La Villana Revierte el Reloj de Arena – Extra III: Una mujer malvada, siempre será una mujer malvada (5)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Aria quería construir ciertos lugares combinando toda su riqueza: una instalación médica, una escuela y una biblioteca. Todas estarían disponibles para los plebeyos de manera gratuita, y a diferencia de la Academia, no tendrían condiciones especiales.

En particular, para la institución médica se gastó una gran cantidad de dinero en personal médico y medicina, pero Aria era muy rica, y había muchas personas dispuestas a donar en varios lugares, así que no era necesario preocuparse. No, había llegado al punto en que debía elegir a los donantes.

—Si esto continúa, dirán que es mejor que la princesa heredera sea el emperador —murmuró Asher, sentándose junto a Aria, con expresión suave. Había dicho que realmente quería que ella fuera una mujer malvada y que estuviera aislada, pero también parecía orgulloso de Aria, quien era amada y apoyada por todos.

—Eso es imposible. ¿Quién se atreve a decir eso? Si lo hicieran, sería una broma.

—No, estoy seguro de que te irá bien.

—Entonces tendré que pensar en ello.

—Ja, ja, lo tengo. Estaré listo para darte el asiento en cualquier momento. —Después de un momento de agradable conversación, Asher puso una mirada seria para cambiar al asunto que quería hablarle—. Creo que el departamento que sugeriste se creará pronto, bajo el nombre del negocio de la princesa heredera.

—Oh, Dios mío. ¿De verdad?

—Sí, así que ahora no tendrás que aceptar la donación.

Significaba que las instalaciones creadas por Aria quedarían registradas como instalaciones oficiales del imperio y que establecerían un departamento para sufragar los gastos operativos bajo su nombre. No había nada nuevo porque no había princesa o reina que no hubiera dirigido un negocio nacional hasta ahora.

La única diferencia era que el negocio no requería una gran cantidad de dinero principal. Como lo estaría manejando el departamento de la princesa heredera, el apoyo llegó sin problemas.

—No, seguiré recibiendo las donaciones.

—Entonces, ¿por qué no desvías las donaciones a otro lugar?

—No, los seguiré metiendo en las instalaciones. Necesitamos mucho dinero para asegurarnos de que nadie sea discriminado. No quiero ver temblar mis instalaciones por ser avara.

No le gustaba desperdiciar demasiado, pero odiaría aún más si faltaba y no cumplía su propósito original.

—Además, creo que podemos gestionar nuestro presupuesto de forma transparente porque el departamento se ha establecido en el Castillo Imperial. Podemos reunir el resto del presupuesto juntos y dedicarlo a un equipo de respuesta a desastres naturales como enfermedades infecciosas, por lo que no hay razón para dejar de recibir donaciones.

Ningún país rico ha tenido jamás un desastre natural. Es simplemente la voluntad del cielo.

Aria había preparado un presupuesto para esto, pero si pudieran aumentarlo, sería lo mejor. En su severa respuesta, Asher tomó su mano sin más preámbulos.

—Fui estúpido. Eres sabia, como se esperaba.

—No eres estúpido. Me acabo de dar cuenta de que he estado contigo durante mucho tiempo.

Después, todo lo que quedó durante la conversación, que terminó con elogios mutuos, fue una sonrisa.

—Tengo que volver a la Oficina Oval ahora que mi tiempo de descanso ha terminado… ¿Cómo es tu siguiente horario?

—Voy a mirar alrededor de mis instalaciones que acaban de abrir para ver si el nuevo edificio va bien.

—Ya veo. Tendré que ponerte una guardia firme.

—Oh, ahora que lo pienso, ¿qué pasó con la persona a cargo que te pedí?

—Me he ocupado de ello bien como me pediste, por supuesto.

—Entonces tendré que mirar alrededor con él.

Aria no había pedido a nadie más que a Hans para que Asher lo designara como jefe del departamento. Había un límite para su promoción porque era un plebeyo y de origen pobre, pero con el apoyo total de Aria, nadie podía evitar que subiera.

♦ ♦ ♦

—¡Es, es un honor, su alteza! ¡Haré mi mejor esfuerzo! —se inclinó Hans, incapaz de ocultar su tensión al tener nobles bajo su mando.

