Traducido por Maru
Editado por Sharon
Abrió mucho los ojos, sin entender lo que estaba diciendo, y la condesa corrigió su pregunta.
—No me hablo del padre que obtuviste cunado me casé, sino el verdadero. El que está relacionado contigo por la sangre.
¿Se refiere a mi verdadero padre?
Era una pregunta en la que nunca había pensado, así que la confundida Aria no pudo responder nada. No sabía a qué se refería su madre.
Así que, manteniéndose en silencio y pensando en la intención de la pregunta, pronto podría llegar a una hipótesis. Era muy desagradable. Sin embargo, debido a que era plausible, Aria entrecerró los ojos.
—¿Apareció mi verdadero padre? ¿Quería algo como una propiedad? ¿Insistió en la custodia?
Era un tono bastante espinoso. Eso era porque si él realmente había aparecido en este punto, ella no tenía ninguna duda sobre su intención. En el notorio pasado, él no se había mostrado en absoluto, pero ahora ella había ganado riqueza y fama incluso antes de convertirse en adulta. No podía creer que tuviera intenciones puras.
La condesa negó enérgicamente, agitando las manos.
—No es así, ¡así que no me malinterpretes! Me divorciaré pronto y solo lo pensé.
Pero lo negó con tanta ferocidad que tuvo un efecto adverso, y los ojos de Aria se tiñeron de incredulidad. Pensó que la excusa de su madre sería una mentira.
¿Qué diablos estás escondiendo? ¿Apareció mi verdadero padre? ¿El padre que la haría preocuparse tanto?
Entonces recordó que Asher le había preguntado algo parecido.
¿En verdad apareció? Aun así, nada cambiará. Pronto me casaré con Asher, y quienquiera que sea mi padre real no será un hombre lo suficientemente grande como para influir en su vida futura.
Además, para ella, que nunca había recibido el verdadero amor de su padre, la palabra le resultaba tan desconocida que pensó que no cambiaría mucho. Ella no tenía fe ni confianza en el parentesco.
—Bueno, de todos modos, cuando sea adulta, me casaré y me iré de casa, así que no estoy realmente impresionada.
—¿Es así?
—Sí. No creo que vaya a ser diferente si conozco a mi verdadero padre ahora.
—¿Y si alguien te puede ayudar?
—¿Ayuda? Si me la da, la acepto, pero ¿quién puede ayudarme? No tengo nada que pedir. He hecho todo yo misma, así que no lo necesito. Entonces, si mi verdadero padre aparece alguna vez, solo quiero que no me moleste.
Ante tal fría respuesta, la condesa lo compadeció.
Su madre parecía lamentar que su hija hablara de su verdadero padre con tanta frialdad. Aria se sintió mal por su madre, que tuvo que presenciar a su hija dar tal respuesta, pero no expresó sus sentimientos y preguntó por qué.
—Mi respuesta ha terminado. ¿Por qué lo preguntas?
—No. No quise decir nada. De todos modos, ¿no te importa nada? A menos que te moleste. Y si él te ayuda… quieres recibirlo.
—Sí, me alegro de lo que haga, pero si me interrumpe o bloquea mi camino, no lo dejaré ir, incluso si es mi padre biológico.
La condesa volvió a pensar en silencio, en respuesta a su firmeza.
—Sí. Es agradable, pero solo tú puedes molestarme e interrumpirme, no mi padre.
Ante su resuelta respuesta, la condesa volvió a guardar silencio.
¿Qué piensas? ¿Realmente calculas si mi padre biológico será de ayuda o no?
Aria también se quedó en silencio y pasó un momento. Entonces escuchó los cascos de los caballos fuera de la ventana, y Annie llamó a la puerta.
—¡Señorita! ¡Señorita! ¡Su alteza ha llegado!
—Él ya está aquí. Bueno, tengo una cita para cenar. Lo siento, pero ¿se acabó la pregunta? ¿No tienes nada que decir?
—Sí. Te lo pregunté porque estaba aburrida. Sal rápido. No puedes atreverte a hacer esperar a su alteza —la instó a salir, preocupada de que Aria pudiera llegar tarde por su culpa.
