¡No quiero ser Princesa! – Extra 8: La represalia de la Casa Ducal (2)

—¿No…?

Sin entender por qué había cambiado de tema, con la boca abierta el barón negó con la cabeza. Un vejete calvo poniendo una cara como esa resulta poco menos que ridícula.

—El nombre de la chica por la que has mostrado un considerable desprecio antes es Lidiana. Mi querida, única y verdadera hermanita. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Extra 8: La represalia de la Casa Ducal (2)”

¡No quiero ser Princesa! – Extra 7: La represalia de la Casa Ducal (1)

Punto de vista de Alex. 

Puedo escuchar a mi hermana pequeña hablar con fuerza, junto con las voces del interior de la tienda mediante el uso de la magia. Mientras reprimía mi risa escuché sus palabras.

Aah, después de todo ella es divertida. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Extra 7: La represalia de la Casa Ducal (1)”

¡No quiero ser Princesa! – Extra 6: Su secreto (5)

Ese día, desde la mañana tuve una vaga premonición desagradable.

Como de costumbre, vine a la tienda acompañada de Thomas. Habiendo traído chocolate como regalo, observé sin preocupación el trabajo de Lars y compañía. Después de un mediodía ajetreado llegó una pequeña pausa por la tarde. La tienda se abriría por la noche, por ahora, la cerraremos. Había preparativos que hacer, así que no había tiempo para perder, incluso así, les llamé para que tuvieran un descanso. Al ver esto, Thomas preparó el té a sabiendas.

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¡No quiero ser Princesa! – Extra 2: Su secreto (1)

Fue cuando tenía dieciséis años. Como la reproducción del daifuku fue todo un éxito, como de costumbre vine a la cocina. La existencia del daifuku sorprende y conmociona a todo el mundo, y es un hecho reciente que mi idea fue aceptada. Sorprendido de que su hija tenga un talento inusual, mi padre me dio su permiso para entrar en la cocina después de lo sucedido. Tal vez este resultado fue también gracias a mi costumbre de asomarme al interior de la cocina cada vez que tenía tiempo libre. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Extra 2: Su secreto (1)”

¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 124: El día a día del hermano mayor

—Aaah, supongo que no hay nada bueno.

Sosteniendo un paquete de documentos que había recibido de mi padre, volví a la oficina de Freed. Desde que mi pequeña hermana comenzó su estancia en el Castillo Real, el estado de ánimo de Freed no había dejado de aumentar. Su encaprichamiento con ella se aceleraba cada vez más, en el castillo ya existía un acuerdo tácito para mirar hacia otro lado al ver a estos dos. Los intercambios azucarados en exceso, de los que hacen gala ante los ojos, son bastante dañinos en mi mente. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 124: El día a día del hermano mayor”

¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 123: El dolor de la hija del marqués (3)

—Jaa…

A pesar de la preciosa oportunidad que tenía de hablar con el Príncipe Heredero, al no querer verlos juntos, salí corriendo de la habitación como si huyera. No era bueno. Aunque de ese modo no puedo cumplir con el papel que me fue asignado. Debí haberme preparado para no molestarme al ver a esa mujer… no, para verla cerca del Príncipe Heredero. A pesar de eso, fue demasiado para mí y resultó en esto. Uno de los guardias reales apostados frente a la sala me llamó. Al preguntarme si había terminado mis asuntos, asentí de manera vaga con la cabeza y me dijeron que siguiera hasta la zona general. Las dependencias reales no son un lugar en el que se me permita actuar con libertad. Desde que recibió la Flor Real, es seguro que puede pasearse sin preocupaciones… Junto con el Príncipe Heredero. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 123: El dolor de la hija del marqués (3)”

¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 121: Ella y sus queridas amigas (1)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


—¡¡¡Mi dulce hermana!!! ¡¡¡Estos dulces son muy deliciosos!!!

—¡Lady Lidiana! ¡Por favor, pruebe este té! ¡Es una joya recomendada!

—Yo… ya veo. Lo haré. Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 121: Ella y sus queridas amigas (1)”

¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 120: El alboroto de la hija del Conde (2)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


No tengo ninguna duda. Es ella. Era la primera vez que la veía de cerca, pero no confundiría esa Flor Real. A pesar de los rumores sobre su debilidad, me parece un poco extraño que su complexión se vea bien y que parezca muy saludable, pero ahora no era el momento para eso. Vamos a llamarla. Pensando así, apreté los puños con fuerza, cuando se percató de mi presencia, me llamó de esta manera.

—Ah, ¿no es la señorita Charlotte?

