La chica que sostiene el anillo – Capítulo 37: La mujer que se apoderó de la alegría

Traducido por Nidhogg

Editado por Yusuke


Los seis mil hombres que Noel había llevado a tomar Rockbell ahora se dirigían hacia el oeste a lo largo de la carretera de Kanan en rumbo a la captura de Madress. Mientras que ocasionalmente los asaltaban aquellos valientes nobles que lideraban a sus tropas en la ofensiva, ella fácilmente repelía sus ataques. Y luego Riglette sentenciaba a esos valientes tontos a ser quemados en la hoguera.

—Se siente extraño revertir los roles tan rápido.

—Nunca pensé que sería el que atacaría a Madress. 

El camino que tomaron fue el mismo que Ristih había usado cuando estaba al frente del original ejército del Círculo Rojo, la única diferencia era la falta de un contraataque coordinado de las fuerzas del Sur de Coimbra. Wilm pudo haber decidido que una colisión frontal con el ejército del Círculo Rojo era indeseable dada a su alta moral. Así pues, probablemente optó por resistir un asedio antes de que llegaran los refuerzo para así comenzar un ataque de pinza. Pues, si es el mismo número de hombres, los defensores tendrían una ventaja abrumadora en su castillo. Además, podían ganar tiempo para que llegaran los apoyos de Bahar y Ribeldam. Aunque no habría manera de evitar sacrificar a las personas en las tierras que rodeaban el castillo, desde el punto de vista de un comandante, era la decisión correcta.

—¿Así que, Wilm se está preparando para un asedio después de todo? Es como dijiste, Riglette —dijo Noel.

—Obviamente. De ninguna manera ese hombre arriesgaría todo en un ataque. De hecho, no me sorprendería si usara a los plebeyos como escudos humanos.

—Creo que eso es demasiado. El mayor general Wilm… Quiero decir, Wilm es un virrey, no sólo un enemigo. Hacer esa clase de cosas a su propia gente sería…

—Sir Cynthia, me parece que eso es suficiente. ¿Cuándo dejarás de darle honoríficos? Él es un enemigo. Ah, si bien es cierto que estamos emparentados, no tienes que aplicar eso a mí.

Riglette miró a Cynthia con desagrado. Hablar una o dos palabras de más era su forma habitual. Y si bien Noel lo encontraba divertido, había muchos que mantenían cierta distancia de su asistente debido a eso. Los isleños de Willa lo aceptaron como parte de su personalidad, pero ellos eran la excepción. Incluso aunque era una irritación menor y no era particularmente evidente, Barbas hablaba en voz alta sobre lo jodidamente “molesta” que siempre había sido.

—Es verdad, lo siento. Es como dices, sir Riglette. Wilm debería ser un enemigo detestado. Tendré cuidado de aquí en adelante.

—Eso debería estar bien. ¿Qué? No hay razón para preocuparse, era lo que esperaba. Cuando estaba en esa isla desolada, tuve mucho tiempo para pensar —dijo Riglette.

—Riglette y yo hicimos simulaciones militares. ¿Uh, creo que unas mil? —agregó Noel.

—Mil doscientas cincuenta y siete. Por cierto, hiciste trampa ciento veinticuatro veces.

—En las guerras reales, terremotos, inundaciones, huracanes y así, todo eso pasa, sabes.

—¡Cómo si pasaran, idiota!

—Jajaja, te enojaste de nuevo. ¿No se suponía que los oficiales no se enojan?

—¡¿Estás buscando una pelea?!

Ignorando la furia de Riglette, Noel se volvió hacia Cynthia y le explicó todo lo que había hecho hasta ese momento. Fue en lo que aparentemente era tiempo libre en la isla Willa que ella y Riglette habían planeado su liberación de Coimbra. Durante estos tres años se la pasaron planeando, planeando y planeando. Noel había estado ocupada pescando, nadando, pescando más y jugando, pero Riglette no había hecho nada más que caminar en círculos alrededor de su escritorio en un estado melancólico, reflexionando sobre cómo hacer caer a Coimbra del Norte. El plan se había construido lentamente sobre la filtración gradual de información de Gemb. Por cierto, el plan para lidiar con un ataque directo de Wilm era emboscarlo en la playa. Hubiera sido desafortunado si el número de isleños hubiera disminuido severamente.

