Harem Imperial – Capítulo 52: Es difícil comprender el corazón de un monarca (2)

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Con la llegada de la noche, las linternas dentro y fuera del Salón Qing Feng fueron prendidas. El patio no estaba muy iluminado, pero estaba envuelto en un brillo cálido.

Cuando Gao Jing salió del cuarto, se paró a diez pies de la puerta y esperó con una expresión tranquila. Había varias sirvientas nuevas hoy, y a pesar de que trabajaban en silencio, Fu Ling se sentía sofocada y algo molesta. Caminando fuera del Salón, con el viento de primavera soplando, tembló inconscientemente, pero aun así se mantuvo fuera por mucho tiempo.

—Hermana Fu Ling, ¿me recuerdas aún?

Una voz femenina gentil sonó en sus oídos, haciendo que Fu Ling se diera la vuelta. La mujer vestida con un uniforme de palacio le sonrió, mirándola llena de esperanza. Fu Ling asintió gentilmente.

—Te recuerdo, Lan Fang. ¿Cómo viniste al Salón Qing Feng?

Lan Fang sabía que ella la recordaba, pero ahora que su posición era la de una mujer oficial, además de ser la confidente de su Señora, si prefería decir que la había olvidado, no sería extraño. Escuchar a Fu Ling admitir que la conocía, la hizo sentirse aliviada.

—Ahora eres una mujer oficial, y todavía me conoces. Esta vez gasté todo mi dinero para ordenar mis asuntos y así poder entrar. Ambas pasamos por muchos problemas, ¡debes guiarme bien!

Originalmente era de esa forma, era comprensible que las personas intentaran escalar más alto. La Oficina de Lavandería en realidad no era un buen lugar para quedarse.

—La Señora trata a las personas magnánimamente, y su mente es clara. Siempre y cuando le sirvas de todo corazón, ella no te tratará mal —sonrió Fu Ling. La sonrisa de Lan Fang se puso rígida por unos momentos, antes de que se inclinara.

—Sí, esta sirvienta servirá de todo corazón. —Al terminar, no se olvidó de saludar una vez más antes de retirarse.

Antes hablaba de “yo”, pero ahora es “esta sirvienta”.

Fu Ling sacudió la cabeza con amargura. Lo que dijo era en efecto verdad, lo más probable es que Lan Fang sintiera que debía mostrarse de cierta manera.

—Hermana mayor Lan, deja que esta sirvienta haga este tipo de trabajo.

De pie afuera, a través de la puerta medio abierta del Salón, Fu Ling vio a Lan Fang a un lado de Lan, hablando con respeto y cuidado. Lan observó a la bien portada sirvienta de palacio de arriba a abajo y frunció el ceño.

—¿Sabes cómo hacerlo?

Usualmente Fu Ling se encargaba de la Señora, y ahora serían ella o Xia Yin las que intervinieran. Las tareas como la lavandería o barrer no la necesitaban. Viendo cómo su Señora atesoraba a las begonias, ella decidió recortar las hojas.

Lan Fang vio la expresión en el rostro de la otra mujer, y respondió rápidamente.

—Esta sirvienta aprendió de varias ancianas cómo hacer los arreglos florales, y aunque mis habilidades no se comparan con las de la hermana mayor, este tipo de tareas deberían ser hechas por nosotros los sirvientes. Usted puede dirigirme desde un lado.

Lan levantó el ceño al escuchar las dulces palabras de la sirvienta. Le dio las tijeras sin más ceremonia y sonrió.

—Entonces voy a molestarte.

—Esto no es nada —dijo Lan Fang, alarmada—. Esta sirvienta acaba de llegar y no sabe nada, así que necesitará la guía de la hermana mayor.

Lan asintió, satisfecha, y dio dos pasos antes de hablar repentinamente..

—¿Cuál es tu nombre?

—El nombre de esta sirvienta es Lan Fang.

—Ponte a cortar, vendré más tarde a mirar —sonrió Lan dándole otra mirada.

