Cenicienta – Capítulo 15: Volker: Noche bajo la luz de la luna en la hierba

Traducida por Den

Editada por Sakuya


Regreso a casa exhausto de las actividades del día. Zazie me entregó una hoja de papel. Lo miré de reojo.

—Es un volante para una obra de teatro que se ha vuelto popular entre las damas de la Sociedad —dijo.

Leí el volante; la fuente era bonita, había una mujer bailando bajo un arco a la luz de la luna. Los actores y el teatro eran perfectos.

—Muy bien, consigue las entradas para esto.

Xavier hizo una reverencia, justo cuando estaba a punto de marcharse, se detuvo y preguntó:

— ¿Le gustaría que compre asientos de palco [1]?

—Sí, el palco completo…

En un palco, habría una oportunidad para una atmósfera ambigua. Aunque parece bastante probable que el malentendido funcionará…

En el caso de que las cosas necesiten ser adecuadas, podemos sentarnos en los asientos de enfrente. Si no hay objeciones, podríamos sentarnos en el canapé un poco apartado del balcón, el escenario se puede ver bien desde ahí, pero, estaríamos fuera de la vista de otras personas.

Miré a Xavier, que tenía una leve sonrisa en su rostro, como si supiera lo que estaba pensando. Tosí y me volteé, hubo una pequeña risa. Me volví para protestar, pero mi mayordomo no estaba a la vista.

Aunque me molestaba, era responsable del comportamiento de Xavier. Cuando era más joven, no podía asistir a los encuentros casamenteros. Solo era un joven soldado, y solía negarme, diciendo que estaba ocupado. Antes de darme cuenta, aún no estaba casado a esta edad.

Parece que mi estado de soltero le está dando un dolor de cabeza a mi familia. Mis padres quieren abrazar a sus nietos.

Todavía existían familias que querían que sus hijas se casaran conmigo. Y estaban las mujeres de una noche que querían jugar con fuego… No, espera, eso no es lo importante ahora mismo.

En este momento, lo que es importante, es la posibilidad de convertirme en una pareja con la señorita Fredericka, incluso si al Vizconde Castley no le gustará.

La Señorita Fredericka tenía diecisiete años, era dieciocho años más joven que yo. Pero esto no hace ninguna diferencia para mí. No cabe duda de que aún estaría inquieta después del abandono de su compromiso. No hay manera de que una chica hermosa, con su futuro por delante, cayera a los brazos de un vulgar soldado como yo.

Sin embargo…

El pensamiento de ella no abandona mi mente.

No puedo olvidar la sensación que tuve la primera vez que la vi. Había pensado que era un hada, pero no se desvaneció en mis brazos. La sensación de ella en mis brazos no desaparecería. En nuestro siguiente encuentro, fui totalmente cautivado por su actitud dulce y cuidadosa y su sonrisa inocente.

Y el otro día, después de comer sus sándwiches a la hora del almuerzo, aunque no estaban al nivel de una cocinera como el Vizconde dijo, me di cuenta de que no solo mi corazón había sido capturado sino también mi estómago.

Envié la cesta con una carta de agradecimiento, flores y chocolate de una confitería popular en el castillo, según Xavier. Una carta de cortesía regresó con tartas y pasteles caseros. Tuve que escribir una carta de agradecimiento, así que me comí todos los pasteles. Parecía que se había abstenido de hacerlos demasiado dulces para que alguien como yo, a quien no le gustaban los dulces, pudiera comerlos. Xavier había estado impresionado. Mi pecho se volvió caliente con tanta atención.

Finalmente decidí invitarla al teatro como había prometido.

♦ ♦ ♦

Al asegurarme de que era un receso en la Cámara de los Lores, fui a buscar al Vizconde Castley. Lo encontré relajándose en el jardín; se sentó cuando me vio. Comprobando de que no hubiera nadie más alrededor, saqué el volante.

—Hola General, ¿también está descansando? —preguntó el Vizconde. Parecía soñoliento. Sonreí y dije:

—Quería invitar a la Señorita Fredericka al teatro. ¿Está bien?