—Eh… Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 120: El alboroto de la hija del Conde (2)”

¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 119: El alboroto de la hija del Conde (1)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


—Me pregunto dónde estará esa mujer.

Acompañando a mi padre, entré en el Palacio Real por primera vez en un tiempo. Buscaba a una mujer.

♦ ♦ ♦

Han pasado unos meses desde el anuncio de compromiso y matrimonio del príncipe heredero de este país, Su Alteza Friedrich.

Su pareja era una joven de la preeminente casa ducal de Vivoir, Lady Lidiana. Durante mucho tiempo, su nombre había encabezado la lista de sus candidatas a prometida. Padre también estaba convencido por el resultado demasiado natural. Si de todos modos tenía que ser la casa ducal Vivoir, ojalá se hubiera anunciado antes, se quejó con amargura. No había forma de ganar contra esa casa, expresó. Pero, no podía estar de acuerdo con lo que me decían.

Había muchas jóvenes que anhelaban al Príncipe Heredero. Si una joven pertenecía a una casa con cierto rango en la corte, era muy probable que sueñe con ser elegida como la princesa consorte. Por supuesto, soy una de ellas. Nacida como la segunda hija de un conde, desde que lo vi por primera vez, he albergado un débil amor por el Príncipe Heredero.

Con cabello rubio y ojos azules, el Príncipe Heredero es hermoso. Las jóvenes que esperan ser amadas por él son infinitas. Con la esperanza de ser elegidas antes de que se decidiera a la prometida del Príncipe Heredero, las jóvenes habían pospuesto sus compromisos. A pesar de ello, al final, sin sorpresas ni giros inesperados, como si todo estuviera predeterminado, se decidió con facilidad por una joven.

El anuncio del compromiso fue seguido de inmediato por la ceremonia de compromiso. El príncipe heredero declaró de manera digna que no tomaría a ninguna concubina. También debía haber mujeres que aceptarían ser concubinas si eso significaba quedarse al lado del Príncipe Heredero, de seguro deben estar decepcionadas por esas palabras. Y hablando de la hija del Duque Vivoir que acaparó al Príncipe Heredero, los rumores de su debilidad van por ahí, es una mujer que no sale a socializar.

Tal mujer robó al Príncipe Heredero… Sin duda, ella concluyó a la fuerza el compromiso con el poder de la casa ducal Vivoir. Pobre Príncipe Heredero. Encontré consuelo en ese pensamiento. Sin embargo, los rumores que empezaron a llegar poco tiempo después fueron increíbles para nosotros.

“El Príncipe Heredero está encaprichado con su prometida…”

Cuando me dijeron eso, no podía creerlo. Era natural, ya que pensaba que era un matrimonio de conveniencia. Pero cuando por la duda participé en la fiesta de celebración de la victoria, y después los vi juntos durante la fiesta nocturna, lo entendí, aunque lo odiara. Sobre todo, la expresión del príncipe heredero era diferente. Al dirigir una expresión dulce, que nunca le había mostrado a nadie hasta entonces, hacia su prometida, parecía un joven enamorado. Y como para demostrar que este compromiso no será anulado pase lo que pase, la Flor Real estaba en plena floración en su pecho. Sentí que era el golpe final.

Aunque todavía había tiempo hasta la ceremonia de matrimonio, ya había sido reconocida como la Princesa Consorte del Príncipe Heredero. No se puede contar con una mano el número de jóvenes que se derrumbaron en shock ante ese hecho. En cuanto a mí, he pensado que quiero decirle unas palabras sin importar lo que pase. Ya está decidido. No se puede evitar. Sin embargo, no podré sentar cabeza si no le digo algo a la hija del duque que robó las esperanzas y los sueños de todas las jóvenes solteras. Eso pensé. Por eso, hoy le pedí a mi padre, sin razón, que me acompañara al castillo… Esa joven parece estar alojada en el Palacio Real desde hace una semana. En ese caso, con la esperanza de encontrarme con ella en algún lugar, merodeé por los alrededores, pero no iba bien. El tiempo sólo pasaba, así que estaba ansiosa de volver a casa sin hacer nada. Aturdida, como último recurso llamé a una dama de la corte que caminaba cerca. Pensé que sería inútil si no hacía algo.

—Usted de ahí.

—Sí.

Al girar la cabeza, la dama de la corte se fijó en mí y, dando un paso atrás, se inclinó. Sólo dije lo que me importaba.

—Escucha, ¿has visto por casualidad a lady Lidiana por aquí? Está en el Palacio Real, ¿verdad? Me gustaría ofrecerle unas palabras de saludo.

Las cejas de la dama de la corte, mientras le hablaba, se crisparon.

—Se refiere a la princesa consorte… ¿verdad?

