Herscherik – Vol. 3 – Capítulo 5: Profesor Shiro, Historia y Magia

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


El campo de pruebas, donde se había producido el accidente, había sido reconstruido, con sus barreras replegadas. En el centro había un par de siluetas con bastante diferencia de altura, enfrentadas entre sí. Una de las siluetas pertenecía al joven príncipe Herscherik, y la otra era el tutor mágico del príncipe asignado por la Iglesia: un joven lo suficientemente guapo como para ser confundido con una mujer seductora, al que el príncipe llamaba Shiro.

Shiro materializó una bola de fuego sobre su mano, haciéndola bailar en el aire antes de desvanecerla en la nada. Se trataba de un simple hechizo de ataque. 

—Quiero ver de qué eres capaz. Hazlo. 

—¡Sí, señor! Definitivamente, ¡no puedo hacerlo! —Herscherik levantó la mano, respondiendo con una enérgica sonrisa. 

Mientras tanto, Shiro frunció las cejas como si hubiera mordido un limón agrio, dispuesto a soltar unas cuantas maldiciones. A estas alturas, Herscherik se había acostumbrado a la magnífica mirada de muerte, aunque al principio le había puesto nervioso. 

—¿No puedes…? Aunque no se te dé bien, al menos deberías poder hacer esto. ¿O no puedes usar la magia en absoluto? —interrogó Shiro. 

—Yo… técnicamente he lanzado un hechizo antes… —Herscherik se rascó la mejilla. No tengo nada de magia, y sólo puedo lanzar hechizos que se puedan realizar con Magia Flotante… Supongo que no tengo que ocultar eso. Herscherik llegó a la conclusión de que no tener magia no acabaría siendo una desventaja crítica—. Pero no tengo magia interior.

Shiro miró al príncipe como si fuera un animal en peligro de extinción. 

—¿No tienes nada?

Herscherik había oído que las personas sin magia eran extremadamente raras: una por nación, más o menos. Comprendió por qué Shiro se sorprendió. 

—Sí. Pero pude usar un poco de magia gracias a esto. —En ese momento, Herscherik sacó el reloj de bolsillo de plata—. Este reloj puede recoger Magia Flotante para que yo lance hechizos… aunque sólo los más simples. —Lo mejor que podía hacer era crear una tenue bola de luz, encender una llama del tamaño de la punta de un dedo, o generar una taza de agua.

—Ya veo, —murmuró Shiro para sí mismo—. Por eso… —No tenías miedo de mis poderes. Aceptar la Magia Flotante no era nada extraño para Herscherik. Además, su desconocimiento de la magia en general le había permitido aceptar a Shiro con facilidad. Decepcionado por esta constatación, Shiro sacudió la cabeza. ¿Qué esperaba de este chico…?

—¿Qué ocurre, señor Shiro? ¿No se siente bien?

Shiro desestimó la preocupación de Herscherik, señalando el reloj de bolsillo. 

—Déjame ver.

Herscherik dudó un momento antes de acariciar el reloj una vez con cuidado y entregárselo.

Shiro cogió el reloj y lo observó detenidamente. Era un reloj de bolsillo de plata, antiguo pero diseñado con buen gusto… En cualquier caso, según la valoración de un profano. Entonces, los ojos de Shiro se abrieron de par en par al notar un detalle específico.

—¿Una reliquia antigua…? —Se obligó a no sacar conclusiones precipitadas y entrecerró sus ojos ambarinos para examinar el reloj con más detenimiento. Tal y como había sospechado, las detalladas decoraciones del reloj estaban compuestas en realidad por complejas fórmulas que Shiro no había visto antes. Es más, estaban escritas para encajar unas con otras. La mayoría de la gente no vería más que un reloj de bolsillo corriente, pero aquellos que tuvieran los conocimientos adecuados comprenderían el verdadero valor que tenía el reloj: suficiente para que un hombre viviera tres vidas con lujo.

—¿Una reliquia antigua? —preguntó Herscherik.

—¿Has estudiado historia?

Herscherik asintió. 