Pensar era solo otro pasatiempo para Noel, pero para Riglette era un asunto diferente, desarrollando bolsas debajo de los ojos, viviendo con el cabello enmarañado y, a veces, soltando voces extrañas mientras planeaba hasta altas horas de la noche. Todo fue por el bien del padre que ella tenía buenas razones para odiar, todo para vengarse de Wilm. A veces Noel se las arreglaba para quedarse despierta lo suficientemente tarde como para darle un aplauso estruendoso, pero siempre se encontraba con una chasquido de lengua de proporciones terribles.

—Haberlo considerado todo hasta ahora… Entonces todos los jóvenes e Irvan deben emprender un programa de entrenamiento de acuerdo con la política del ejército del Círculo Rojo… pues, sería vergonzoso simplemente andar agitando las espadas —dijo Cynthia.

—La distribución de roles también es importante, sabes. Quiero decir, ¿no se convertiría el ejército en un desastre si todos se movieran por su cuenta? —respondió Noel.

—Creo que sí, pero no eres tú para decirlo. ¿No eres de las que proceden a moverse por su cuenta solo después de pensar un poco?

—Ajaja, no hay problema si soy yo.

Noel sacó la lengua, y Cynthia se dispuso a dar un golpe, pero susurró:

—Por cierto, ¿cómo es tu relación con sir Riglette? Se ve mejor que antes, pero…

—Bueno, no soy su amiga, pero es una amiga mía importante. No puedo sentirme satisfecha sin ella allí. Ella es mi ayudante invaluable.

—Ya veo… bueno, no lo entiendo, pero bien por ti.

Casi simultáneamente con el murmullo de Cynthia vino una tos aparentemente intencional a su lado. Fue Riglette.

—Por favor no digas cosas sin sentido. ¿Por qué no informas a sir Cynthia del plan de aquí en adelante?

—Seguro. Um… atacaremos a Madress con un asalto fuerte y rápido para capturarla en el momento oportuno. Si no pudiéramos, no tendría sentido un asalto apresurado.

—Eso… bien puede ser imposible. La estimación más pequeña para el número de enemigos en Madress es actualmente de cinco mil, y a medida que Wilm reúna a más hombres de las tierras cercanas, ese número sólo debería aumentar. Yo diría que vamos a tener que lidiar con diez mil, mientras que solo podemos colocar seis mil de los nuestros.

—Podríamos tener una desventaja en números. Aun así, los defensores en un castillo no querrán pelear una vez que se rompa el frente. Puede que no tengan la moral.

Noel tenía una idea general de las circunstancias de lo que sus espías habían informado. Los soldados experimentados estaban fuera en una expedición. Las cosas podrían haber sido iguales por el momento, pero si fueran rodeados, sería un defecto fatal, independientemente de quién estaba dónde.

—Además de eso, Madress es una fortaleza fuerte con dos paredes. Incluso si rompemos el muro que rodea la ciudad cercana, el muro interior seguirá estando. Y como tienen un puerto, no podemos evitar su reabastecimiento. Si atacamos antes de estar completamente preparados, las pérdidas serán horrendas.

Cynthia se preocupó y Riglette resopló. Naturalmente, esto enfureció a Cynthia, cuyo rostro se puso rojo brillante.

—¿Qué te parece tan divertido, sir Riglette? ¡Pensé que era simplemente franca!

—No necesitas decir mucho para que lo entienda. Una vez fui miembro militar de Coimbra. ¿No se espera que yo sea capaz de pensar, a diferencia de cierto mono de pelo blanco perdido?

—Así es, no hay que preocuparse. Riglette solo está un poco trastornada, pero es muy buena para aferrarse a la debilidad de su oponente —aseguró Noel.

Después de un chasquido de lengua, Riglette tosió y comenzó a hablar:

—Ejem… dejemos de lado esa estupidez. Como discutimos anteriormente, pondremos nuestro plan en acción inmediatamente después de llegar a Madress.

—¿El plan, dices? ¿Qué vas a hacer esta vez?

—Es un plan que puedes esperar ver. La pista es que Barbas y el Bloque de la Hormiga Blanca podrían no estar allí. Mmmmmmm, me pregunto qué harán todos. ¿Podría ser un paseo?

Mirando a su alrededor inquieta, se aseguró de hablar en un tono inquisitivo:

—¿Podría ser que estabas en guardia de…

—Para engañar a los enemigos, uno debe comenzar con sus amigos. ¡Ahora apuntemos a Madress!

Noel tomó un estandarte de un soldado cercano, montó su corcel y lo agitó enérgicamente. El sonido familiar de la marcha del cuerpo de Noel comenzó a escucharse. El clima era bueno y las cosas realmente se sentían bien.

