Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 9: Un niño herido (9)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Como doncella exclusiva de Yurina, Betsy, quien estaba a cargo de atender a Raynard esta vez, respiró hondo y comenzó a hablar sobre lo que pasó después de que la joven dejó la sala.

—Después de que usted se fue, señorita, el joven Raynard se mostró cauteloso con nosotros y con la señora Lauren, pero no dijo nada y se mantuvo en silencio. La señora tomó una tela diciendo que el color quedaba bien con el tono de piel del joven y nos mostró un diseño que está de moda en estos días. —Yurina pensó que todo parecía normal hasta ese momento; sin embargo, la doncella continuó con la raíz del problema—: Entonces, cuando estaba mirando el diseño de un sombrero para salir, la señora Lauren… Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 9: Un niño herido (9)”

Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 8: Un niño herido (8)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Yurina bebió un té dulce de limón mientras escuchaba la conversación entre Dave y el marqués Carthia.

—Hay dos formas de ser admitido en la Academia. Una es hacer el examen de ingreso y la otra es obtener una carta de recomendación de personas reconocidas y aprobar la selección de documentos. Para el segundo, tendrá que comprobar su talento antes de la admisión a través de una entrevista.

La ceremonia de entrada a la Real Academia de Cron estaba programada después de las inscripciones de cada primavera, por lo que Yurina y Dave planeaban inscribir a Raynard en cuanto llegara la próxima primavera. Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 8: Un niño herido (8)”

Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 7: Un niño herido (7)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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—Ray, ¿cuántos años tienes? —preguntó Yurina mientras observaba a la señora Lauren medir con destreza las dimensiones del niño. Recordaba vagamente su edad, pero no quería cometer un error revelándole por accidente que lo sabía. Si llegaba a hacerlo, podría enojarse y pensar que lo investigó.

Debe tener once años, ¿o quizás doce?

Según sus vagos recuerdos, cuando Defrom tomó a «Charion» ese invierno, era dos años mayor que Lydia y ellas compartían la misma edad. Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 7: Un niño herido (7)”

Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 6: Un niño herido (6)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Yurina le dijo que no se preocupara, pero la verdad era que todavía tenían una gran montaña que superar.

Respiró hondo y miró fijamente la puerta cerrada frente a sus ojos: la habitación de la marquesa Carthia. Luego, volvió a mirar al joven a su lado.

—Ray —dijo Yurina, empujando el brazo del niño.

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 5: Un niño herido (5)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Dave entró en la habitación junto con el marqués; tenía un impresionante cabello escarlata pálido y pecas en la nariz. Por su apariencia, podía tener poco más de veinte años, cerca de los treinta.

Se alejó del marqués para poder observar a Raynard, no sin antes arrodillarse ante Yurina.

—Ha pasado un tiempo, señorita.

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 4: Un niño herido (4)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Por un momento, Yurina olvidó que el niño frente a ella era tan solo un jovencito de doce años y lo admiró en silencio.

La ropa hace milagros.

La primera vez que lo vio, había creído que lucía bastante bien a pesar de ser un plebeyo, pero ahora que lo tenía frente a ella, después de haberse arreglado, estaba claro que tenía todo el porte de un joven noble. Se había lavado correctamente y estaba vestido con las prendas de su hermano.

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 3: Un niño herido (3)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


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Raynard, que había vivido durante doce años como «Tom», se tambaleó y miró fijamente a las doncellas que se acercaban a él.

—¡No se acerquen!

—Pero…

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Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 2: Un niño herido (2)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


¿No convivió con los otros niños? Lo miró por un momento mientras ladeaba su cabeza y pronto se convenció de que ese parecía ser el caso.

Tenía una personalidad tan dura y directa que no había forma en que pudiera haber hecho amistades y guardárselas en secreto. Era un hecho del que podía estar convencida. Sin embargo, aunque su atención se había desviado un momento hacia sus «amistades», tenía que lidiar con esa actitud arrogante con la que le había hablado a pesar de que sabía que era una noble.

¿Acaso no teme que le corten la lengua como castigo por despreciar a un noble? Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 2: Un niño herido (2)”

Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 1: Un niño herido (1)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Una fría noche de diciembre, después de haber nevado de forma excepcional, Senna murió.

La causa fue un accidente de tráfico que acabó en un choque y fuga. El automóvil resbaló sobre la carretera congelada y golpeó a la joven mientras cruzaba el paso peatonal. Quizás, si el conductor se hubiera detenido a llamar a una ambulancia de inmediato, en lugar de escapar, Senna podría haber salido con vida de aquel percance. Sin embargo, todo sucedió en una calle poco transitada, a altas horas de la noche, por lo que no hubo nadie que viera el accidente.