Había tres periodos de historia registrados en este mundo, excluyendo el que estaban viviendo actualmente. El anterior al actual se llamaba la Era del Nuevo Amanecer, cuando todo el mundo estaba unido y la gente vivía en una pacífica prosperidad. Al principio de la Era del Nuevo Amanecer, el mundo estaba dividido en numerosas naciones de diversos tamaños, todas enredadas en guerras. Entonces, un héroe de nacimiento y origen desconocidos puso fin a las guerras aparentemente eternas. Este héroe estabilizó por sí solo las naciones del mundo y trajo una paz duradera, como un nuevo amanecer que se levanta tras una interminable noche oscura. El héroe fue celebrado posteriormente como un santo, y las leyendas cuentan que se unió a los dioses tras su muerte.

Sin embargo, había pasado mucho tiempo desde entonces, y en la época de Herscherik el mundo volvió a estar dividido por las luchas.

La era anterior al Nuevo Amanecer se denominó la Era en Blanco, de la que no existían registros. Las teorías que se habían desarrollado para explicar esto iban desde un simple desastre natural hasta que los dioses literalmente habían rehecho el mundo de alguna manera. En cualquier caso, nadie sabía nada de ese espacio vacío en la línea de tiempo de la historia de este mundo.

Antes de esa época existía la Era Antigua, la más antigua de la historia conocida. Se decía que la Época Antigua estaba repleta de tecnología mágica que supera a la actual, y que había durado decenas de miles de años. No se había descubierto ninguna historia más antigua. Sin embargo, todas las civilizaciones de la Antigüedad acabaron colapsando, y sus tecnologías se perdieron con ellas.

—Si esto pertenece a la Era Antigua, no me sorprende que pueda convertir la Magia Flotante —declaró Shiro.

Los documentos históricos de la época hablaban de artefactos mágicos que permitían viajes espontáneos de largo alcance, vehículos que volaban como un pájaro en el cielo, así como objetos repletos de una biblioteca de conocimientos. Estas cosas habrían sido tachadas de cuentos de hadas, si no fuera porque los objetos históricos se remontan sin duda a la Edad Antigua. 

Las fórmulas del reloj eran mucho más intrincadas y complejas que cualquier cosa vista en la actualidad. Era extremadamente raro ver una reliquia funcional: objetos como éste estaban siendo restaurados e investigados en varias naciones mientras hablaban. Lo que se aprendía de estas reliquias solía contribuir en gran medida al ejército de una nación.

Los historiadores debatían sin cesar por qué una civilización tan poderosa había llegado a su fin y por qué existía la Era en Blanco. Herscherik había leído libros de historia en el pasado, pero no le parecía una información que necesitara en ese momento, así que se limitó a hojearlos sin prestar atención a ningún detalle. Dejando de lado la historia de las tres Eras y las reliquias, a Herscherik le preocupaba “la conversión de la Magia Flotante”. Si el reloj era realmente una reliquia de la Era Antigua, parecía que la conversión de la Magia Flotante era realmente una habilidad bastante rara.

—Espera —dijo Herscherik—. ¿No es normal tomar la Magia Flotante?

—Yo no diría eso.

—Uh… Realmente. —Herscherik acarició el reloj de bolsillo una vez que se lo devolvieron. No sabía qué hacer, ahora que sabía que era extremadamente valioso—. Tal vez debería darle el reloj al sector de Investigación… —El reloj tenía un valor insondable por el simple hecho de ser una reliquia funcional de los Antiguos. Herscherik no sabía por qué el Conde Luzeria había estado en posesión de tal cosa, o si había comprendido su valor. De hecho, Herscherik ni siquiera estaba seguro de si debía conservarlo.

Sin embargo, no quiero renunciar a él… Para Herscherik no era sólo un reloj. Significaba algo para él.

Al ver que Herscherik se alteraba visiblemente, Shiro respondió a su pregunta. 

—Nadie resolvería su misterio si lo entregaras a Investigación. Acabaría en un museo, como la mayoría de las reliquias de los Antiguos. No importará mucho si lo conservas.

Herscherik lo pensó. 

—¡Está bien! —dijo, alegremente—. ¡Gracias, Shiro!

Shiro miró hacia el otro lado, y se aclaró la garganta. 

