Vida en prisión de la villana – Extra 4: Edición limitada de la ciudad natal

Traducido por Den

Editado por Sharon


Rachel estaba disfrutando del sabor de una taza de té recién preparada mientras se acurrucaba debajo de su kotatsu.

—Hah…

Satisfecha con el fragante aroma de su bebida, cogió un palillo y mordió el mochi de Abekawa del tamaño de un pulgar que colgaba del extremo.

—Mm~. El té hecho con las primeras hojas de la temporada y un surtido de mochi de Abekawa está tan bueno… Es lo mejor. Sin duda, Campbell se ha superado esta vez.

Rachel estaba muy animada, por lo que decidió compartir un poco de sus amplios conocimientos con Haley, quien también estaba esperando a que su té se enfriara mientras yacía bajo el kotatsu.

—¿Está bueno, Haley? El tamaño del mochi es muy importante. Dicen que el primer mochi de Abekawa lo hizo un tanuki [1] como regalo para los dioses. Estaba espolvoreado con copos de oro que el río Abe había traído desde una mina cercana. Supuestamente no se le agregó ningún tipo de harina, sólo mochi con copos de oro esparcidos por encima.

—Ooki.

—En otras zonas a lo largo del río Abe venden mochi de Abekawa tan grande como la palma de tu mano, pero es demasiado grande, ¿sabes? Ese carácter juguetón derivado de sus orígenes es importante, ¿lo entiendes?

—Ooki.

Al escuchar la respuesta sin vida del mono, Rachel insistió en su punto mientras jugaba con los palillos entre sus dedos. Para que conste, Haley no tenía ningún interés en la comida que no podía ingerir.

—Y seguramente el mochi que tiene sus raíces en el río Abe se sirve mejor con té Motoyama de la cuenca del río. Eso es lo único con lo que me niego a estar de acuerdo. Esa es una zona histórica de producción de té Motoyama, y se dice que es la cuna del té Shizuoka después de que un estimado monje trajera las primeras semillas de su país natal a la región.

Los amplios conocimientos de Rachel se extendían incluso a países extranjeros ambiguos. Sin embargo, lo más importante es…

—¿Haley…?

El aludido no estaba diciendo nada. Tras escuchar el largo discurso de Rachel, ahora miraba la nueva bolsa de té que la mujer acababa de abrir.

—¿Qué pasa? ¿Tienes curiosidad por algo?

Se quedó paralizado por el nombre de la marca impreso en la parte delantera de la bolsa: «Té verde Kakegawa al vapor.»

Haley agitó la bolsa. Lo único que se podía oír en la habitación eran las hojas del recipiente al ser sacudidas.

—¿Ooki…?

Se volvió hacia Rachel exigiendo una respuesta, pero ella continuó bebiendo su té en silencio.

—¿Ooki?

El mono se acercó e intentó preguntarle de nuevo, pero la noble dama desvió la cabeza.

—¿Ooki?

—Está a sólo unos cincuenta kilómetros de la cuenca…

Haley se colocó en la línea de visión de Rachel y ladeó la cabeza nuevamente.

—¿Ooki?

—Está bien, son cincuenta y cinco kilómetros… —Haley frotó la bolsa de té contra la mejilla de su maestra.

—¿Ooki?

—¡Casi el 75% del té japonés es té Yabukita! Aunque la zona en la que se produzca esté ligeramente apartada, ¡aún proviene de la misma planta!

Haley se encogió de hombros y negó con la cabeza mientras su dueña comenzaba a gritarle enfadada al verse acorralada.

—Ooki.

—En este momento, estás pensando: “Oh, cielos, qué gatito tan terco”, ¿verdad? ¡No quiero que un bebé mono me llame condescendientemente gatito!

—Ookii.

—¡¿Qué clase de conversación intentas tener con un mono?!

Una persona y un animal volvieron la cabeza después de que el príncipe Elliot hiciera un tsukkomi lleno de asombro.

—Oh, si es el cachorrito.

—Ooki.