Cuando una persona finalmente se percató de lo que había pasado y la llevó a la sala de emergencias, era demasiado tarde. Sus acciones fueron en vano.

Antes de cerrar sus ojos, tuvo la suerte de ver por última vez los rostros de su familia. Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 1: Un niño herido (1)”

Crié a un sirviente obsesivo – Prólogo: El niño de la novela

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Yurina miró al niño frente a ella, sin poder ocultar su emoción. Tendría que bañarlo correctamente, pero ni siquiera la suciedad sobre él podría ocultar el blanco tan puro de su piel ni el rubio tan pálido de su cabello, siendo este raro incluso en la capital. Sin embargo, lo que llamó su atención fue algo más. Allí, entre sus enredados cabellos, se ocultaban sus ojos color rubí.

Ya era extraño que fuera tan rubio, pero esos ojos de un intenso rojo eran aún más inusuales. Incluso en este mundo, donde el color de ojos y cabello era tan diverso, encontrar un par de ojos carmesí era algo que no se veía normalmente. Debido a eso, la gente ignorante no sabía qué pensar al respecto y terminaba llamándolos «malditos». Sin embargo, había algo que ella sabía y era, de hecho, que esos preciosos ojos eran evidencia de haber sido bendecido por la diosa. Seguí leyendo “Crié a un sirviente obsesivo – Prólogo: El niño de la novela”

El Conde y el hada – Volumen 6 – ¡Cambio! Mini Drama 6: Mañana estaré a tu lado

Traducido por Den

Editado por Meli


Mañana estaré a tu lado

Raven: Lord Edgar, he traído a la señorita Lydia. El señor Nico aún no ha despertado.

Edgar: Sí. También acaba de volver a su cuerpo. Dijo que era un pintor de hadas, pero ojalá también lo hubieras conocido, Lydia. No, supongo que no tengo que presentarte a otros chicos. Seguí leyendo “El Conde y el hada – Volumen 6 – ¡Cambio! Mini Drama 6: Mañana estaré a tu lado”

El Conde y el hada – Volumen 5 – ¡Cambio! Mini Drama 5: La receta de una hada para el brebaje secreto

Traducido por Den

Editado por Meli


La receta de un hada para el brebaje secreto

Edgar: Bueno, mira esto. Aunque es inferior a mí, es un chico muy hermoso. ¿Eres tú quien nos estaba observando? No, tienes una presencia diferente. ¿Quién eres?

Paul: ¡Woah! ¡E-Ese soy yo delante de mí! ¿Q-Qué está pasando aquí?

Edgar: Hmm… Así que dentro está el pintor afable de antes, ¿eh?

Paul: Ah… umm… Perdóneme por los saludos tardíos. Mi nombre es Paul Foreman. ¿Cómo debería llamarlo… señor?

Edgar: Veamos… Edgar está bien.

Paul: ¿Señor Edgar?

Edgar: Lamento haberte sorprendido. Ahora mismo estás dentro de mi cuerpo, pero hay una razón para la situación actual.

Paul: Oh… ya veo.

Edgar: Puede que no lo creas, pero tuviste la mala suerte de verte atrapado en una situación en la que estábamos probando la medicina que un hada que hace cambiar las almas dentro de los cuerpos.

Paul: ¡Ehh! ¡¿U-Un hada?! ¡¿Está diciendo que esto es obra de un hada de verdad?!

Edgar: Pareces bastante feliz.

Paul: ¡Por supuesto! ¡La fuente de mi imaginación son las hadas! Ahh… umm… Soy un pintor de hadas. Aunque todavía estoy en formación.

Edgar: Ya veo. Un pintor de hadas. Qué coincidencia. Me encantaría echar un vistazo a tu trabajo.

Paul: ¡Ah! ¡M-Me siento honrado!

Edgar: Por otro lado, ¿cuánto tiempo vas a permanecer en silencio?

Paul: ¿Eh?

Edgar: ¿La persona en su cuerpo es el mirón con un pasatiempo repugnante? ¿Creíste que si te quedabas callado no sabría quién eres?

(Alguien en el cuerpo de Raven se ríe.)

Edgar: No sirve de nada, aunque te disfraces de Raven y guardes silencio. Es bastante difícil cambiar la presencia de una persona.

Alguien en el cuerpo de Raven: Ya veo… Como se espera de alguien que se hace llamar el Conde Caballero Azul.

Edgar: Ahora entiendo, parece que no podemos estar en buenos términos.

Alguien en el cuerpo de Raven (se ríe con malicia): Sin embargo, ¡qué inimaginable fortuna es esta! Este cuerpo… ¡no esperaba obtener el recipiente para Príncipe tan fácil, conde!

Paul: ¿C-Conde…?

Edgar: ¿Príncipe, dices?