—Hans, espero que trabajes duro para que no haya más personas viviendo vidas infelices.

—¡Lo tendré en cuenta!

De pie detrás de Aria, Jessie lo miró con una cara llorosa.

—Jessie —la llamó.

—¿Si?

—No puedo ir a las instalaciones todo el tiempo, y estoy ocupado con otras cosas, así que asegúrate de pasar con frecuencia en el futuro.

—¿Yo? Pero yo…

Solo soy una sirvienta.

—Sí. Eres la única en quien puedo confiar, ¿verdad? —respondió, anticipándose a su respuesta—. Hans, Jessie todavía es inmadura en este tipo de trabajo, así que espero que la cuides bien.

—¡Sí!

Hans estaría aún más ocupado a partir de ahora, por lo que no tendría tiempo para ver a Jessie. Teniendo esto en cuenta, le dio un lugar en el Jessie pudiera consolidar su posición como Annie. Los dos estarían entonces involucrados en un proyecto en el que se invirtió una gran cantidad de dinero, y por el que los elogiarían en el futuro.

Se estaban construyendo nuevas instalaciones médicas, por lo que hasta su finalización, habían estado operando en edificios existentes. Cuando abrió la puerta de entrada de la instalación, estaba abarrotada debido a una larga fila de plebeyos desde la entrada.

Como visitó para ver si lo estaban manejando sin ningún problema, las personas que corrían sudando en las plantas de los pies abrieron la boca y cayeron al piso.

—¡Saludo… Saludo a su alteza la princesa heredera!

—¿Dijo que es la princesa heredera?

Pronto, incluso los plebeyos enfermos se tumbaran boca abajo en el suelo.

No pasó mucho tiempo desde que abrió, pero nadie se quejó debido al rápido ritmo en la atención de los pacientes.

¡La princesa heredera realmente se preocupa por la gente común! 

Los rumores de su infancia infeliz ya se habían extendido por el imperio y el continente. Entonces, ¿cómo podrían no sentirse cercanos cuando, a diferencia de otros nobles y miembros de la familia real, ella podía comprenderlos?

Además, cuando Aria sonrió con benevolencia a todos, su afecto y admiración se maximizó.

—Me pregunto si hay alguna dificultad.

—¡Por ​​supuesto que no! Como es solo la primera vez, estamos ocupados con la gente, ¡pero creo que encontraremos algo de estabilidad en un rato…! —respondió uno de los médicos.

—Me alegro entonces. Pero si algo llega a suceder, háganselo saber a mi persona de contacto; Jessie, mi doncella favorita.

La explicación de Aria llamó la atención de todos hacia Jessie, quien se sonrojó ante las miradas.

—Jessie pasará por aquí una vez al día, así que díganle si necesitan algo difícil o necesario.

—¡Gracias, gracias!

Entonces Jessie, que era solo una sirvienta, se convirtió en predicadora de la gran obra de la princesa heredera. Aquellos que la degradaban desaparecieron al igual que las preocupaciones de Aria.

Además, ¿cómo puedo seguir preocupándome porque Jessie lo ha hecho mejor de lo que pensé?

Siguiendo sus principios y siendo virtuosa, Jessie era la persona más apropiada para su deber. Fue un poco difícil porque sería un trabajo independiente donde no serviría a nadie, pero ella siempre hizo lo mejor que pudo con todo su corazón.

Jessie se veía tan brillante y alegre que no se la podía comparar con su figura en el pasado, ya que podría ver a Hans una vez al día y estaba haciendo algo gratificante.

—Hay muchos elogios para su alteza la princesa heredera.

—Te dije que no me llamaras así, Sarah. Tampoco quiero llamarte marquesa.

—¿Cómo me atrevo a llamar el nombre de su alteza?

—Por favor, llámame por mi nombre cuando estemos solas —le pidió con tono infantil, como la primera vez que se vieron.

—Lo entiendo, Aria. Lo haré solo cuando no haya nadie cerca —le dijo con una sonrisa impotente.

