Mi prometido ama a mi hermana – Arco 5 – Capítulo 3

Traducido por Kavaalin

Editado por Sharon

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Los cabellos plateados se esparcían sobre las sábanas blancas, como si las estuvieran tiñendo.

Ciertamente, aunque no tenían la menor semejanza con los cabellos de esa niña, no podía negarse que eran algo similares.

Para mí, que vivía en un mundo lejos de la realidad, ciertamente, parecían del color que siempre anhelaba. Los ojos que me miraban eran de color púrpura. Si bien este color era raro en estas tierras, en las suyas se decía que eran comunes.

Me hacían recordar la piel que nunca pude tocar, me recordaban la apariencia de esa niña… de Silvia.

El hecho de que Silvia, que se rumoreaba que era un hada o un ángel, había muerto se hizo muy conocido en la alta sociedad las semanas siguientes.

Además, su deceso no había sido por causa de su enfermedad sino que fue asesinada por ladrones. La persona que lo había tramado todo era su hermana mayor consanguínea, la esposa del siguiente Marqués.

Una tremenda conmoción sacudió a la sociedad aristocrática. Debido a que a menudo me encontraba fuera de casa por mi trabajo como caballero, le había dejado las relaciones sociales a Ilya, por lo que eran muchos los nobles que se relacionaban con ella. Por lo tanto, estos tenían que demostrar su inocencia.

En caso de que se juzgara que le habían dado una mano a Ilya, existía la posibilidad de que fueran encarcelados. Incluso si no fuera la verdad, era fácil fabricar un crimen. La alta sociedad siempre mantenía un equilibrio perfecto en las relaciones de poder. En esta ocasión, algunos se movieron para tratar de aplastar a sus oponentes. Por lo tanto, en esta situación, el punto de enfoque se volcó a nuestra casa noble de alto rango.

Desde un principio, simplemente me negué a perdonar a Ilya. Solicité la ayuda de mis padres para condenarla. Hice todo el trabajo preliminar y los esfuerzos posibles para que no pudiera escapar de su crimen.

Sin embargo, ya fuera porque provenía de una familia Condal de tercer rango o porque poseía el estatus de ser la mujer de un marqués a pesar de nuestro divorcio, arrinconarla requirió de un esfuerzo considerable. Gracias a la cooperación de varias personas que utilizaron su influencia para respaldarme, de alguna manera, pude arrojar a Ilya a las cárceles destinadas a los plebeyos.

Cuando terminé, la estación ya había cambiado. Como no había escuchado nada acerca del veredicto final, es probable que todavía siguiera encarcelada.

Pero, ya no estaba interesado en su futuro. No podría evitar la pena capital debido a la naturaleza de su delito, pero la ejecución de la sentencia no se llevaría a cabo en público.

Las figuras importantes del Reino no permitirían que se volviera a poner sobre la mesa el incidente ahora que ya se había calmado.

Lo entendía, pero de todos modos, esos días, no podía reunir la energía para hacer nada. Me sentía muy cansado. Esta agotadora sensación de pérdida que era incapaz de poner en palabras, me impedía encontrar ánimos para ir a trabajar.

Para un oficial superior, una licencia prolongada era solo un término que ocultaba el hecho de que en realidad estaba condenado a arresto domiciliario.

En tal situación, hubo un cierto rumor que llegó a mis oídos. Una chica de cabellos plateados y ojos morados trabajaba como prostituta.

Era de estatura reducida y extremidades delgadas; su mirada entornada era pura e inocente, se decía que su figura efímera la hacía ver casi como un hada.

Mientras más escuchaba los rumores, más sonaba como Silvia. Cuando por fin fui a visitarla, sus rasgos eran tan diferentes como el cielo y la tierra, pero era suficiente para hacerme soñar con esa niña. Por encima de todo, esa inocente mirada entornada que me dirigía me recordaba a ella.

