Ya no te amo – Capítulo 2

Traducido por Akatsuki

Editado por Sakuya


Niveia Solen.

Había muchas formas de escribir este nombre y era el nombre de la única hija del Marqués Solen y de la prometida del Duque Wistash.

Ella era una bella mujer rubia y nunca fue amada. Su vida fue una tragedia desde que nació, ya que su madre, la Marquesa Solen, fue originalmente una criada.

— ¿Por qué te concebí? Porque necesitaba algo que me sujetará a tu padre.

La criada ―ahora Marquesa Solen― sonrió alegremente mientras le ponían el anillo de esposa en uno de sus dedos. A ella no le importaba que su hija, a la que dio vida, sufriera o llorara.

Desde el principio, ella se acercó al Marqués Solen por su riqueza. Aprovechando que lo embriagó con alcohol, pasaron la noche juntos. El Marqués Solen no pudo hacer la vista gorda para proteger su imagen cuando ella le informó del embarazo, ya que era un hombre que vivía de acuerdo a sus principios.

Niveia era el grillete que sujetaba al marqués, y una herramienta para su madre. Cuando se convirtió en Marquesa, su madre la desechó aun siendo una pequeña niña. El Marqués Solen detestaba a Niveia por ser su grillete, aunque en realidad sabía que no era su culpa.

Pero para Niveia, el mundo en que vivía parecía un invierno eterno. Sus padres y las demás personas la trataban fríamente desde que tuvo memoria. Cierto día, ella cayó en la nieve y nadie la ayudó. Poco a poco dejó de amar, tampoco esperaba recibir algo a cambio. Cada día lo vivió como una muñeca sobre un estante de exhibición. Y, cierto día, como parte de un acuerdo entre su padre y uno de sus allegados, ella terminó comprometida.

Su prometido era un Wistash, más preciso el Duque Valor Wistash.

Como si fuera el preludio de una tragedia, todo comenzó con un amor maldito.

♦ ♦ ♦

— ¿A dónde se fue Valor?

—Él se fue a la Capital, señorita.

— ¿Llegará tarde?

Niveia continúo hablando consigo misma mientras caminaba de un lado a otro.

Han pasado diez años desde que se comprometieron y desde que se mudó a la residencia Wistash. Sin embargo, aún la trataban como ‘señorita’. Era ridículo, a pesar de que el anterior duque y su esposa fallecieron, ella aún no había heredado el nombre de Wistash a pesar de que ahora era la señora de la casa.

La residencia Wistash contaba con cuatro pisos, pero Niveia subió las escaleras silenciosamente con una sonrisa hasta el tercer piso. El cuarto piso estaba ocupado por el Duque Wistash y Niveia era solamente una extraña a pesar de que vivió aquí durante una década.

—Voy a descansar. Así que no entren hasta que los llamé.

—Sí señorita.

La criada hizo una reverencia y salió de la habitación. Ella no se molestó en verificar que estuviera sola ya que nadie la buscaría de todos modos.

Oh, pero había una persona que lo haría. Valor Wistash, el hombre que ama…

―No quiero ver tu cara. Eres simplemente horrorosa.

Y la única persona que era dura con ella. Sólo él se atrevía a venir a esta residencia abandonada solo para decirle cosas molestas, pero hoy debería estar bien.

¿Por qué dijo que llegaría tarde?

Niveia sonrió suavemente y se acercó a un mueble. Al abrir uno de sus cajones, encontró un documento de divorcio firmado por una sola parte, este considerado defectuoso ya que requería el consentimiento de ambas partes.

Hace unos años, Valor le había arrojado este documento con desprecio. Ella había dudado en firmarlo todo este tiempo. Esta vez, con cautela, recogió el documento y lo puso sobre su escritorio.

Plunk, el sonido de un bolígrafo sumergiéndose en el tintero era muy agradable.

Ahora ella se encontraba escribiendo un epitafio de su amor pasado. El cual surgió hace mucho tiempo, poco después de que Niveia se comprometiera y comenzará a vivir en la residencia Wistash.

Todavía recordaba los momentos en que sabía lo que era la libertad, lejos de su padre que la despreciaba y de su madre controladora. Aunque las personas de la residencia eran distantes como el Marqués, ella era feliz porque sus padres no estaban cerca.