Alguien en el cuerpo de Raven: Me disculpo por no habérselo dicho antes, lord. En su actual situación de impotencia, supongo que no pierdo nada con presentarme. Mi nombre es Ulysses.

Edgar: ¿Ulysses? Recuerdo que ese nombre era… pero…

Ulysses: Has supuesto bien. Hay más Doctores de Hadas además de la niña que encontraste.

Edgar: No puedo permitir que hables así de ella. Mi preciosa Lydia no es para que la llames una niña.

Ulysses: Oh, ¿te enfadé? Pero ¿qué puedes hacer con ese cuerpo? Ja, ja, ja… Tu problemático sirviente con un poder ominoso que siempre te sigue como una sombra, tampoco está aquí. Conseguí un maravilloso recuerdo para mi maestro. ¡Ahora este es mi cuerpo!

Paul: Uh… señor Edgar, ¿realmente es un Doctor de Hadas?

Edgar: Je, je, je… No tienes que preocuparte por él. Umm… eso es, Paul, ¿verdad?

Paul: ¡Ah, sí!

Edgar: Te he causado algunos problemas, ¿cierto? Lamento haberte arrastrado a esto. Podrás volver a hacer tus bocetos pronto.

Ulysses: ¿Qué?

Paul: Um… bueno, entonces…

Edgar: Te lo dije antes, ¿no? Esto lo causó un brebaje que hizo un hada.

Ulysses: Ugh.

Edgar: Oh, ¿te enfadé? Un auto-proclamado Doctor de Hadas como tú puede no tener un amigo de por sí, pero mi Doctora de Hadas tiene un caballero muy confiable como ese. Sin embargo, es un hada así que le gusta divertirse un poco.

Ulysses: ¡¿Qué estás tratando de decir?!

Edgar: Oh, cielos. Parece que tampoco eres muy intuitivo. El cambio es solo un síntoma del brebaje hecho para una broma. Su efecto eventualmente desaparecerá. Puedes salir ahora, Raven.

Ulysses: ¡¡Qué!!

Edgar: Je, je… ¿No te diste cuenta? Oh, es cierto. El cuerpo en el que Raven se encuentra ahora mismo… es todo humano menos el de un Doctor de Hadas.

Paul: Ugh… ggg… qué… de alguna manera… ¡se siente como si estuvieran tirando de mí!

Edgar: Dijiste que eras un pintor de hadas, ¿verdad, Paul? Lo que sucedió hoy puede ser… sí… un sueño que quizás te haya mostrado un hada.

Paul: Si es así… entonces es muy agradable.

Edgar: Je, je… Un día, por favor, enséñame tus cuadros. Es una promesa.

Paul: Sí… Un día seguro.

Ulysses: Lord… pagaré esta deuda algún día sin falta. Te haré ver numerosas pesadillas… de las que nunca podrás despertar.

Edgar: Si es una pesadilla, entonces estoy acostumbrado. Ah, y sí, espiar no es un buen hábito. Por favor, recuérdalo. Muy bien entonces, mis encantadoras damas, el siguiente es el último volumen. Nos volveremos a ver.

El Conde y el hada – Volumen 4 – ¡Cambio! Mini Drama 4: Encontrémonos en un sueño

Traducido por Den

Editado por Meli


Encontrémonos en un sueño

Paul: Era un día muy soleado y agradable. Por primera vez en un tiempo, fui bastante lejos para hacer algunos bocetos. Estaba buscando agua para disolver la acuarela, y encontré una pequeña casa abandonada. Sin embargo, al parecer me quedé dormido sin darme cuenta y tuve un sueño misterioso. Sí… creo que fue un sueño. Cosas que no puedo creer que fueran reales… ¿cómo debería decirlo…? Me encontré con gente hermosa  y alegre. Quizás puede que me haya acercado al reino de las hadas.

♦ ♦ ♦

Kelpie: Oye, ¿qué acabas de hacer?

Raven: Lo siento, milord.

Kelpie: ¡No lo conviertas en un maestro cuando estés usando mi cara! Estás dentro del cuerpo de un honorable caballo acuático.

Edgar: Ya veo, un caballo acuático, eh… Entonces eso significa que eres un caballo. No necesitas disculparte con un caballo, Raven. Y… por favor, deja de gritarle con mi cuerpo. En primer lugar, un simple caballo tratando de proponerle matrimonio a Lydia… ¡tienes que estar bromeando!

Kelpie: Como dije, ¡no soy un caballo! ¡Soy un kelpie!

Raven: ¡No toques a lord Edgar!

Kelpie: ¡Arg! ¡No te dirijas a él como “lord” con mi cuerpo!