Solo con ver esa figura era suficiente para mí.

—Joven Soleil, yo, no puedo vivir sin usted…

¿Podría usted convertirse en ello? En una razón para vivir.

Ahora, sentía que incluso si la escuchaba en un sueño, ya no podía recordar el tono de su voz. La palma de mi mano se hundió ligeramente en el delgado y duro colchón de la cama barata. Mientras observaba distraídamente la apariencia de la niña en un estado de ensoñación, una sombra negra se posó sobre nosotros.

Cuando apartó su mirada de mí, esos grandes ojos se abrieron aún más y soltó un pequeño grito.

Seguí su línea de visión hasta darme la vuelta y ver la punta de una espada sobre mi hombro. El dueño de esa espada cargó hacia delante. Después de rodar en la cama mientras protegía a la niña y caer, algo chocó contra mi hombro.

Mi espalda había golpeado el suelo para después ser asaltada por el dolor. Entonces, me di cuenta de que unos zapatos de cuero me estaban pisando el hombro.

—Bonita situación la que tenemos aquí, señor Soleil. ¿Va a los burdeles incluso de día?

Detrás del hombre que me miraba hacia abajo, brillaba una tenue luz. Y debido a esta, no era capaz de ver su rostro claramente, pero recordaba ese resplandeciente cabello rubio.

¿Por qué?

Mi queda voz hizo eco en la silenciosa habitación.

— ¿Pensó que había muerto? Desafortunadamente, los caballeros poseemos un fuerte sentido del compañerismo. Mis camaradas me salvaron.

Abrigué una sensación de inconformidad frente a esta persona que reía temerariamente. ¿Era él un hombre que reiría de esta forma? ¿Era él un hombre que hablaría con esa clase de tono? ¿Era él un hombre que miraría a alguien de esa forma? Sus ojos, de un color mucho más profundo que los míos, deberían ser cálidos y gentiles, como la clara superficie de un lago. Siempre sentía que eran completamente diferentes a mis ojos, que se decía que eran fríos e indiferentes incluso cuando estaba feliz.

Estos ojos míos siempre mantuvieron en el rabillo de su mirar a esa figura que acechaba a su alrededor, listo para protegerla en cualquier momento.

—Oye, ¿sabe cuánto esfuerzo puso ella por su bien? Ah, es cierto. Por supuesto que sabe. Porque su séquito debe haberle dicho. Que para convertirse en su cónyuge, ella perseveró con todas sus fuerzas. Pero, no es como si hubiera visto hasta qué punto se esforzó.

En esa afilada vista, el calor que una vez existió ya no se encontraba por ninguna parte. Las pupilas que solían estar llenas de un profundo afecto ahora estaban teñidas de una sombra y parecía que la oscuridad se las tragaría en cualquier momento.

El hombre al que pertenecían esos ojos, continuó narrando con una voz indiferente, sin ninguna entonación.

—Con el fin de estudiar idiomas extranjeros o aprender sobre la administración de un territorio o adquirir los modales que se esperaban de una dama, no gastaba tiempo ni para dormir. Cuantas veces vi su figura mientras vomitaba en medio de la noche. Esa figura que incluso tenía miedo de pedir ayuda, era mucho más fantasmal que la de su supuesta enfermiza hermanita. Su garganta se estropeó debido a los reiterados vómitos y, antes de que se diera cuenta, había perdido su cristalina voz. ¿Vió el diccionario que usaba? Los espacios entre líneas estaban ennegrecidos por sus apuntes. Después de haberlo leído una y otra vez, las esquinas de las páginas de ese libro de administración estaban desgastadas. ¿Alguna vez notó las marcas de tinta en sus dedos? ¿O las perpetuas ojeras bajo sus ojos? ¿O acerca de su reserva de medicina para el estómago? ¿Alguna vez notó una de esas cosas? —me preguntó y su pie sobre mi hombro incrementó su fuerza.