Aunque el Duque de Wistash era apático con ella y su vida en la residencia no era tan cómoda, fue satisfactoria. Pues era una especie de salvación, una paz aburrida. No se metía en problemas por solo caminar en los pasillos. No era menospreciada cada vez que alguien la miraba. Un ambiente tranquilo, para ella, este escaso modo de paz era mucho más valioso que el resto del mundo. Y, por lo tanto, era lógico que ella le agradeciera a la persona que le regaló esta paz.

Piénsalo. La furia tempestuosa que la asediaba era amortiguada por la noche. Apenas, sólo por su compromiso. ¿Acaso no podía ser amada? Árido pero amable, él llegó a ser su salvador.

―Ten cuidado, señorita. Te vas a caer.

Durante la ceremonia de compromiso, ella llevaba un vestido holgado mientras Valor sujetaba su temblorosa mano ya que ella no estaba acostumbrada a usar estas ropas, y así, ella se enamoró. Aunque originalmente quería recibir amor, sus sentimientos se hicieron cada vez más profundos sin conocer un límite. Era simplemente un amor ciego. Niveia era torpe y no sabía amar, pero siempre fue sincera. El problema era que su amor quedaba a un lado cada vez que lo demostraba.

—Valor, tenemos que hablar.

―No debería tomar mucho tiempo, así que adelante.

―Otra vez eres frío. ¿Recuerdas que soy tu prometida?

―Para ser precisos, estoy comprometido a la promesa de nuestros padres. ¿Necesitas aclarar algo más?

―Las personas usan el término prometida. ¿Por qué sigues hablando con otras personas cuando tú prometida está aquí?

‘Otras personas.’ No hay nadie. ¿De quién está celosa esta vez? [Valor]

La sola idea de tener que escucharla ya lo hacía sentir exhausto, por lo que respiró hondo antes de decir el nombre de la primera persona que se le cruzó por la mente.

―Señorita, Eustace es amable.

―Ella solo es así contigo. Se rumorea que le gustas.

―Eso no importa porque ella no me gusta.

―Entonces, ¿qué sucede con el Maestro Simoren?

―Simplemente estoy en buenos términos con él.

―Pero está muy familiarizado con usted. No me gusta.

―… ¿Te das cuenta de que tu forma de hablar va más allá de los límites de la obsesión?

Dudando en cómo responder a su amado, Niveia se rindió debido a la reprimenda de Valor. Él se comportó como si fuera a sujetarla del cuello si decía cosas que lo disgustaran.

―Lo sé. Pero no me dices nada, así que no tengo más remedio que dar el primer paso.

―Deberías saber ya que reacciono de esta manera.

―No estás interesado en mí. Pero eres amable con los demás y…

―No eres diferente a las demás personas, Señorita.

A decir verdad, Niveia lo molestaba muy seguido y Valor le respondía deliberadamente en un tono frío. A pesar de eso, ella se sonrojaba. Haciendo pucheros, le murmuraba:

―Eso es exactamente lo que no me gusta. Yo te amo y quiero ser especial para ti.

Ella tenía una falla y era que anhelaba el amor de alguien que no la amaba, amaba a alguien que recibía mucho amor de los demás, Valor Wistash. Una obra de Dios. Además de su atractivo porte, tenía una gran habilidad en el manejo de la espada, y cada vez que hacía algo, su personalidad y su amabilidad sobresalían. Todos lo admiraban.

Valor, era un modelo a seguir para los caballeros, un objeto de envidia para los nobles y un amor para las jovencitas. Él era igual de amable e indiferente con todos.

Niveia no era la excepción. No había razón para que ella fuera especial para él. Para alguien que está inundado de amor, el suyo sería como una gota en el océano. Ella se aferraba aún más porque detestaba esa realidad.

Mírame, soy tu prometida. ¿Acaso no significó nada para ti?

Ella le confío sus sentimientos, solo estaba celosa de los demás cuando trataban con él. Además, fue ella quién lo cuido después de que el duque anterior falleciera en el campo de batalla.

No te pedí que no me odies, y mucho menos que me ames.

Estoy trabajando por ti, no contra ti.

Porque todos te quieren.

5 respuestas a “Ya no te amo – Capítulo 2”

  1. A veces el amor nos ciega , este tipo me da asco un asco muy grande , es amable con todos menos con su prometida que no le a hecho nada malo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido