Te equivocaste de casa, villano – Capítulo 24: Festival de medianoche, una noche emocionante con el villano (2)

Traducido por Schrodinger

Editado por Hime


Lakis levantó la cabeza ante la llamada de Yuri. Tampoco se había olvidado de manejar la expresión feroz en su rostro antes de volverse hacia la persona detrás suyo. En un abrir y cerrar de ojos, miró a Yuri con una expresión dócil.

—Sé que esto puede sonar realmente extraño pero…

Ella lo miró directamente y habló sin rodeos.

—¿Puedo tomar su mano una vez más?

Lakis se sorprendió en ese momento y vio a Yuri con una expresión dudosa de haber oído bien.

Por un breve momento, ella consideró decirle que en el Este era costumbre saludar a la gente con un apretón de manos. Pero por alguna razón, pensó que Lakis no lo creería, y anticipó que eso solo empeoraría su estado de ánimo, así que desechó la idea mientras tomaba la delantera. Y simplemente habló con honestidad.

—No creo que pueda dormir si no tomo la mano del señor Lakis en este momento.

En ese momento, la expresión del rubio se volvió extraña. En su cabeza, el insecto levantaba un alboroto y gritaba de alegría.

Yuri esperaba una respuesta positiva de parte de Lakis. Si él se negaba, no le importaba mostrarse desvergonzada y buscar la oportunidad de tomar su mano. En otras palabras, esto no significaba mucho para Yuri.

Lakis la miró fijamente por un rato, luciendo un poco preocupado. Pronto, sus ojos se enfriaron ligeramente. En su mente, rebobinaba los últimos eventos.

Cada vez que tocaba su mano, Yuri reaccionaba de forma anormal.

No, aparentemente no era solo tomarse de la mano lo que provocaba esa reacción en ella. Lo mismo había sucedido la cara la última vez, cuando él tocó su rostro.

«¿¡Qué estás haciendo, Lakis!? ¡Asiente ya! ¡De prisa! ¡Ah, date prisa…!»

El preocupado insecto fastidiaba al ex rey del inframundo.

Yuri también lo miraba y esperaba una respuesta. Afortunadamente para ella, cuando él finalmente abrió la boca para hablar, las palabras que salieron fueron permisivas.

—Si es brevemente.

Una voz levemente ronca le rascó los tímpanos. Poco después, Lakis extendió lentamente su mano hacia ella.

Él había aceptado la extraña solicitud de Yuri sin siquiera preguntar por sus motivos. Una parte de él quería comprobar exactamente lo que había sucedido al tocarla, pero honestamente, otro deseo procedió a su curiosidad.

Al ver que Lakis le hacía un gesto para que saliera de su lugar en el sofá, Yuri se acercó como si estuviera poseída. Tal vez fue porque las luces se atenuaron a propósito por el bien de Lakis, pero la sala de estar sutilmente iluminada, tenía una atmósfera inusual.

Se dio cuenta de que el cabello de Lakis estaba mojado por el baño que había tomado no hacía mucho tiempo. Pensar que un paciente con una herida tan grande se iba a duchar solo… Ninguna persona normal lo intentaría. A ese ritmo, sólo debía darle una semana y pronto podría estar volando.

Justo antes de llegar a él, Yuri se detuvo un momento y respiró hondo. Luego puso su mano sobre la palma extendida de Lakis.

Al instante, la misma calidez de antes se vertió en ella. Su corazón vacío se calentó y llenó de felicidad. Se sentía… Tan bien.

Como la primavera en una tierra árida, el rostro desierto de Yuri adquirió un color rosáceo. Queriendo acercarse a la fuente como antes, entrelazó los dedos con la mano que sostenía. Una energía más intensa la inundó desde la palma apretada contra la suya. Su cuerpo lentamente comenzó a perder fuerza a medida que se sumergía en la felicidad eufórica.

Lakis captó reflexivamente el cuerpo vacilante de Yuri.

En su estado de confusión, ella sintió que algo la sostenía y se inclinó cómodamente hacia él. Su cuerpo se asentó como si hubiera sido absorbido por el abrazo de Lakis.

Su largo y negro cabello le caía a Lakis sobre el hombro como una cascada. El aliento que golpeaba su cuello y oído le picaba, lo que lo puso rígido. Yuri no percibió la posición en la que estaban, pero antes de darse cuenta, estaba sentada y completamente apoyada en el regazo del rubio.

Lakis acababa de extender la mano para apoyar a Yuri que se tambaleaba, pero ahora, estaba congelado por la impactante situación.

Innumerables mujeres sin miedo habían intentado aferrarse a él así en Carnot. Por supuesto, nunca hubo ninguna que tuviera éxito. Porque en todas esas ocasiones, Lakis se deshizo de ellas sin piedad. Pero ahora, no podía hacer nada con la persona en sus brazos y estaba congelado como una roca.