♦ ♦ ♦

Los soldados del Sur de Coimbra se alinearon en las murallas del castillo de Madress sin dejar una abertura, con arcos entrenados y listos. Por lo general, un asedio implicaría ser atacado mientras se instala el equipo de asedio y los trabuquetes, pero no era el caso en esta ocasión. Hacerlo llevaría demasiado tiempo y dañaría a los plebeyos locales. En aras de futuros esfuerzos, ella quería que el castillo cayera rápidamente. Ella y Riglette tenían la misma opinión al respecto.

—Sé que tienes un plan, pero ¿qué vamos a hacer realmente? No podrías pretender construir unas catapultas…

—Sólo observa. ¡Apuesto a que Cynthia también se sorprenderá!

Seis mil soldados del ejército del Círculo Rojo se dispersaron en formación para un ataque directo y Noel cabalgó frente a todos ellos. Todas las miradas se posaron en el jinete solitario. Estaba al alcance de los disparos de las flechas del castillo y el comandante enemigo preparó a sus hombres para disparar. Noel clavó su estandarte de martillos gemelos y anunció el ataque tocando el clarín con todas sus fuerzas. En ese instante, un atronador rugido estalló en el muro sur, el sonido del clarín sonó como una orden y el estandarte de Noel se alzó sobre las murallas cuando los soldados comenzaron a atacar a los arqueros al sonido del grito de un hombre.

—¡¿Q-Qué?!

—Muy bien, vamos. ¡Riglette, anuncia el ataque!

—¡No tienes que decirlo!

Riglette tocó su clarín. Los soldados, quienes estaban estupefactos, al igual que el enemigo, comenzaron apresuradamente su ataque.

—¡E-Ese no puede haber sido Barbas y el Bloque de la Hormiga Blanca!

—Eso es. Mira, Wilm ha estado reuniendo a todos sus soldados para esconderse en su castillo ¿verdad? Bueno, nos colamos mientras lo hacía.

—¿Los trajiste escondidos?

—Nos deshicimos del fondo de los barriles, pero también lo hizo el enemigo. Incorporar tantos soldados de repente, hace imposible distinguir entre amigos y enemigos. Probablemente también tenemos algunos espías con nosotros, pero ¿no son nuestros oponentes los que más pierden?

Noel guió a sus hombres hacia la puerta en una finta, mientras que la fuerza principal causaba el colapso de la muralla sur. Los arqueros en los muros cayeron en caos al nunca haber esperado un ataque desde el interior. Había sido posible presionar la entrada, no en un ataque sin sentido, sino que para llamar la atención por si todos los soldados se dirigían a la muralla sur y evitar que todo fuera en vano.

—Pensar que habías preparado este tipo de plan… pero, ¿cómo llegaste a las murallas?

—Las piedras de combustión. Las usamos para minar las paredes, te lo enseñaré luego.

—Ya veo, así es como entraste a Madress…

—Pero, probablemente no seremos capaces de salirnos con la nuestra de nuevo. Apuesto a que será la última vez en que todo salga tan bien. Bueno, es un precio que hay que pagar. Hey, deberíamos irnos también.

—Está bien. ¡De acuerdo, vamos!

Noel y Cynthia llevaron sus tropas a la abertura en la muralla sur. Riglette se detuvo a preparar algo, una efigie de lo que había ganado tan mala reputación en Coimbra: una plataforma para la ejecución por fuego. Un gran fuego fue encendido para que pudiera ser visto claramente desde el castillo. Los soldados que lo presenciaron con sus propios ojos inmediatamente entraron en pánico y huyeron en una avalancha  de hombres. Incluso su comandante arrojó su espada y huyó delante de muchos.

Habían visto como Noel había resistido a Bahar hasta el amargo final en la guerra anterior y la gran cantidad de nobles que habían sido ejecutados en el fuego como castigo por su traición a Grohl. Esas historias se habían extendido más allá de Coimbra e incluso hasta las provincias vecinas, existiendo la creencia generalizada de que La Demonio de Coimbra no había dejado de lado su rencor y esperaba para vengarse en la isla de Willa. Ese mismo demonio había aparecido repentinamente frente a ellos, a pesar de haber sido desterrado, e incluso había preparado un campo de ejecución. El peligro de poder ser los siguientes había tenido un efecto inmediato.

—No me detendré incluso si me lo pides. Es una táctica completamente útil.

—El enemigo… están corriendo como si hubieran visto un verdadero demonio. Es increíblemente efectiva, para ser honesta.