No fue solo para hablar con ella que llamó a Sarah al Castillo Imperial. Quería que fuera la directora de la nueva escuela.

Como ya lo había mencionado en una carta, no había necesidad de repetir la explicación. Aria solo esperaba una respuesta afirmativa. Si aceptaba el trabajo como la amante de la familia marquesa, que ahora ostentaba el mayor poder en el imperio que no tenía duque, la Autoridad Imperial se fortalecería y nadie podría difundir fácilmente rumores sobre Aria.

Por supuesto, Aria también tenía interés propio. Para Sarah, ser una maestra con una clase por semana no era una posición adecuada. Necesitaba jugar en un tablero un poco más grande. Sarah tenía la bondad que podía corregir a una niña perversa como Aria.

El lugar más adecuado sería la escuela de plebeyos fundada por Aria, como directora. Aunque fuera para los ciudadanos, fue fundada por la princesa heredera. Nadie la juzgaría, así que todo lo que faltaba era el permiso de Sarah.

—Pero tengo que mirar el trabajo de la familia marquesa, así que no estoy segura de poder hacerlo.

—No tienes que preocuparte por eso. Es suficiente obtener un informe y mirar a los niños. Más bien, tendrás más tiempo del que tienes ahora.

Por supuesto, si Sarah realmente se convirtiera en la directora, el trabajo no se podría comparar al se una maestra de la Academia, pero Aria la convenció de lo contrario.

—Y Sarah, estás a punto de tener un bebé, ¿verdad? Estoy segura de que tu hijo estaría orgulloso de saber que eres un director que cuida a tantos niños.

Sarah tendría un bebé tarde o temprano. Incluso estaba llegando un poco más tarde de lo esperado.

—Está claro que no solo tu hijo, sino también todos los niños de la capital te seguirán como una madre. Sarah, eres la única que puede hacerlos felices.

Finalmente, cuando Aria tocó el corazón de Sarah que amaba a los niños, sus labios se endurecieron.

Ella parecía decidida. Dado que también era lo mejor para ella subir a la cima, sería codiciosa. Además, siempre había sido su sueño ser una maestra.

—Lo entiendo. Pero necesito el consentimiento de mi esposo porque tendré que abandonar la casa a menudo.

—Por supuesto. Adelante. Estoy seguro de que al marqués de Vincent le encantara.

Como dijo Aria, el marqués de Vincent no rechazó la solicitud de Sarah, y no pasó mucho tiempo antes de que se supiera que el director de la escuela que la princesa heredera había fundado para la gente común era la marquesa de Vincent.

♦ ♦ ♦

—¡Su alteza! ¡Mire el periódico que traje! —apareció Annie, jadeando con un paso rápido, y le entregó a Aria un periódico que leía la gente común.

En el pasado, lo había visto a menudo para predecir el futuro, pero desde que Hans había entrado en la academia, no lo había mirado más porque ya no había necesidad.

—¿Qué tipo de noticias hay de que te olvidas de la obra aristocrática y te comportas de una manera indigna? —frunció el ceño Ruby, que estaba esperando cerca mientras Aria aceptaba el papel.

“¡La figura más respetada por la gente común no es el emperador, sino la princesa heredera!”

—Es natural, pero no importa a dónde vaya estos días, ¡no hay nada más que una historia sobre Su alteza la princesa heredera! Toda la gente te alaba por hacer una buena acción y están seguros de que eres un ángel del cielo —sonrió Annie al verla leer el artículo.

Annie seguía diciendo que el apoyo a Aria superaba al del emperador. Dijo algo bastante natural, aunque todos lo sabían y no era necesario mostrarlo en el periódico.

—No creo que esta sea la razón por la que usted, una futura novia que debería estar ocupada preparándose para la boda, retrasa su agenda debido al ajetreo y el bullicio —señaló con brusquedad, y Annie cerró la boca y lució avergonzada porque la tomaron con la guardia baja.

Aria incluso le había dado vacaciones a Annie porque se veía muy ocupada. Pronto, Annie  se sonrojó y la miró a los ojos.

—En realidad… vine a verte tan descaradamente por un favor…

—¿Qué deseas? —preguntó Aria, esperando esta situación y dejando el periódico en la mesa. Había tanto que necesitaba para una boda que necesitaría ayuda con eso.