—Vosotros dos… ¡¿cómo podéis actuar como si todo estuviera bien después de una conversación como esa?!

Rachel se cubrió hasta los hombros con el edredón de su kotatsu y comenzó a refunfuñar sobre este príncipe que seguía apareciendo día tras día sin nada que mostrar.

—Aquí estaba disfrutando mucho de mi té, y ahora tengo un escalofrío después de ver su fea cara. Hace mucho frío.

—B-Bastarda… ¡¿Cómo te atreves a adoptar siempre esa actitud conmigo?! —Enfurecido, Elliot señaló su propia cara con el pulgar—. ¡No importa cómo me mires, soy el hombre más apuesto de la capital!

—Su Alteza, ese no es el problema. ¿De verdad vino para hacer reflexionar a mi hermana?

—Por supuesto —respondió con honestidad al tsukkomi de George—. ¡Sin embargo, este es el tipo de actitud que debe terminar!

—Ja…

Elliot se esforzó por actuar lo más amenazador posible con su prisionera.

—¡Dime, Rachel! ¡¿Qué parte de mi rostro te desagrada?!

—Preguntarle algo así a su ex…

—No lo digas, Sykes. Esto es realmente importante para Su Alteza.

—¡Vosotros dos, silencio!

Todavía completamente metida en su kotatsu, la noble hija tomó un sorbo de su té, luciendo  como si el sabor se hubiera arruinado del todo.

—Haa… ¿de verdad quiere saberlo?

—¡Si tienes una buena razón, entonces dila! ¡Estás hablando de mi mayor encanto! ¡¿Qué problema podría haber?!

Mientras soltaba un deliberado suspiro ante el ataque del príncipe, Rachel lo miró directamente a los ojos.

—Siempre que me veo obligada a actuar de forma educada con Su Alteza, lo asocio automáticamente con la duquesa Somerset debido a mi educación de reina.

—Ya veo… Lo siento… —se disculpó—. ¡D-Dejando eso de lado, Rachel…! —Elliot intentó adaptarse para volver a empezar con su sermón. Pero… lo que sea que iba a decir, fue interrumpido.

—¡Ooki! ¡Ooki!

El mono de repente comenzó a darle palmaditas en el brazo a Rachel mientras señalaba algo.

—¡Ah, es cierto! ¡Gracias Haley!

—¡Oye, alguien está hablando…!

La hija del duque se levantó de su asiento mientras el príncipe hablaba y corrió hacia la olla que descansaba sobre el fuego. La trasladó a un soporte para ollas que estaba sobre el kotatsu antes de quitar la tapa.

Había una mezcla de diferentes ingredientes en el interior… y varias brochetas sobresalían notablemente como si fueran espadas clavadas en piedra.

—Oye, ¿de qué se trata esta vez…?

—¿Qué pregunta? No importa cómo lo mire, está claro que es oden Shizuoka. [2]

Después de que Haley agregara algunos condimentos de un frasco y ambos rezaran una oración, Rachel comenzó a clasificar los ingredientes y a apilarlos en el plato que Haley sostenía. Una escena verdaderamente hermosa entre mascota y dueño.

—¡No empieces a comer cuando el príncipe está en medio de un sermón!

—Vamos, Su Alteza, ¿de qué está hablando ahora? Todavía no estamos comiendo.

Ignorando la advertencia enfadada de Elliot, Rachel le agradeció a Haley por traerle una pequeña copa de sake. Se bebió el alcohol de un trago y soltó un gemido de satisfacción.

—¡Una olla de oden bien caliente con una copa de sake durante el clima frío! ¡Irresistible!

—¡Ooki!

La noble dama y su mono asintieron a la vez mientras el príncipe furioso estaba a punto de explotar.

—¡No tomes un trago a mitad de la comida cuando el príncipe está dándote un sermón!

—Pero el oden ya está hecho.

—¡¿Crees que esa razón justifica tal falta de respeto?!

¿Por qué Elliot estaba tan enfadado? Al principio, Haley pensó que era extraño, pero luego de darse cuenta de cuál podría ser el problema, sacó una de las brochetas de la olla.