—Sería bueno ganar fácilmente, pero tengo sentimientos encontrados. Creí que estaría bien derribar la muralla.

Si Noel tuviera que señalar aquello que encontraba molesto, serían los niños que estaban demasiado asustados como para jugar con ella y conseguir que se acercaran, tomaría su tiempo. Era difícil lidiar con niños gritando, llorando y huyendo tan pronto la veían.

—Bueno, ¿no está bien? También lo dijiste, lo importante es ganar.

—Tenía a otras personas en mente.

Barbas continuó heroicamente con una carcajada en medio del estruendo producido por las armas, mientras Noel resoplaba.

—¡Salió bien, capitana! ¡Lo derribamos sin problemas! ¡Es realmente revitalizante, muy emocionante! ¡Pops usó la mitá de la reserva de piedras de combustión! ¡Aun cuando le dije que lo lamentaríamos! ¡Aunque hubieramos arruinao nuestra reputación si hubiéramos fallao! Definitivamente voy a lográ lo que se me ha encargao. ¡¿No es ese el camino de un artesano?!

Noel aplaudió a Barbas cuando comenzó a subirsele a la cabeza.

—Es un gran logro, Barbas. ¡Te daré una medalla hecha a mano más tarde!

—Jeje ¡muchas gracias! Ah, si fuera tan amable de agregá cualquié vino Gembi que puea encontrar…

—Claro que puedo. Tengo esas cosas para todos ustedes. ¡Tendremos una enorme fiesta después!

—¡Lo aprecio mucho! De acuerdo ¡ustés! ¡Tomemos el castillo de una vez!

—¡Sííí!

Con el fin de crear un ataque desde el interior de las murallas, Noel tomó el control del puesto de vigilancia, permitiendo exitósamente que los soldados en el exterior pudieran entrar. Los guardias resistieron de manera esporádica desde los alrededores de una capilla que habían convertido en su cuartel general. Los plebeyos se habían escondido en sus casas, temerosos de terminar envueltos en la batalla. No tenían dónde correr, aún como refugiados. Junto con garantizar la seguridad de las personas, Noel había prohibido el saqueo. Su ataque aún no había terminado. Formó a sus hombres y regresaron a la fortaleza y el puerto, pero no lograron tomarlos como esperaban. Pese a que Noel había atacado con fuerza, las defensas habían sido endurecidas al punto que no había conseguido aplastarlos y sus propios soldados comenzaron a fatigarse. Barbas sugirió que los hicieran estallar, pero Noel rechazó la idea.

—No jugaré la misma mano dos veces en una batalla. Por supuesto que los usaré, pero no es el momento. Además, sería un desperdicio.

Aún tenían reservas, pero si querían derribar los muros, necesitarían usar la gran mayoría y quería tener algo preparado para la batalla más importante de esa guerra. Además, el castillo era un lugar importante para Cynthia y el joven maestro, incluso una especie de hogar. Si podía, quería mantenerlo intacto. Si es que podía. Si resultaba imposible, simplemente usaría la peor explosión para despejar el tablero, sin dejar nada atrás, asesinando a todos los ocupantes. Las víctimas serían en su mayoría aquellos cercanos a Wilm, así que no sería un problema.

—Este métoo requerirá de una enorme cantía solo para derribá apropiadamente el castillo. Ese bastardo de Will realmente lo fortificó como la mierda. Atacá con normalía habría generao una montaña de cadáveres.

—Hmm, bueno, es la guerra, así que no se puede evitar. Aún así, minimicemos el número de sacrificios. Aunque, pensaba que en el peor de los casos tomaríamos el puerto únicamente.

El plan inicial de Noel requería que ya hubieran tomado el castillo, pero, una vez más salía a la luz que no importaba lo mucho que entrenaras, las cosas nunca saldrían exactamente de acuerdo al plan. En ese momento, Cynthia lideraba un ataque, pero el enemigo estaba poniendo bastante resistencia. Las estrechas calles estaban bordeadas con muros, de tal manera, que permitía eficientemente que un pequeño grupo de hombres defendiera el castillo. El puerto era increíblemente importante si iban a recibir alimentos o refuerzos de Ribeldam. Su feroz disposición para defenderlo hasta el último aliento era, probablemente, la razón de que lo hubieran protegido con éxito.

—¿Por qué no vamos y vemos si podemos tomarlo? Habrá sacrificios, pero esto es la guerra.

