo que había escuchado, y esta vez me tocó a mí mirarlo de regreso, sorprendida.

—Estás… muy hermosa —enfatiza, acercándose a mí en silencio.

Esa calidez me hace darme cuenta finalmente que todo esto es la realidad, y con eso, mi rostro comienza a calentarse.

—G-Gracias…

Él toma mi mano con una reverencia, como si estuviera frente a una princesa de algún otro lugar.

—¿Podría tener el honor de escoltarla…?

—Sí, por supuesto —respondo y envuelvo mi mano alrededor de su brazo—. Por favor, cuide de mí… joven Louis.

Así, dejamos la casa del marqués de Anderson y, mientras éramos sacudidos por el carruaje, nos dirigimos al palacio.

Hoy es el día de mi debut en la alta sociedad.

—Ahh…, estoy muy nerviosa.

—Todo estará bien, Melly. Fuiste capaz de aprobar las lecciones de mi madre… Por ello, si eres tú, no tienes nada de qué preocuparte.

—Ese es el por qué, Louis… Tengo que superar las expectativas que todo el mundo tiene de mí. Si no lo hago, entonces me sentiré como si hubiera ensuciado la imagen de tu madre, que fue mi instructora…

—Para ti, esta es tu primera batalla, ¿verdad? —murmura Louis—. Estoy seguro de que te sientes asustada y también muy ansiosa… Sin embargo, ambas son emociones indispensables. Al sentirte de esa manera, serás más cautelosa y pensarás más antes de actuar. ¿No es eso correcto?

Asiento con la cabeza, concordando con sus palabras.

Esa frase es similar a la que se le dice a un nuevo recluta que está a punto de entrar en el campo de batalla por primera vez… Por eso, mi mente las acepta fácilmente.

—Estamos hablando de ti, Melly. Estoy seguro que no serás derrotada. Trabajaste muy duro, y tienes el coraje de poner todo eso en práctica. Si incluso con todo eso hay algo con lo que no puedes lidiar…

—¿Entonces…?

—Pase lo que pase, te ayudaré, lo prometo.

Me rio un poco de sus palabras.

—Ya veo… Eso es verdad. —Apoyo suavemente mi cabeza contra su hombro y añado—: Futuro esposo… siento haberme quejado tanto. No obstante, si vas a estar a mi lado, entonces estaré bien. No seré abatida por este nivel de miedo.

—Como se espera de ti, Melly. —Una sonrisa temeraria se extiende por su rostro mientras me alaba.

Poco después de eso, llegamos al palacio.

—Vamos, Melly.

Tomando la mano de Louis, bajo del carruaje.

Para escoltarme, su mano envuelve mi cintura.

Este método para escoltar se logra emparejando tu andar con el de tu compañero. Sin embargo, en mi caso al depositar toda mi confianza en él, mientras acepto su mano como apoyo, logro avanzar con tranquilidad.

En el pasillo, hay otras personas que también fueron invitadas a sus debuts en la alta sociedad.

Nos unimos a esa fila, y esperamos también nuestro turno para la audiencia con la reina.

Cuando somos los siguientes en la puerta, Louis me escolta al interior de la sala de audiencias y nos acercamos al trono.

No hay mayor honor para los hijos e hijas de los nobles de clase alta, quienes pronto entrarán a la alta sociedad, hacer sus primeros saludos en una audiencia con la realeza.

Los hombres típicamente los saludan solos, mientras que las mujeres son escoltadas por otro durante la audiencia.

Por lo general, el escolta sería la propia familia, pero es aceptable ser escoltada por el prometido si se tiene uno… Por eso, hice de Louis mi compañero el día de hoy.

Esta sala fue diseñada con el propósito de tener una audiencia con la mujer más poderosa del país, la reina… Tal como pensé, es un lugar hermoso y elegante.

Pilares de mármol pulido están alineados con oro incrustado en ellos.