—Sí. —Lan Fang respondió respetuosamente, inclinándose, y Lan regresó a su cuarto de buen humor. La expresión respetuosa del rostro de Lan Fang se desvaneció de inmediato, pero trabajó con seriedad.

Fu Ling suspiró. Quizás Lan Fang fuera el tipo de persona más adecuada para vivir en el palacio, todo lo que necesitaba era una oportunidad. De hecho, todos en el Palacio Interno estaban luchando por ser favorecidos. No sólo las Señoras luchaban por el afecto del Emperador, los sirvientes eran iguales, esperando obtener reconocimiento de sus maestras. Todos peleaban, y a pesar de que pensó que ni ella ni Qing Feng pertenecían a la lucha, ahora parecía que también lo harían.

Esta era la verdad del Palacio Interno. Fu Ling repentinamente se sintió sin aliento, y levantó la mirada al cielo estrellado. Un par de ojos distantes e indiferentes aparecieron en su mente. Esa persona… ¿También estaba compitiendo?

Dándose cuenta que estaba pensando en ese hombre arrogante, Fu Ling frunció el ceño.

♦ ♦ ♦

—Di lo que necesites decir.

Las velas en la casa eran cálidas, y la atmósfera extrañamente harmoniosa. El tono de Yan Hong Tian estaba relajado, y parecía de buen humor. Qing Feng pensó unos momentos antes de hablar.

—La Señora Xu ha estado a un lado de la emperatriz viuda por un largo tiempo, dejarla ir significa que la emperatriz no tendrá a nadie preocupándose por sus problemas diarios. ¿Por qué no la dejas permanecer en el Palacio y expiar sus ofensas?

—¿Eso es lo que querías decir? —replicó con un tono que se volvió sombrío mientras sostenía la taza de vino. Su voz era ligera, y no se podía escuchar alegría ni furia. La emperatriz viuda había rogado repetidamente, pero el emperador no había cedido. Hasta ahora no le había respondido, ¿podría ser que pretendía dejar las cosas así?

¿Eso quería decir que no habría problemas si ella lo pedía? Qing Feng meditó antes de responder.

—Sí.

—Ya que la amada Concubina Imperial lo pide, será aprobado.

Como esperaba, Yan Hong Tian no le dificultó las cosas, pero su voz se volvió fría y pudo detectar algo de decepción. ¿Pero por qué?

Mientras observaba su expresión, el emperador se puso de pie de repente y abrió la puerta para irse, dejándola atónita. Observando su figura alejarse, Qing Feng se llenó de dudas.

¿Está enojado ahora? ¿Pero por qué? ¿O qué esperaba que hubiera dicho?

El emperador se había ido hace tiempo, pero cuando Fu Ling entró, encontró a su Señora con el ceño fruncido y observando la nada. No pudo evitar sentirse preocupada, y la llamó.

—¿Señora?

Sacudiendo su cabeza, Qing Feng notó que todavía no podía leer la mente de Yan Hong Tian, así que bien podría ignorarlo.

—Estoy bien. —Cuando sus ojos se encontraron con el paraguas negro apoyado contra la pared, pensó unos momentos antes de continuar—. Fu Ling, ya no está lloviendo, así que guarda el paraguas.

Si continuaba en ese lugar, la próxima vez que Ming Ze lo viera sería más vergonzoso. No podía seguir mostrándole su lado patético.

—Sí. —Fu Ling tomó el objeto y se dio cuenta que tenía algo de polvo, así que lo abrió y usó una tela para limpiarlo. Cuando lo cerró, se dio cuenta que había un área desigual. Al ver con cautela, descubrió dos palabras: Qi Yu.

Las palabras eran pequeñas y, sin no las estuviera buscando, no las habría hallado. ¿Qué significaban? ¿Era el nombre del propietario del paraguas o alguna especie de etiqueta? Fu Ling no se preocupó por no saberlo, y cerró el paraguas para después cubrirlo.