Las pérdidas no podían ser evitadas. Naturalmente, haría todo lo posible para minimizarlas, pero no tenía sentido si estaba tan asustada como para nunca lograr nada. Un comandante tenía que enfocarse en conseguir los máximos beneficios con una pérdida mínima. Noel estaba agobiada con las esperanzas de los soldados muertos, así que quería ir al frente ella misma siempre que fuera posible. Por supuesto, esto sin la intención de morir.

—Eres una especie de oficial al mando, pero, por favor, no seas tan entusiasta con todo. Es impropio.—Se entrometió Riglette con su opinión no solicitada.

Noel se preguntó cuándo había entrado.

—Pero sería malo si esto se prolonga demasiado, estoy segura de que lo sabes.

—Por supuesto. Los refuerzos de Bahar llegarán si nos tardamos demasiado. Además, si presionamos demasiado, Wilm podría intentar algo.

—¿Qué está haciendo ese cobarde? ¿No se acaba de esconder en su castillo?

—Si llega el momento de sentenciar el castillo antes de que lleguen los refuerzos, lo quemaría y se daría a la fuga el gusano cobarde. Lo más probable es que haya logrado colar algunos espías disfrazándolos como plebeyos. Luego podría escapar en medio del caos. Si tiene suerte, moriríamos en el incendio.

—¡Oi, no iría tan lejos! ¿verda? ¿No es su puta gente?

—Podrías jugarte la vida en ello, mono de cabello blanco. Yo, definitivamente, haría eso. Si yo lo haría, él lo haría, el gusano.

—Woah, eso es demasíao persuasivo. Me impresionaste por un maldito segundo. Ni siquiera podría quejarme.

—Gracias. Estoy tan conmovida que podría llorar.

Lanzó las palabras incendiarias del mismo modo y la respuesta habitual le siguió.

—No te estaba elogiando. Si te equivocas, me hará sentí enfermo.

—Lo sé, por supuesto —respondió Riglette, su boca curvandose cuando se encontró con la mirada desdeñosa de Barbas.

Sus lentes brillaron dramáticamente. Había llegado el momento, así que Noel también se puso sus gafas consiguiendo que Riglette le mirara sorprendida.

—¿Qué es esto? Su excelencia, ¿Noel? Por favor, de las órdenes apropiadamente, tal como un comandante. Solo si deseas volverte más famosa.

—En ese caso, oficial Riglette, haré lo que dice. Acaso, ¿tienes algo en mente? Aceptaré completamente la responsabilidad. Yo, Noel Bosheit, nunca correré ni me esconderé.

Ahora Noel daba las órdenes de una manera completamente egocéntrica. Sus palabras habían sido lo suficientemente educadas, pero simplemente estaba jugando, por lo que los soldados en los alrededores dejaron salir un par de carcajadas. Incluso había un hombre un poco más allá que clamaba larga vida a su excelencia Noel.

—¡Hey, no le sigan la corriente de ese modo, idiotas! ¡No puede tener más tontos correteando por ahí!

—Eso es cruel. Fuiste tú quien empezó con lo de su excelencia —objetó Noel.

—Puedo hacerlo, no soy una tonta después de todo.

—No lo sé…

Riglette miró a Noel por aquel golpe y algunos de los hombres del Bloque de la Hormiga Blanca comenzaron a hablar para ayudar a calmarla.

—Uh ¿Qué está pensando de todas maneras? Si puede cooperar con nosotros, con mucho gusto le ayudaremos. ¡Haremos cualquier cosa por la capitana!

—Hm, desafortunadamente, es mi turno. Soy la única capaz de hablar con él.

Barbas saltó cuando la vio agitando su mano como si ellos solo estuvieran interponiéndose en su camino.

—¿Qué? ¿Quién es exactamente este “él”? No seas tan lenta, sólo escúpelo.

—El que protege el puerto de Madress, el general de división de Coimbra del Sur: Leue Grambull. Sigue siendo mi hermano. Bueno, estamos conectados.

♦ ♦ ♦

En el puerto, a medianoche, Leue llamó a los soldados de guardia e inmediatamente se giró para mirar su pabellón. Eran los hombres que había puesto bajo su ala para proteger el puerto cuando se había convertido en el general de división. Los había equipado completamente y les había dado abundantes recompensas. Fueron escogidos como la élite en caso de que la situación empeorara significativamente en la provincia. Leue había persuadido personalmente a su padre para que no los enviara al continente. Había previsto la inevitable rebelión.