—¡Ooki! —Y le entregó el oden que había cogido.

—No, no te estoy diciendo que me des un poco …

—Ooki. —Entendido, aunque estaba bastante claro que no había entendido en absoluto. Haley atravesó una rodaja redonda de daikon con el pincho y se lo tendió—. Ooki.

—Se supone que debe decir “Gracias, ahn~”. Haley es muy amable por darle un poco de su comida.

—¡No está siendo amable! ¡No está usando la cabeza!

—¿Ooki?

—¡No, no odio el rábano daikon! ¡Piensa en lo caliente que está la comida ahora mismo!

—¡Ookiki!

—¡No digas “Está bien, entonces ten huevos” cuando hay exactamente el mismo problema, mono!

—¿Ooki?

El mono torció la cabeza completamente desconcertado sobre qué hacer. Se quedó mirando el huevo de su brocheta por un momento antes de empujarlo en otra dirección.

—¡Ookkii!

—¡¿Para mí?! ¡Gracias señor mono!

La hija del barón no dudó ni un segundo en devorar el oden caliente que le había dado el animal.

—¡Espera! Margaret, te vas a quemar si lo comes así…

—¡Mm, mm, mm! Sí, está muy bueno… Elliot, ¿qué pasa?

—No… mientras sea seguro…

Como joven criada en los barrios bajos, Margaret confiaba en la fuerza de su lengua y su sistema digestivo.

Elliot miró dentro de la olla de oden.

—Por cierto… ¿por qué toda la comida está ensartada?

Cada ingrediente de la olla había sido atravesado por un pincho. También había un cucharón apoyado a un lado para ayudar a coger cualquier cosa.

Al levantar la mirada después de hacer su pregunta, Elliot se encontró con la de Rachel, George y Sykes, que se encogían de hombros y sacudían la cabeza como si dijeran “Ja, ja, ja, qué aficionado”. Incluso el mono lo estaba haciendo.

—¡¿Q-Qué pasa con vosotros chicos?!

El príncipe hizo una mueca avergonzado cuando todos, a excepción de la hija del barón que devoraba el oden que le habían ofrecido, se unieron para ridiculizarlo a la vez.

—Su Alteza, ¿no es de sentido común que todo esté ensartado?

—No podría llamar a esto oden Shizuoka si no estuviera así.

—Ja, ja, ja, Su Alteza es ignorante.

—Ooki.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa con esto?! ¡¿Qué pasa con todos?! ¡Especialmente el mono!

Elliot se estaba molestando, por lo que Rachel actuó como la representante del grupo y le explicó las cosas.

—Originalmente esto se vendía como un aperitivo fácil de comer en las pequeñas tiendas de dulces y papelerías. Las brochetas eran muy convenientes ya que podían comerse tal cual, y los palitos sobrantes se podían contar para saber cuánto sería la cuenta antes de marcharse.

—Rachel, ¿qué acabas de decir…?

La noble dama parecía orgullosa de su abundante información innecesaria, pero Elliot la detuvo tras escuchar algo un poco extraño.

—¿Eh? Los pinchos eran convenientes…

—¡Antes de eso! ¿Dónde se vendían?

—En pequeñas tiendas de dulces y papelerías.

—¡¿Por qué una comida caliente se vendería en sitios así?!

Rachel, Sykes y George se miraron mutuamente.

—Porque a los niños les encanta comprar aperitivos.

—¿Eso es normal?

—Después de todo, no es como si los niños pudieran visitar una taberna.

—¡¿No es extraño?! ¡No es normal en absoluto!

El príncipe se rascó la cabeza, atrapado en la rareza de todo aquello.

—¿No es normal que cada región tenga sus propias costumbres? —preguntó Rachel.

—Eso es… Claro… pero ¿no es demasiado diferente de lo que se supone que venden esas tiendas? ¿Hay algo mal con sus cabezas?

—Su Alteza, le dijo la sartén al cazo. [3]

—¡No quiero oír eso de ti!