—¿Y ahora qué?

—¿Ahora…? —repitió Herscherik, mientras se guardaba el reloj en el bolsillo.

—He venido a enseñarte magia. ¿De qué sirve si no puedes usarla?

—Entonces… —Herscherik contempló—. ¿Podrías enseñarme sobre la magia? Por favor. 

Herscherik no había aprendido nada sobre el arte después de descubrir que carecía de Magia Interior durante su primera lección. Había leído algunos libros de magia mientras aprendía a leer, pero ninguno de los contenidos se le quedó grabado. Además, Herscherik había decidido que no debía cortar el contacto con Shiro, quien era un enlace con la Iglesia -aunque no estaba claro si estaba realmente involucrado en el tráfico de drogas, en el incidente del campo de pruebas o en todo lo que pudiera ocurrir después-. Aunque, a decir verdad, no estaba dispuesto a dejar de lado a su tutor mágico, que le recordaba al gato blanco Shiro.

Shiro suspiró ante la petición sonriente de Herscherik. 

—De acuerdo…

Habían pasado dos meses desde que Herscherik empezó a recibir clases de magia de Shiro. Dos veces por semana, Herscherik aprendía los fundamentos de la magia, así como su historia.

—La magia está separada en ramas, y se ven muy afectadas por la afinidad natural del Hechicero… —Herscherik se dijo a sí mismo, mientras repasaba en su cuaderno lo aprendido hasta el momento.

La magia se dividía en tres ramas principales: Elemental, Divina y de Manipulación. La rama más común era la Elemental, también llamada hechizos de Conversión, que convierte la Magia bruta en elementos como el fuego, el agua, la luz e incluso las barreras. Dado que el lanzador transformaba su propia magia en el elemento deseado, a todos les resultaba más fácil utilizar algunos elementos que otros, lo que significaba que la eficacia de un hechizo variaba según la persona.

—Así es, —dijo Shiro—. Con inspiración y entrenamiento, un Hechicero puede realmente combinar múltiples elementos. Por ejemplo… —Shiro explicó cómo el hechizo que había utilizado para atrapar aquella bola de fuego fallida en el campo de pruebas era una combinación de hechizos de agua y barrera. Había contenido la bola de fuego con agua, y luego había evitado que afectará a su entorno con una barrera hasta que se extinguió.

—¿No podría haber hecho lo mismo sólo con una barrera? Si corto el flujo de aire, debería haber apagado el fuego en el interior. —El fuego no puede arder sin oxígeno, después de todo.

Era una observación natural para Herscherik, pero la pregunta provocó una mirada de sorpresa en Shiro. No era algo que esperara que preguntara un niño que ni siquiera había empezado a asistir a la academia. 

—Los fuegos naturales, o los causados por la llama mágica, no pueden arder sin aire, pero como las llamas mágicas están alimentadas por magia pura, el flujo de aire no importa. Esa bola de fuego habría seguido ardiendo mientras hubiera magia para alimentarla. Habría sido inútil y me habría llevado mucho tiempo mantener una barrera mientras espero a que se agote la magia de todos los lanzadores.

—Ya veo… —Herscherik observó que, para empezar, los elementos mágicos eran completamente distintos a los naturales—. ¿La magia nunca utiliza cosas que ya existen en la naturaleza, como el agua o el aire? —Este era un tema común en las obras de fantasía escritas en el mundo de Ryoko, y se preguntó si el uso de agua normal del grifo, por ejemplo, podría salvar al hechicero de la magia al lanzar un hechizo de agua.

Shiro le devolvió la mirada. 

—Eres un idiota.

—Bueno, eso es desmoralizante —Herscherik hizo un mohín con los labios sin ninguna señal de desmoralización real, lo que era habitual en Herscherik.

Shiro dejó escapar otro suspiro, como había hecho innumerables veces al tratar con su alumno menos que excelente. 

—Las cosas de la naturaleza tienen una cantidad significativa de Magia Flotante en ellas. Eso cuenta como una reserva separada de Magia. ¿Recuerdas lo difícil que era para varios Hechiceros lanzar juntos?