El suelo es similar al de mármol, pero mientras caminamos sobre una larga alfombra roja que conduce al trono, desafortunadamente no puedo observar el suelo finamente pulido que brilla como un espejo.

Si pudiera, me tomaría mi tiempo para examinar minuciosamente el bello diseño del interior, pero como estoy en medio de la caminata hacia mi audiencia, no hay manera de que pueda hacerlo.

Para ello, fijo mi mirada al frente y detengo mi andar en un punto determinado. Luego, sintiéndome todavía nerviosa, hago una reverencia.

—Levanten sus cabezas.

Al oír a la reina, obedecemos sus palabras.

Sentada en el trono, está una mujer de mediana edad… Su digna apariencia, que desborda majestuosidad, es precisamente la de un rey.

En su cabeza, hay algo que, según los rumores, fue hecho especialmente para ella: una hermosa corona para mujeres que, aunque es más delicada y ligera que la de los hombres, sigue siendo muy hermosa.

—Esta es la hija de la casa del marqués de Anderson, Mellice Reese Anderson.

El chambelán, quien estaba de pie junto a la reina, introduce mi nombre.

—Puedes hablar —declaró la reina.

—Es un honor, Su Majestad.

—Mellice Reese Anderson. Por fin nos conocemos.

—Siento mucho no haber podido asistir a aquella fiesta de té. Estoy encantada de poder conocerla finalmente, Su Majestad.

Parece que la reina me ha estado observando fijamente desde que levanté la cabeza, pero… ¿podría ser que me esté evaluando? ¿O quizás hay algún otro significado detrás de sus acciones?

En cualquier caso, la mirada de una mujer llena de tanta dignidad me hace sentir como si fuera a encogerme en cualquier momento si no tengo cuidado.

—Ese es un vestido muy hermoso.

El repentino cambio de tema me deja momentáneamente confundida. Por fortuna, no dejo que esa emoción se muestre en mi rostro, pero mi mente es un caos total.

¿Estaría bien tomar esas palabras al pie de la letra, o…?

—Muchas gracias. Es una pieza de ropa hecha con las sugerencias de la madre de Louis, la señora Aurelia. Estoy segura de que estará encantada de escuchar las palabras de alabanza de Su Majestad, si puedo transmitírselas.

—Oh, Dios… Solo estaba dando mi honesta opinión. Le sienta muy bien, señorita… ¿No está el joven Louis también orgulloso de ello?

Una audiencia hecha con el propósito de dar saludos como parte del debut en la alta sociedad, ¿suele tardar tanto para cada persona…? He oído que, por lo general, termina después de dar un mero saludo, pero…

Tales dudas surgen en mi mente.

—Es como usted dice, Su Majestad… Aunque sea presuntuoso de mi parte decir esto sin ser selectivo con mis palabras, es hasta el punto en que me preocupa que mi amada prometida capture la mirada de otros hombres.

Mi amada prometida… Al oír esas palabras, siento que mi rostro se pone rojo a pesar de estar en presencia de la reina.

—Qué pareja tan feliz y unida. Por lo que veo, parece que a la señorita Mellice tampoco le desagrada el joven Louis —dice la reina sonriendo, al haber notado el cambio en mi expresión.

—Sí… También lo amo, Su Majestad. Por eso siempre pienso en cómo ser más adecuada para él.

—Más adecuada, dices… Soy yo quien quiere convertirse en un hombre adecuado para ti, Mellice. Ya que estás a mi lado, soy capaz de seguir haciendo mi mejor esfuerzo a diario.

—Oh, Dios… jo, jo, jo. —La Reina se ríe con gusto al escuchar sus palabras—. En verdad, ustedes dos son bastante cercanos… Pude ver algo bueno hoy. Mellice, espero que tengan un futuro feliz juntos.

Al escuchar sus palabras, los dos bajamos la cabeza una vez más.

Después de eso, declaramos nuestro discurso de despedida y dejamos la habitación.

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