—Sí…

Al no querer usar ese título, la llamé por su nombre a propósito y, sin embargo, como si entendiera ese sentimiento, la dama de la corte lo reformuló como Princesa Consorte. Aun así, cuando asentí de alguna manera, la dama de la corte levantó su rostro y dijo con claridad:

—La princesa consorte se aloja en los aposentos reales, es raro que visite la zona general. Además, ahora mismo se supone que está con Su Alteza, no es recomendable molestarlos.

—Ya… ya veo.

Al decirme con tanta claridad que provocaría el disgusto de Su Alteza, me quedé sin palabras. Mientras vacilaba, la dama de la corte sonrió un poco y me informó:

—Su Alteza favorece a la princesa consorte. Si se les molesta, me pregunto qué pasaría. Recomiendo retirarse por el día de hoy.

—Tiene razón…

—Bien entonces. Tengo trabajo, así que con esto me excusare.

Me pregunto si es mi imaginación, que en el instante en que la dama de la corte pasó después de decir eso, sentí que su sonrisa era desdeñosa, diciendo: “Alguien como tú no debería acercarse a ellos”, sentí que me contenía.

—Solo es una dama de la corte, pero es demasiado impertinente… ¿Eh?

Me enfadé por la actitud de la dama de la corte, pero no puedo hacer nada al respecto. No es que ella haya hecho nada directo. Mientras la miraba indignada por la espalda, pasó un hombre conocido mío.

—Hey… ¡Espera! Geese.

—Eh… Ah, es señorita.

El hombre que giró la cabeza hacia mi voz era un cocinero joven que había trabajado en la cocina de mi residencia hasta el año pasado. Como era un excelente cocinero, recibió una invitación del castillo y decidió trasladarse aquí. Recordando que había estado bajo mi cuidado hasta ahora, he decidido utilizar a este hombre.

—Oye, tengo una pequeña petición.

—¿Una solicitud? ¿La señorita tiene una para mí?

Sin disimular su actitud molesta, Geese se acercó, y haciendo tiempo diciendo “Estoy ocupado”, lanzó un suspiro frente a mí.

—No tengo más que una desagradable premonición. Hasta ahora, la señorita nunca me ha pedido nada bueno, ¿verdad?

—No pretendo pedir algo en especial importante. Es solo que quiero que me preparen una galleta con medicina.

—La señorita quiere que me convierta en un criminal…

Como los ojos de Geese se pusieron vidriosos, nervioso, le expliqué que no era algo tan grave.

—No te preocupes, no es algo tan extraño. Es solo una broma. Solo se me ocurrió alterar un poco el estómago.

—Haa… Otra vez, huh. ¿Cuántas veces tengo que decirlo para que la señorita lo entienda? Es imposible que un cocinero prepare eso. ¿Se está burlando de mí?

—Esa no es mi intención.

—¿Con quién pretendes usarlo esta vez? ¿No está bien desafiarlos de forma limpia sin hacer esas cosas?

Mientras Geese hablaba con exasperación, murmuré un —porque…

—Ni siquiera yo creo que vaya a salir muy bien. Pero, la otra parte es Lady Lidiana. Por lo general no podría entregárselo a ella. Si está mezclado con un regalo, tal vez exista la posibilidad de que se lo coma.

—Tienes la intención de entregárselo a la maestr… Princesa Consorte, ¿de verdad?

Aunque sospechaba del cambio repentino del tono de voz de Geese, asentí.

—Sí… sí.

—¡Así que pretendías que hiciera algo que ella comiera… además ese algo contendría medicina! Increíble… Señorita, como estoy en deuda con usted por todo lo ocurrido hasta ahora, fingiré que no he oído nada. Sin embargo, no habrá una segunda oportunidad. La próxima vez, suponiendo que piense en hacerle algo a la maest… Princesa Consorte… Por favor, considere a todos los cocineros de la cocina como sus enemigos.

—Eh… por qué…

Mientras me quedaba perpleja, sin entender por qué Geese se abalanzó de repente, frunciéndome el ceño. Agregó un —¿entiendes? —Enfatizando con una voz aterradora. Abrumada por su actitud, me limité a asentir.

—Está bien si lo entiende. Sin embargo, lo que dije hace un momento era serio. Suponiendo que piense en actuar, piénselo bien. Por favor, no vuelva a hablarme.

Diciendo esto, Geese se alejó sin girarse. No tengo ni idea de por qué se enfadó. Pero, al menos entendí que no cooperaría.

—Qué quiso decir… Inútil. Muy bien, ¡cielos!