—Entonces, ¿es difícil manejar cualquier tipo de magia que tenga cualidades diferentes a las tuyas?

—Así es. Así que usar cosas de la naturaleza que contienen Magia Flotante es mucho más difícil que convertir tu propia Magia. Además, tendrías que construir una fórmula que tuviera en cuenta los materiales naturales. 

Por eso tu reloj y yo somos los atípicos, añadió Shiro en silencio. 

Incluso después de comprender los poderes de Shiro, la actitud de Herscherik hacia su tutor mágico no había cambiado. Sólo había divagado sobre tonterías como que no quedarse nunca sin Magia era “OP”, fuera lo que fuera que eso significara. Shiro no sabía cómo tomarse la reacción sorprendentemente despreocupada de Herscherik. 

—El objetivo de ese experimento era que cada lanzador se adaptara a la Magia del otro. El objeto permitió que los trillizos lanzaran el hechizo más de tres veces de cada diez. Yo diría que fue un éxito.

El hecho de que los trillizos, que compartían una forma de telepatía y tenían cualidades similares de magia, sólo pudieran lanzar el hechizo un treinta por ciento de las veces con la ayuda del objeto mágico, era una prueba de lo difíciles que eran los hechizos combinados.

—¿Por qué son necesarias las fórmulas para la magia, de todos modos? —preguntó Herscherik—. Nunca he visto que aparezcan cuando se hacen hechizos durante la clase. —No había visto esa cinta de luz alrededor de Shiro desde el accidente en el campo de pruebas.

—Tu pregunta no tiene ningún sentido. Construir una fórmula y recitar un conjuro es simplemente la forma de hacer magia.

—Pero puedes lanzar hechizos más fáciles con sólo un encantamiento. —Herscherik podía usar el hechizo de iluminación sólo con eso y el reloj… no es que Herscherik entendiera totalmente lo que era una fórmula, de todos modos.

—Puedes lanzarlo, pero es mucho menos eficiente. Sin embargo, para los hechizos sencillos, no importa mucho. —Shiro observó a su alumno, quien sólo ladeó la cabeza en señal de confusión—. Nuestra Magia Interior no es ilimitada. Piensa en la Magia como en la resistencia física. Si corres hacia algún lugar en vez de caminar, llegarás más rápido, pero te cansarás más rápido.

—¿Así que gastas más Magia al no usar una fórmula?

—Correcto. También causa más tensión en tu cuerpo y los resultados son menos refinados.

—¿Refinados?

—Un hechizo de bola de fuego lanzado con una fórmula, al contrario que sin ella, dará en el blanco con mayor fiabilidad. Además, una fórmula te permite controlar cosas como la velocidad de disparo, la capacidad de seguimiento, el alcance de la explosión cuando cae… Pero, cuanta más información pongas en la fórmula, más largo será tu conjuro y más magia gastarás.

La confusión de Herscherik sólo había empeorado. 

—Las fórmulas suenan difíciles… De todos modos, no es que sepa utilizarlas. Pero, ¡esas dos cintas de luz flotando alrededor de ti ciertamente eran bonitas! —dijo Herscherik con ojos soñadores, recordando la escena que le había parecido el descenso de un ángel.

A Shiro no le entusiasmó su afirmación. 

—Los simples, puedes procesarlos en tu cabeza. Pero cuando usas hechizos compuestos de ese calibre o hechizos muy refinados, las fórmulas se materializan así.

Por lo tanto, concluyó Herscherik, las fórmulas son cosas brillantes que aparecen cuando los Hechiceros utilizan hechizos complicados. 

—Se materializan. Sí. Materializar. —Con su cerebro repleto más allá de su capacidad en este momento, Herscherik repitió la frase de forma bastante robótica. 

Shiro no le dejaría salirse con la suya. 

—No lo entiendes, ¿verdad? —dijo con la mirada. 

—No lo entiendo. Lo siento.

Shiro se explayó pacientemente. 

—Estoy seguro de que puedes hacer sumas y restas sencillas en tu cabeza, pero es más fácil escribir problemas más complejos, ¿verdad?

Herscherik pensó que las cintas de luz eran como un cuaderno de notas. Empezaba a ser consciente de lo difícil que era aprender magia cuando no podía realizar nada de ella por sí mismo.