Había estado en el cuarto de la Señora por tanto tiempo, así que debía ser especial. Abriendo el cajón más interior del gabinete, Fu Ling puso el paraguas dentro, separándolo especialmente de los otros.

♦ ♦ ♦

Cuando el sol se puso, Qing Feng estaba acostada en un sillón en el medio del patio para observar las begonias. Ya se habían adaptado al nuevo suelo, y el follaje era exuberante y vibrante, pero desafortunadamente todavía no florecían. Le ordenó a algunas personas que plantaran lotes de matricaria en las paredes. A lo largo del verano y entrando al otoño, estarían en ciernes, luciendo atractivas a través del trasfondo esmeralda.

Bajo los cuidados de Fu Ling y Huang Jiao, su salud mejoró y ya no sentía dolores abdominales. Pero el médico dijo que seguía demasiado delgada, y la sirvienta le traía diferentes tipos de carnes y sopas para beber en todo momento, como hoy.

Cuando Fu Ling había traído la nueva sopa de pollo, escuchó una voz triste.

—Fu Ling, ¿no hay algo extraño en estos días?

Llevándole la sopa cerca de la boca, Fu Ling sonrió.

—No hay nada extraño.

Si hubiera algo, sería cómo intentaban varios métodos para alimentar a su Señora, pero ella seguía delgada.

Sentándose para tomar el tazón de sopa de las manos de su sirvienta, rodó los ojos antes de responder.

—Estaba diciendo que el Palacio Interno está demasiado pacífico. La famosa brujería no fue investigada, y la familia Xin no continuó persistiendo. Lo más extraño es que, a pesar de que el emperador me designó como Concubina Imperial, ninguna de las emperatrices viudas me puso dificultades. ¡Incluso la emperatriz actúa tolerante!

Fu Ling sonrió con amargura. Parecía que si no lo explicaba con claridad, esta Señora suya no tendría paz.

—La celebración está por comenzar, y diferentes embajadores y comerciantes de otros países se han reunido en la capital. El emperador dijo que los asuntos extranjeros eran de mayor importancia, así que la brujería en el Palacio Interno no debía mencionarse. El Primer Ministro Lou se casará en estos días, así que la emperatriz viuda del oeste tiene miedo de que la princesa Chao Yun haga alguna tontería, así que la estuvo acompañando todos los días y no tiene tiempo para usted. La emperatriz viuda del este ha estado en una guerra fría con el emperador por haberla designado Concubina Imperial, y para colmo, el Primer Ministro Lou insiste en casarse con la señorita Qing Ling como esposa, por lo que está furiosa. Es algo bueno que el emperador le haya permitido a la anciana Xu permanecer en el palacio, ya que eso mejoró un poco su humor. Estos últimos días estuvieron preparándose para ir a otro patio a descansar, para que “lo que no se ve, no se sienta”. En cuanto a la emperatriz…

—¿Qué sucede? —preguntó Qing Feng, alerta. Fu Ling suspiró.

—Por su lado, su salud todavía no se ha recuperado por lo que sus puertas siguen cerradas, y no ha salido ni nadie la ha visitado.

—Todavía me siento extraña—. Qing Feng sacudió la cabeza, sin creer que Xin Yue Ning hubiera dejado el asunto como si nada.

Una mujer embarazada tendía a ser susceptible al enojo y sospechas. Fu Ling levantó la mirada hacia el cielo, y vio que el sol se estaba poniendo, por lo que los rayos solares ya no eran tan fuertes.

—¿Qué le parece si la acompaño a una caminata? El médico imperial dijo que caminar es bueno para usted y el niño.

—Eso está bien.

Las dos caminaron lentamente por los pasillos pequeños del Palacio Interno, y cuando las sirvientas y eunucos las veían acercarse, se arrodillaban de inmediato. Otras concubinas las evitaron, y aquellas que no pudieron hacerlo, se acercaron a saludar y se retiraron cuando ella les dio un asentimiento con la cabeza.