Rachel esbozó una amable sonrisa con el argumento de Elliot.

—Su Alteza no debería preocuparse.

—No me preocupa una región de otro país.

—Gente extraña vive por todo el mundo, no sólo aquí.

—¡¿La historia empeoró?! ¡Ahora estoy preocupado!

Ignorando al príncipe que temblaba ante sus palabras, Rachel juntó las manos y esbozó una sonrisa soñadora.

—Shizuoka es un lugar maravilloso. Está lleno de gente increíble e inspiradora.

—Es imposible que sean buenas personas si dices algo así… ¿Qué hicieron? ¿Qué pasa? ¿Son una banda de capos mafiosos?

La noble dama se llevó un dedo a los labios… y soltó un lindo grito cuando pensó en algunos ejemplos.

—Es cierto… Por ejemplo… cierto canal de riego…

—¿Qué pasa con eso?

—No tenían suficiente agua, así que cavaron a mano un canal de riego hacia un lago en un país vecino. Al parecer, el responsable de la construcción fue detenido cuando intentó cruzar ilegalmente la frontera.

—Eso… ¿no es un problema diplomático importante?

—Lo fue. Como era el nacimiento de un lago, sobre el que tradicionalmente tenían derechos de agua, el país vecino les guardó rencor durante los siguientes cien años.

—¡Por supuesto que sí! ¡¿En qué estaba pensando ese funcionario?!

—¿Ese funcionario? Hmm, ah, también fue la persona que construyó una planta siderúrgica en el jardín de su familia porque quería un cañón.

—¡¿Qué demonios le pasa a ese funcionario?! ¡¿Por qué?! ¡¿Qué razón tenía para hacer algo así?!

–No, o como escuché… No se vendían en ningún lado, por lo que tuvo que fabricar el suyo propio.

—¡Claro que nadie vendía uno! ¡¿Y por qué un funcionario local construiría una planta siderúrgica solo para poder tener un cañón?!

—Si no puedes comprar algo, hazlo tú mismo. Esa es la regla básica del “bricolaje”.

—¡Ese no es el problema!

—Ese es el tipo de lugar que es. También cierta compañía ferroviaria hizo una inspección a una máquina de vapor mientras la guardaban en un garaje.

—¿Una inspección?

—A propósito, para cuando terminaron, tenían una locomotora de diésel en sus manos.

—¿Qué clase de…? ¡¿Qué inspección hicieron?!

—Dijeron: “¡Ahora mismo el diésel está de moda!” O algo por el estilo.

—¡No puedes remodelar algo así solo por un presentimiento! ¡¿Y cómo cambias de forma casual una máquina de vapor por una de diésel?! ¡¿Cómo eran los planos?!

—No sabían lo suficiente como para poder hacer un plano.

—Espera un momento… Esta historia es demasiado extraña. Escribes un plano para guiar tu trabajo, no es algo que haces después de haber hecho  todo el trabajo.

—¿No es natural?

A estas alturas, Rachel ya había logrado acabar su sake caliente, así que Haley cogió una botella normal de alcohol y rellenó su copa.

—El espíritu de superación de un ingeniero le permite hacer todo tipo de cosas nuevas.

—Puedo entenderlo. Puedo entenderlo, pero esto sigue siendo demasiado extraño.

—Además de eso… hubo gente que pensó que era demasiado tedioso vender sus bicicletas, por lo que hicieron un mercado de bicicletas con motores enganchados.

—Eso ya no es una bicicleta.

—Mientras se diseñe de forma práctica, no se romperá aunque la manipules con brusquedad, y aún podría seguir funcionando incluso si cayera desde el tejado de un edificio de dos pisos.

—¿Esa clase de robustez sería necesaria normalmente? ¿Oye?

—Así que siguiendo ese impulso, un presidente de una empresa exitosa participó en una carrera de motocicletas en un país extranjero, pero tomó una curva demasiado rápido y salió despedido debido a la fuerza centrífuga.

—¡No es para eso después de todo! ¡¿Y por qué fue el presidente de una corporación?! ¡¿No podría haber contratado a un conductor profesional en su lugar?!