—La clave de la magia es construir rápidamente una fórmula refinada o eficiente para lanzar un hechizo eficaz. Todo se reduce a la habilidad del lanzador. Y, como he dicho, un hechizo se ve afectado por la naturaleza de la Magia del lanzador, lo que significa que dos personas que utilicen la misma fórmula no garantizarán los mismos resultados.

Herscherik tomó nota mentalmente de que la magia dependía más del hechicero individual de lo que había pensado. 

—Espera, ¿y los objetos mágicos? —preguntó. Aunque todavía no entendía los efectos de un objeto mágico elemental, pensó que algunos objetos mágicos, como un escáner o algo así, podían ser utilizados por todo el mundo y conseguir los mismos resultados.

—Los objetos mágicos tienen fórmulas incorporadas, de modo que cualquiera que tenga magia puede utilizarlos con un cierto nivel de eficacia. Las farolas, por ejemplo, tienen una fórmula que convierte automáticamente la Magia Flotante. —Shiro continuó explicando que las herramientas utilizadas por la gente corriente se llamaban objetos mágicos, mientras que las herramientas que los Hechiceros utilizaban para ayudarles en su magia se llamaban dispositivos mágicos. Añadió que, dependiendo de su tamaño y propósito, un objeto mágico podía ser tan grande como un arma militar o un edificio entero.

Aunque la conversación se había desviado considerablemente de la magia elemental, Herscherik seguía ahora el ritmo. 

—Entonces, tenemos la Divina y la de Manipulación… Creo que entiendo la magia Divina.

La magia divina incluía hechizos de curación y purificación. Los hechizos de curación tratan las dolencias del cuerpo, mientras que los de purificación destruyen a los muertos vivientes -un fenómeno en el que la magia se acumulaba en los cadáveres de los animales para hacerlos moverse- o exorcizaban las almas de los muertos que albergaban rencores y se quedaban en este mundo para convertirse en un espíritu maligno. 

El uso de la magia divina requería características particulares como las de Hoenir. Dado que no muchos nacían con ese tipo de Magia Interior, eran pocos los que podían blandir hechizos Divinos. Sin embargo, también había médicos no mágicos y el estudio de la medicina en este mundo, lo que evitaba que los Hechiceros sanadores fueran completamente indispensables.

Me alegro de ello, pensó Herscherik. Si la magia curativa tuviera tanta importancia, entonces la Iglesia que monopolizaba la magia divina obtendría un poder absoluto sobre las vidas de todos en este mundo. 

—Eso nos deja con la magia de Manipulación. Ataques psicológicos, control mental… Esto da un poco de miedo —comentó Herscherik mientras repasaba sus notas sobre el tema.

La manipulación era una rama de la magia en la que el lanzador controlaba directamente la magia interior. Los hechizos de este tipo podían atacar o controlar la mente de otros -hechizos de titiritero y maldiciones-. Este tipo de hechizos atacan, destruyen o controlan la mente del enemigo con la magia. Los hechizos titiriteros, a diferencia de la purificación, imbuyen magia en cadáveres u objetos inanimados para controlarlos a voluntad del lanzador, y las maldiciones eran justo lo que Herscherik esperaba: hechizos que controlaban las acciones, la mente o la vida del lanzador o del objetivo a través de medios como palabras, talismanes o incluso contratos. La rama de la magia perfecta para las travesuras y el caos.

—Piénsalo al revés. Un hechizo mental puede ser un ataque terrorífico, pero imagina a alguien con un trauma mental grave, por ejemplo. Si usas un hechizo mental para ayudarles a superar eso, ¿no les has ayudado? Además, el titiritero controla algo que ya no está, o nunca estuvo, vivo. Uno podría enviar esos cadáveres u objetos animados a lugares peligrosos, minimizando las bajas humanas. El mismo principio para hipnosis categorizados bajo maldiciones.

Herscherik asintió. 

—Todo está en la intención del lanzador. —Al igual que una espada no convertía a un asesino, el uso de la magia de manipulación no significaba que el lanzador fuera nefasto en ningún sentido.