Aria trató de salir a toda prisa, pero de repente se detuvo; se sintió incómoda cuando terminó la conversación de una manera fría porque su madre mencionó tal historia.
Su verdadero padre, quien tal vez no sabía quién era, debía ser un ser desagradable, pero no la condesa, que era su verdadera madre. No le había dado mucho amor, pero la había dado a luz y la llevado a la familia del conde.
—Esa es mi opinión, pero si mi verdadero padre apareció y has comenzado a dudar, haz lo que quieras —dijo antes de salir de la habitación.
—¿Eh?
Al escuchar las palabras indiscretas de su hija, la condesa puso expresión de sorpresa. No parecía entender a qué se refería, por lo que Aria le mostró su verdadero corazón.
—Ahora puedo vivir sin la ayuda de nadie, así que no te preocupes por tu propiedad o tu posición, vive como quieras. Recientemente me di cuenta de lo diferente que se ve la vida dependiendo de quién esté cerca.
—Aria…
Solo entonces Aria entendió lo que estaba diciendo, y se tapó la boca con la palma. Sus ojos se movieron como una ola.
Después de terminar la conversación y bajar al primer piso, Asher estaba esperándola con un ramo de tulipanes en sus brazos. Iban a salir de todos modos, así que podría haberla esperado en el carro, pero en su lugar se atrevió a pararse en el pasillo para mostrarle el enorme ramo en sus brazos.
¿Qué hizo que Asher se pusiera así de nervioso? No huiría incluso si no te presumieras.
—Señor Asher —lo llamó con una sonrisa suave.
—Señorita Aria.
Mientras miraba al frente sin expresión, sonrió alegremente y dio un paso hacia ella. Los sirvientes que estaban a su lado lo miraron, sonrojándose ante la apariencia de un perro que había estado esperando a su dueño.
—Estás aquí temprano.
—Terminé de trabajar pronto. Era un poco temprano, pero no podía esperar a verte.
Aria también lo estuvo esperando todo el día, pensando en Asher, por lo que respondió con una profunda sonrisa que hizo un buen trabajo.
—¿Te gustaría decorar mi habitación con el ramo de flores?
—¡Sí! ¡Señorita!
Aria salió de la mansión con Asher, dejando el ramo a una de las sirvientas que miraba. Como no quería que la molestaran por el momento, no había caballeros o doncellas acompañándolos.
Asher se sentó enfrente y miró fijamente el hermoso rostro de Aria por un tiempo, pero de repente se movió a su lado. Luego entrelazó sus dedos y preguntó:
—¿Puedo tomar tu mano?
Ya la tomaste antes de preguntar.
Parecía una pregunta tonta ya que pensó que no se negaría. Aria estalló en pequeñas risas.
—¿Me dejarías ir si no me gusta?
—No.
Realmente le gustó su resuelta respuesta. Había pasado un tiempo desde que comenzaron su relación, y era lindo tomarse de la mano.
Le expliqué que tenía unos treinta años, incluido mi pasado, ¿pero solo me tomarás de la mano?
Así que la primera en inclinarse hacia el otro fue Aria, tocando su oreja.
—La punta de tu oreja está roja… ¿Hace calor? ¿Quieres que abra la ventana?
Asher prestó atención a sus ojos furtivos sin un momento de sorpresa, mientras ella unía su cuerpo a él, y tragó saliva.
—No, me gusta así.
—Ya veo…
Fue porque ella ya le había confesado que mentalmente era diez años mayor que él. Si fuera en el pasado, podría haberlo considerado como una acción que no tenía ningún significado para Aria, pero ahora no era así. Al darse cuenta de que todo esto era un acto calculado, ya no evitaba ni se afligía por su comportamiento repentino.
Sin embargo, legalmente, ella era todavía menor de edad y él parecía pensar que debería abstenerse. Acarició su mejilla con suavidad, mientras los dedos de su otra mano se entremezclaban.