Cuando la parte superior de mi cuerpo se inclinó diagonalmente porque ya no podía seguir soportando el peso, la chica escondida detrás de mí gritó. Luego, mientras exclamaba algo, salió corriendo de la habitación. Debe haber ido a pedir ayuda.

El hombre que se volteó a mirarla, incluso si su expresión estaba oculta por las sombras, podía entender claramente que tenía una gran sonrisa.

—Ella… por las mañanas, cuando se despertaba, lo primero que hacía era preguntar por su prometido. Cuando se iba a dormir por las noches, incluso si su prometido no estaba a su lado, le deseaba buenas noches. Nunca dijo, ni una vez, que estaba sola. No quería ser una molestia. Y, aunque este solo fuera a visitarla en los días planeados, amaba a su prometido.

Desde el principio, incluso aunque sabía que era un matrimonio político. Creía en un amor que nunca sería recíproco.

—Se suponía que se convertiría en la dama de la Casa del Marqués. Se suponía que se convertiría en una existencia estimada y apreciada por todos. Por ello, hizo todo lo que estuviera a su alcance y sin embargo…

Mi cuerpo, que estaba siendo inmovilizado, se liberó repentinamente, cuando logré levantarme a medias, gotas de agua cayeron gradualmente como si estuvieran danzando.

—En ese lugar, de esa forma increíblemente atroz, ¡no era una persona que mereciera morir así…!

Al escuchar esas palabras dichas con una voz ronca, por alguna razón, una sonrisa afloró en mi rostro.

Ya veo, ¿así que murió?

Estoy seguro de que escuché una voz murmurarlo en tono satisfecho. Esa voz no provino de ninguna otra parte más que de mi propio cuerpo.

—Solo usted, pudo haberla salvado y aun así…

¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué, estoy yo, estás tú, riendo?

Con labios temblorosos, el hombre que me miraba reír dijo:

—En verdad, ya debería de haberlo sabido, que esos cargos eran falsos.

Observé como innumerables gotas de agua se deslizaban por la comisura de sus labios. Simplemente observé cómo levantaba su espada sobre mi cabeza.

— ¡Detente! —Gritó alguien.

Apareciendo repentinamente, vi las sombras de varias personas detrás del hombre.

— ¡Alfred…! ¿Pretendes profanar el orgullo de un caballero con sangre, por alguien así…?

— ¿El orgullo de un caballero dices? Esa cosa, ¡la deseché hace mucho tiempo…! ¡¡Cuando perdí, la perdí a ella…!!

Sonó como un bramido. A pesar de que pronunció cada palabra claramente, entendía que estaba gritando hasta el punto de desgarrar su garganta.

— ¡¿Sabe qué tipo de muerte le dio, sabe cómo murió…?!

No podía moverme en lo más mínimo, sólo mirar.

Una sensación de calor se extendió por mi hombro.

Había sido atravesado por la espada. No sentí dolor, pero mi respiración se detuvo. No podía respirar.

Cuando algo me fue lanzado, instintivamente interpuse mi mano, pero esto cayó al suelo. En mi oscilante campo de visión invertido, debido a que mi cuerpo se encontraba inclinado, vi cómo la cosa cayó sin hacer sonido en ese sucio suelo que, quién sabe hace cuánto no había sido limpiado.

Esa cosa que no pesaba nada, era de un color gris que había sido manchado por un rojo oscuro. Eran mechones largos de cabello que habían sido cortados.

Luce como el cabello de una anciana, ¿verdad?

Ese murmullo resonó en mis oídos. No pude decirlo ni una vez… Que me parecía hermoso, no pude decirlo ni una sola vez.

Era de un color más oscuro que el de Silvia. Un color que no podría ser descrito como plateado. Pero, me gustaba el color misterioso de sus ojos que brillaban mucho más gracias a eso. Esos ojos fuertes que persistían con voluntad, con convicción, suficiente para abrumar a los demás, siempre me apoyaron. Mientras esos ojos me estuvieran mirando, creía que nunca perdería mi camino.