—El presidente de la compañía se divirtió tanto volando por los aires que decidió que su negocio comenzaría a construir aviones después de eso.

—¡¿Qué pasó con las bicicletas?!

La aristócrata borracha miró con nostalgia el techo, recordando más historias mientras el angustiado príncipe era ignorado. El mono, que había estado bebiendo con ella, ya estaba completamente borracho, haciendo el jitterbug [4] encima del kotatsu mientras la hija del barón seguía gritando que era “muy lindooooo” a medida que avanzaba.

—¡Pero el señor Trask tiene que ser el mejor!

—¡¿Todavía hay más?! Entonces este tipo…

—Era un relojero con una tienda que reparaba equipo médico y…

—¡Y la historia es extraña desde el principio! ¿Rachel, qué tan borracha estás?

—Recibió una llamada de la escuela primaria cercana pidiéndole que “arreglarara su órgano”

—¡¿Por qué le piden a un relojero que dirige una tienda de equipo médico que arregle un instrumento musical?!

—No había más artesanos que pudieran arreglar instrumentos en la región porque este era el primer órgano importado a la zona. Así que era una situación del tipo: “Sabes cómo manejar equipo delicado, ¿verdad?”

—La gente alrededor de este tipo también parece bastante rara. ¿Cuántas personas así hay ahí…?

—Después de revisarlo, fue capaz de comprender la estructura del órgano.

—Entonces ¿pudo arreglarlo?

—Pensando que ahora podría construir uno propio, decidió convertirse en carpintero de órganos los fines de semana.

—¡¿Es un idiota?!

—Comenzó a trabajar con la ayuda de su amigo, el dueño de la joyería, y gracias a algunas sugerencias del pescadero local, pudieron terminar de fabricar el primer órgano tras dos meses.

—¡¿Por qué aceptaron sugerencias de un pescadero?! Un relojero, el dueño de una joyería y un pescadero, ¡no hay ningún experto entre ellos!

—¡Como ya dije, no había gente en esta región que supiera algo sobre órganos! Pero el pescadero había estado tomando lecciones sobre cómo usar un shamisen [5].

—¡¿Sólo porque estaba aprendiendo sobre un instrumento completamente diferente?! ¡En otras palabras, los otros dos no sabían nada de música!

—Esa es una buena deducción, Su Alteza. Por tanto, pudieron terminar su primer órgano, pero rápidamente se dieron cuenta que tenían un problema.

—¿Qué? Probablemente sea algo estúpido.

—Como recordará, nadie en la región sabía nada sobre órganos, por lo que nadie sabía si el que construyeron sonaba bien.

—¿Cuántas veces me he preguntado esto a estas alturas? ¡¿Por qué no pensaron en esto mientras lo construían?!

—¿No se debe a que en ese momento sólo pensaban: “Quiero intentar construirlo”? No obstante, los dos hombres colaboraron y tuvieron una idea: “Sin duda alguien de la capital sabrá.”

—No es bueno. Algo huele…

—Y así, los dos embalaron el órgano y lo cargaron apoyando sobre sus hombros unos palos que sujetaron a los lados. Tardaron entre siete y diez días en llevar ese órgano a la capital por caminos sin pavimentar en su búsqueda de “alguien que entienda de música”.

—¡¿Estos idiotas van a una peregrinación religiosa o qué?!

—Llegaron sanos y salvos a la capital y empezaron a preguntar por ahí si había alguien que entendiera de música.

—Correteando sin un plan…

—Y, aún así, lograron encontrar a la persona perfecta. Ésta les preguntó: “¿Saben que es una escala musical?”

—¿Qué están haciendo estos tipos…? Me dan ganas de llorar sólo de oírlo.

—Así, mientras uno de los hombres regresaba a casa para iniciar los preparativos para construir otro órgano, el otro hombre se quedaba en la capital para aprender los fundamentos de la música de su nuevo excelente maestro, ¡y de esta manera volverían a intentarlo al cabo de dos meses! ¡En su reintento, lograron obtener un aprobado y comenzaron con éxito un nuevo negocio!