Era un error intentar confiar en un hombre así. Pensando así, pensé en diferentes medidas, cuando varios guardias reales pasaron ante mí.

—¡Oye! ¿No has visto a la princesa consorte?

—No la he visto aquí. ¿Es cierto que se ha escapado de su habitación?

—Lo es. Su Alteza la está buscando ahora. Nos han ordenado que la encontremos como sea.

—Ella huyó de nuevo, eh. Te he dicho que no le quites los ojos de encima y, sin embargo…

—¡Aunque digas eso, no hubo señales de que la puerta se abriera! De verdad, ¿cómo se escapa esa señora de la habitación cada vez?

—¡Ni idea! ¿No estaba con Su Alteza?

—Parece que aprovechó la oportunidad mientras Su Alteza salía para un asunto oficial. Creo que está en algún lugar dentro del castillo, ¡revisen todos los rincones!

Qué tema tan oportuno… En apariencia, estos soldados la están buscando. Esperando alguna pista, llamé a uno de ellos.

—Disculpe, ¿acaso está buscando a Lady Lidiana?

—¿Sabe dónde está?

Cuando se acercó con increíble vigor, por reflejo di un paso atrás. Al ver mi comportamiento asustado, el hombre que parecía ser un guardia asintió, y cambió un poco su actitud.

—Señorita. Suponiendo que sepa el paradero de la Princesa Consorte, quiero que nos lo diga por todos los medios.

—No es que lo sepa en particular… Es que también tengo asuntos con ella.

Cuando dije eso, el hombre me miró con desconfianza. Me irritó su actitud mientras decía sin pudor:

—¿Ah, sí?

—Qué sucede, acaso es extraño que tenga negocios con Lady Lidiana.

—No he dicho nada de eso. Pero, la joven no parece ser amiga de la princesa. Es impensable, pero sí busca a la princesa consorte para decirle algo innecesario, le imploro que se vaya a toda prisa. Solo incurrirá en el disgusto de Su Alteza en vano.

—Su Alteza…

—¿No sabe que Su Alteza favorece demasiado a la Princesa Consorte? Si algo le ocurriera, sufriríamos. Por favor, no haga nada que no corresponda. ¿De acuerdo?

—Entiendo…

Mientras me miraba fijamente, di una pequeña respuesta.

El caballero me miró con desconfianza, aun así, cuando sus compañeros le pidieron que no perdiera el tiempo, se apresuró a irse. Al verlo partir, exhalé.

—Todo el mundo habla de la Princesa Consorte… ¿¡Qué pasa con esa mujer!?

Me irrité. Era como si todo el castillo la aprobara y le diera la bienvenida como la princesa consorte. Era una actitud impensable hacia una mujer que solo era una compañera en un matrimonio por conveniencia.

—Aah, estoy enfadada.

Mi rabia se desbordó. Con este sentimiento seguí caminando hacia el interior del castillo. Ya casi estaba en los aposentos reales. No esperaba entrar allí, y no pensaba en ello. Entiendo que sería un delito, sólo quería observar un poco desde la distancia. Aunque no nos encontremos, mientras escupo insultos a esa mujer en mi mente pensando que está allí, podré rendirme. Eso pensé, pero cuando de camino a los aposentos reales, vi a una mujer que venía hacia mí, mis pies se detuvieron. Era una hermosa mujer con inusuales ojos violeta y cabello largo y liso de color marrón claro. Sus miembros eran delgados… Sobre todo, en su pecho estaba grabada la rosa azul de la Flor Real.

—Te he encontrado, lady Lidiana…

♦ ♦ ♦

Nota del autor:

Damas de la corte → “¡Esos dos están enamorados! No dejaremos que nadie los moleste.

Soldados → “¡Por el bien de Su Alteza (y por el nuestro) no dejaremos que la princesa consorte se escape!”

Cocineros → “¡La pérdida de la Maestra es la pérdida de un tesoro! ¡Veremos el matrimonio de Su Alteza hasta el final!”

Padre → “Ah… De todos modos, quiero terminar la ceremonia rápido… ¡Me duele el estómago!”

Por las razones mencionadas, los que parecen molestar a Lidi y Freed apenas pueden acercarse. En cuanto son descubiertos, son eliminados rápido por la fuerza ♡〜⸜(。 ˃ ᵕ ˂ )⸝〜♡

¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 118: Su palabra deseada

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


—¡Ah…!

—Lidi.

Como Lidi se desmayó mientras se venía otra vez, la tomé en mis brazos. Comprobando la hora, como era de esperar ya era hora de dormir, así que salí de su interior de un tirón. No puedo evitar ser reacio a separarme.

Seguí leyendo “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 118: Su palabra deseada”

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