Había un olor dulce persistiendo en la punta de su nariz. Una temperatura cálida se filtró en él desde donde sus cuerpos se tocaban. En ese momento, incluso se olvidó del dolor provocado por Yuri presionando su herida.

Lakis se sintió mareado por el olor de su piel y apretó los dedos entrelazados con más fuerza. Tenía la boca seca. Su mano en el aire finalmente cayó para tocar su cálido cuerpo. Y la respiración en su cuello le provocó escalofríos.

Entonces, Lakis sospechó.

—¿Señorita Yuri?

Sus labios se separaron después de una breve vacilación y aquel nombre finalmente salió de su boca por primera vez. Pero todo lo que escuchó fue un gemido somnoliento y el sonido superficial de la respiración a su lado; apenas podía llamarlo una respuesta.

Al principio, no tenía la compostura para pensar, pero cuando sus sentidos regresaron lentamente, se dio cuenta de que había algo extraño en esta situación. Poco después de que él tomara su mano, Yuri había tropezado como si perdiera el equilibrio. Entonces ella cayó en sus brazos y su respiración se volvió inestable. Por supuesto, incluso cuando frotó la cara contra su mano la última vez, sintió que había algo extraño pero…

“Insecto. No hiciste nada extraño, ¿verdad?”

Lakis preguntó bruscamente con voz llena de sospecha, pero no obtuvo respuesta.

—Señorita Yuri. Por favor, espera.

Lakis sintió que no podía dejar que eso continuara, así que trató de desatar sus manos y apartar a Yuri. Pero al sentirlo, ella tomó su mano aún más fuerte. Las yemas de los dedos del rubio se retorcieron, pero todavía no podía deshacerse de Yuri.

Ella estaba llena de emoción, como si su mundo monocromático se hubiera vuelto colorido en un instante. Pero fue extraño. El hecho de que se sintiera tan feliz que podría llorar, era extraño.

Como la última vez, el anhelo y el placer se estrellaban contra su pecho como una ola y no podía contenerse. Pero si la emoción de ese momento podía describirse como “casi llorar”, esta vez, esos sentimientos realmente se convirtieron en lágrimas y se derramaron.

En el momento en que una se deslizó lentamente por su mejilla, Lakis notó la humedad en sus hombros. Su cuerpo tembló levemente, por una razón diferente a la anterior.

Después de un rato, Lakis, rígida pero suavemente, levantó su brazo de la cintura de Yuri. Su mano se movió lentamente, con una vacilación a la que no estaba acostumbrado. Luego le tocó la cara como la última vez.

Su mano en movimiento le tocó la mejilla húmeda, como si la acariciara suavemente, luego pronto se movió para levantarle la barbilla. Guiado por su mano, Yuri inconscientemente  quitó la quijada de los hombros de Lakis.

Y finalmente, sus miradas se encontraron.

Los claros ojos azules de Lakis se detuvieron en su camino mientras miraba a los otros llenos de lágrimas.

Cuando ambos rostros estuvieron muy cerca el uno del otro, Yuri de repente recobró el sentido. Y después de eso, una ola de agitación se extendió por sus mejillas. Honestamente, una vez tomada la mano de Lakis, había olvidado su existencia. Pero tan pronto como sus ojos se encontraron y ella regresó a la realidad, comenzó a sentirse avergonzada por esa situación. Además, incluso había llorado frente a otra persona.

Eso no habría sucedido si no hubiera tomado de la mano a Lakis en primer lugar, y tampoco hubiese sentido esa emoción.

En ese momento, las lágrimas cayeron nuevamente de sus ojos. Esta vez, no tuvo oportunidad de evitarlo ya que las gotas que caían le humedecían el pecho al rubio. Al instante, Yuri apartó la mano de Lakis, como si tratara de apartarlo a la fuerza. Luego saltó de sus rodillas.

Aún congelada, la mirada del chico siguió su movimiento y la miró.

Tan pronto como el calor en su mano desapareció, las olas de emoción desbordante dentro de ella se esfumaron sin dejar rastro. Incluso su corazón, que estaba enredado en el caos, se detuvo rápidamente.

La breve magia terminó pronto.

Yuri tragó saliva antes de abrir levemente la boca.

—Gracias.

Afortunadamente, la voz que salió de su boca era lo suficientemente aburrida como para que estuviera familiarizada con ella.

—Gracias a ti, he comprobado por qué tenía curiosidad.

Y también su rostro.

—Entonces, iré a mi habitación ahora. Por favor, descanse un poco también, señor Lakis.

Después de hablar como si le estuviera notificando, Yuri se dio la vuelta sin perder ni un segundo y se alejó.

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