…Maté… Yo, la maté… Yo maté a Ilya.

Por favor, para. Es suficiente. Por favor, detente.

Alguien.

Por favor dígame que es mentira.

Alguien, por favor.

♦ ♦ ♦

— ¡¡Hmn…!!

Tragué aire y me levanté de un salto, sorprendido por mi propia respiración entrecortada. Me quedé sin aliento, como si hubiese estado corriendo con todas mis fuerzas. Lo escuché con pensamientos confusos.

— ¿Amo Soleil…?

Pensaba que estaba solo en la habitación, cuando resonó una voz desconcertada. Ya que se encontraba lo suficientemente cerca como para sentir su aliento, mis hombros rebotaron por el sobresalto. Sentí náuseas cuando mi respiración se negó a regularizarse como de costumbre y cubrí mis labios, entonces la voz gritó:

— ¡Amo Soleil…!

Alguien me acercó un lavatorio que parecía haber sido preparado para lavarse el rostro. Aspirando pequeñas respiraciones, logré soportar la sensación de náusea y me forcé a devolver el bulto ardiente de vuelta a mi estómago. Sentía un dolor punzante en la parte posterior de mi garganta.

Cuando tosí un poco mientras escuchaba los fuertes latidos de mi corazón, el chambelán me miró con una expresión de preocupación.

— ¿Qué diablos me pas…? No, quiero decir, ¿qué me pasó…?

Desde pequeño me habían enseñado a tener cuidado con mis palabras. Era natural que el heredero del Marqués fuera educado y reflexivo y como mi séquito me instaba a hacerlo, lo acaté.

Normalmente, nunca me molestaría tanto, me quedé perplejo ante mi propia alteración.

—Estaba teniendo una horrible pesadilla…

El sirviente hizo un corto y quieto sonido de reconocimiento. Me dio una toalla húmeda y me instó a que refrescara mi cabeza. Extendiendo mi mano para recibirla, noté que mis dedos temblaban.

— ¿Tuvo un mal sueño, amo?

—Un mal sueño…

Sonreí con amargura y lancé una risa forzada, reprochándome a mí mismo por haber perdido la compostura por una pesadilla, como un niño pequeño. Entonces, en el momento en que dejé de sonreír, todo mi cuerpo perdió su calor.

— ¿Amo Soleil?

¿Una pesadilla? ¿Tuve una pesadilla? ¿De qué había tratado…? ¿De qué?

—No lo recuerdo…

A pesar de que lo que vi fue lo suficientemente malo como para despertarme en un estado de pánico, no podía recordar. No era como si lo hubiese olvidado, sino que sentía que ni siquiera había tenido una pesadilla para empezar. No recordaba en lo más mínimo.

—Si no lo recuerda, entonces no debe de haber sido importante. Probablemente se tratara de algo trivial.

Al ver al chambelán sonreír de nuevo, en lugar de alivio, sentí que la ansiedad subía gradualmente por mi pecho. Sentí como si hubiera perdido algo, algo muy preciado e importante. Y, como ni siquiera recordaba qué era lo que había perdido, me asaltaron una inquietud e irritación irreprimibles.

Cuando abrí mis manos, vi las mismas palmas de siempre. Sin embargo, la sensación de haber fallado en agarrar algo, esa enorme sensación de pérdida, bloqueaba mi respiración.

— ¿Ilya estará…?

— ¿Sí?

—Me pregunto, ¿qué estará haciendo Ilya?

Por alguna razón, comencé a sentir la urgente necesidad de ir a verla.

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Kavaalin: A partir del próximo capítulo las cosas se pondrán intensas.

Sharon: Oh Dios. ¡¿Dónde está el próximo capítulo?! ¿Será que Solei ahora recordará sus otras vidas?