—Pensar que las famosas fortificaciones de Madress podrían acabar con su muralla exterior destruida en un solo día. ¿Es esta otra página de nuestra vergonzosa historia? Estoy seguro de que mi padre debe estar furioso.

Leue se burló de sí mismo. No se suponía que las cosas llegaran a esto. Se suponía que todo reviviría una vez hubieran eliminado a Grohl, pero la realidad era distinta. Se preguntaba si las cosas se volverían aún más trágicas a partir de ese punto. El territorio había gastado todo su dinero y hombres en las expediciones y lo que quedaba había caído en la desolación. Además, los soldados que regresaban traían enfermedades, causando grandes daños en lo profundo de los corazones de los pobres sobrevivientes. Era fácil que murieran aquellos con una mala nutrición. Como los nobles normalmente no morían, acumulaban el odio de la gente.

Sir Cynthia probablemente se ha unido al ejército del Círculo Rojo junto al joven maestro.

Los pensamientos acerca de la caballero femenina flotaban en la mente de Leue. Ella había rechazado su invitación y había cambiado su destino al empobrecido norte para encargarse de Elgar. Probablemente, la única razón por la que se había forzado a sí misma a servir a los traidores, había sido por el bien de Grohl. Recorría el camino que había escogido para sí misma. En comparación, Leue solo hacía lo que le ordenaba su padre. Si no lo hacía, terminaría como Riglette. Sería desechado y perdería su estatus, así que se había adelantado. No había razón para no renunciar a sí mismo cuando se enfrentaba a un futuro glorioso y próspero, o eso pensaba.

Pero ¿qué si lo es? ¿Es realmente el futuro que quería? 

Leue arrugó en su puño el reporte que detallaba los horrores de la guerra y lo arrojó violentamente a un lado. En ese momento un subordinado ingresó a la tienda y saludó.

—Sir Leue. Ah, uh… ha llegado un invitado, pero…

—¿Un invitado en este momento de crisis? Ridículo, ¡¿en qué estás pensando?! ¡¿Qué tipo de situación piensas que es esta?!

—Pero, señor, me ordenaron que le transmitiera esto… su invitado es sir Riglette.

—Mi hermana, dices.

Interrumpiendolo, Riglette entró al pabellón con el uniforme de la policía militar con su habitual expresión de amargura. Su piel estaba pálida, a excepción de las ojeras bajo su mirada penetrante. Aparentemente, su naturaleza traicionera no había cambiado.

—Tiempo sin verte, Leue. Oh, eres un general de división ahora ¿verdad?

—Pensar que aún estás viva… había oído que habías sido asesinada por padre.

—¿De verdad crees que moriría antes de presenciar vuestra derrota?

—No has cambiado. Aún así, no recuerdo haber aceptado nada. Estoy bastante ocupado en este momento, así que preferiría que te retiraras por ahora.

Riglette resopló cuando Leue apuntó en dirección de la entrada.

—Mantén a raya ese tipo de pensamiento por el momento ¿está bien? Las palabras de tu hermana mayor deben ser consideradas correctas. Has estado debajo de mí desde el principio y siempre lo estarás.

—Jajajaa, incluso tu intolerable actitud es la misma. Siempre dices cosas que ahuyentan a la gente.

—Y tú, aún pareces ser la marioneta de ese hombre, como siempre. ¿Es divertido ser una marioneta?

—No quiero que me lo pregunte aquella cuyas cuerdas fueron cortadas y fue desechada a la isla de Willa. Así es como me he convertido en comandante. Por supuesto que estoy satisfecho.

Sus palabras lograron dibujar una tranquila sonrisa en el rostro de Riglette.

—Jujuju, no fui desechada, pero fui quien aprovechó la oportunidad. Así es como vine hoy aquí. También he venido a darle caza a ustedes dos, tontos.

—¿Te cansaste de tu elegante vida en la isla?¿No deberías haber estado satisfecha allí, con ese demonio? Habría sido mejor si se hubieran quedado encerradas allí por el resto de sus vidas…

La vida de Riglette siguiendo a su superior, al menos de nombre, realmente había sido solo una forma de barrer la molestia bajo la alfombra, pero ella y Noel habían regresado para pagarles y ahora se encontraban atacando Madress. En pocas palabras, Riglette nunca había tenido la intención de seguir a Noel. Leu no sabía cómo lo habían hecho, pero parecía que incluso habían involucrado a los soldados de la isla Willa.

—Cierra la boca. Esa idiota no podía importarme menos.