El Vizconde Castley que se había convertido en un amigo, me contaba muchas cosas sobre la Señorita Fredericka. La comida que le gusta, qué hacía a diario, sus accidentes de la infancia. No podía evitar sonreír al pensar en escuchar esos adorables episodios. Sería irrazonable invitar a la Señorita Fredericka sin el consentimiento de su padre. Sería como una traición.

Pero la posición de Fredericka es muy inestable. Aunque ya no estaba comprometida con el heredero del Duque Cajés, para ella, aparecer en la sociedad con un hombre mucho mayor que no era su prometido; estimularía otra oleada de rumores sobre ella.

Si su padre no aceptaba, volvería a preguntarle en otra ocasión.

El Vizconde se masajeó la barbilla mientras me miraba. Este era su hábito cuando estaba pensando.

—Bueno, solo necesitamos hacer algo llamativo. Encontrémonos en la cafetería para almorzar. Dile a Nicolo que no se moleste en reservar una mesa para nosotros. Será mejor tener a gente alrededor. Tengo algo que decir. ¿Estás de acuerdo?

¿Estar de acuerdo? ¿Por qué no estaría de acuerdo?

Sin esperar mi respuesta, el Vizconde se levantó para marcharse. Antes de regresar a las salas, preguntó:

— ¿Qué obra? ¿Has comprado las entradas?

—Sí, compré entradas para pasado mañana por la noche. La obra es “Noche bajo la luz de la luna en la hierba”.

La obra parecía ser una historia de amor y la luz de la luna en la hierba brillaba en la oscuridad entre los dos amantes.

El Vizconde asintió y regresó rápidamente a las habitaciones.

Permanecí ahí un rato, respirando profundamente, aliviado de que el vizconde no me rechazara por completo. Regresé a mi oficina.

♦ ♦ ♦

—Oh, estoy en problemas —dijo el Vizconde con la cabeza en sus manos. Había una taza de té a su lado. Acabábamos de terminar nuestro almuerzo. La cafetería estaba llena.

— ¿Qué ha sucedido? O, ¿hay algo difícil en la agenda de la Cámara?

—No, le había prometido a mi hija que la llevaría a ver una obra de teatro, pero lo olvidé y ahora tengo una reunión de negocios importante para esa misma noche.

¿De qué estaba hablando? ¿Le había prometido a Fredericka llevarla a una obra también?

— ¿Qué obra? —pregunté.

—La popular; Noche bajo la luz de la luna en la hierba. He comprado las entradas. Mi hija realmente quiere ir. ¿Qué hago?

¿Es este un pequeño espectáculo para el beneficio de los demás?

—Eso es desafortunado, ¿no? —respondí — ¿Qué hay de su esposa?

—Mi esposa me acompañará a la reunión. Me siento mal; la reputación de mi hija es mala, tendrá que ir sola al teatro —dijo el Vizconde encogiéndose de hombros.

No miró abiertamente, pero pude sentirlo ardiendo en los bordes de sus ojos,

—Supongo.

Me tragué la ira mientras bebía mi té negro.

—Oh, ¿General puedo pedirle un favor?

¡Ahí viene!

Me pregunto cómo debería estar de acuerdo con esto.

—No voy a fallar a la reputación de la Señorita Fredericka. La cuidaré muy bien.

Me incliné ante el Vizconde.

¿Esto significa que las probabilidades son buenas?


Notas:

[1] Palco: Habitación independiente a modo de balcón, con varios asientos, que hay en teatros y en otros espectáculos.

11 respuestas a “Cenicienta – Capítulo 15: Volker: Noche bajo la luz de la luna en la hierba”

  1. Claramente el padre no tan solo es bueno en los negocios, sino que también es un gran casamentero, jajaja que risa cuando se terminen casando, ambos pensarán ¿cómo agarré tanto vuelo? jajaja ♥♥♥

  2. Enserio que buen espectaculo y fachada hizo el padre ni yo lo esperaba xD lo mejor fue que el general le siguió la corriente sin problemas ….. huy ese palco ya me imagino porque lo pidio 😉

  3. Ju ju ju q agradable padre 😀😀 y me gusta q el general es bastante bueno para seguir el juego 😍😍😍
    Gracias por la droga 😆😆😆

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