Sin embargo, fue tan suave y modesto que tembló en las yemas de los dedos de Aria, quien ya había experimentado muchos años en el pasado. Pasaron su tiempo solos en un espacio tan reducido, pero pronto, la velocidad de la carreta disminuyó y dejó de moverse.
—Hemos llegado.
El restaurante reservado estaba cerca de la mansión del conde. Aria miró fijamente los ojos misteriosos de Asher por un momento a pesar de que escuchó la voz del conductor.
—La próxima vez, necesito reservar un restaurante en el Reino de Croa —suspiró profundamente y se quejó desde el fondo de su corazón.
Se necesitan días para correr al Reino de Croa sin descansar, ¿cómo harías eso?
Aria tomó la mano que le ayudaba al comprender lo que estaba insinuando, y se bajó del carruaje, siguiéndole dentro del restaurante.
—Bueno, ¿tenemos que salir? Más bien, puede que sea mejor no salir a ningún lado.
Ante esas palabras, Asher, que caminaba lentamente, se detuvo. Sin responder, la miró a la cara. Ella sonrió y abrió la boca, instándolo a que volviera a dar sus pasos.
—Quiero que este año pase pronto. —Sus palabras con una sonrisa le hicieron fruncir la frente.
—Sí… tienes razón. —Mientras caminaba, sus pies estaban un poco ásperos.
♦ ♦ ♦
Cuando entró al restaurante con ella, escuchó a algunas personas hablando. Entendió que eran invitados porque el personal actuó cortésmente con ellos ya que era un restaurante de lujo.
—Hay… invitados —dijo Asher, luciendo molesto.
No alquiló todo el restaurante, pero hizo la reserva a su nombre, por lo que pensó que no recibirían ni organizarían a otros huéspedes. Sin embargo, ese no fue el caso.
Algunas personas habían reservado asientos de antemano y estaban comiendo. El gerente se apresuró hacia Asher al verlo aparecer.
—Lo siento mucho. Les he dicho muchas veces que les resultará difícil comer hoy, pero… —dijo, bajando la cabeza.
—No, no alquilé todo el restaurante de antemano, sería extraño forzarlo. Está bien.
Asher negó con la cabeza, diciendo que estaba bien porque el gerente estaba a punto de arrodillarse en el suelo, y Aria pensó que era una vista lamentable verlos disculparse mientras temblaban,
Incluso si había gente, no era gran cosa porque estaban sentados lejos de ellos. El gerente no hubiera querido enfrentar esta situación, y debió haber persuadido a los invitados, pero fracasó.
Asher entrecerró los ojos y trató de medir quiénes eran los que estaban comiendo. Se preguntó quiénes eran estas personas porque ignoraban lo que el gerente del restaurante les decía a pesar de que les habían dicho que sería difícil conseguir un asiento en el restaurante.
Lo mismo sucedió con Aria. Si les hubieran dicho que alguien de mayor posición social visitaría, no se habrían quedado porque era natural que cuanto más alto fuera el estatus del invitado, más difícil sería comer con ellos.
A pesar de esto, se quedaron y comieron. O se trataba de alguien de identidad tan humilde que no reconocía la diferencia de estatus, o era tan alta como para ignorar la situación. Y tratándose del restaurante más caro y lujoso del imperio, era claro que se trataba del último caso.
Por eso, Asher estuvo midiendo quiénes estaban un poco lejos por un tiempo, cuando uno de los invitados de repente levantó la mano y fingió conocerlo.
—Eh, ¿no es su alteza Asterope?
Aria, sorprendida, miró al hombre, que tenía la mano levantada, con los ojos bien abiertos.
¿Cómo se atreve a decirle algo descortés al príncipe heredero del imperio?
No fue solo Aria sino todos los que presenciaron esta escena quienes reaccionaron así, por lo que toda la atención se dirigió rápidamente al hombre con una mano levantada. Llamó de nuevo el nombre de Asher, sin molestarse por las miradas asombradas.
—Su alteza Asterope, no me diga que no sabe quién soy.
—Lohan… —lo saludó Asher llamándolo por su nombre, y solo entonces Aria recordó que había tenido una breve conversación con él.
¿Ese hombre…?