Edgar: Dios santo, qué caballo tan ruidoso. ¿No puedes estar callado por un momento? Bueno, entonces, Raven, me pregunto en qué cuerpo estoy ahora. Parece el de una persona afable… ¿un pintor?

Raven: Ese parece ser el caso. Tiene manchas de pintura por todas partes.

Edgar: Hmm… Parece que se vio involucrado en esto mientras pasaba por aquí. Qué inoportuno.

Kelpie: Menuda actitud. Después de todo, fuiste tú quien arrastró a la gente a esto al usar una extraña medicina.

Edgar: No fue mi culpa. Fue porque un caballo de un lugar desconocido quiso acercarse a mi Lydia.

Kelpie: ¡¡¿Qué has dicho?!!

Raven: Umm…

Edgar: ¿Qué, Raven?

Raven: Hay un problema, lord Edgar.

Kelpie: ¿De qué hablas después de todo esto, chico?

Raven: La señorita Lydia ha estado desaparecida desde que cambiamos de cuerpos hace un momento.

Kelpie: ¡¿Qué?!

Edgar: ¿Qué hay de Nico?

Raven: Tampoco lo he visto.

Kelpie: ¡¿Qué significa eso?!

Edgar: Eso es lo que vamos a investigar. Dijiste que eras un kelpie, ¿verdad? Si no eres un humano, entonces ¿no tienes alguna clase de habilidad especial?

Kelpie: Por supuesto, puedo hacer un montón de cosas que tú no. Soy un honorable kelpie. Por ejemplo, veamos… Tú, mírame a los ojos.

Raven: ¡No debe hacerlo, lord Edgar!

Edgar: ¡No te preocupes, Raven! Prefiero mirar a una mujer si debo hacerlo. No tengo como un pasatiempo mirarme a mí mismo.

Kelpie: Hmph. Bueno, el chico es un maestro antipático.

Edgar: ¿Qué dijiste? El caballo que no conoce su lugar.

Kelpie: ¡Te mataré!

Edgar: ¿No tenías algo más que decir hace un momento?

Kelpie: ¡Mírate! ¿Dónde está el propietario del cuerpo al que echaste? Quizás esté dentro de Lydia y esté vagando por ahí sin saber qué está pasando.

Edgar: No importa lo distraído que sea, no hay forma de que… Eso no importa. Lo sabremos una vez volvamos a la normalidad. Lydia dijo que el efecto de esta medicina debería desaparecer pronto.

Kelpie: Olvidaste algo importante. No fue Lydia quien hizo la medicina, ¿verdad? Fue un brebaje creado por un hada a la que le gusta gastar bromas a la gente.

Raven: Lord Edgar, alguien nos está mirando.

Edgar: Sí, percibo una presencia.

Kelpie: ¡Sea lo que sea, date prisa y déjame encontrarme con Lydia! ¡La traeré de vuelta!

Edgar: Santo cielo, sigo tropezando con obstáculos hoy. ¡No obstante, no voy a entregarle mi hada a nadie! No importa con quién esté tratando, nunca renunciaré a ella.

Raven: ¡Lord Edgar, viene alguien!

Kelpie: Si es algo que no mostrará su verdadera identidad, entonces es fácil. Lo expondremos utilizando el método más rápido.

Kelpie: ¡Oye! ¿Qué planeas hacer?

Edgar: Si quieres saberlo, ve y compra también el quinto volumen, ¿de acuerdo? Señoritas, creo en ustedes.

Kelpie: Tú… ¿Con quién hablas?

Edgar: En definitiva contigo no. Entonces… ¡volvamos a vernos, mi hada!

El Conde y el hada – Volumen 3 – ¡Cambio! Mini Drama 3: La novia «¡no pertenece a nadie!»

Traducido por Den

Editado por Meli


La novia «¡no pertenece a nadie!»

Lydia: Damas y caballeros, ¿cómo están? Soy la Doctora de Hadas, Lydia Carlton. Quería que supieran que las hadas pueden ser muy problemáticas porque les encanta hacer bromas. Pero parece que no son las únicas. ¿No es así, Edgar?

Edgar: Solo fue por una tonta curiosidad. En primer lugar, fuiste tú quien quiso que tomara el brebaje secreto de las hadas. Seguí leyendo “El Conde y el hada – Volumen 3 – ¡Cambio! Mini Drama 3: La novia «¡no pertenece a nadie!»”

El Conde y el hada – Volumen 2 – ¡Cambio! Mini Drama 2: El plan de un caballero

Traducido por Den

Editado por Meli


El plan de un caballero

Nico: ¡D-Dame un respiro!

Edgar: Raven, no dejes que se escape.

Raven: Sí, milord. Seguí leyendo “El Conde y el hada – Volumen 2 – ¡Cambio! Mini Drama 2: El plan de un caballero”

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