—Oye, sólo porque aprendieron las bases de la música no significa que puedan comenzar a fabricar órganos perfectos sin un plano, ¿verdad?

—La gente que vive en esta región prefiere correr antes que caminar.

—No son malas personas, pero cada uno de ellos son demasiado extraños…

—Se escribe como “gente extraña pero calmada”, pero se lee como “gente de Shizuoka” [6].

—Su Alteza, parecerá un idiota si responde a todo lo que mi hermana está divagando —le susurró George al oído.

—C-Cierto. De hecho, es imposible que lo que está diciendo sea verdad.

Rachel frunció e hizo una mueca de insatisfacción cuando Elliot asintió con la cabeza confundido y murmuró en voz alta sus pensamientos.

—Bueno, Su Alteza, ¿duda de mí?

—¡No hay forma de que algo tan absurdo como esto haya ocurrido en realidad! Casi me engañas.

—Bueno, entonces permítame regalarle este libro sobre su historia local.

—¡¿Qué clase de cosas ponen en sus libros de historia?!

—Su Alteza, ella está borracha, extremadamente borracha.

Sykes frunció el ceño y dirigió una mirada cautelosa al libro de historia de aspecto sospechoso de una región extranjera que Rachel le intentaba pasar.

—En cualquier caso, ¿por qué estabas leyendo esto? ¿Qué estabas tratando de confirmar?

La noble dama soltó una pequeña risa erótica. Estaba completamente borracha.

—Fu, fu, fu, entonces te contaré mi pequeño secreto. Quiero mejorar la educación de los plebeyos por el bien del futuro de nuestro país.

Elliot y George examinaron con detenimiento el libro durante un buen rato antes de compartir una mirada con Sykes..

—En realidad, no creo que haya nada educativo en esas historias que acabas de contar…

—Más bien, creo que todas ellas harían mucho más daño que bien.

—Todos esos chicos suenan como si pudieran entenderte muy bien, hermana.

Rachel ignoró los comentarios negativos del insignificante público, y declaró mirando hacia el techo:

—¡En el futuro, haré que este país esté lleno de gente tan maravillosa como la de Shizuoka!

Elliot apartó la mirada del libro que Rachel le había dado y la observó. Ella estaba de pie haciendo una pose con una expresión de ensueño en su rostro.

—Eres más que suficiente para este país.


[1] El mapache japonés, perro mapache o tanuki es una especie de mamífero carnívoro de la familia Canidae de aspecto semejante al mapache y originario de China oriental, Corea y Japón.

[2] El oden de Shizuoka es una variación del oden, una comida japonesa parecida a un guiso que consiste en pasteles de pasta de pescado, huevos cocidos, daikon, patatas, rollos de algas, konnyaku y otros ingredientes. Se diferencia de otros tipos de oden en dos aspectos: la preparación del caldo y la forma de ensartar cada ingrediente en un palo.

[3] Le dijo la sartén al cazo: recrimina a las personas igual de ruines que se echan en cara sus defectos. También se aplica a quienes poseen defectos y vicios y critican faltas menores en otros.

[4] El Jitterbug es un término que acoge todas las modalidades del baile del Swing muy popular en las décadas de 1930 y 1940, bailado con gran energía y acrobacias. Fue empleada originalmente para calificar a los borrachos que tenían temblores (jitters, un síntoma asociado al delirium tremens o delirio por abstinencia de alcohol).

[5] El shamisen (三味線) es un instrumento tradicional japonés de tres cuerdas de sonido muy característico y muy popular entre las geishas, pero también en el teatro kabuki. Deriva del instrumento chino sānxián, y se toca con una púa llamada bachi.

[6] Gente rara pero calmada = ‘shizuka ni okashi’. Así que no está muy lejos de Shizuoka. Los juegos de palabras son el colmo de la comedia incluso en Japón.

Una respuesta en “Vida en prisión de la villana – Extra 4: Edición limitada de la ciudad natal”

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