Lo había conocido en el Reino de Croa. El hombre había fingido ser amigable con Asher, había aparecido en su habitación de repente, y luego se había quejado porque Asher no estaba.
¿Por qué está cenando con la princesa Isis?
Además, a diferencia de la última vez, estaba usando lenguaje honorífico. Aria, que abrió mucho los ojos debido a la incomprensible situación, miró a Asher y Lohan alternativamente.
Parecía ser lo mismo con Isis, que tampoco podía entender la situación, así que cuestionó a Lohan con un rostro mortalmente pálido. Pero en lugar de contestarle, él estaba ocupado expresando su alegría de ver a Asher.
—Me preguntaba quién fue el gran hombre que reservó aquí cuando escuché de mi sirviente que el gerente seguía agregando palabras innecesarias cuando entré, pero se trataba de su alteza.
Solo entonces Asher suspiró y se dio cuenta de por qué no se fueron a otro restaurante a pesar de la persuasión del gerente. Era una cara muy problemática. Solo Aria e Isis, que no sabían el motivo, seguían buscando respuestas.
—¿Por qué no te unes a nosotros ya que estamos todos aquí?
Había una profunda sonrisa en el rostro de Lohan. Era una recomendación natural como si este fuera su propósito en primer lugar. Parecía haber ignorado las palabras del gerente con la intención de hacer esto desde el principio.
—¿Unirnos? —preguntó Asher, como si fuera ridículo, y frunció el ceño.
Tenía mucho que hacer a partir de mañana, por lo que planeaba tener una comida larga y acogedora con Aria ahora, pero tuvo una interrupción inesperada. Cuando trató de rechazar la ridícula sugerencia, por supuesto, Aria le dio una respuesta positiva.
—Creo que sería mejor. Parece que no se ven desde hace mucho tiempo.
—¡Señorita Aria!
Los ojos de Asher la siguieron, preguntándole si lo decía en serio. Parecía querer decirle que no deberían pasar su precioso tiempo con personas tan inútiles.
No podré encontrarme contigo a menudo porque estaré ocupado a partir de mañana.
Pero Aria tenía curiosidad por la identidad de Lohan y por qué estaba cenando con Isis, así que sonrió, fingiendo no entender, y le tocó la mano que sostenía.
—Vamos a hacerlo, ¿no es así?
¿Cómo puedo negarme cuando estás tan decidida?
Asher, que había estado mirando a Aria durante mucho tiempo, frunció el ceño. Luego suspiró profundamente y asintió.
—Yo… De acuerdo.
No tuvo más remedio que seguir las palabras de Aria, pero su rostro se puso frío porque iba a pasar el precioso tiempo que había preparado tan duro con estos intrusos. Entre Aria, que estaba curiosa, e Isis, que estaba mortalmente pálida, solo Lohan se reía.
—¿Cómo diablos se conocen? —preguntó Isis, incapaz de superar su curiosidad mientras se preparaba la vajilla para Asher y Aria.
Era una pregunta razonable dado que al día siguiente estaban planeando atacar al Castillo Imperial y al príncipe heredero. Aliados y enemigos se unían en una mesa para comer juntos un día antes de la batalla decisiva. Contrario a la preocupada Isis, el rey respondió despreocupadamente.
—Es natural que el rey de un país y el príncipe heredero se conozcan. ¿No sería extraño que no nos conozcamos?
—¡¿El rey?! —se sorprendió Aria, la única que no conocía su identidad.
Lohan parecía tener la misma edad que Asher en el mejor de los casos, pero ya era un rey…
¿Hará una visita personal al imperio mañana?
Ante el comentario, que sonó a mentira, miró a Asher:
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Lo siento. No quería presentártelo porque no creo que debas saberlo, pero fue mi error —le dijo Asher, quien leyó en su rostro que estaba en problemas.
—Es increíble, pero creo que los dos sois bastante cercanos —dijo Isis, llena de ansiedad y preocupación, y Lohan la miró enojado.
Isis sintió una gran ansiedad en esta situación. Lohan atacaría al hombre frente a él en unas horas, pero actuaba como si fueran cercanos.