Shiro estuvo de acuerdo y añadió—: La magia de manipulación se vuelve drásticamente más difícil cuando se trata de otra fuente de magia. Son difíciles de manejar y es fácil fallar en ellas. Por no mencionar que requieren fórmulas intrincadas y mucha magia. 

El porcentaje de éxito de los hechizos mentales dependía en gran medida de la magia y el estado mental del objetivo. Lanzar un hechizo titiritero sobre algo que ya tenía magia era mucho más difícil y requería una gran cantidad de poder. Las maldiciones simplemente no lograban mucho beneficio por el dinero. En comparación con otras ramas, la magia de Manipulación era sin duda la más difícil de utilizar con eficacia. 

—Además, cualquier lugar importante del país, como todo el castillo y los cuarteles exteriores en los que estamos, estarán cubiertos de barreras para evitar la magia de Manipulación. No te preocupes.

Eso fue un alivio para Herscherik. Sólo se preguntaba cómo haría si su padre o sus hermanos fueran controlados por un Hechicero hostil. Además, según Shiro, la realeza era menos susceptible a la magia de Manipulación, ya que tenía más Magia Interior que la mayoría. Y si existiera un hechizo tan poderoso, Barbosse lo habría utilizado. Pero entonces, Herscherik se dio cuenta de que Barbosse manipulaba a su padre como una marioneta incluso sin magia. Apretó el puño bajo el escritorio. Tenía que actuar rápido, antes de que su país estuviera totalmente condenado.

—Hemos terminado por hoy, —dijo Shiro, mientras empezaba a borrar la pizarra. Su comportamiento no había cambiado en absoluto en los últimos dos meses, mostrando siempre una expresión malhumorada. A pesar de su actitud, siempre había sido puntual.

Herscherik notó que Shiro estaba un poco menos malhumorado cuando hablaba de magia. 

—Se nota que te gusta mucho este tema, señor Shiro.

—¿Eh? —Shiro frunció el ceño, quitándose la tiza de la ropa. Miró a Herscherik como si el príncipe fuera un animalito extraño que nunca había visto—. ¿De qué estás hablando? —Frunció el ceño. 

Herscherik empezaba a reconocer cuando Shiro enmascaraba sus emociones positivas. 

—No frunces el ceño cuando hablas de magia —señaló entre sus propias cejas.

Shiro se cubrió por reflejo la frente y miró con más intensidad al príncipe. 

—Es todo lo que tengo… —Le habían llamado monstruo, le habían abandonado sus padres, todo por los poderes con los que había nacido—. Pero sin el, nunca lo habría conocido… —Shiro murmuró en voz alta sin darse cuenta.

—¿Te refieres al arzobispo Hoenir? —La reacción de Herscherik se encontró con otra mirada de Shiro, pero no le dio importancia—. Tú también debes tenerle mucho cariño.

—Hmph… —Shiro no negó el comentario, sino que se limitó a mirar hacia otro lado, con las orejas ligeramente enrojecidas—. El maestro Hoenir es la única razón por la que estoy vivo y he podido estudiar magia. Eso es todo. 

A pesar del intento de Shiro de sonar arrogante, Herscherik percibió mucho peso detrás del comentario. Justo cuando estaba a punto de pedirle a Shiro que se explayara, oyeron que llamaban a la puerta. Herscherik abrió la puerta para que Kuro entrara en la habitación. 

—Príncipe Hersche. Su próxima cita es urgente. 

—¿Qué era, de nuevo? 

—Con las hijas del marqués Barbosse —respondió Kuro, manteniendo una máscara perfecta. Sólo estaba haciendo el impecable acto de mayordomo porque Shiro estaba ahí; si hubieran estado solos, Kuro habría mostrado su gran exasperación. 

—¡Bien! —Herscherik se apresuró a limpiar el escritorio de sus notas. Efectivamente, había concertado una cita para ver a las hermanas Barbosse por la tarde. Ya era más de mediodía. 

—Entonces, me voy. 

—¡Oh, espere, señor Shiro! —Herscherik llamó—. ¿Le gustaría tener una cita conmigo?

La torneada ceja de Shiro se levantó.

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