—Pensé que eras su mujer de confianza en este momento, querida hermana. Jajaja, estoy seguro de que estás contenta con eso. ¿No estás orgullosa de tu herencia familiar Grambull?

Leue se burló y Riglette resopló en respuesta, lo que solo empeoró su creciente irritación. De verdad quería golpear esa cara presumida. Quizás, incluso comprendía cuánto había querido mantenerla lejos Wilm en aquel entonces.

—Juju, no necesito algo como el orgullo. Vendería mi alma al diablo con tal de pararme sobre ustedes dos.

—El demonio, no el diablo ¿verdad? Tu maestro.

—Callate. Como dije, esas estupideces no me importan.

—Entonces ¿te importaría explicarme por qué estás con esa idiota? Tu tonto hermano menor es curioso.

—Es una idiota, se emociona con facilidad, se interpone en el camino, y es un demonio infantil, pero es capaz de entender una conversación y tiene la capacidad de seguir adelante con las cosas. Es mejor que unos gusanos de mierda —afirmó Riglette con confianza.

Era la primera vez que la había visto tan segura.

—Ahora bien ¿tu negocio? Seguramente no viniste solo a saludarme. ¿O podría ser que me quieras como un aliado?

—Juju, es un asunto simple, Leue. Si quieres ayudar a un miembro de la familia Grambull, los dos tendremos que confabularnos.

—Que tontería. Soy un general de división de Coimbra del Sur. Por favor, piensa con cuidado antes de salir con estas bromas. Ya sea que te decapite o no en este momento, ¿no estás yendo demasiado lejos?

Riglette simplemente lo miró con superioridad  por su intento de rechazarla, con una nostálgica mirada de disgusto. Probablemente había sido la mejor en el continente al hacer sentir a los demás que habían perdido de alguna manera.

—No es cosa de risa. ¿No eres solo un general de división de nombre? Wilm tiene por completo la verdadera autoridad ¿verdad? Es por eso que solo tienes esta cantidad de hombres a pesar de tu cargo, cuando normalmente supervisarías un ejército completo. Verdaderamente patético.

Leue se quedó en silencio. Ella estaba en lo correcto. Se había convertido en un general de división, pero nunca había comandado una cantidad como diez mil hombres, a lo sumo, tres mil. Los asuntos civiles y militares eran controlados por su padre y Leue solo los llevaba a cabo. Por supuesto, le había consultado a Perius cómo lidiar con la situación, pero nunca lo habían considerado seriamente.

—La única manera de preservar el apellido de la familia Grambull es traicionarlo. Sin embargo, Wilm tendrá que morir.

—No tiene sentido, no importa lo que digas. ¡Cómo si pudiera hacer algo tan cobarde como tú al traicionar a mi propio padre!

Riglette casi cantó cuando se abalanzó sobre él.

—A este paso, serás implicado en sus crímenes y ejecutado con todos los demás. Naturalmente, esto incluye a aquellos que se rindan. Hay un gran fuego que será exhibido en los terrenos de ejecución que establecimos. Todos aquellos a los que odias seguramente bailarán con alegría. ¿No lo sabías? La familia Grambull es odiada por todos. Si escucharas todas las voces resentidas, estoy segura de que te volverías completamente loco.

—¡Tú también eres parte de esta familia!

—Por favor, no me hagas a un lado y después repentinamente trates de convertirme en un camarada. He abandonado la casa Grambull. ¿Qué necesitaría de esta ahora cuando no es más que un símbolo de traidores?

Leue solo podía quedarse en silencio ante sus palabras. Había dicho, pocas palabras, que no había mayor mérito en su casa. Arrojó con ello incluso su título como noble. Su antigua hermana no habría podido hacer eso, sin importar cuanto la hubiera condenado su padre. Así de valioso era su condición de noble.

—Para ser honesta, en verdad quiero que rechaces mi propuesta. De este modo podía acabar con todo los gusanos inmundo. Yo soy quien dará la orden de ejecución, por supuesto. No pienses que los dejaré morir fácilmente. Recuerdo a cada uno de los miembros de la familia Grambull que alguna vez me menospreciaron y ninguno escapará. Hombres, mujeres y niños, ninguno quedará una vez que los haya matado a todos.

Había empezado a sonreír como una loca. Probablemente así era como se sentía realmente, no, no había dudas de que lo haría. En la mente de Leue, la decisión de rechazarla había comenzado a vacilar desesperadamente. Sabía que la única razón de que ella hubiera ido a él era para humillar aún más a Wilm. Ella se beneficiaría si él cooperaba. Si bien podía matarla justo en ese momento, probablemente llevaría a la erradicación completa de la familia Grambull. De todos modos, los deseos de Riglette se cumplirían.