—Me preguntaba si podría presentarme al diseñador en el que invirtió la última vez. He comprobado personalmente a otros diseñadores, pero es más caro de lo que pensaba y no me gustan sus estilos… —dijo, y Ruby abrió mucho los ojos y la boca de Aria se elevó.

—Ruby, enséñale a Annie lo que he preparado.

—Sí.

¿Qué has preparado…?

Annie, que tenía una mirada perpleja, rápidamente siguió el gesto de la mano de Ruby.

—Creo que su alteza la princesa heredera te conoce muy bien. Por eso lo ha preparado de antemano.

—¿Qué quieres decir…?

Quería preguntarle, pero no podía hablar porque había llegado a su destino. No, Ruby abrió la puerta y Annie no pudo seguir hablando ante el paisaje que se había desplegado.

—Oh, Dios mío. ¿Qué es todo esto…?

—Eso es lo que su alteza la princesa heredera ha preparado para las dos.

Sorprendentemente, Aria había pedido un vestido al diseñador por adelantado, juzgando que Annie haría tal pedido.

Annie, con la boca abierta de par en par, mirando la habitación llena de docenas de vestidos, entró lentamente. Todos eran demasiado coloridos y hermosos en comparación con los vestidos que Annie había revisado por separado. ¡Y los había preparado Aria! Estaba tan conmovida que no podía hablar.

—Estos los ordenó para ti y para Jessie. Si eliges un vestido que te gusta, el diseñador lo ajustará a tu talla. Dijo que podías llevarte varios vestidos. Eres tan bendecida incluso si solo eres una sirvienta —se dijo Ruby en voz baja.

Tienes razón. Estoy tan bendecida incluso si solo soy una sirvienta. Fui muy buena eligiendo a Aria después de abandonar a Mielle, pensó Annie mil veces.

—Su alteza sabía que vendrías a preguntarle y los preparó hace unos días. Sin embargo, nunca pensé que vendrías a preguntarle. ¿Cómo te atreves? Eres solo una sirvienta y un plebeyo. No reconoces quién eres —se quejó Ruby varias veces más y luego le preguntó en voz baja a Annie, que estaba mirando los vestidos sin preocuparse por sus palabras—: ¿Su alteza suele dar regalos a las criadas?

—Por supuesto. ¿Preguntas eso después de ver esto? Si no fuera este tipo de persona, nunca se lo preguntaría.

Pensé que eras una descarada.

La expresión de Ruby cambió ante la actitud de Annie que no valía la pena hablar de ella porque también era una oportunista. La devoción de Aria por las sirvientas era demasiado para ser vista o escuchada.

—¿De verdad? ¿Qué tipo de sirvienta le gusta a su alteza la princesa heredera? —le preguntó a pesar de su orgullo herido, y Annie respondió con franqueza.

—Una criada que cumple bien sus órdenes.

Ruby frunció el ceño ante la respuesta tan simple y clara.

—¿Es así?

—Entonces, ¿qué más podría haber? Lo sabrás una vez que lo hagas.

—No parece que estés haciendo un buen trabajo con sus órdenes. ¿Cuántas veces has cometido errores trabajando en la recepción? —señaló Ruby, y Annie puso mala cara.

—Ah, a su alteza la princesa heredera le gusta una sirvienta que es buena en lo que nadie más haría.

—¿Qué es lo que nadie haría?

—Es difícil dar un ejemplo. Bueno, lo descubrirás cuando tengas la oportunidad, o tal vez nunca lo sabrás —tarareó mirando las prendas. Cuando uno llamaba su atención, llamaba a Ruby y le pedía que lo dejara a un lado.

—¡No soy tu sirvienta…!

No lo soy, ¿verdad? Ruby, que estaba a punto de enojarse, cerró la boca, recordando el consejo que acababa de escuchar de Annie y pensó: Esto sería algo que nadie haría.

—Lo entiendo —asintió, imaginando el regalo que le daría Aria. Esto le bastó para hacerse cargo de la humilde doncella, y seguirla mientras elegía.

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