¿Este era el tratamiento que se le daba a las Concubinas favorecidas? El sentimiento de estar pisando los pies de alguien no era agradable, y sólo la hacía sentir cansada. Si ella, un zorro que explotaba la grandeza de un tigre, se sentía de esa manera, ¿qué sentiría Yan Hong Tian? Qing Feng no pudo evitar pensar en cómo se había ido hace unos días. Estaba segura que seguía enojado, pero no entendía por qué.

Sonrió. En efecto, una mujer en el Palacio Interno no tenía mucho que hacer. Además de pensar en ese hombre, pensaba en el otro…

Al acercarse al Jardín Imperial, pudo oler varias fragancias florales que marearon a Qing Feng. Tomó un pañuelo, y lo usó para cubrir su boca y nariz.

—La fragancia del Jardín Imperial es demasiado pesada y me está incomodando. Vamos a otra parte a caminar.

—Sí. —Sabiendo que ella prefería la tranquilidad, Fu Ling la ayudó por un camino solitario a un lado.

El sendero estaba rodeado de acacias recién crecidas, las cuales se mantendrían florecidas durante el principio del otoño; los rayos del sol poniente pasando por sus hojas caían sobre el suelo como manchas. Qing Feng caminó tranquila, respirando la fragancia ligera de las hojas, con una sonrisa gentil en los labios.

Le gustaba aquí. El último vestigio el sol fue cubierto por la noche, y Fu Ling se dio cuenta que su maestra no tenía intenciones de regresar.

—Se está haciendo tarde, deberíamos regresar —la persuadió. Sin embargo, Qing Feng se mantuvo quieta y señaló a una mujer que estaba cerca.

—Fu Ling, mira a esa persona. ¿Quién es?

Ella miró fijamente a donde señalaba, y se encontró con una figura delgada que sostenía algo mientras miraba alrededor, moviéndose con cuidado.

Juzgando por su apariencia…

—Parece ser Wu de la Concubina Imperial Hui —respondió.

El cielo acababa de oscurecer, y ella estaba actuando sospechosamente. Debía ser algo que no podía ver la luz del día.

—Vamos allá a mirar —susurró Qing Feng.

Después de seguir a Wu, la vieron atravesar una pequeña puerta redonda. Qing Feng quería seguirla, pero Fu Ling la detuvo.

—Señora, enfrente está el Palacio Frío. Es probable que Wu haya ido a visitar a la Concubina Imperial Hui. Su salud es importante, sería mejor no ir más allá. Esta sirvienta irá a echar una ojeada.

No importa cuál fuera la situación en el Palacio Frío, además de Chen Zhen y Wu, no conocía a nadie más. También estaba embarazada, por lo que era inapropiado que entrara. Después de pensar un rato, Qing Feng asintió.

—Sí. Sé cuidadosa. No importa lo que veas, no debes hacer ningún ruido, y sal tan rápido como puedas.

La preocupación en los ojos de su maestra calentó el corazón de Fu Ling.

—Sí.

Una vez se fue, Qing Feng quedó sola. Fue entonces cuando se dio cuenta que este Palacio estaba en un lugar remoto y que estaba completamente a oscuras, aunque otros Palacios tenían linternas cada diez pies. Los árboles a ambos lados del camino estaban descuidados, y habían crecido más de lo debido, lo que aumentaba la oscuridad.

El viento nocturno comenzó a soplar, haciendo que Qing Feng se frotara los brazos gentilmente, sintiendo que fue una mala decisión haber enviado a Fu Ling.

Después de esperar un tiempo más, comenzó a sentirse preocupada. No sabía si debería ir al Palacio Interno en busca de ayuda, cuando repentinamente los árboles comenzaron a sacudirse con tanta brusquedad que no parecía haber sido causado por el viento.

Qing Feng se sorprendió, ¿quién estaría ahí?

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