—¿No has considerado que podría capturarte ahora? Incluso podría matarte si me parece.

—De verdad eres un idiota. Si me importara mi vida, no estaría aquí. Matenme ahora y ese demonio tomará venganza. No hay ninguna duda. Incluso si muero, no será difícil conseguir tu ruina.

Riglette ahora sonreía, temblorosamente feliz, con una mirada alegre y loca por partes iguales. Su ojos no mentían, Leue definitivamente podía decirlo. Abatirla traería algún tipo de calamidad o, al menos, su muerte a manos de La Demonio.

—Entonces, hermana, ¿quieres que evacuemos el puerto y nos rindamos? ¿Es así cómo quieres que te ayude?

—No sería suficiente. Si quieres ser salvado, tendrás que hacer algo que pueda aplacar la ira de los plebeyos. De lo contrario, jamás serás perdonado. Después de todo, eres el amado hijo del detestable Wilm.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Es simple. Entra al castillo de Madress, captura a Wilm y obtén una victoria sin derramamiento de sangre. Estos son los términos. Lanza una sola flecha en nuestro camino y el trato está cancelado. —Su sonrisa se había desvanecido y acercó sus rostros amenazadoramente—. Recrearé la pesadilla de Carness para ti.

Escalofríos recorriendo la columna de Leue de arriba a abajo ante lo contundente de sus palabras e inmediatamente la rechazó.

—¡Esto no es una broma! Semejante jugada sucia ¡¿Cómo podría?!

—Puedes. ¿No eres el hijo de ese traidor? Es algo sencillo para ti. Si no lo haces, tendré que exterminar a todos esos gusanos de mierda. Tienes hasta mañana al medio día para pensarlo. Esta hermana que está tan preocupada por su hermano menor te dará una vía libre a la fortaleza principal. Asegurate de estar agradecido por este favor.

—¡N-No puedo! ¡Rendirse debido a mi orden y por encima de todo capturar a mi propio padre! ¡Cómo si pudiera hacer algo tan desleal!

Sacudió su cabeza violentamente de lado a lado, pero Riglette no lo dejó evadirla. Agresivamente agarró sus cabellos y lo giró para que se enfrentará a su rostro sonriente

—Piensalo, Leue. El ataque definitivo comienza mañana por la tarde. Ese demonio no tiene compasión. Todos los que están en el interior serán asesinados. Su humor está empeorando, así que podría quemar toda la zona. Puedes salvar a todas esas personas solo con un poco de esfuerzo. Eres un héroe, sin duda. Pero, desgraciadamente… que cosa tan maravillosa que sería. El tener un hermano tan maravilloso podría traerme algo de gloria también.

Rápidamente sus palabras desvergonzadas atravesaron a Leue.

—¡H-Hermana!

—Bueno, no me importa de todas maneras. No es mucho tiempo, pero de verdaaad piensa en ello. ¿No es este el primer paso hacia la adultez?

Habiendo terminado de hablar, soltó su cabello, giró sobre sus talones y salió del pabellón.

—Hermana… claramente estás de buen humor. ¡Debe ser porque finalmente puedes tomar ventaja de nosotros, quienes una vez te menospreciamos!

—¡Es cierto! ¡Estoy increíble, increíblemente complacida de haber sobrevivido! ¡Estoy sumamente contenta!

Riglette se fue con vigor y una amplia sonrisa desde el fondo de su corazón.

A la mañana siguiente, las puertas del castillo de Madress se abrieron intactas. Un estandarte blanco en lo alto, los soldados que habían dejado sus armas salieron. Fue reemplazada la escama de Coimbra en la cima de la torre por el estandarte del martillo gemelo del ejército del Círculo Rojo como prueba de rendición. Los soldados confundidos de Círculo Rojo se abrieron paso para ver a Riglette, acompañada de Noel, entrar al castillo con el pecho hinchado de orgullo. Era el momento en que la venganza de Riglette había llegado. Finalmente, el Bloque de la Hormiga Blanca marcó con sus gongs y clarines una magnífica victoria. El asedio mismo había durado dos días. La capital de Coimbra del Sur, Madress, había caído. El virrey, Wilm, había sido arrestado. Liberados de su terrible gobierno, los plebeyos se regocijaron en celebración del triunfo del ejército del Círculo Rojo. Noel entró al castillo después de inspeccionar todo con una mirada aburrida.

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